EL MITO DE LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA. Más sobre “Todo lo que era sólido” de Antonio Muñoz Molina

Por respeto al escritor don Antonio Muñoz Molina he estado callada durante casi un mes, pero ya no puedo más. Entendía yo que era don Antonio quien debía poner de manifiesto la inconsistencia de los argumentos de Jordi Gracia en Guerra de mitos (aquí), su artículo del 17 del mes pasado en EL PAÍS. Hoy tengo claro que hace bien el académico de la lengua en no mancharse bajando a discutir tonterías con Gracia. Cuando los razonamientos en contra son tan ridículos, lo que no debe hacer un escritor serio es entrar al trapo. Pero yo, como saben ustedes, soy guerrillera de trinchera y el lodazal es mi hábitat. Por eso me he quedado en bragas y sostén y, como en esas peleas de chicas en el barro, allá me lanzo.

Jordi Gracia, catedrático de literatura de la Universidad de Barcelona e intelectual de guardia de EL PAÍS, es de esos que piensan que todo lo que avanza es bueno y que todo lo nuevo es cojonudo. Fíjense sólo en esto: opina Gracia (aquí) que la literatura que se hace hoy en día es por regla general igual o mejor que la anterior. Ahí es na. Que se quiten los progres delos 70´s, que aquí está Jordi Gracia. En 2011 Anagrama le publicó una cosa de 100 páginas llamada El intelectual melancólico . En eso que el autor llamó un panfleto, critica a los intelectuales que protestan contra el desorden de los tiempos modernos acusándolos de padecer lo que él mismo ha bautizado –desparpajo a Gracia no le falta- como el síndrome del narciso herido, “una excesiva expectativa con respecto al papel que uno puede desempeñar en un ámbito social y cultural”. Simplificando y con mis palabras: según Gracia, si un escritor ya maduro se queja, por ejemplo,  del daño que twitter y los “sms” están haciendo a la literatura es porque le jode no tener la influencia que tuvo años atrás y porque le repatea vender menos libros que autores  más jóvenes. Ya saben: argumentos blandos pero aderezados con mucho “name dropping”, que viste un huevo.

Pues algo parecido hace Gracia en su artículo contra Muñoz Molina: lo acusa de ponerse a la cabeza de aquellos que, con la pueril intención de consolarse ante lo triste de nuestro presente, se dedican a derribar sin fuste el mito de la transición democrática española. Gracia no debe de haber leído el libro, será eso. Si lo hubiera hecho sabría que la crítica de AMM –en lo que se refiere a la Transición- se basa en la falta de pedagogía y de cultura democrática que hemos padecido en España. En Todo lo que era sólido, al contrario,  se valoran positivamente muchas cosas del periodo de cambio político.

Por eso a alguien que se haya leído el libro le parecerán ridículos argumentos como este de Gracia en el que, como decía mi tía Paca, coge el rábano por las hojas:

 Pero lo grave no es exactamente el carrusel de deficiencias de la Transición democrática. Ni lo son tampoco ejemplos tan gráficos como la retahíla de limusinas de cristales tintados encaminándose por las calles de Nueva York a inaugurar un acto ante los mismos que ocupan las limusinas (y media docena de asistentes indígenas), ni tampoco es lo más grave la instalación de una feria, un festival, una exposición que no atraerá a nadie ni rendirá servicios tangibles, pero sin duda movilizará ingentes recursos públicos.

Lo grave es creerse que ahí se resume la Transición e incurrir de nuevo en la culpabilización pueril de ese pasado, como si de veras en ese tiempo todos estuviesen callados, todos untados por el dinero público, todos entregados a la vaca lechera de no sé qué rentabilísima claudicación del deber del intelectual.

Será que Gracia coge el rábano en sentido argentino, jodiéndolo todo.

El libro de AMM es mucho más sólido en sus argumentos que lo que pretende hacer creer Jordi Gracia con su articulito. Léanlo y me cuentan.

Antonio Muñoz Molina no intenta con su libro derribar el mito de la Transición pero yo, para que Jordi Gracia tenga algo, aunque sea un poquito, de razón, sí que me voy a cagar, con su permiso, en la puñetera Transición.

Yo de intelectual tengo más bien poco. Sólo soy una ciudadana de a pie (en sujetador y bragas, recuerden). Y como tal tengo que decir que la Transición fue una mierda, no hay más que ver los resultados. Lo digo antes de que los partidos políticos saquen una ley como esa que en Alemania condena a la cárcel a aquellos que niegan el Holocausto. Piensan que estoy exagerando, ¿verdad? Me explico entonces: El PSOE, el PP y los poderes fácticos que representan (el sistema, para abreviar) se quedarían en bragas (como yo ahora mismo) si se demuestra la gran estafa que fue la Transición. Sin la Transición (tal y como nos han hecho creer que fue) y sin el 23-F (resuelto de la forma que se nos contó) los partidos que hoy se reparten el poder perderían la poca legitimidad que les queda y el sistema se les iría al garete.  Por eso intelectuales como Gracia, paladines del asunto, salen a defender la Transición a capa y espada.  Si esta primera línea de defensa no fuera suficiente, los partidos se verían obligados a tomar medidas especiales. Espero que cuando se promulgue esa ley –con defensas como la de Gracia…- penalizando los ataques a la Santa Transición, no se haga con efectos retroactivos. Y espero también que nadie –como haría Jordi Gracia- tergiverse lo que estoy diciendo. Por si acaso puntualizo: utilizando como referencia la ley alemana sobre el Holocausto no estoy sugiriendo que el Holocausto fue una gran mentira como la transición democrática española. El Holocausto fue, por desgracia, real.

Les recomiendo también, y para terminar, la lectura de Claves de la transición 1973-1986 (para adultos) de Alfredo Grimaldos (Península, mayo 2013)

Nota: La Patrulla de Salvación ya se había manifestado sobre Todo lo que era sólido de Antonio Muñoz Molina hace unas semanas (aquí) y esperamos que ningún listillo nos obligue a hacerlo de nuevo.

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15 respuestas a EL MITO DE LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA. Más sobre “Todo lo que era sólido” de Antonio Muñoz Molina

  1. ontivero_c@yahoo.com dijo:

    Ya estás tonteando con tus lectoras?

  2. Ire dijo:

    Que la Transición fue una estafa en toda regla supongo que nadie lo niega.¿O sí?. Que el dictador dejara nombrado a su sucesor para contentar a los tecnócratas, con la supuesta suavización del ‘tema’ para quedar bien delante de Europa, aun sabiendo que a los falangistas no les iba a acabar de gustar, se explica hasta en los libros de texto.

    No he leído el libro de Muñoz Molina ni pienso hacerlo, pero a Jordi Gracia sí, un poco aquí, otro allí… Las manipulaciones constantes de este hombre son de vómito. Que se lo haga mirar un poco.

    • Tú lo has dicho, Ire, nadie lo niega. Nadie lo niega en la calle. Pero en los periódicos del sistema, en EL MUNDO, en LA RAZÓN (que buen favor harían a su nombre si cerraran de una vez) en LA VANGUARDIA, en el ABC y en EL PAÍS siguen repitiendo lo modélica que fue la Transición. Y siguen diciendo que Adolfo Suarez fue lo mejor que le pudo pasar a este país y que Felipe Gonzalez era un demócrata como la copa de un pino. Y lo dicen porque forman parte del sistema. Y el sistema se sustenta hoy sólo en un cimiento, las mentiras de la Transición.
      Bueno: en las mentiras de la Transición y en el «Business», claro, que se me olvidaba. La Alzheimer, ya sabes.
      Así nos va
      Maggie

      • Ire dijo:

        ¿Pero qué se puede esperar de un país donde no hubo ruptura, donde todo se cerró en falso, donde a quien no decía amén le esperaban las torturas más sangrientas imaginables, según lo que habían vivido no hacía mucho y el miedo que les habían metido en el cuerpo? Pues que tenemos los políticos, los intelectuales, los personajes públicos que nos merecemos Pero nos los merecemos, cuidado. Eso es lo grave.

        Y la infanta ya no está imputada. Olé.

      • Uno dijo:

        Siempre me pareció que Jordi Gracia, Vicente Luis Mora y otros similares eran los auténticos hijos de la Transición. Como PRISA. Como La Casa Encendida, el CaixaForum, el Instituto Cervantes, mucho más que las Olimpiadas o que la Exposición Universal, que les quedaron un poco feas. Eran tan inteligentes que resultaban casi franceses. Tan inteligentes que resultaban casi felices, una inteligencia superior a la de los intelectuales huraños que protestaban contra todo. Estoy de acuerdo con Jordi Gracia en que hubo individuos que se enfurruñaron y vociferaron durante la Transición, y supongo que si nadie les hizo caso fue, simplemente, porque a nadie le dio la gana hacerles caso. Lo que me estomaga es la actitud de creerse capaz de entenderlo todo: la cultura, la miseria, el iPhone, a los intelectuales… cuando en realidad lo único que consiguen es justificarlo todo: la cultura, la miseria, el iPhone, a los intelectuales, etcétera. Opinar a favor de la ola y dejarse llevar por la corriente. Ser un hombre de su tiempo que, como decía Ferlosio, tiene un algo de esclavitud.
        Es la repetición del espíritu que triunfó entonces (con todos los reparos y todas las autoinculpaciones que se le pueden poner a esta frase): Todo está bien. Todo es de puta madre.

  3. Viví la transición en las barricadas en euskadi, con 16 y 17 años. Así que… amén.

  4. Pero, vamos a ser serios, y lo digo sin el mas mínimo apice de ironía o humor: ¿Se puede uno tomar en serio cualquier debate sobre la Transición que se origine en un periódico como «El país» , que está en la actualidad controlado por bancos y un fondo de inversión? ¿Y, encima, un debate entre alguien como A.M.M que ha exprimido -o mamado, me da igual-, precisamente, todo lo que ha podido el sistema que originó la Transición, y el demagogo de Jordi Gracia?

    Vamos a dejar de malgastar el tiempo en estupideces, por favor. Que para eso , o hacerlo en medias verdades, silencios culpables, y demás, se bastan A.M.M y Gracia

  5. Peter Folgier dijo:

    La noche del jueves 4 de octubre de 1582 dio paso al viernes 15 de octubre, y casi cuatrocientos años después el PSOE gana las elecciones, esta noche supone para muchos el Final de la Transición, aquella noche, no obstante, fue muy distinta de la que vio ganar el premio Planeta a la hija de un Rector de la Universidad ovetense, ciudad trasmutada en Vetusta, que inspiraría su Mágina a un ubetense, y si bien los rumores hablaban de Elvira Lindo para el premio, se lo llevó, finalmente Ángeles Caso, quien ya había ganado el premio Fernando Lara, en el 2000, como este año lo ganara Marta Robles, donde Pere Gimferrer y Ángeles Caso ejercieron de Jurados.
    En su primera edición, El Fernando Lara, se lo llevó aquel que con el seudónimo de Ray Sorel, Terenci Moix, vería reeditada su obra menos conocida con prólogo de Pere Gimferrer, en 2010, ya repuesto un año después, del patatús que le dio la noche del Planeta de Ángeles Caso, y habiendo olvidado, quizás, que gracias a él, en un viaje a Granada, siendo editor de Seix Barral, el ubetense, Santo de la Lindo, publicaría su primera novela, Beatus Ille, y tiempo después, ganaría, como no, el Planeta por El Jinete Polaco, siendo finalista Néstor Luján.
    Elvira Lindo ganaría El Biblioteca Breve de Seix Barral, con su Por una palabra tuya, en 2005 con P. Gimferrer, como miembro del Jurado. Pero Pere Gimferrer ganaría el premio Terenci Moix en el 2007, a toda su obra, año en que Pere Gimferrer premió como jurado a Juan Manuel de Prada, dotado con 30.000 euros, por El Séptimo Velo. Juan Manuel de Prada sería jurado del Rómulo Gallegos que ganó El Ubetense.
    Néstor Luján, que sería jurado del premio del premio Simenon ganado por Mario Lacruz en 1953, y curiosamente, Ediciones B y Sucesores de Mario Lacruz instaurarían en 2004 un Premio de Novela Mario Lacruz, el jurado de cuya primera edición estuvo compuesto por Rosa Montero, entre otras. Ganadora del premio Primavera en 1997, por La hija del caníbal, premio que en 2003 lo alcanzaría Juan Manuel de Prada, por La vida invisible.
    Rosa Regás estaba en el jurado del Premio a Elvira Lindo, y Rosa Regás ganaría este mismo premio, el Biblioteca Breve, en 2013, Música de Cámara, siendo Miembro del Jurado Pere Gimferrer de esta edición Así mismo, Gimferrer también fue miembro del jurado de los dos grandes galardones que jalonan la carrera de Regàs: el Nadal en 1994 por Azul y el Planeta en 2001 por La canción de Dorotea.
    El Poeta de Arde el Mar, Pere Gimferrer, tuvo como editor de esta obra a Jordi Gracia en su primera edición para Cátedra así como incluirlo en su libro «Burgesos imperfectes», junto a otros heterodoxos. Y el ubetense, sí, Antonio Muñoz Molina, como ya hemos contado, debe su descubrimiento a Pere Gimferrer. Y entre medias y revueltos, no están todos, pero se malicia la intención del destino aciago de todo escritor. Depender de los colegas. Y no hay mejor colega que el Pere, con permiso de Juan Cruz…

    Saludos

    • Oye, con un gráfico o infografía currados el comentario ya sería de fábula.
      De hecho creo que merece un post por sí solo estilo «6 degrees of separation» o similar…

  6. Sin ánimo de ofender, Sargento, este post a mi me la impresión -sincera, de verdad- de que como no hubo manera de defender el ni el libro ni la postura de A.M.M. en la anterior entrada dedicada a él, ha intentado hacerlo contraponiendo una opinión de la catadura intelectual de la de Gracia. Que tampoco, para mí , cuela lo mas mínimo ni una ni otra. Una estupidez en respuesta de lo que sea no justifica, ni avala, aquello en contra de lo que se emite. Es sólo una opinión, que conste.

    • Querido amigo John:
      El libro y la postura de AMM no necesitan de nadie que los defienda, lo hacen solos. Y menos me necesitan a mí, claro. El libro («Todo lo que era sólido») de AMM es más molesto que una mosca cojonera. Ningún español con dos dedos de frente puede terminar su lectura tan tranquilo y tan feliz de haberse conocido. El libro de AMM nos pone ante el espejo al tiempo que dirije contra nuestra cara uno de esos focos de luz intensa. Es jodido ver lo feos que somos, las espinillas y los granos que pueblan nuestro rostro. Hay que tener cojones para leerlo de cabo a rabo sin caer en la tentación (eso es lo fácil, la escapatoria) de acusar a su autor de manipulador. AMM no manipula porque nos dice -ni más ni menos- lo que hemos sido y lo que somos, aunque fastidie. También, de paso, se lo dice a él. Este libro era necesario. Sólo reconociendo nuestros errores y nuestras carencias podemos comenzar a salir del pozo. Si el niño siempre echa la culpa al profesor («es que me tiene manía») nunca aprobará matemáticas. Pues eso.
      Un abrazo
      Maggie

  7. johnconstantinebastard dijo:

    Al final, como todo, son opiniones… En cuanto a la de que el libro de A.M.M. no necesita quién lo defienda,, pues eso, me repito a las opiniones vertidas en su momento y a las que se derraman por aquí, de manera algunas bastante divertida: http://www.lapaginadefinitiva.com/2013/04/30/antonio-munoz-molina-nos-hace-una-autocritica-todo-lo-que-era-solido/

    Un placer siempre debatir con ud, sargento.

  8. Totoro dijo:

    Jo. Y es profe desde los 23. Qué bueno

  9. Luis dijo:

    No entiendo como puede haber alguien que discuta este sobresaliente ensayo del maestro A.M.M. Acertado, rotundo y claro todo su análisis. Lo suscribo de cabo a rabo.

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