-Enhorabuena, Pepe. Cuánto me he alegrado por la victoria de Susana.
-¿Paco? ¿Eres tú, Paco? No esperaba tu llamada, la verdad.
-Venga, Pepe. No jodas.
-Hombre, como dijiste que te habías pasado a Podemos.
– Se me calentó la boca, Pepe. Aquella noche nos habíamos tomado muchos cubatas y… Siempre he sido socialista, no seas cabrón.
– Ya, pero como dijiste que Pedro era un mindundi y que nos íbamos a comer los mocos…
– Bueno, ya está bien, cojones. He estado con el partido, a las duras y a las maduras, durante más de 30 años. Aquello fue una broma, ya sabes. Siempre he sido un espíritu crítico e indomable, me gusta pincharos. Pero ha llegado el momento de estar más unidos que nunca. Hay que derrotar a Rajoy. La austeridad está asfixiando al pueblo.
– Y eso de que ibas en las listas de Podemos para la Comunidad de…
– ¡Eso es totalmente falso! Una invención del periodista. Me pienso querellar.
– Ya.
– Oye, Pepe, escúchame: cuenta conmigo si hace falta corregir el texto del programa electoral o dar un toque a los discursos. Ya sabes que estoy a muerte con vosotros. Y me guardas sitio en las primeras filas de los mítines, como antaño.
– Gracias, Paco, gracias. Oye: ¿Qué tal tu novela? ¿Con quién la vas a publicar al fin?
– ¿Sabes qué, Pepe? he decidido volar solo. Ya no necesito de ningún editor, ya tengo experiencia suficiente. Lo mismo me autopublico con Amazon, fíjate.
– Y tu agente… ¿Qué dice Cuca?
– Que la follen. Estoy hasta las pelotas de que todas esas sanguijuelas me la chupen. La sangre, digo. Je, je. A partir de ahora soy mi propia empresa. Mis lectores están deseando leer mi libro, eso es lo que importa.
– Me parece muy bien, Paco. Con un par.
– Oye, Pepe: sólo por curiosidad, ¿conoces tú al nuevo presidente del grupo Planeta?
– ¿Quién?
– Si… este… el que ha sustituido a Lara, el que acaba de fallecer.
– No, ni idea. ¿Se ha muerto Lara?
– Sí, el hijo.
-¿Necesitas algo, Paco?
-No, no, era sólo por curiosidad.
OTRO ASUNTO
(AQUÍ) lo que opinan en The New Yorker sobre la profanación de los restos mortuorios de Cervantes:
«Clearly, Cervantes’s bones are good for business».
En asuntos como este es siempre intesante el análisis mucho más objetivo –dentro de lo que cabe tratándose de un escritor universal- de un medio anglosajón que se publica al otro lado del atlántico.
🙂 Muy bueno.
Genial, la verdad.
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ACTUALIZACIÓN:
Acabamos de añadir al final del «post» un enlace al reciente artículo del The New Yorker sobre la profanación de los restos de Cervantes.
Maggie, no logro acceder a ese enlace pinchando en tu «aquí»: enlace no encontrado, dice
He vuelto a meter el link
Pincha en este por si acaso
http://www.newyorker.com/books/page-turner/the-downside-to-digging-up-cervantes
Gracias, sargento, acabo de leerlo. Si fuera una publicación inglesa, habría dicho aquello de ¡pero qué hijos de la Gran Bretaña son estos hijos de la Gran Bretaña! Pero como solo se trata de una publicación gringa me limitaré a decir: ¡lo imaginaba, estos gringos no se enteran! 🙂
En fin, por razones obvias, me molesta esa alegre mezcolanza de las líneas finales: «Frankly, there is something creepy about bringing Cervantes back from the dead. Disinterring famous people has become a kind of sport in the Hispanic world. Before Cervantes, it happened to Evita, Che Guevara, Federico García Lorca, and Pablo Neruda». ¡Ah, bueno, sí, y que mencionen al chisgarabís de Pérez-Reverte… ¡Mare de Déu, quina paciència cal tenir amb ells!
Personalmente, los huesos de Cervantes me importan infinitamente menos que el que apenas se nos haya pegado nada del sentido del humor del Quijote, seguimos siendo un pueblo solemne, lástima. Como decía un enorme humorista gallego: «El Quijote no tiene precedentes y no tiene consecuentes; es una obra sin padres con los que buscarle parecido y sin hijos en los que se confirme su fisonomía especial. En la literatura española—desde este punto de vista del humor—es un inmenso obelisco en una llanura. Y en la misma producción de Cervantes, es asimismo una excepción. Ni antes ni después volvió a tallar una obra entera en el bloque de gracia del humorismo».
Hanna, me gustaría saber el nombre del humorista gallego. Me ha gustado mucho esa cita.
Muchas gracias Hanna
Pobrecito, te he dejado amplia referencia en tu blog.
Acabo de leerlo y de responderte. Muchísimas gracias por todo Hanna
Yo lo que no entiendo es la mescolanza de ideas que hace Ilan Stabans con respecto del tema.
Yo diría que lo que deja bastante claro es que la España pasada y la presente no le gustan ni un pelo.
Eso mismo es lo que digo yo, y hombre, pa criticar así, a saco, no es necesario esperar a que exhumen los huesos de nadie…
Cierto. No hacía falta esperar a la exhumación del pobre Cervantes para soltarlo.
Lo de Evita fue mucho más que un desenterrar lo ya muerto. Hubo allí momificación y viajes diversos (del cadáver) incluidos algunos desmanes necrológico/sexuales por parte de un oficial del ejército argentino. Lo de Cervantes es un episodio de Heidi al lado de lo ocurrido a la así llamada Abanderada de los Pobres. Hay bibliografía al respecto. Si a alguien le interesa y se anima, no será defraudado, cualquier programa del tipo reality empalidecerá al lado de la historia de esta mujer. Santa Evita es un libro sobre ella del ya fallecido Tomás Eloy Martínez. He aquí un link sobre él.
https://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero48/evaperon.html
Hugo, yo paso, pero gracias de todos modos.
Yo he leído el artículo…pero el libro, nu sé yo…
Creo que con el artículo es suficiente, e incluso es suficiente aunque no se lo lea. Sólo quería señalar las particularidades del caso de Evita. Es como García Márquez, pero sin selva.
Un saludo.
¡Adiante coa ideia, Ferrol, os osos non aproveitan, as verbas, moito! 🙂
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/ferrol/ferrol/2015/03/28/escuchando-cervantes-bano/00031427373916958121497.htm#
A ver si le enchufan de una puta vez al Paco y esto tira pa’lante ¡cojoneh!.
Es casi entrañable la sumisión del cateto snob hacia la crítica que viene del New York Times, pero sobre todo es absurda. En EE.UU. hay un extremo fetichismo por cualquier reliquia y bagatela cultural, sea una colección de sombreros de James Joyce en una biblioteca universitaria o cualquier souvenir que puedan pillar de viaje por el mundo, y especialmente el mundo angloparlante. Cada uno promociona lo suyo.
Vaya. O del New Yorker, en este caso.