LA TRANSICIÓN ¿LAMPEDUSIANA? DEL LIBRO 1 parte

En el mundo del libro estamos viviendo un momento de transición. Esos periodos temporales traen consigo esperanzas de cambio y muchas oportunidades; pero también dudas, incertidumbre, miedo y ansiedad. ¿Van a cerrar todas las librerías tradicionales? ¿Es Amazon el nuevo hombre del saco que viene a robarnos el pan de nuestros hijos? ¿Desaparecerán los libros en papel? ¿Qué va a ocurrir con la crítica literaria en este nuevo escenario?

Muchos de estos asuntos han sido ya tratados en la red. Pero quedan preguntas sin responder. Hemos consultado con los sabios: Silvano Gozzer (Anatomía de la edición), Arantxa Mellado (Actualidad Editorial) y Fernando García (Sin Tinta, El País) han respondido ocho preguntas de la Patrulla . José Antonio Millán (Libros & bitios) ha preferido mandarnos un texto que podrán leer un poco más abajo en este “post”. Impertinentes como somos, hemos llegado a pedir a nuestros expertos de cabecera que adivinen el futuro. Y se han atrevido. Ellos pueden, porque tienen más información que el resto de los mortales.

 [Advertencia: si usted no sabe nada de e-books y edición digital, le recomiendo que deje de leer esto inmediatamente y entre ahora mismo en los blogs de nuestros entendidos. Infórmese, haga los deberes, y luego vuelva aquí.]

Los españoles fracasamos en la transición política de hace treinta años. Nos engañaron y así nos va:

  «Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie».

El gatopardo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa

Esperamos que esta vez, al menos en el mundo del libro, seamos más inteligentes.

Les dejo con las palabras de nuestro admirado y querido José Antonio Millán (Libros & Bitios).  Mañana y sucesivos, las entrevistas.

El abrazo. Juan Genovés 

 

EN UNA MIRADA ATRÁS

José Antonio Millán

Había soñado con un mundo en el que cualquier libro, editado en cualquier momento, pudiera estar disponible en cualquier lugar; en el que se mantuviera la justa retribución de autores y editores, pero abriendo sin cortapisas la difusión de las obras en el dominio público o las que sus autores quisieran legar al futuro. Un mundo en el que los libros fueran arquetipos platónicos que se encarnaran en tiradas, en impresos bajo demanda, en dispositivos dedicados o en aparatos de amplio espectro, bajo la forma más conveniente para el lector. Un mundo en el que los libros se consiguieran en las librerías, llegaran por correo, bajaran del éter a nuestros aparatos, o se retiraran calientes, recién hechos, de distintos establecimientos (empezando por las librerías). Un mundo en el que la cultura fluyera y la tecnología permitiera el diálogo lectores/autor, el de editor/lectores y el de lectores entre sí. Un mundo en el que autores y editores tuvieran, y compartieran, completa información sobre el destino de sus libros. Un mundo en el que se pudieran crear y difundir libros hechos a la medida de una persona o de un colectivo, para sus propósitos particulares. Un mundo en el que la producción editorial de cualquier país en español se difundiera sin fronteras entre los países hispanohablantes, y en el que en general cualquier obra creada en cualquier país pudiera llegar a cualquier parte. Un mundo en el que las propuestas editoriales minoritarias encontraran su nicho. Un mundo en el que los autores pudieran escoger contactar directamente con su público y en el que el público pudiera en ese caso recompensar directamente al autor. Un mundo en el que nuevos agentes de recomendación y filtrado guiaran a un público ávido entre una oferta cada vez más rica.

Había soñado un mundo así, y creí que la digitalización del proceso editorial podría proporcionarlo: la digitalización de las obras, claro, pero también la de los mecanismos que las llevan hasta el público. Por creerlo así, desde el lejano comienzo de mi sitio web me dediqué a explorar esos temas, y por eso desde hace ya once años fui sistematizando mis indagaciones en un blog.

Se habían previsto problemas en ese proceso, claro, y todos y cada uno fueron haciendo su entrada: irrupción de poderosos agentes de fuera del sector editorial español, lenta y escasa adaptación de los operadores locales a una revolución digital ajena, mantenimiento de las fronteras para las obras, barreras a la comunicación de libros entre los lectores, digitalizaciones reprivatizadoras de obras en el dominio público por parte de la Administración, dispositivos que encadenan las obras compradas, nuevos canales cuasimonopolísticos de adquisición y lectura de libros…

Sería injusto no señalar igualmente que mientras tanto se ponían gratuitamente en la Red cientos de miles de obras, que aumentaban los sistemas de contacto entre lectores (mediante clubs de lectura y similares), que algunos autores y editores empezaban a gestionar bien la relación con su público…

Pero el saldo general no me parece satisfactorio, y tampoco me parecen positivas las tendencias que se apuntan, como la destrucción de un sistema que funcionaba, aunque imperfectamente (librerías, ciertas editoriales), para ser sustituidas por el ascenso de conglomerados prácticamente monopolísticos desde el punto de vista empresarial y tecnológico. Puede ser que estemos entre las convulsiones de una época que está alumbrando algo diferente, pero algunos rasgos de este nuevo mundo son más bien para echarnos a temblar.

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4 respuestas a LA TRANSICIÓN ¿LAMPEDUSIANA? DEL LIBRO 1 parte

  1. Jo! Empecé a leerme este blog porque me tronchaba. Pero empezasteis a tocar otros temas (o eso me pareció) y me hicisteis pararme a pensar. Y yo, que todavía no tengo tableta, ni lector digital, ni nada de eso (que ni siquiera uso twitter), me puse a pensar cómo sería el futuro del mundo de libro.

    Y ahora le hacéis esa pregunta a expertos del mundo del libro (digital) y, claro, no estoy yo (nunca lo hubiera pretendido).

    Pero yo me había puesto los deberes a mí mismo y, por la falta de costumbre y lo inabarcable de la tarea, forcé la máquina más de lo recomendable y tuve una semana febril que dio, como resultado, un alucinado viaje en el tiempo (al pasado), para explicar el futuro.

    Un delirio que podréis evitar NO haciendo clic en el enlace adjunto:

    http://www.comunsinsentido.com/2012/03/papa-que-es-un-libro.html

    Ah, y, HUELGA decir, gracias por amargarme el día hoy.

    Respetuosos saludos

  2. Antonia Kardigan dijo:

    Que desaparezca «la crítica literaria» de nuestro país sería lo mejor que podría pasarle a la Literatura. La mayor parte de la crítica está comprada por las editoriales, y el que no lo está es afín al autor, al editor o al diario que le paga.

    No hay más que ver al presidente de la Asociación Española de Críticos Literarios, Ángel Basanta, que come de la mano que le da de comer, es decir, de la editorial Espasa y de Ramón Pernas-Ámbito Cultural (El Corte Inglés), pues estos organizan el Premio Primavera en el que Basanta es miembro del jurado desde hace una docena de años. Casualmente, este crítico «tan imparcial» hace todos los años la reseña de la obra ganadora en «El Cultural» de El Mundo y siempre la pone por las nubes y a final de año la vota entre las mejores novelas publicadas en esa temporada.
    Es tan evidente lo que hace esta persona y otros críticos del país… qué vergüenza ajena dan, y que corrupción tan rampante.

  3. Ire dijo:

    La cosa aún puede ser más divertida. También se habla del Spamazon, para disuadir a los clientes para que no cambien de proveedor con la excusa de lo fácil que es alterar el contenido o meterle publicidad, cosa que algunas editoriales ya llevan haciendo durante mucho tiempo, y que queda igual de feo.

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