Siguiendo con el asunto de ayer, les adelanto la nueva tendencia otoño-invierno en el diseño de portadas de libros. Después del éxito de Cincuenta sombras de Grey de E. L. James (Grijalbo, 2012), se impone una nueva moda. Prepárense porque la mesa de novedades se llenará de imágenes que más parecerán extraídas de un catálogo de la sección de complementos para caballero del Corte Inglés, que la portada de una novela.
Las primeras en llegar:
No te escondo nada de Silvia Day (Espasa, grupo Planeta) 4/09/12
Treinta noches con Olivia de Noe Casado (Esencia, grupo Planeta) 4/09/12
Actualización a 17/01/13
El juego de Sade, Miguel Steve (Ediciones B, 2013)
Reflejada en ti, Silvia Day (Espasa, Planeta, 2012)
Pero ¡qué coño es esto, Margarete! No me jodas que te nos has abierto de piernas a tu edad.
¿Y James nueva moda? ¡Si ha sido el modelito primavera-verano! Joer, hasta mi madre se lo ha puesto en vacaciones para ir a la playa. Pues nada, le recomendaré el blog. A mí, o me das Midnight in Paris y esas cosas que se te dan tan bien o me cambio de salón.
Muy bueno, señoras… lo próximo será poner unos calcetines sudados, así en claroscuro, ¿que no? Claro que también habrá quien encuentre más erotizante dejarse los calcetines puestos…
Pues yo no lo entiendo. Una cosa es que tras una moda (ya lo decía Camilleri, cien mil ejemplares vendidos es un bestseller, un millón es una moda), salgan novelas de imitación (además en el caso de la James, dificilmente podrán ser peores), pero ya lo de copiar las portadas me parece ridículo, y más en un caso como este, por que a mí los gemelos no me sugieren fornicio (que será de lo que va el asunto) en absoluto. Al menos el paisaje nevado de las novelas negras nórdicas tiene algo que ver con el asunto (por más que tanta saturación a mí me haya incitado más a evitarlas que a leerlas)
Con lo de los gemelos se intenta mandar un mensaje (¿subliminal? no, más bien subnormal) a las compradoras, mujeres en su mayoría según supone la editorial. Como se quiere llegar a un público más numeroso que el integrado por las habituales lectoras del género romántico, en lugar de poner a tíos musculosos -algo que ya hace Esencia (Planeta) con los libros de literatura romántica, por ejemplo con las novelas de Kresley Cole – se colocan complementos de caballero que en teoría usa un hombre elegante, con poder y con seguridad en sí mismo, lo que se supone que nos hace tilín. Y como las editoriales continúan pensando que las lectoras somos idiotas y nos dejamos influir de forma masiva por estos detalles a la hora de comprar, pues se sienten tan satisfechas de sus promociones y se copian las unas a las otras.
Lo más triste es que las directoras editoriales son casi todas mujeres. Pero, eso sí, son mujeres mucho más cultas (o así se ven) que la lectora media de sus productos. Me callo que luego la úlcera…
La sargento
O así se ven, tú lo has dicho. Me quedo con las segundas que no van de nada y leen como cabronas, cotizan como cabronas y soportan a sus maridos e hijos como cabronas. Y además de estos folletines 2.0 de vez en cuando te leen una de Tolstoi y otra de Kafka. Leen, aun currando ocho horas al día, que no es poco. Una excepción tal vez sea la señora de Tusquets y Balcells, la Gertrude Stein del Boom.
Lo han tomado, lisa y llanamente, de aquí:
El smoking, en Cuentos argentinos http://wp.me/Pm2kM-2B
Saludos,
APG
Por cosas así aumentan los días en los que deseo que todo este tinglado de los libros reviente, pero para que dejemos de sufrir de una vez.
¡¡Aaaaaaaaahhhh!! ¡Horreur! Pero, ¿esto qué es? ¿Ahora nos toca novelas pseudoerótico-festivas para señoronas frustradas?
No estoy casada, no tengo más de 30 años, ni tengo hijos ni estoy frustrada sexualmente. Pero ’50 sombras de Grey’ me empitona a lo bestia. Queremos un análisis de este fenómeno literario, Sargento. Por favor.