Continuamos con las respuestas de Silvano Gozzer (Anatomía de la edición), Fernando García (Sin Tinta, El País) y Arantxa Mellado (Actualidad Editorial) sobre crítica literaria y autoedición.
CRÍTICA
Pregunta: La crítica literaria ha perdido en España gran parte del prestigio que tenía. Pero en este nuevo escenario entendemos que el papel del prescriptor es más necesario que nunca. ¿Cómo ves este asunto? En el futuro, dentro de 5 años (los plazos son cada día más cortos), quien asumirá ese roll; ¿las editoriales? ¿Los críticos dentro de suplementos culturales aunque en versión digital alojada en las páginas web de los periódicos? ¿Los blogs?
>> Respuesta de Arantxa Mellado: «En los últimos meses han sido varios los medios que han hecho encuestas en las que, entre otras cuestiones, se analizaban las causas que llevan a un comprador a escoger un libro. Todas coincidían en que el principal motivo de un lector para comprar un libro es la prescripción, pero no la profesional, sino la de amigos y conocidos, por encima de la del librero, que quedaba en segundo lugar. La prescripción de los críticos literarios no era muy relevante, aunque parece ser que se observan picos de ventas cuando un libro aparece en algún programa de televisión u otro medio determinado.
Creo que el prescriptor del futuro será automático y se llamará algoritmo, una fórmula muy perfeccionada que incluirá la información recogida en las redes sociales. Los críticos seguirán, probablemente, con su función, pero es posible que encuentren su mejor público en las redes sociales de lectores. En cuanto a los editores, me parece que su papel no será (tampoco lo es) el de prescriptor, sino el de curator, especialistas en selección de textos».
>> Respuesta de Fernando García: «La crítica gastronómica tradicional tiene ya poco predicamento. Para las acciones de comunicación de gastronomía, como de tantas otras, las empresas invitan a los bloguers y los tratan a cuerpo de rey, como antes hacían con los periodistas. Las blogueras (casi todas son mujeres) de moda influyen más que muchas revistas. El sartorialista (The Sartorialist) es un ejemplo global. Una recomendación de un libro, por ejemplo, de Pérez de Albéniz (eldescodificador.com) debe ser oro molido».
>> Respuesta de Silvano Gozzer: «Lo primero que debo aclarar es que no soy especialista en crítica literaria, y asumo que la crítica ha perdido parte del prestigio que tenía (o directamente es más mala, o solo se hacen reseñas) porque así lo dice todo el mundo y no porque yo sea especialmente consciente de cómo era esto hace 20 años. Dicho esto, creo que se pueden valorar muchos de los problemas de la crítica literaria desde un punto de vista de los cambios de los hábitos de los usuarios.
Es decir, hablamos de que la crítica ha perdido parte del prestigio que tenía pero eso es algo que también ha pasado con los periódicos y con muchísimas cabeceras tradicionales de los medios de comunicación. Estoy seguro de que el medio es tan importante como el mensaje y quizás sean los canales que usa la crítica tradicional los que han dejado de responder a los intereses de los lectores. Otra cosa muy importante, y sobre todo para la crítica, es que los sistemas de autopublicación en la red, como WordPress o Blogger, han hecho que cualquier con el interés suficiente se convierta en crítico y hasta el blog más malo, con un nivel razonable de actualizaciones, obtiene 500 visitas al mes. Por otro lado los usuarios, que cada vez estamos más conectados a las opiniones de nuestros amigos, otorgamos un papel muy importante a lo que nuestra comunidad piensa sobre determinados libros y cualquiera, con un simple actualización en Facebook, se puede convertir en crítico literario para un pequeño grupo de conocidos.
¿Todo esto quiere decir entonces que puesto que todo somos críticos literarios ya nadie es crítico literario? No lo creo, simplemente pienso que una persona puede optar por distintos canales de prescripción de libros y la crítica tradicional ya no tiene el monopolio de la opinión literaria. Esto no quiere decir que esta opinión ya no cuente, simplemente quiere que decir que esta opinión ha cambiado para los lectores. En todo caso la validación sigue siendo algo muy importante para los usuarios y esta, en Internet, solo se puede obtener de tres maneras: a través de los lectores (es decir reuniendo una masa ingente de usuarios y comentarios en torno a los contenidos generados por el crítico), a través de los iguales (que otros críticos literarios hablen de ti en sus canales web) o a través de una gran cabecera que te respalde (que te paguen por escribir es un buen validador aunque el simple amparo de un gran medio también lo es). Si tienes algunas de estas tres cosas, eres un crítico literario, si tienes la tres, eres realmente importante.
El papel de los prescriptores es imprescindible y todo indica que lo seguirá siendo aunque la inteligencia colectiva (pensemos en las miles de opiniones de los lectores en Amazon o los recomendaciones automáticas de los nuevos sistemas, como The Copia: «los lectores a los que les ha gustado este libro también les ha gustado este otro») ocupará un espacio importante en la prescripción. Todavía debemos averiguar cómo convivirán estas dos opciones. Sobre lo que pasará en el futuro no tengo idea, las personas están cambiando a un ritmo acelerado, pero como las cosas suelen cambiar para quedarse como están y mi pronóstico (si sigo las pistas de los auténticos futurólogos: Cashmore, O’Reilly, Kelly, etc.) es que serán las revistas, las aplicaciones de las revistas, las que finalmente tendrán más relevancia para los lectores. Si en futuro leeremos en dispositivos móviles como tabletas, lo normal será pensar que allí también compraremos los libros, leeremos a los prescriptores y comentaremos con otros usuarios; y el entorno que mejor parece adaptarse a un modelo así quizás sea el de las revistas».
AUTOEDICIÓN
Pregunta: ¿Qué tanto por ciento de libros en circulación supondrá la autoedición dentro de 10 años? ¿Qué ves de bueno en la autoedición? y ¿qué de malo?
>> Respuesta de Arantxa Mellado: «Soy de letras y los porcentajes se me dan fatal, y como no actualicé la bola de cristal a la versión 9000.0 porque era de pago, no voy a poder dar una respuesta exacta. Pero sí puedo aventurar que el porcentaje será muchísimo más alto de lo que querrían y esperan los editores.
Lo que veo de bueno en la autoedición —sin entrar en las florituras de la democratización de la literatura—, es que ahora está sirviendo para que los editores empiecen a entender que el monopolio se acaba y que su posición predominante en el Olimpo del libro se tambalea (en poco tiempo la vibración se convertirá en un terremoto escala 9). Va a haber mayor competencia en el mercado y van a tener que esforzarse más en sacar manos libros y de mayor calidad.
De cara a los lectores, el editor seguirá siendo necesario para garantizar una buena selección de los textos y una calidad en la edición. Pero si quiere mantener en sus sellos a los autores más populares, el editor va a tener que bajar de ese Olimpo donde estaba por encima del bien y del mal, y empezar a tratar a los autores en una posición más paritaria, ofreciéndoles más servicios y una mayor capacidad de control sobre la producción y comercialización de su obra. Por no hablar de una renegociación de los porcentajes. Si no, el autor aprovechará las herramientas tecnológicas que se ofrecen para la edición, producirá sus propios libros e incluso a lo mejor se monta su propio chiringuito para venderlos en exclusiva, que para eso es famoso y tiene un enorme club de fans. J.K Rowling acaba de abrir la caja de los truenos con Pottermore; no ha sido la primera, veremos quién es la siguiente gallina de los huevos de oro que abandona el ponedero.
Lo que veo más perjudicial de la autoedición es que va a inundar el mercado de cientos de miles de títulos, dificultando a los lectores encontrar libros de calidad ajustados a sus preferencias, y a los editores, que sus libros encuentren compradores. Los editores van a tener que emplear mucho más tiempo y dinero del que suponen en campañas de promoción y marketing, y en conocer a sus lectores».
>> Respuesta de Fernando García: «De bueno: que los tiempos están cambiando. De malo: que se perderán puestos de trabajo».
>> Respuesta de Silvano Gozzer: «La verdad es que me parece difícil saber el porcentaje de autoedición dentro de un año, por lo tanto prefiero no arriesgarme con el de dentro de 10 años. Estoy seguro que será mucho puesto que las tecnologías de publicación son cada vez más fáciles y amigables y llegará a más usuarios dentro de 10 años que ahora. La pregunta que deberemos hacernos dentro de 10 años es qué vamos a entender por autoedición. Hace 5 años autoedición eran aquellos autores que pagaban por editar su libro, aunque estuviera comercializado y distribuido por una editorial. Actualmente, con el libro digital, parece que llamamos autoedición a la autopublicación, aunque el libro no esté en absoluto editado.
Creo personalmente que la autopublicación no tiene nada de malo, un autor puede optar libremente por elegir una editorial o por hacerlo libremente (y en diferentes títulos no creo que esté reñido), así como un blogger puede optar por escribir algunas cosas en su plataforma y otras en una revista o un periódico. El punto de inflexión lo marca la edición. Un autor puede hacer una labor de edición con su propio texto antes de distribuirlo o puede dejarlo tal cual lo concibió en un word y distribuirlo así. Quizás los lectores lo que no estén demandando sea esto último y lo que esperan de los libros publicados sean unos mínimos editoriales independientemente de quién lo haya publicado (en una gran librería como Amazon, en igualdad de cubiertas, cuesta identificar los libros autoeditados de los hechos por editoriales).
Entonces, ¿cuál será el papel de las editoriales? Yo todavía no concibo un científico que prefiera autopublicarse que hacerlo con Nature, pero este quizás sea un asunto menor. Lo importante para las editoriales será seguir haciendo bien (y mejor si puede ser) lo que han venido haciendo desde siempre: seleccionar y editar los mejores contenidos para los lectores, crear los modelos de negocio adecuados para los autores, y comunicarlo para asegurarse de que el contenido llegue a todas partes. Quizás el problema haya sido ese, que nos hemos equivocado en cumplir nuestros objetivos y por eso el modelo autoeditado ha sido una buena solución: no siempre publicamos los mejores contenidos y no siempre están bien editados, un 10% no siempre es un merecido premio por el esfuerzo de la creación o los precios no siempre han respondido a las expectativas de los lectores, y desde luego, hemos fallado sensiblemente en la comunicación de nuestros contenidos para nuestros lectores (sin contar las limitaciones de la distribución física que ha condicionado al 90% de los hispanohablantes)».
El miércoles día 4, la cuarta parte y última de esta ronda de entrevistas sobre: puro Futuro.
Consecuencia inmediata para los lectores: la autoedición nos inundará de truños los libros electrónicos y, en algunos casos, las librerías. Llegará el tiempo en que los bestsellers que criticábamos hace diez años nos parezcan obras maestras.
Sobre el papel de los críticos a la hora de ayuda (o sugestión) para que la gente lea o deje de leer tal o cual libro, pondré de ejemplo el libro Fin de David Monteagudo, del que solo leí buenas críticas y que compré por eso. Pues bien, cuál no sería mi decepción al empezar a leerlo y ver que era un auténtico truño, una mierda pinchada en un palo. Y, sin embargo, todas las críticas eran positivas (quizás tenía que haberme fiado de los comentarios a dichas críticas que ponían al libro de vuelta y media y al crítico a caer de un burro).
Respecto a la autoedición, sí que es cierto que dentro de poco (cuando no ya mismo) muchos autores rechazados por las editoriales se pondrán a editar online sus obras para que el gran público pueda acceder ellas pero no veo nada negativo en eso, simplemente más opciones para escoger. Aquí será donde de verdad funcionen los blogs y las páginas no ya de crítica sino de recomendaciones. De cualquier forma, que un autor prescinda de una editorial «a la antigua usanza» no tiene por qué ser sinónimo de mala calidad: para un autor novel es dificilísimo conseguir que una editorial de las de toda la vida se interesen en él, a no ser que vaya presentado por un buen padrino. Y el hecho de que una obra esté editada de manera tradicional tampoco significa que vaya a ser buena (ni mala).
Y, por último (que ya me está quedando el comentario un poco largo), respondiendo a Preocupín: ¿por qué esa manía a criticar a los best-sellers? Un best-seller, para empezar, no es un género, es simplemente un libro que es un éxito de ventas. ¿Por qué esto tiene que ser algo negativo? ¿Un libro es malo solo porque gusta a la gente? ¿Solo son buenos los libros que no compra ni el gato y solo conocen unos pocos iniciados? Qué manía con denostar a los best-sellers, oiga…
1. Preocupín no ha dicho que los bestsellers sean un género.
2. Tampoco ha dicho que un libro es malo solo porque gusta a la gente ni que los libros buenos sean los que no compra ni el gato.
3. Igualmente, tampoco ha denostado a los bestsellers, oye.
Completamente de acuerdo en que «Fin» de David Monteagudo es un truño pinchado en un palo, pero el tío, con eso de que no vive en Madrid ni en Barcelona y trabajaba en una fábrica de cartonajes, pues cayó en gracia a los periodistas. Yo tampoco conozco a nadie que le haya gustado esta obra, y eso que encima la han adaptado al cine y Amenábar compró los derechos inicialmente para dirigirla y al final sólo la produjo.
Ah, y una buena novela de un autor novel siempre encontrará una editorial prestigiosa que le publique, el problema reside en que el 99% de las novelas que se envíen a las editoriales (sean de autores noveles o no) no valen ni para envolver pescado, y eso nunca se dice, se piensa que un pobrecito escritor, porque le hayan rechazado su obra, es un incomprendido y el editor un cegato incompetente y malvado. Pues no, oiga, es que la gente escribe muy mal, por eso se rechazan las novelas. ¿Que alguna editorial la rechaza? De acuerdo, pero otros lo harán, y nunca se dejará de publicar una gran obra.
Pues yo sigo pensando que el que una novela de un novel sea buena no es ninguna garantía para que una editorial apueste por ella. Pensar que por ser buena va a encontrar editor es bastante ingenuo, lo siento.
Y creo que la respuesta a Preguntín más bien me refería al párrafo de la autoedición… Pero sí hay mucha gente que piensa que los best-sellers son un género per se.
Por cierto, ¿ya se ha hecho la película de Fin? No lo sabía. Como mantenga los diálogos del libro vamos bien (nótese la ironía).
Interesantes las preguntas y las respuestas, que parece que tienden a lo mismo. Algo que no se comenta es que, creo, al haber más escritores con sus obras disponibles para el gran público (que no visibles, pero eso es otro tema), habrá que repartir entre más el dinero total destinado a comprar libros (tradicionales o electrónicos). Esto lo refuerza el hecho de que los precios están bajando y bajarán aún más. Quizá los autores consagrados eviten esto, pero todos los que no lo sean verán sus ingresos menguados por el aumento de competencia.
Mucho no bajan, y mientras siga el lastre del precio único/fijo seguirán sin bajar de verdad.
Creo que la autoedición permite que se publiquen novelas infumables, y los portales de autoedición se están llenando tanto que resultará imposible separar el grano de la paja. Y por eso creo que ahí está la oportunidad de las editoriales: publicar solo aquello que consideren medianamente bueno para que, el solo hecho de publicarlo, sea una garantía de calidad. Y a pesar de que lo que su autor luchó por su novela me parece meritorio, a mí El bolígrafo de gel verde tampoco me gustó nada, pero que nada. En fin, que lloré los euritos que me gasté.
No creo que la autoedición vaya a solucionar nada. Si acaso vendrán a poblar este ya superpoblado panorama de nuevas obras cada día.
La propuesta podría tener su gracia, como alternativa, digo, si no fuera porque ya viene contaminada de base. ¿Redes sociales? ¿recomendaciones?…uf, más de lo mismo. ¿Criterios? ¿valoraciones? ¿según quién? ¿en base a qué?
Me parece que quien no ha hecho bien su trabajo son algunas editoriales e innumerables críticos. Se abre la veda. So… happy hunting. Y visibilidad ante todo, o sea, más de lo mismo hasta la saciedad. Venderá quien más ruido haga, no quien toque mejor.
Eso es verdad, quien mejor marketing haga más venderá. Está claro.
Sí. Al final, entre unos otros van a conseguir que aquí de verdad no lea ni Cristo ¿Para qué?.
Pues fíjate, Ire: yo sí creo que la autoedición y disponibilidad de libros a mansalva sí puede hacer que la gente lea más. Que aquí somos muy aficionados a todo lo gratis y hay muchos que, con tal de que sea gratis, se descargarán obras de autores noveles y/o desconocidos que dejen sus obras a libre disposición de la plebe. Dirán: «Total, es gratis.»
Sí, la verdad es que igual es hasta buena idea. Podrían poderse descargar gratis pongamos, no sé, unos tres capítulos, y si te gusta pues entonces el resto ya pagando, como algunos discos.
Ya sé que ya se hace, eso de poner un trocito, o un fragmento elegido, pero no me refiero a eso. Me refiero a los tres primeros capítulos – o su equivalente según longitud- para ver cómo se plantea y se va a desarrollar el todo. Que te baste para hacerte una idea de qué te vas a encontrar, vaya. Y te haga querer más ‘a priori’ – o te baste con eso, claro -.
Sí, para «enganchar». Y poner publicidad (popups, banners… Sí, tipo Megaupload) para ganar algo de perras con las descargas.
Me temo que eso será inevitable ¿Patentamos la idea? ; )