LO ÚLTIMO DE COETZEE ES UNA CAGADA

Ya podemos decir que La infancia de Jesús (Mondadori, 2013), la última novela de J. M. Coetzee, es una cagada. Lo ha certificado esta misma mañana don Robert Saladrigas en el suplemento Cultura/s de La Vanguardia. Ya lo avisaron algunos (la mayoría tímidamente) y yo estaba esperando a que el maestro se pronunciara. Pues ya lo ha hecho (pinchando en COETZEE la reseña completa de Saladrigas en PDF):

¿Qué es lo que pretende Coetzee? No puedo creer que la historia no esconda algún significado para mí difuso. (…) Me cuesta aceptar que cualquiera que sea la propuesta de Coetzee –inaccesible para mi capacidad emotiva e intelectual- hiciera necesario despojar a todos los personajes de sus registros sentimentales.

(…)

A ello contribuye la escritura sin relieves, la vacuidad de ciertas reflexiones pseudocientíficas o pseudointelectuales, la ausencia de verdadero conflicto dramático.

(…)

No obstante hasta el último momento trato de entender. ¿El qué? Casi nada de lo que sucede en la novela tiene razón alguna de ser. De modo que la final renuncio a buscar lógica en el absurdo y luz en lo ininteligible. Por primera vez no he conseguido conectar con el mundo de ficción armado por Coetzee. ¿Qué ha sucedido? No lo sé. ¿Qué significa? Tampoco lo sé, y mucho que lo lamento. Me queda la confusión.

El 31 de agosto en Babelia (aquí) José Mª Guelbenzu ya dio la voz de aviso:

La pregunta que surge a lo largo de toda la narración es: ¿qué ha pretendido el señor Coetzee con esta obra tan diferente a todas las suyas anteriores? La respuesta es que no hay respuesta. El sentido del relato se resiente de algo tan sustancial como es la falta de un conflicto dramático de envergadura como lo era, por ejemplo, el del personaje central de Desgracia: esa durísima e inconsolable incomprensión de padre a hija. El mundo que dibuja Coetzee se come a sus personajes, los desdibuja, los simplifica. El camino final que emprenden es un como un brindis al sol. Por eso el calificativo que mejor cuadra a este libro es aquel con el que comenzaba mi comentario: desconcertante.

Hace una semana –con más miedo que siete viejas- lo insinuó, sólo lo insinuó, Nadal Suau (aquí) en El Cultural. Hay que entender que el chico es joven, que está empezando en esto de la crítica literaria y no es cuestión de meter la pata así nada más llegar. Y menos con un peso pesado como Coetzee:

A estas alturas, tal vez el lector empiece a entender hasta qué punto La infancia de Jesús ofrece más preguntas que respuestas, más elusiones que aclaraciones. En esta naturaleza misteriosa y llana al mismo tiempo, en su opacidad cristalina, puede que Coetzee haya logrado acercarse más al duende literario de los Evangelios que Colm Tóibín con otra reciente obra suya, The testament of Mary, cuya excelencia artística es más indiscutible pero también menos desbordante. Porque La infancia de Jesús desborda hasta irritar: son irritantes Inés y, a mi modo de ver, David. Irrita la falta de deseos materiales o trascendentes de los habitantes de Novilla, su falta de pasado, su constante buena voluntad, su uso de un platonismo de bachillerato como prevención frente al instinto. Puede irritar sentirse un poco burlado, incluso chuleado, por un Coetzee con cara de palo a lo Buster Keaton que deja al lector desasistido. Pero esta irritación viene acompañada de otra circunstancia no menos determinante: uno no puede dejar de leer y de hacerse preguntas.

Pero Suau termina así:

Coetzee se impone un extravagante desafío narrativo y lo resuelve no sin elegancia: este es un libro sencillo, nada ampuloso ni “experimental”. No puedo garantizar que les vaya a gustar, pero merece respeto y no es fácil de esquivar.

Rodrigo Fresán, en el ABC del pasado día 11 de septiembre, (aquí) no se mojó mucho y terminó echando un salvavidas al autor:

Visto así, leída así, puede entenderse que «La infancia de Jesús» es una novela «cómica» de ideas y un chiste brillante y sin remate porque –como se insiste en la Biblia– «nada es revelado».

Redactada esta reseña, busco y encuentro la confirmación a mi desconcierto en el reflejo del mismo desconcierto de críticos de varios países que coinciden en la cita de una frase del libro: «Si se trata de una broma, es una broma muy profunda», advierte y nos advierte el casi a disgusto evangelista Simón.

Pues eso, algo así, más o menos, nada más que exactamente eso.

En su artículo semanal en Babelia, (aquí) hace cuatro días, Antonio Muñoz Molina le echaba más valor y terminaba diciendo:

Puede haber autoparodia en el laconismo, igual que en la sobreabundancia. Por el camino de la sobriedad alegórica se llega al kitsch tan fácilmente como por el del desmelenamiento sentimental o el puntillismo costumbrista. En los medios internacionales The Childhood of Jesus está siendo recibida con una perplejidad educada, quizás porque nadie se atreve a poner abiertamente en duda el mérito de un nuevo libro de J. M. Coetzee. Dwight Gardner, en The New York Times, dice que en la novela tal vez se esconde un chiste muy profundo.

A mí, que la busqué con impaciencia en cuanto supe que había salido, me ha producido un tedio difícil de traspasar, y sobre todo la confirmación ya cansina de una tendencia, en el sentido contemporáneo y mediático de la palabra: un hombre, un niño, un tiempo que no se sabe cuál es, un pasado del que no se da ninguna información, una posible calamidad apocalíptica que ha dejado sin memoria a los supervivientes, una ciudad o un país de toponimias abstractas, hombres y mujeres que se relacionan con frialdad robótica, que habitan en lugares llamados El Centro o La Residencia o El Bloque Sur. Como en ese mundo parece que reina un vago igualitarismo burocrático y hay nombres como Fidel y Bolívar —aunque uno es un niño, y otro un perro— críticos ansiosos han buscado ecos de Orwell. De lo que yo me he acordado es de la ciencia-ficción barata y filosófica que leía en mi adolescencia y me hacía sentirme muy profundo y hasta algunas veces intentaba imitar. 

O sea: una cagada lo del premio nobel sudafricano.

Pero Claudio López Lamadrid, su editor, ha dicho (aquí) que “La infancia de Jesús se enmarca en la serie de novelas simbólicas o alegóricas del autor. Parece también un claro homenaje a Beckett, su autor preferido.” Qué va a decir él.

Esta (aquí) es la reseña del The New York Times que cita Muñoz Molina:

Literary graduate students with a religious bent will be making snowshoe tracks across “The Childhood of Jesus” for decades. There are just enough oblique references to sermons and persecutions and nuns and limbo and followers to spark a thousand theses. “Yo soy la verdad,” the boy writes at one point. “I am the truth.”

Simón spends much of this novel seeking, and not finding, glimmers of humor and irony in this new world. The reader knows how he feels.

One of his observations lingers over the entirety of this striking but affected novel. “If it is a joke,” he thinks, “it is a very deep joke.”

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16 respuestas a LO ÚLTIMO DE COETZEE ES UNA CAGADA

  1. Me gusta bastante el trabajo de Coetzee y reconozco que me ha impactado el título del post… Luego me he puesto a leer el artículo completo y puedo comprender que sí, que también un autor consagrado (expresión casi más manida que la del «marco incomparable») pueda meter la gamba. Aún así leeré el libro.

    Por cierto, el fragmento de Antonio Muñoz Molina me ha hecho pensar un poco en Houllebecq… Hablo desde el recuerdo: hará unos añitos que leí «La posibilidad de una isla», pero lo relaciono con lo de «hombres y mujeres que se relacionan con frialdad robótica…».

  2. ¿Podemos concluir que si se están dando tantos palitos a un lanzamiento de Mondadori es gracias a que la Patrulla está culminando sus objetivos y que, por tanto, está próxima su extinción? Jesús quiera que no.

    • Esta guerra no tiene pinta de acabar en un corto plazo. Por eso, amigo Anthony, y por desgracia, nos parece que nos quedan muchosa años de dura batalla. Ojalá nos equivoquemos y podamos volver a casa pronto para pasar las navidades con nuestros nietecitos. Eso sería lo deseable. Pero el enemigo no se rinde y cada día que pasa su fuerzas son más abrumadoras.
      Un saludo
      Margaret

  3. Ire dijo:

    Ya, ya he leído muchas críticas negativas a ese libro. No lo he leído todavía, pero lo haré. A mí Coetzee me gusta, y me parece un tipo inteligente. Puede que este libro le haya salido mal, nadie es perfecto, pero también recuerdo que ‘Foe’ tuvo muchas críticas negativas y a mí me gustó. Ya veremos.

    • p.miller dijo:

      Foe es, para muchos, su mejor libro. Por citar un ejemplo contundente al paso, es el único título de Coetzee en el cánon de Bloom (pensá que ‘Vida y época de Michael K’ o ‘Esperando a los bárbaros’ son anteriores y no fueron considerados). No estoy diciendo que yo esté de acuerdo; simplemente señalo que no estás sola en tu observación). Saludos.

  4. Alan Bastard dijo:

    Que sean Guelbenzu y Munoz Molina, autores ambos de ilustres cagarros que mejor no mencionar, quienes se ponen a criticar a los demas…
    A mi tambien me gusta Coetzee y me parece que tiene una inteligencia y una lucidez de la que carecen esos dos ceporros hispanicos (sobre todo el primero, el pobre).

    • Fernando dijo:

      Hace mucho que George Steiner, en «Presencias reales», imaginaba una ciudad de escritores y lectores, de encuentros directos y sin la mediación, a menudo irritante y agotadora, de la «crítica literaria». Particularmente, la hipertrofia de la crítica literaria me cansa, sobre todo cuando, en muchos casos, proviene de gente que no ha sido capaz de escribir un relato en verdad brillante y potente. Ni todo el mundo tiene por qué hacerlo ni todos tienen, aunque se publiquen sus novelas, talento suficiente para ello. Por otra parte, ¿qué problema hay con diseñar personajes descargados de esa densidad existencial que, tantas veces, resulta aplastante? Me sorprenden los juicios de algunos lectores que se enfadan con los personajes de las novelan que leen, y que son meras figuras literarias. Y me pregunto si ese modo de leer no es, todavía, un poco adolescente. Coetzee es un tipo inteligente y lúcido (esto es, claro, una apreciación muy personal). Y, no lo olvidemos, también muy irónico. En fin: de gustibus non est disputandum.

  5. Como sabe todo el mundo, para novela apasionante y sorprendente acerca de la infancia de Jesús (aka «precuela de los evangelios»), está la singularísima «Regalo de Reyes»
    http://regalodereyeslanovela.blogspot.com

    (Fdo.: mi abuela, que es también muy fan de Margharet)

  6. Humpty Dumpty dijo:

    ¿Y para decidir que el libro es una «cagada» (sutileza de sutilezas) os basáis en cuatro o cinco críticas de los santones de la pseudocrítica literaria en España? ¿No estaría mejor que lo leyeseis y dieseis vuestra opinión? Ha bastado que Muñoz Molina le atizara un pescozón para que se levante la veda y todo el mundo se dedique a arrearle al libro como si fuese un muñeco de pim pam pum (el último, que se os ha pasado por alto) ha sido Juan Bonilla. Ya quisieran todos esos escribir dos líneas tan buenas como las peores que pueda haber en La infancia de Jesús.

  7. Rose Works dijo:

    Yo lo he leído, porque me gusta Coetzee, y es significativo que haya venido a buscar qué hay detrás del libro…porque yo no lo sé muy bien, pero esto también tiene su gracia.
    Coincido con Humpty, no sé por qué le han dado tanta caña. Hay que leerlo y luego opinar, pero decir que es una ‘cagada’, me parece que es pasarse un poco, muchos no le llegan ni a la suela de los zapatos.Es el típico complejo de criticar al otro para subirse un poco más el ego.

  8. wiorrego dijo:

    Completamente de acuerdo con Humpty Dumpty. El autor del blog no tiene su propia opinión???

  9. Angel P¨. dijo:

    Creo que el título le quita seria a esta ¿crítica? Pues el autor lo veo agazapado entre los otros críticos que al pasar por el libro de Coetzee buscan que les cumplan algo que no se les prometió. Habría que ser un tanto más imparcial, aún si es una crítica negativa, y evitar así la descalificación.

    Yo he leído el libro, el identificarlo como un evangelio es un tanto forzado, es forzado ver a Simón como José y más aún ver a David como un joven redentor, tal vez en el título se encuentre la broma del autor y ponernos a todos a buscar símiles bíblicos en el contenido del libro.

    Por otro lado, esta es una novela interesante, la planicie de los habitantes de Novilla es justificada, todo funciona por que así debe funcionar, todo por el bien común, es un estado de buena voluntad totalitaria, y allí encontramos al Coetzee, que cuestiona una utopía comunista, desde un espíritu consciente, desde nuestro buen Simón, que desde su lógica entiende que la despersonalización y deshumanización de esta sociedad de buena voluntad le ha despojado también de su alma.

    En contraparte esta David cuya perspectiva quijotesca, no sólo no termina de adaptarse como Simón, sino que termina incluso de crearse un mundo alterno, desde el cual será odiado o seguido por la gente que le rodea.

    Lo que sí se puede decir es que el final es algo ambiguo, pero no es decepcionante, al contrario, deja un buen sabor de boca e incita a la imaginación, que al final creo que es el objetivo también de este libro; quedarnos con algo de David.

  10. Adriana0007 dijo:

    Yo tambien soy una admiradora de Coetze,me gusta mucha esa profundidad e ironía (x ejem en en medio de ninguna parte) con la que marca alguno de sus libros, quizas en este último se le pasó la mano… hahaha , de todos modos lo leeré.
    Si no les gusta ,pues no lo lean …

  11. Julieta Chufani Zendejas dijo:

    Mi opinión a propósito de La infancia de Jesús de Coetzee es la siguiente: El título resulta absolutamente atractivo. El narrador-autor es el único que sabe que se llama Jesús, de ahí el título y uno, como lector, piensa todo el tiempo en Jesús, el Salvador, el Cristo, pero nunca lo vemos realizando milagros, sólo experimentando una tristeza ante la muerte, por ejemplo, ante el Rey (una yegua vieja). Me parece que el niño es la oportunidad para Simón (Simón Pedro en los Evangelios) para que experimente una paternidad y lo mismo para Inés. El niño es el aglutinador, lo mismo para el joven Juan, a quien recogen en el camino que les llevará a encontrar una nueva vida. Tu madre, «he ahí a tu madre», será para Juan, la madre Inés… Una se ve obligado a pensar en los Evangelios y a completar la historia bíblica, pero la novela te saca de una contextualización marcada por la lectura conocida de el Nuevo Testamento. La novela está plagada de espacios vacíos. Los nombres clave: Bolívar, el Libertador, quien quiso unir a los pueblos de América Latina; el perro llamado Bolívar… parace un can cervero.
    Que el español sea la nueva lengua para esos «exiliados», deja que pensar… Asociado al Quijote, obra maestra de la literatura (no la obra preferida de Cervantes por cierto), quiere decir, en mi opinión, que también quería desfacer entuertos y dar libertad a los oprimidos.
    La magia como un clímax, deja ver la fantasía y la realidad, al fin y al cabo, Jesús, el de los Evangelios, tampoco fue un mago, ni un curandero, fue o es algo más para los creyentes.
    Daga, es el único que tiene una pareja. No la tiene Elena, no Inés, ni Simón, ni Ana, ni la enfermera… El que se haya llevado al niño parecía que iba a ser un «secuestro» de abuso infantil, pero no lo es. Es una travesura irresponsable de un adulto quien le da un regalo al niño que sí conserva, no es el caso de ábaco o de los utensilios para la escuela que le regalan Simón e Inés.
    Inés quisiera tener al niño consigo y educarlo, pero no tiene ni la más mínima idea de quién es Beningali, o el Quijote o enseñar al niño a nada, el cuento que le narra es siniestro: al final de ese cuento, el hijo da la vida por la madre dejándose deborar el corazón por un oso para que ella sane; pero la madre acaba perdiendo al hijo…
    El nombre, como el de «Álvaro», resultan muy español… y no sabría qué decir al respecto, salvo que el espíritu de la amistad está en él como en Felipe -otro discípulo de Jesús en los Evangelios- el amigo de David.
    El mesías… Jesús, de la genealogía de David nace 14 generaciones después. estamos en la novela de Coetzee a la espera de algo que no se revela, ni llega, pero abre un horizonte de posibilidades. Una novela difícil de analizar, pero que te dejará pensando.
    Julieta.

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