«Señor Umbral, aquí se debe de haber ahogado un pulpo, porque se nota una cosa viscosa y resistente en el fondo» escribía don Francisco Umbral que le decía el técnico cuando venía a su “dacha” a limpiar su “piscina de reglamento” antes del verano. Esto lo publicó en 1995, en El Mundo, bajo el título “La piscina”. Pero hubo otros dos artículos que tituló del mismo modo, o parecido, y que versaban sobre el mismo tema. En ellos nos contaba que los malos libros que recibía en su casa, los tiraba a la piscina sin contemplaciones. Umbral nunca tuvo reparo en hablar mal de la mala literatura. Cuánto te echamos de menos, Paco.
22-10-1999, EL MUNDO
La piscina
Ha llegado el otoño, la piscina agoniza en verde oscuro y los libros van afluyendo a ella, flotando en su fracaso, hundiéndose en su prosa mazorral. Siguen abundando este año las novelas de una vulgaridad mal redactada, de una cotidianidad sucia y tediosa. Son novelas como hechas con trozos de otras muchas novelas, mellizas unas de otras, sin ningún contacto con el calambre de la literatura viva. En cuanto a los libros de poesía, fallecen en la piscina los del realismo neoburgués, sin gracia ni condición para los «primores de lo vulgar», sin ambición para otra cosa. Gloriosos ponientes de José Hierro, a quien estos poetas jóvenes vuelven la espalda. Están instalados en una mediocridad ni siquiera áurea, consecuencia del Estado del bienestar y el pensamiento único, muy confortables con su perro, su señora y su cotidianidad. No saben que para lo que hace falta más fantasía es para ver lo real, lo que tenemos cerca. En cuanto al ensayo y el ensayismo, llega a mi piscina muy aforrado de erudiciones, con milicia de corchetes, paréntesis, bastardillas, números y subnúmeros. Casi todo ensayista, salvo excepciones -ayer señalábamos una-, vive de la efusión de sus propios ficheros, sin una idea, sin una audacia, sin una gracia, sin una desgracia, al menos. El ensayo es el género más agradecido para el escritor sin fósforo, pues permite ir barajando la cultura de unos y otros, de unos en otros, compravender ropavejería literaria, mantenerse a flote en la corriente de la cultura entre las palanganas viejas y los centones amarillentos y las millentas naufragadas de otros sabios. Dicen que en España se publica demasiado, pero quienes más publican son los que no tienen nada que decir, todo eso que llena mi piscina invernal de plagios barajados, de escribanos trileros, de erudiciones disecadas. Hablaba Ortega de «lo insostenible y aterrador de la cultura de Menéndez Pelayo», «una cultura que nace muerta por nacer con el prejuicio nacional». Los malos ensayistas de hoy ya no nacen para alimentar el prejuicio nacional, mas el prejuicio europeo, nacionalista, regionalista, provinciano o digital, que también hay mucho ensayismo siglo XXI entre la modernez, mucho McLuhan de almacén, mucho Chomsky de rebajas de otoño. Entre las hojas dolientes de mi piscina, entre los arcángeles flotantes de un verano inolvidable, como todos, cae cada día el pájaro agonizante de un nuevo libro viejo, el ave sin grito de una novela con planteamiento, nudo y desenlace, tres alas que no le sirven para volar. Arrojo el volumen desde lejos, en parábola sobre el green, y observo su hermosa caída curva, su muerte definitiva. Nunca arderá Carmen Jodra en ese infierno helado, ni los clásicos vivos ni esos otros clásicos aún más vivos que son los muertos, tan ternes, inspirados y secos en la biblioteca de la chimenea, que he mandado encender esta mañana, porque me gusta asistir a la contienda de la lluvia con el fuego. Juan Ramón veía a dios «enredado conmigo en lucha hermosa, como un fuego con su aire». Juan Ramón lo sobrevuela todo y era cruel, como uno, con el pecado estético.
Más:
“La piscina” 20 de diciembre de 1992
“El piscinazo” 30 de marzo de 1995.
Si están interesados en la obra de Francisco Umbral, no dejen de pasar por Fundación Francisco Umbral.
El grupo Planeta está reeditando la obra de Francisco Umbral.
Recuerde, ‘don’ se escribe con minúscula, excepto casos concretos (reyes).
Buenos días,
Mario
Gracias, don Mario.
Ya lo he cambiado.
Un abrazo
La sargento Margaret
Tengo el gusto de anunciaros la buena nueva de la editorial Mondadori para 2013
PRÓXIMA PRESENTACIÓN DEL PRÓXIMO LIBRO DE ANTONIO J. RGUEZ.
MATILDE TOAST
Tras el éxito de ‘Fresy Cool’, llega lo nuevo de A. J. R., Matilde Toast, la historia de una DJ de Logroño cuya vida da un giro de 180º al toparse en la cola de una pollería catalana con Enrique Vila-Matas.
“’Matilde Toast’ supone una auténtica revolución en el lenguaje literario español”, VLM.
“La prosa de este tío no me la pone dura, pero su novia sí”, Alberto Olmos.
“Lo mejor que he leído en los últimos años. Apabullante. Me gusta”, Juan Carlos Márquez
Muy bueno, visionario, muy bueno.
Un saludo
La Margaret
«Son novelas como hechas con trozos de otras muchas novelas, mellizas unas de otras, sin ningún contacto con el calambre de la literatura viva».
Salvo «Mortal y Rosa», así son todas las novelas de monseñor Umbral, ese señor de izquierdas que escribía muy bien, pero no se sabía el qué.
Cuántas de sus obras habría tenido que tirar a la piscina…
Yo no lo veo así, amigo lobizonte.
Mi opinión es que Umbral anticipaba lo que está ocurriendo hoy. Con una diferencia, que hoy lo que se ensamblan son trozos de blogs.
Un abrazo
La Margaret
Definitivamente el problema era mío. Acabo de leer los tres artículos-piscina y me han fascinado. Lástima ser demasiado joven cuando un autor escribe cosas interesantes y descubrirlo cuando ya es demasiado tarde.
Yo uso otra táctica: compro un libro y, si es un mal libro (que los hay a cientos), lo devuelvo y lo cambio por otro. Importante: hacer esto sólo en librerías sin libreros, es decir, librerías que venden libros como podrían vender merluzas.
Ventajas: ejerzo mi derecho como consumidor, no gasto tanto dinero y a la editorial le queda claro.
Me encanta vuestro blog. Y lo que más me gusta es imaginaros confabulando… como un akelarre literario.
No es tarde, Javi. Umbral sigue vivo en sus libros.
Gracias por tus palabras
Un saludo
La sargento Margaret
no se si lo puse aqui… a la hora de elegir un libro en una librería, a igualdad de condiciones entre dos libros de los que no tenga mucha información, siempre desecho el libro que tenga las letras del autor mas grandes que las letras del propio título del libro. No me va mal del todo.
Pero tirar un libro que me ha costado perras NUNCA. Tengo aun espacio en mi librería como para dejar que sigan decorando bien puestitos los libros que aborrezco.
Siempre puedo regalarlos a gente que sí les sepa sacar la chicha que yo no supe.
De todas formas, para un mileurista resulta muy engorroso el tema piscina, y mi W.C., aun bregado el la ingesta de pantagruelicas deposiciones, no creo que tenga la capacidad de tragar tamaños ladrillos.
Que se rescate a Umbral no es mala idea, salvo porque hagan ediciones algo parcas en comentarios y con precios abusivos. Para eso, prefiero lo que siempre he hecho con Umbral: buscar sus obras en librerías de segunda mano y comprarme dos o tres libros a un euro cada uno.
No sé si va a tener éxito la idea. España es un país que encumbra a un escritor irregular como Bolaño que escribió «A Cela y Umbral ni en pintura».
Creo que es significativo recordar el asunto Prada-Umbral: Umbral dice que «Coños» es un buen libro, pero cuando luego sale «Las máscaras del héroe» el madrileño apunta que de Prada parafrasea directamente pasajes de otros autores y que esas descripciones tan elogiadas por otros son creación ajena. Es decir, que Umbral es quizá uno de los pocos que conoce bien una de las selvas oscuras y poco transitadas de nuestra literatura: la de principios del siglo XX (que es mucho más que Lorca o Cansinos Assens. Con de Prada empieza una generación de escritores que ha perdido la imaginación y el atrevimiento.
El escaso éxito de Umbral (más conocido como personaje televisivo que como escritor, al igual que Arrabal) tiene su explicación: muchas obras suyas tienen una visión muy personal del realismo que exige mucho al lector. Y además, hay una tendencia a viajar sin brújula por la literatura española, saltando de un escritor a otro. El lector medio, que suele ser un lego en lo que a escritores españoles se refiere, no se encuentra cómodo.
En el asunto Prada-Umbral hay que puntualizar: el que se portó muy mal fue Prada. Fue un desagradecido. Sin el padrinazgo de Umbral no hubiera llegado a ningún sitio. Prada, pensando que mataba al padre y que eso lo hacía más fuerte, inició el camino de su declive, nada más empezar. Ahora, de Prada publica las cosas que publica.
Un saludo
La sargento
Sí, la puntualización es correcta y yo venía a decir justamente lo mismo. He encontrado la entrevista donde se habla de esto: hay que ir a «Los plagios de Prada».
http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/1942/Francisco_Umbral
El caso es que Umbral fue el único que detectó esos plagios porque el resto de críticos, que tan bien hablaban de «Las máscaras del héroe» (incluido el Pérez-Reverte), no tenían ni idea de las obras originales que se copiaban en la novela. Seguramente, ni sabían de su existencia.
Yo tengo un gran respeto por Umbral, es decir, por el conocimiento de la historia de la literatura que poseía, así como por su gusto estético, que resulta innegable. Como escritor, simplemente, me parece correcto, y nada más. Sin embargo, no creo que Bolaño sea un escritor irregular; puede, o no, agradarte estéticamente, pero hay que reconocer que escribir, lo que se dice escribir, escribía. Además, poseía una visión del mundo y una estética propia, cosa que les falta a todos estos de los que se viene hablando aquí. No creo que fuera Borges, o Cortázar, o Mujica Lainez (quizás no llegó a serlo debido a su temprana muerte), pero era un escritor. No semos injustos. Por cierto, que Olmos lo critica mucho, siempre que puede. Aún le dura el berrinche del Herralde; sigue sin comprender la mucha distancia que lo separa de Bolaño.
Un saludo.
Bolaño es el típico caso de escritor brillante, que lo era, pero que andaba un poco ‘sobrao’ y eso le perjudicó, creo.
Saludos
¿Por qué no hay más Umbrales? Si Rafa Nadal pasase más tiempo delante del ordenador gestionando sus redes sociales que jugando al tenis jamás habría ganado el Open de Australia. Pero si Rafa Nadal tuviese la posibilidad de ir por ahí diciendo todo el tiempo lo gran tenista que es y ganando un open detrás de otro sin que nadie tuviese que ver un partido suyo para corroborar o desmentir tales aseveraciones, puede que hasta dejase de jugar al tenis. Creo que eso es precisamente lo que ocurre con muchos escritores actuales: que van por la vida desempeñando un rol vacío de contenido. Vacío en el sentido de que no se da una correspondencia entre lo que editan y su estatus. Y esto sucede, bien porque sus seguidores no leen verdaderamente sus obras, o bien porque las leen y no tienen ni puta idea de literatura, o bien porque las leen y, teniendo mucha idea de literatura, prefieren callar y no denunciar el fraude por temor a sus consecuencias, o se decantan por denunciarlo anónimamente, práctica la cual, nos guste admitirlo o no, también tiene sus limitaciones. Lo que me preocupa es que, el sistema está tan corrompido, que muchos jóvenes escritores con una verdadera vocación y ganas de escribir, terminan interiorizando que la única manera de conseguir publicar y asomar la cabeza, paradójicamente, no es escribiendo mucho sino potenciando su presencia en las redes sociales y cultivando relaciones dentro del mundillo. Entonces consideran que parte del trabajo del escritor consiste en escribir y otra parte en autopromocionarse y le roban tiempo a la escritura pura y dura para ejercer de publicistas de sí mismos. Mi modesta opinión es que el movimiento se demuestra andando y la escritura escribiendo y que, un escritor que se precie y que se autodenomine como tal, debería escribir 8 horas diarias y el resto del tiempo dedicarlo a leer, estudiar o aprender idiomas. Esto último ya lo comentasteis vosotras en un post y yo lo suscribo. Soy de la opinión de que el trabajo serio y bien hecho termina dando sus frutos a largo plazo y que lo otro es, como dice mi madre, pan para hoy y hambre para mañana. Tampoco creo que haya una única manera o fórmula de enfocar el asunto sino que cada uno es libre de hacer lo que quiera con su vida y con su obra. Ahora bien, luego tendrá que atenerse a las consecuencias. ¿Qué tipo de escritor aspiras a ser? ¿Qué tipo de lector quieres tener? Postdata: si la mayor parte de los escritores actuales dedicasen a escribir el mismo tiempo que Rafa le dedica a jugar al tenis otro gallo cantaría y, tal vez, habría por ahí muchos más umbrales. O no: y es yo suelo ser bastante innatista para según qué cosas. Un saludo.
Buena comparación, Francisco, la del tenista Rafael Nadal. No hay que olvidar, sin embargo, que Francisco Umbral también dedicó mucho esfuerzo a promocionarse. Acordémonos de todo lo que brujuleo infructuosamente para entrar en la RAE y como se movió (con Pedro J.) para conseguir el Cervantes. Pero lo indudable es que la mayor parte del día, Umbral la dedicaba a escribir; sus artículos y sus libros. Se podrá decir que hizo mejores o peores novelas, pero nadie podrá negar que no sudó tinta delante de la máquina de escribir. Los escritores de hoy no tienen esa vocación, esa dedicación.
Un saludo
La Margaret
parrafos please, me he dado por vencido e la 6 linea.
Tampoco todo el mundo puede ser Nadal, por más horas que le dedique a entrenar. Aunque está claro que si no entrenara ya se habría venido abajo hace tiempo.
Que los escritores son todos unos vagos ya lo sabía de antes; permitan que no me detenga en ese punto. A mí lo que me ha gustado de verdad es lo de la piscina de Umbral. Voy a empezar tres libros y el que pierda (esto es, el que menos me guste) lo voy tirar a la piscina imaginaria de ese buen señor. No os diré cuáles son hasta que os toméis la pastilla.
Un post muy chulo.
Besos y arrumacos.
Muy bien traida, Clipman, la entrevista con Umbral, en El Cultural de 2000, aclarando lo de Prada.
Muchas gracias
Un abrazo
La sargento
Somos mimosinas y nos metemos vuestros posteos por el culo (Los de la patrulla). Eso dicen estas damas en este vídeo. ¿Os habéis enterado?
¿Ha venido Poirot y yo sin enterarme?
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