No puedo más, esto es ya demasiado para mí. ¡Ya está bien! Apiádense de una pobre anciana como yo.
Cumpliendo con mi deber, reviso todos los días las novedades editoriales que llegan a las librerías. Además de leer la sinopsis, analizo las portadas. La imaginación de los diseñadores de libros españoles nunca ha sido para tirar cohetes, pero siempre se encuentra alguna cosa interesante. El problema aparece cuando se vende más de lo habitual un tipo de novela y entonces las editoriales comienzan a copiarse unas a otras para aprovechar el tirón. Estas modas suelen durar una o dos temporadas, con lo que se hacen soportables. Pero este último fenómeno que ha llegado a atormentarme está durando demasiado. Desde 2008, año en que Destino comenzó a publicar las novelas de Stieg Larsson, encuentro/sufro un tipo de portada que se repite una y otra vez:
Autor de origen nórdico con nombre lo más nórdico posible (a ser posible con acentos raros sobre las vocales); novela negra como género; título que sugiera frío y foto en portada de un paisaje invernal.
La situación ha llegado a tal punto, que desde hace unos meses tengo una pesadilla recurrente en la que un rubio inspector de policía de mediana edad y con el aliento apestando a alcohol me persigue por un bosque nevado con un picador de hielo en una mano y un pene de látex en la otra. Yo estoy desnuda y paso mucho frío, algo que odio. Me despierto en mitad de la noche -aunque la temperatura del dormitorio supere los 35 º C- temblando y congelada.
¡¡Socorro!!
Lo último (31/08/12): Invierno Ártico de Arnaldur Indridason.
Muy bueno, Sargento Margaretsson, o Margaretdôtir.
Lo mismo pasó con Crepúsculo [¿alguien lo hecha de menos?], las portadas eran letras rojo sangre sobre fondo negro. Y si empieza o se se subtitulan Crónicas de X, no es plagio, es un homenaje a las Crónicas Vampíricas de Anne Rice. Todo muy original, ¡sí, señor!
Nos toman por idiotas. Pero les queda poco tiempo para seguir manipulando: el libro electrónico acabará con este tipo de prácticas.
Besos, jous y Verónica.
Bienvenidos al cuartel de la Patrulla de Salvación.
La Sargento Margaret
¿El libro electrónico acabará con este tipo de prácticas? Bueno, acabará con las portadas horrendas y/o fusiladas, por razones obvias, pero la gente seguirá leyendo la misma bazofia que ahora.
Por cierto, ya hay un porrón de libros electrónicos en el mercado y yo no veo que se haya acabado con nada. Al revés, proliferan los libracos y cuanto más tochos, mejor. Los venden (los de papel, me refiero) hasta en el Media Markt.
En el libro electrónico también abundan las portadas «imaginativas» que no tienen desperdicio, sobre todo porque en muchos casos se trata de libros autopublicados y las han hecho los propios autores.
A las portadas me refería.
Margarette
Algo tiene de bueno esa moda de los inspectores nórdicos con cara de poker. Al menos ha servido para resucitar a Martin Beck, el abuelo de todos ellos, muy recomendable, por cierto.
Yo me quedé en Kurt Wallander y no he pasado de ahí. El tipo, por cierto, tenía el detalle de mirar cada mañana el termómetro que colgaba fuera de la ventana y hacernos saber a los lectores la rasca que hacía ese día. Muy ilustrativo, sí señor.
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Hola a todos!
Echo de menos a Sol y al Surmano Sin Fronteras. Hasta que los dos figuras no aparecen, esto está así, como un poco raro; como… mustio ¿no?.
Voy a tratar de excitar su permanente hambre de raciocinio y ponderación. Agatha Christie es el mejor escritor de novelas de intriga que ha existido nunca. Y yo, el mejor escritor español vivo.
En cuanto al boom en España de la novela policiaca nórdica, supongo que a la banda le deber dar gustirrinín que en esos sitios, tan del primer mundo, estén todo el rato pela’os de frío y dándose matarile a las primera de cambio.
Puedo añadir aquí, que mi mujer se traga las de la Lackberg como si fuese el Häggen Dasz con nueces de macadamia, y que la tía (la Lackberg; bueno mi mujer también, un poco) es supertramposa. Mucho. Vamos que no se corta ni con un hacha, la tía. Escribe, la capulla, con la estilográfica envuelta enmedio un tampax. De tal modo que la Dueñas a su lado es puta kontrakultura. Undergrounz.
Abrazos.
Sí, la verdad es que -como dice la redactora- «la imaginación los diseñadores españoles nunca ha sido para tirar cohetes». Es como esos blogs de libros que colocan en su cabecera el cartel de la librería parisina de Shakespeare & Co. Hace falta tener poca imaginación y ser cutres.
Pero seguro que en este blog acabarán enseñando a los diseñadores a hacer su trabajo. Otra cosa no, pero listos… listos nos sobran en este país.
Oigan, pues el Indridason es de lo mejorcito de ese bloque de autores. Lástima que al final todos parezcan clones.