Nos dieron pena los pobres chicos y -madres y abuelas que somos- los hemos adoptado. ¡En qué momento! Me refiero a la generación literaria Co. Do. Co. de jóvenes autores. Les hemos prestado una sala del cuartel provista de ordenadores, puesto a su disposición nuestra nutrida biblioteca y nos hemos comprometido a financiar la edición de sus primeros libros. Pero, al tiempo, les hemos explicado muy claramente que esto es un cuartel con lo que: 1.- a las 6,30h se toca diana, 2.- a las 7h se desayuna, y 3.- a las 7,30h todo el mundo trabajando. Están obligados a invertir un mínimo de ocho horas diarias de trabajo en sus respectivas novelas y a pasar una inspección semanal acerca de cómo progresan sus libros. Dentro del cuartel se prohíbe el consumo de alcohol y de estupefacientes (con una única salvedad: la sargento, en sus momentos de depresión.), el uso de piercings y pendientes, el pelo largo y los vaqueros caído enseñando la ropa interior.
Ha pasado un mes desde que comenzó nuestro tutelaje sobre los tres jóvenes autores y el resultado no puede ser más pobre: Andrés Manjares, 2 páginas ilegibles; Fernando Espeso, medio folio con 3 fotos impresas y 23 palabras; y, el peor, Bilbaíno Casas, nada de nada.
Hemos pedido a Paquito, nuestro técnico de sistemas, un informe sobre las páginas web visitadas por nuestros autores durante este periodo:
-Andrés Manjares pasó a diario una media de 3 horas en facebook, 2 horas en twitter y 2 horas en Games.com.
-Fernando Espeso perdió una semana entera haciendo comentarios, firmados como “Anónimo”, en el blog La medicina de Tongoy.
–Bilbaíno Casas, en todo el mes, no ha salido (nunca mejor dicho) de estas dos páginas: teloviacomertodo.com y fortunatayjacintalesbiansex.com.
En referencia a Bilbaíno -especifica Paquito en su informe- hay que tirar a la basura su ordenador porque está totalmente infectado de virus.
-Daphne, dile a Bilbaíno Casas que venga aquí ahora mismo.
5 minutos después.
-Dime, Maggie.
-¡Firmes! ¡Arrrrr! y tira ese chicle de la boca y ¿Cuál es el tratamiento para con un superior?
-Perdone, mi sargento. A sus órdenes, mi sargento.
-¿Qué coño has escrito en todo un mes que llevas aquí?
-No, yo es que… no me viene la inspiración y…
-Eres un onanista y un vicioso, Bilbaíno. Y no lo niegues porque hemos rastreado tu ordenador. Además de bucear en esas páginas, ¿Qué libro estás leyendo?
–La broma infinita de Foster Wallace. Dicen los colegas de facebook que es lo mejor y que si quiero ser un escritor moderno, tengo que leerlo. Pero, mi sargento, no consigo pasar de la página 45. Es un poco petardo este libro.
-Toma. Deja La Broma y léete esta novela.
-¿”Lolita”? Ni hablar. Mire mi sargento, yo seré un pajillero, pero de ahí a ser un pederasta asaltacunas, hay un trecho.
-Tú lo que eres es tonto, Bilbaíno. Este no es un libro inmoral. Estás muy equivocado. La novela de Nabokov, como ocurre solo con los libros muy buenos y con los muy malos, permite muchas lecturas, pero quien diga que solo es la historia de una relación pedófila está en un error. Es mucho más que eso.
-Entonces, según tú, mi sargento ¿de qué va? ¿Es una historia de amor? Venga ya, Margaret.
-Pues yo opino – la última vez que me tuteas ¿eh?, un respeto- que no es una novela de amor. Humbert Humbert, (H. H. en lo sucesivo) el padrastro, no está enamorado de Lolita, sino del amor romántico. Este libro nos cuenta la imposibilidad del amor maduro entre dos personas adultas. H.H. es una especie de Peter Pan que después de haber estado casado una vez entiende que el matrimonio y la vida hogareña a la que está condenado todo hombre y mujer que quieran ser considerados como normales es una condena al infierno del aburrimiento. Si no hay algún aliciente especial y muy intenso, como puede ser entrar en lo prohibido o contravenir las leyes y lo políticamente correcto, no hay amor que valga. Por eso H. H. es retratado en la novela, a veces, como un loco. Porque ellos, los anormales (en el mejor sentido de la palabra, tomando “normal” en su peor sentido), son los que persiguen el amor que te quita el aliento, el que te absorbe y te enloquece. Ese amor que no existe. Peter Pan (H. H.) quiere vivir toda la vida con Campanilla y odia casarse con Wendy, la buena madre de sus hijos. Pero los propósitos de Peter Pan (H. H.) son irrealizables. Así es la vida. Por desgracia.
-Vale. ¿Y qué más, mi sargento?
-Pues te recomiendo, si quieres aprender a escribir, que lo leas con un lápiz a mano. Nabokov es un maestro y casi en cada página nos da un buen consejo. Por ejemplo:
1.- Nabokov nos da una lección sobre la persona del narrador. El libro está escrito en primera persona pero continuamente cambia a la tercera. En un momento, y dirigiéndose directamente al lector, el narrador dice que como va a hablar de él y se va a describir como una persona atractiva y elegante prefiere usar la tercera persona, porque si utilizara la primera, quedaría ridículo. Pues eso, Bilbaíno, es una lección de escritura, tan valiosa como los cursos de literatura europea y rusa que Nabokov impartió en la universidad americana y que pueden ser leídos en ZETA bolsillo.
Pág. 128 (edición de Anagrama)
No sé si en estas trágicas notas he resaltado suficientemente la peculiar atracción que la apostura del autor –pseudocéltico, atractivamente simiesco, juvenilmente varonil- ejercía en mujeres de toda edad y condición. Desde luego, tales declaraciones, hechas en primera persona, pueden parecer ridículas.
2.- La novela de Nabokov contiene una ácida y descarnada crítica de la sociedad americana de los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado. Tampoco se queda corto en el repaso que da al método de educación para señoritas de la época, cuando describe, en boca de la directora, la señorita Pratt (que con una t menos sería catalana y votante de CiU) los objetivos del centro Beardsley.
3.- En la segunda parte de la novela, cuando el autor describe cómo durante un año los dos personajes principales recorren los EEUU, tienes un magnífico ejemplo de Road Movie, perdón, de Road Book. Que se quite “On the Road”.
4.- Se ha dicho mucho que Lolita también se puede leer como la descripción del comportamiento de un loco (H.H.). No estoy de acuerdo. El desequilibrio de H. H. no es tal. Es consciente en todo momento de lo que hace, sobre todo del daño que causa a la niña. Y siente culpa y arrepentimiento en varios pasajes del libro. La novela tiene valor, y mucho, precisamente porque H. H. es un hombre normal, inteligente y sensible. Es egoísta, cierto, pero esa característica es consustancial al género masculino. Lo que ocurre (en la novela, claro) es que H.H. es un romántico, tanto que se convierte en un rebelde y en un criminal. Pero no está loco.
5.- Termino con una muestra –para que empieces a tomar nota, Bilbaíno- del estilo de Nabokov:
Pág. 265.
Con gran sorpresa la encontré vestida con unos pantalones anchos y una camiseta de manga corta. Estaba sentada al borde de la cama, y me miró como sin reconocerme. La delgadez de su camiseta, que pendía lacia, acentuaba, más que ocultaba, la suave, pero evidente, rotundidad de sus pequeños pechos, y esa franqueza me irritó. No se había lavado, pero tenía los labios recién pintados, aunque muy descuidadamente, y sus dientes anchos brillaban como marfil manchado de vino, o como esas fichas rosadas que se usan en el póquer. Permanecía sentada, con las manos en el regazo, y emanaba de ella y diabólico resplandor, que comprendí que nada tenía que ver conmigo.
-Daphne, por favor: trae una servilleta de papel porque al idiota este se le cae la baba. Sí, Bilbaíno, también tienes erotismo en esta novela. Pero del bueno. No como esas marranadas a las que estás enganchado. Fortunatayjacintalesbiansex.com, ¡hay que fastidiarse!
Bueno, en realidad Sergi Bellver no pasa 3 horas de media al día en facebook, sino 8. Como duerme poco, a pesar del agotamiento consigue sacar otro par de horas para escribir los articulillos esos fusilados de las solapas….