Hemos pasado el fin de semana de ejercicios espirituales. La situación de la literatura en castellano es tan preocupante que debemos poner todos los medios para conseguir su salvación.
Estanislao, el tío carnal de Daphne, perteneció a Acción Católica y nos ha contado que en aquel grupo religioso llegaron a la conclusión de que para salvar el mundo –que estaba y está lleno de pecadores- no bastaba con rezar y hacer apostolado. Los valientes y abnegados jóvenes que integraban aquella organización además se mortificaban y ofrecían a dios el dolor y el sufrimiento obtenido para que a cambio redimiera de sus pecados a la humanidad.
El tío Estanislao tenía debilidad por el cilicio: faja o cinturón de cerdas o puntas de hierro que se ciñe al cuerpo como mortificación. Le gustaba ajustárselo al muslo y de ese modo, con cada paso, salvaba un pecador del fuego eterno. Tomando ejemplo del tío Estanislao nos hemos aplicado un doloroso cilicio literario durante todo el fin de semana. Hubieramos preferido las puntas de hierro. Sin pausa para respirar, ni tan siquiera para vomitar, nos hemos leido los dos libros de poemas de Ale-Alejandro Zambra (Bahía Inútil. Ediciones Stratis, 1998 y Mudanza. Quid Ediciones, 2003; Ediciones Tácitas, 2008) y las primeras novelas de Patricio Pron (Formas de morir. Universidad nacional de Rosario, 1998 y Nadadores muertos. Editorial Municipalidad de Rosario, 2001). Para terminar hemos leído 5 veces seguidas toda la poesía completa (esperamos) de Manuel Vilas. Las “novelas” de Vilas nos dieron mucho miedo, no nos atrevimos. Su lectura podía causar daños irreversibles en nuestra salud (la física, la otra ya no tiene remedio) y las dejamos para el momento –que esperamos nunca llegue- en que el estado de la literatura sea terminal y el sacrifico que se necesite hacer para devolverla a la vida sea ímprobo.
-Margaret, te vas por las ramas. Hoy tocaba recomendar lecturas.
-Es verdad, Samantha. Solo quería contar lo que hacemos fuera del cuartel. Que nadie piense que nos relajamos un solo minuto.
Nuestros amigos, hoy, nos recomiendan:
1.- Flavia Company, escritora, periodista y traductora, que acaba de publicar en Lumen La Isla de la Ultima Verdad, nos sugiere:
–La delicadeza, de David Foenkinos (Seix Barral, 2011) (Trad. de Isabel González-Gallarza): “una novela que construye con gran pericia un ambiente y cuyos personajes crecen a medida que la historia avanza. Una historia de amor que trasciende el sentimiento y la aventura para dar cuenta de las muchas maneras existentes de encontrarle sentido a la vida. Relacionaría su estilo con las películas de Mike Leigh, en donde tan bien se combinan tragedia y comedia, profundidad y ligereza”.
–Jo confesso, de Jaume Cabré (Destino, 2011): “un monumento literario de un autor que ha conseguido, con esta novela, una especie de summa literaria, una catedral llena de luz en la que, nada más entrar, el lector se siente sobrecogido, conquistado. De una fuerza narrativa apabullante”.
2.- Miguel Lázaro de Cabaret Voltaire ha disfrutado con:
–La Folie Baudelaire, de Roberto Calasso. (Anagrama 2011) (Trad. de Edgardo Dobry): “las estrechas y especiales relaciones entre pintura y literatura en el París de la segunda mitad del XIX. Personajes irrepetibles, como la prosa de Calasso”.
–Rue de l’Odéon, de Adrienne Monnier. (Gallo Nero, 2011) (Trad. de Julia Osuna): “más París y más personajes fascinantes, pero ya entrados en el siglo XX. Un libro que es el testimonio último de una librera y editora Adrienne Monnier, loca de pasión por la literatura, lo que le llevó a participar activamente en la vida intelectual de la época”.
3.- Pilar Adón, escritora y traductora, que ha publicado en Impedimenta El Mes más Cruel, uno de los mejores libros de relatos de los últimos 10 años, nos aconseja:
–Cuentos completos, de Katherine Anne Porter. Debolsillo. (Trad. de Adriana Bo, Toni Hill, Maribel de Juan y Horacio Vázquez Rial): “estoy leyéndolos ahora mismo, y, hasta el momento, el titulado «Él» me parece imprescindible. La dureza de la vida en el Sur de Estados Unidos tratada con una sutileza y una agilidad que desconciertan y, a la vez, amparan. Siempre hay sitio para el agobio, la desazón y, finalmente, una sonrisa tristona”.
–Una locura cotidiana, de Elisabeth Bishop. Lumen 2001. (Trad. de Mauricio Bach). “en mi caso, una relectura. Cada cuento es precioso, y todos juntos una auténtica joya de la palabra justa y la historia demoledora aunque, a la vez, tiernísima. Destacaría «El ama de llaves», que habla del peso y la permanencia de las ataduras emocionales. Nadie se libra de ellas aunque, en principio, estemos deseando desatarnos. La lectura es una delicia”.
4.- Martín Cristal escritor y bloguero, ha disfrutado con:
–Fiebre de guerra, el último libro de cuentos de J. G. Ballard (Berenice, 2008) (Trad. de David Cruz Acevedo y Javier Fernandez): “son catorce relatos, entre los cuales se destacan tres por sus logros formales: “Respuestas a un cuestionario”, “El índice” y “Notas hacia un colapso mental”. Otros cuentos muy buenos por su idea y su prosa son “La historia secreta de la Tercera Guerra Mundial”, el borgeano “Informe sobre una estación espacial no identificada” y el alucinante “Cargamento de sueños”. En todos queda demostrado que, además de haber sido una mente prodigiosa para un género en el que la imaginación es central, Ballard también le aportó a la ciencia ficción un estilo elegante, de gran calidad”.
–Siempre juntos y otros cuentos, antología de Rodrigo Rey Rosa (Almadía, 2008): “abarca los últimos veinte años de labor del guatemalteco que, con refrescante variedad formal, siempre consigue exprimir la gran tensión que late bajo la regularidad de su prosa, tranquila y pausada. Además del cuento del título, son excelentes “Cárcel de árboles”, “Otro zoo”, “La niña que no tuve”, “La prueba”, “Gracia”, “El pagano”, “Hasta cierto punto” y “Vídeo”. El libro cruza el oficio acumulado de años con una buena selección y edición”.
“Como extra: si la pregunta era sólo por libros editados este mismo año, mi respuesta incluiría el que estoy leyendo en este momento: Chronic City, de Jonathan Lethem, (Mondadori 2011) (Trad. de Cruz Rodríguez Juiz)” termina Cristal.
Nota de la Patrulla: la ficha de la editorial Mondadori en internet no hace referencia al traductor de Chronic City. Damos las gracias a Edda por la información.
La traductora de «Chronic City» es Cruz Rodríguez Juiz. Novela que figura entre mis pendientes.
Miss Margaret, le agradezco las recomendaciones. Siempre selecciono alguna.
En breve leeré «Correspondencia» de Flaubert, que comentaban en el post anterior. Por cierto, en la biblioteca descubrí que la editorial El olivo azul también publicó un volumen con esas mismas cartas, titulado «Querida maestra». Pero ante la diferencia de traductores, decidí no arriesgar y me llevé conmigo el de Marbot como recomendabais.
Un saludo.
Muchas gracias, querida Edda. Ya he introducido en el «post» el traductor de «Chronic City».
El libro de «El Olivo Azul» es también muy bueno pero recoge menos cartas para (y de) George Sand porque incluye otras enviadas a Leroyer de Chantepie. En 144 páginas que tiene el volumen de «El Olivo Azul» caben menos cartas, claro.
Un beso
Dejo aquí el enlace por si interesa.
http://www.elolivoazul.es/catalogo/27/_querida_maestra_/
Mil Excusas, pero mi primo Manolo, de nuevo, me ha vuelto a dejar aquí este correo para Ustedes.
Estoy tan entuziazmada por zuz bonitaz palabraz pa conmio, nadie ma llamao doña en la vía, que no me cabe le emosion en el cuerpo, que unaz ceñoras como ustes me den las grasias por miz palabraz, con lo burra que zoy, ez todo un…ijo que digo aquí?…bueno ez que no ze me ocurre que decir, zolo tengo una forma de desirlo: con una copla, que ezo ze me da de mir marvillaz,
¿Que tiene la zambramora que a todas horas, llora que llora por los rincone, ella que ciempre reía y prezumía deque partía los liztones?. Deun querer hiso la prueba y un cariño conosió que la trae y que la lleba por la calle del editó…
Lo editore del colmao la vijilan a dezora porque ce an empeztillado en zaber del querer desgrasiado que embruho a la zambramora…
.
la e cambiao un pelin pa que les guzte, porque laz e leio un poco y argo e entendió de lo que ezcriben, con permizo del cabronsete de mi manolito, que no zuelta la interne ni pa cagá…
de la bobari macuerdo de la pilicula, que trizte que me dehó, la vi con mi difunto, mientra er quería, bueno ya ze acordaran, ustes, de aqelloz años…no como ahora, que es tó, ala , a tener ijos como la preisler uno de cada quie, que digo yo que tampoco ez ezo…pero en fi, no zoy yo nai pa criticar a naide, zolo me queda esperá que llege agozto y aver zi el incerzo noz mete en el mizmo autobu…que yo a benidó no vuervo ni loca, ante muerta…y zi me dehan las novelaz o me laz cuentan, que pa mi ez lo mismo, viniendo de ustes pos na, que estoy como una niña con sapatitoz nueboz…ai la ilucion que me a ezo resibir su rezpuesta- cuidenze musho, por favó, que man caio mu bien, mi zargenta, margare, y yaz laz deho en pá…. que er pezao del niño ya me dize que le devuerva er teclao.. un dia de ezto lo mando a la mili, y luego macuerdo de quelan quitao…ay Dioz mio, que abré echo yo pa mereser ezte caztigo de ijo, y como ven, con laz coma y loz puntoz na da de na. Pero er niño ma puesto argun asento… no ze paqué, Muushos Bezoz de la macu, con toa mi gratitú.
———————————————————————————————————————————–
Soy el Hijo. Como dependo del dinero de mi Madre para que me pague la conexión a( ….), me veo obligado, y no es broma, a enviarles la carta de mi Madre. Perdónenla si se pone muy pesada. Gracias por todo. Manolito.
Querida dña. Macu:
Cuanto me alegran sus cartas. No lo sabe usted bien. Que una se siente rodeada de jovencitos incultos que no saben escribir y no tienen cabeza ni nada que decir. Y usted me reconforta porque en sus cartas hay mucho contenido y se nota que empuñando la pluma hay alguien que piensa. Lo de la Bovary se lo cuento yo con puntos y comas, que me lo sè de memoria. Y si el viaje es largo, le relato también la historia de amor del doctor Zhivago y Lara que, mire usted que curioso, era hija de una costurera como la Sira Quiroga de «El tiempo entre costuras» de María Dueñas. Lo de Zhivago y Lara tiene mucha miga, no se va usted a aburrir. Le adelanto que él está casado con otra a la que quiere mucho. Sí, también. Ya sabe usted: los hombres. Con eso, de momento, le digo todo.
Dígale a su Manolito que el pesado es él. Que yo encantada de conversar epistolarmente con usted.
Reciba un cordial saludo
La sargento Margaret
Pingback: Placeres duros