No es coña, estoy hablando muy en serio. En su nº 347 (Oct – 2012) la revista Quimera dedica más de sesenta páginas (de un total de ochenta y cuatro) a transcribir las charlas que cinco autores españoles jóvenes- Pilar Adón, Alberto Olmos, Elvira Navarro, Álvaro Colomer y Mario Cuenca Sandoval– mantuvieron a comienzos de 2012 para debatir sobre todo lo que tiene que ver con su profesión, la de escritor. Discuten sobre los blogs, la crítica, la posteridad, la literatura de género, el prestigio, las generaciones literarias, los editores, etc… Y -lo digo yo, Margaret, “the sergeant”- resulta un debate muy interesante.
Desde esta trinchera hemos criticado a muchos de los escritores que hoy tienen entre 30 y 40 años. Como internet lo distorsiona todo, queremos dejar clara –una vez más- nuestra opinión:
Lo que NO nos gusta de los autores que llamamos “zambrapronolmos”:
1.- Su narrativa.
2.- El uso que han hecho de las redes sociales, de internet y de la informática en general para auto promocionarse y crear identidades falsas que les permitan vender como buena una literatura bastante deficiente en calidad.
3.- La teoría que algunos de ellos han elaborado sobre la nueva literatura (“ya no importan los personajes ni el argumento, solo son relevantes las ideas”) para vender como moderno lo que no es más que el fruto de su incapacidad o de su inapetencia en lo referente al esfuerzo.
Lo que SÍ nos gusta de estos escritores:
1.- Son personas muy leídas.
2.- Son muy inteligentes. Algunos, demasiado.
3.- Saben mucho de literatura. Pertenecen a la primera generación de españoles que ha hecho un uso amplio y profundo de internet y que se defiende en otros idiomas sin dificultad. Eso, además de las muchas lecturas, les ha permitido adquirir –antes que sus hermanos mayores- un vasto conocimiento sobre la literatura tanto en castellano como en otros idiomas.
4.- Como consecuencia de los tres puntos anteriores, cuando les da por escribir ensayo o artículos de opinión son bastante buenos. Un ejemplo: Alejandro Zambra y Patricio Pron, que narrando son de pena, cuando se dedican al ensayo, lo hacen bastante bien. Pron, cuando no se enrolla.
Por todo esto, lo que ahora edita Quimera en forma de monográfico es una joya que no debe perderse quien quiera saber qué está ocurriendo en el mundo editorial en castellano de principios de la segunda década del siglo XXI.
Les voy a poner unos ejemplos (mis comentarios- que no sé cerrar la boca ni debajo del agua- en negrita):
1.- Mario Cuenca Sandoval y Álvaro Colomer sobre si los cambios tecnológicos afectan a la literatura en lo que a contenidos se refiere:
-MCS: Quizá no podamos elaborar un diagnóstico completo del tiempo que nos ha tocado vivir. Pero, ¿no tenéis la sensación de que las categorías con las que veníamos analizando las cosas han cambiado de repente, en unos pocos años? Como no soy sociólogo, ni historiador, no me atrevería a pontificar sobre en qué consisten esos cambios. Pero a mí me parece evidente que se está operando una transformación trascendental, a nivel tecnológico, sociológico, etc. Están cambiando nuestras categorías políticas, económicas, educativas. Está cambiando la propia naturaleza del saber al transformarse sus canales de distribución. Parece, en fin, que asistimos a un cambio de ciclo. Y creo que esa experiencia de cambio es la que lleva a muchos escritores a decir: bueno, aquí está pasando algo. Y la pregunta es: la literatura, ¿se está enterando de eso? La literatura, ¿está sabiendo tomarle el pulso a estas nuevas realidades?
-AC: Pero yo no estoy tan convencido de ese cambio tecnológico afecte al núcleo de la literatura. Creo que el contenido de las narraciones, la esencia de la literatura, sólo se ve afectado por las nuevas tecnologías en la medida en que el argumento de un relato o en que la tesis de un ensayo verse sobre las nuevas tecnologías. Otra cosa sería decir que los nuevos lectores ya no saben leer linealmente y que tenemos que empezar a escribir novelas que estén adaptadas a ese nuevo tipo de lectores. Personalmente, me importa muy poco la gente que ya no sabe leer. Esa gente no son lectores potenciales, sino espectadores de no se sabe qué. No creo que la literatura tenga que adaptarse necesariamente a ese nuevo tipo de mirada, sino todo lo contrario, tiene que preservar su estructura monolítica precisamente para diferenciarse de los otros soportes culturales y para ayudar a la gente a no perder la capacidad de producir discursos lineales. Si las novelas acaban siendo como pantallazos de ordenador, entonces la gente dejará de leer novelas para mirar pantallazos de ordenador. La literatura es como es y sólo tiene que incorporar los nuevos elementos de la vida cotidiana en el contenido, no en el continente.
Estoy con Álvaro.
2.- Elvira Navarro y Alberto Olmos sobre teoría literaria y etiquetas tipo “Nocilla”:
EN: Es que el fenómeno Nocilla ha provocado algo que no es demasiado positivo. Ha llevado a que durante algunos años, voluntaria o involuntariamente por parte de algunos de sus integrantes, de algunos críticos y de los que participaban en el debate, se sostuviera que el panorama literario español estaba polarizado entre galdosianos y fragmentarios. ¿Y qué pasaba entonces con algunos de los escritores más relevantes de las últimas décadas, como Javier Marías, Belén Gopegui o Enrique Vila-Matas? Supongo que la responsabilidad aquí viene más de parte de los medios y suplementos que sirvieron de altavoces mediáticos, donde todo se esloganizó (me acabo de inventar la palabra) al estilo de las dos Españas, que es como parece que funcionamos en este país. Aparecen entonces los hinchas y todos vociferan: ¡oh, es un realista galdosiano!, ¡oh, estos nocillos se creen que han inventado la pólvora! Así es como acaban la mayor parte de estos debates, insultando y generando etiquetas que todo el mundo teme que le apliquen. Etiquetas banales y mezquinas que simplemente caricaturizan. Lo peor es que somos muchas veces los propios escritores quienes actuamos como cómplices de esa caricatura, sin darnos cuenta de que estamos empobreciendo lo que tenemos. De que generamos prejuicios que luego nos impiden leer con generosidad, amplitud de miras y libertad.
-AO: Desde hace un tiempo, yo tengo la sensación de que hay un exceso de presencia teórica en el mundo literario. Es como si saber mucha teoría fuera un aval para un escritor. Ya dijo Javier Marías en los años noventa que cualquier escritor de hoy sabía más de teoría literaria que Cervantes, pero que ninguno había conseguido escribir El Quijote.
Nada que objetar. Pero, que se apliquen el cuento.
3.- Pilar Adón sobre los lenguajes de la literatura y el cine:
-PA: Desde luego, los lenguajes de la literatura y el cine son distintos, por mucho que se permeen entre ellos. Creo que la palabra trasciende, está cargada de más significado. El placer que nos produce un libro depende del ritmo, del discurso, de la inteligencia del autor, pero también de un subtexto que hace que el mensaje sea más rico. Las palabras son capaces de sugerir conceptos que la imagen no podría plasmar, por muy perfecta que esta sea. Ese es un triunfo de la modernidad, cuando la palabra deja de describir lo evidente para adentrarse en el alma, en lo más íntimo del personaje. Ahí tenéis el monólogo interior, algo que sería inimaginable en las novelas de Walter Scott, pero que es básico en las de Virginia Woolf o en las de Joyce. Cierto lenguaje literario de alto nivel es imposible de trasladar a imágenes. Todo ese ejercicio de interiorización aparece en pocas películas, y, de aparecer, en casi todos los casos lo hace de manera imperfecta, resultando en algo meramente formal y muchas veces artificioso.
Perfecto, Pilar, perfecto. Ni yo misma lo hubiera dicho mejor.
4.- Álvaro Colomer sobre crítica literaria:
AC: Hace poco entrevisté a Nuria Amat y, hablando sobre este tema, me dijo: «Preguntarle a un escritor qué opina sobre los críticos literarios es lo mismo que preguntar a una farola que opina sobre los perros». Esa pérdida de miedo al crítico, esa burla pública al crítico, indica su pérdida de peso. Los escritores saben que la literatura ya se difunde por otros canales que no son los del periodismo especializado, así que se encogen de hombros cuando un crítico habla mal de sus libros. Saben que una crítica negativa no afectará a las ventas. El problema es que los otros canales de difusión de la literatura no suelen ser honrados o carecen de criterio, y exigen a sus periodistas que se adapten a los intereses del canal, no de la literatura. Esos periodistas acaban convertidos en lo que Ciryl Conolly llamaba indígenas, esto es, críticos que en principio eran honrados pero que, al final, tuvieron que adaptarse a los deseos del mercado editorial. Las editoriales guían a los críticos no especializados y por eso tienes un montón de revistas que hablan bien de libros que no valen absolutamente nada.
Amén
5.- Elvira Navarro sobre crítica y Nocilla:
-EN: Habría que añadir a esta pérdida de un criterio rector por parte de la crítica el hecho de que el fenómeno Nocilla hizo que ciertos críticos que tenían muy clara su vara de medir la modificaran. Esto es en general bueno, porque implica una mayor amplitud de miras. Sin embargo, en algunos casos me da la impresión de que el cambio sólo ha generado cierto caos, un querer apuntarse al carro como sea, pero sin una verdadera convicción. Algunos quieren demostrar que también son modernos, pero da la impresión de que no saben cómo.
6.- Pilar Adón sobre ventas de libros en castellano:
PA: Las ventas medias de un libro en España están en unos ochocientos ejemplares por título. Y de un tiempo a esta parte (habrá que buscar las razones), publicar a autores en castellano es poco o nada rentable para las editoriales. Esto es, los gustos del público actualmente van por otros derroteros. Y no creo que sea por la crisis, porque la venta de libros, hasta hace apenas dos años, se había mantenido. Igual que en los ochenta y principios de los noventa los rankings de ventas los lideraban autores españoles (Rosa Montero, Juan José Millás, y similares), y que la presencia en librerías de autores españoles, en conjunto, era potentísima, de diez años a esta parte el negocio de publicar a autores literarios españoles directamente no funciona. La gran editorial literaria en castellano que es Anagrama sigue apostando en su catálogo por escritores españoles, pero el grueso de sus ventas recae en autores como Auster o Houellebecq. ¿Eso significa que la literatura española ha bajado de nivel? En absoluto. Solamente que los gustos del público van por otro lado.
¿Y no será, Pilar, que los que tenían que sustituir a Rosa Montero y Juan José Millás escriben muy mal y por eso el lector compra otras cosas? ¿No crees que un lector español prefiere leer a un escritor local porque con él conecta más y mejor, como lo hicimos hace 15 años con Montero y Millas? Pero, claro, para eso hay que escribir bien. El público no es tonto.
7.- Elvira Navarro, Álvaro Colomer y Alberto Olmos sobre escritores que “hacen el mono” en los medios de comunicación:
-EN: El otro día me convocaron para salir en un reportaje en El País Semanal. Eran fotografías en 3D. Nos llamaron a representantes de distintas áreas. Al llegar allí, me maquillaron, me peinaron y me vistieron de Chanel.
-AC: Es que hay una imagen de escritor, una imagen que la gente quiere ver. Es lo que tiene sacar tus novelas en determinadas editoriales. Sabes que, a partir del momento en el que firmas un contrato con una gran editorial, te van a pedir que hagas el mono. Otra cosa es que lo aceptes.
-AO: No estoy de acuerdo. En ninguna de las editoriales en las que he publicado me han pedido que haga otra cosa aparte de contestar entrevistas.
-AC: Por supuesto que nadie te lo pide, pero ¿qué ocurre si te llaman de un dominical para salir en la portada vestido de Chanel y tú dices que no? Cuando tu editorial se entere de que has rechazado una promoción como esa, pensará que eres un autor que no se esfuerza por promocionar sus libros. Quizá no te digan nada, puede que incluso admiren tu integridad, pero el departamento de prensa de la editorial puede arrinconarte para las siguientes promociones. En mi faceta de periodista, yo hablo mucho con los responsables de prensa de las editoriales, y soy perfectamente capaz de detectar el interés o desinterés que un departamento de prensa muestra a la hora de promocionar a un autor. Eso se huele a la legua, aunque, lógicamente, el único que no huele nada es el autor.
-EN: Yo acepté salir en la foto por mi propia cuenta, no porque la editorial me insinuara nada. Pero, de todas formas, una vez que te pones en manos de los medios no puedes controlar tu imagen. Tampoco puedes controlar tus palabras. En muchas entrevistas me han hecho decir cosas que yo no he dicho.
Sin comentarios.
8.- Álvaro Colomer y Alberto Olmos sobre editores:
-AC: (…)ya no existe eso de la fidelidad de un escritor a un editor, porque, como los editores son despedidos y cambiados con una facilidad asombrosa, resulta absurdo ser fiel a un editor y mucho menos a una editorial. El concepto de editor tradicional, esto es, el editor que está al lado del autor y que siempre está ahí para lo que necesites, ha desaparecido. Ahora los editores van de un lado a otro, cambian de editorial, y tienen que rendir cuentas a unos ejecutivos que no miran la calidad de las obras, sino el rendimiento económico de las mismas. El editor tradicional, como ya dijo Vila-Matas en ‘Dublinesas’, ha desaparecido.
–AC: (…) El único editor independiente, el único editor realmente independiente, es José Manuel Lara, que tiene pasta para hacer lo que le dé la santísima gana. Eso es independencia y lo demás tonterías.
–AO: (…)De todas formas, lo que realmente diferencia a un editor independiente es el editing, es decir, coger el texto y ayudar al autor a corregirlo. Aun así, a lo mejor el editing es un mito, porque a mí nadie me ha corregido jamás nada. Me han sugerido cambiar alguna coma, pero nadie me ha dado consejos para mejorar a un personaje o me ha sugerido cambios importantes en la estructura del libro.
Ya entiendo lo tuyo, Alberto.
9.- Alberto Olmos sobre….Alberto Olmos:
-AO: Creo que los autores se mueven entre dos vanidades; una es vender y ganar premios con una dotación económica elevada, y la otra es recibir un reconocimiento cada vez mayor de sus coetáneos más cualificados: escritores, críticos, editores. En un principio, yo creo que los autores más ambiciosos no quieren precisamente ganar dinero, sino alcanzar eso que se llamaba gloria literaria, esto es, ser Kafka o Camus o Cela. Coincido con lo que dice Enrique Vila-Matas, por mucho que suene exagerado: que no es un auténtico escritor aquel que no aspira a hacer una obra maestra.
A wamba buluba balam bambú
Sobre lo que opinan estos cinco escritores de los blogs literarios, a lo que dedican 4 o 5 páginas, no voy a destacar nada. No quiero polemizar.
Ya sé que es muy temprano, pero me voy a poner un gintonic, me lo merezco.
ÚLTIMA HORA: ¡¡¡¡SUPER NOTICIÓN QUE TE CAGAS!!!!
Son las 17:15h del día 9/10/12.»El Pistolas», nuestro hombre en Estocolmo, nos acaba de llamar -a cobro revertido, claro- para darnos el nombre del próximo ganador del premio Nobel de Literatura 2012. Nos dice que le ha costado meterse en la cama con uno de los miembros de la academia sueca, que era un poco «bujarrón», como él dice, pero que entre besito y toqueteo le ha «sonsacado» el nombre.
Según «El pistolas», el nuevo premio Nobel de literatura -que se anuncia pasado mañana- es AMOS OZ, el escritor israelí. Aplaudimos la decisión del jurado en caso de que nuestro hombre no nos haya engañado.
Aprovechamos para mandar un mensaje a «El pitolas»:
José, como sea mentira esto que nos has contado, mejor que no vuelvas. Te quedas allí encamado con el académico. Porque dice la Margaret que si se la has vuelto a meter, te corta los cataplines y los pasa por la turmix.
Solo puedo decir: uf…. No sé si han descubierto la rueda o el fuego o ambas cosas. Será que sí, que es muy temprano.
0) Ahora que he descubierto este blog gracias JuliánBluff, me temo, mi sargenta, que me vas a tener por aquí, si no tienes inconveniente. Y ahora voy a comprarme el número de octubre de Quimera.
1) la revista Quimera, a la inversa que la frivolona Qué leer o la academicista y pomposa Revista de Libros, no digamos los promocionales suplementos culturales de los diarios, es cojonuda desde siempre. Mi amigo Mario, librero, tiene primeras ediciones qué sé yo, de Lorca, por ejemplo, pero yo siempre le he envidiado su colección ¡completa! de Quimera. Claro hay números mejores que otros
2) sobre tu epígrafe también 2 de lo que Sí te gusta de los olmos y demás: Nadie es nunca demasiado inteligente de hecho, ese comentario tuyo noe s demasiado inteligente 🙂
3) (Para Ire) en cada generación se descubre la rueda, la pólvora y el mediterráneo, y además es conveniente que suceda, porque si no se olvidan la rueda, la pólvora y el mediterráneo, y eso es malo.
4) como generación son muy desiguales en calidad, es una obviedad, perdón, pero los hay buenos y malos, pero disento de tí, sargenta, como ensayistas son resultones (Pron) pero flojos (en abusiva generalización)
Ya, Lansky, lo que me pregunto es si esas obviedades merecen 60 páginas en una revista «especializada».
Porque… no, no creo, pero ¿no suena un poco a ‘acto de contrición’? teniendo en cuenta los entrevistados y el medio, Quimera, uno de los agentes más activos durante los últimos años en el fomento de muchas de las cosas que critican los entrevistados suena, como mínimo, raro.
Ire, yo no día que Quimera es una revista «especilalizada», ni siquiera con tus comillas, no como Cell Biology o Lancet. Y como dice en la página 3 «no se solidariza (necesariamente) con las opiniones de sus colaboradores» Este número que reseña la sargento tiene pretensiones de ‘documento’, nada menos, y ha elegido cinco escritores jóvenes pero ya famosillos, consolidándose, para hablar de ‘cómo viven la literatura en estos tiempos’ (textual, comillas mías). La mayoría, por lo que llevo leído, no ha prestado atención a lo que decía uno de sus mejores mayores, mi admirado Juan Marsé, que recomendaba (cito de memoria) distinguir entre literatura y vida literaria, añadiendo que la segunda no le interesaba nada. A mí tampoco, salvo como psicopatología de la ambición y el famoseo.
Bueno, no es el New england pero tampoco habla de coches y de moda, en principio.
No tengo ningún inconveniente, Lansky. Todo lo contrario. Estoy segura de que será un placer discutir contigo.
Un abrazo
La sargento
Hombre, Lansky Supervía, la mascota de Bértolo. Es el último monstruito que te quedaba por recolectar, Margareto, ya tienes al circo completo.
Bien visto, solete. Ya estamos todos. Ya puedes traer las palomitas, anda.
Qué gusto tener a Lansky por aquí!
Alucino o no alucino, según se mire. La verdade es que así nos va. Más literatura y menos estupidez, pero claro la sociedad está idiotizada (no conseguí escribir estupidificada)
Yo sigo preguntándome por qué la narrativa de Millás -por decir uno- es tan buena y la de Olmos tan mala -ídem-. ¿Cuáles son los criterios que sigues? ¿Qué tesis argumenta tu discurso? ¿Dónde se encuentra la literariedad en Millás? ¿Te has dignado interpretar a Olmos? ¿Acaso no son las ideas, al fin y al cabo, el criterio literario que nos hace olvidar a unos y recordar a otros? ¿Acaso los folletines de Dumas, Montepin, Rocambole, Allain y Souvestre no están plagados de personajes maravillosos y tramas excepcionales pero carentes de toda significación? La teoría sirve para esto: despejar dudas. Todo crítico que no sea teórico es un completo cero a la izquierda. De ahí el fracaso de la crítica en los medios y en la blogosfera.
Y no, no estoy de acuerdo con que la Nocilla Dream adolezca de un exceso de teoría. Todo lo contrario. Si algo es criticable en los nocillos es la terrible tergiversación, manipulación y transducción del sentido, límites y finalidades de la teoría. Toda teoría que no sea ontológica es una auténtica tomadura de pelo, esto es, una disciplina que pretenda explicar qué es y cómo acontece la literariedad. Lo demás son estúpidos manifiestos que traen de vuelta los géneros híbridos y las poéticas manieristas, la consagración de autores que la mayoría de ellos no entienden -por ejemplo, la pragmática en Bernhard o Foster Wallace- o la imitación ramplona de la experimentación formal del siglo XX agotada en los 70. After Pop es un ensayo digno pero que ha provocado una serie de reacciones literarias completamente erróneas; pero también es cierto que quienes critican a la tribu DFW rara vez poseen un concepto de lo literario bien definido. Eso es todo.
Lo que molesta de Olmos al menos a mí es que sea tan cínico. Lo lees aquí y parece que no ha roto un plato en su vida.
¿Qué ha hecho Olmos que te molesta tanto, Ire?
Bueno, pero la bicefalia es normal en el escritor, Ire. Como lector eres despiadado pero como escritor sabes lo difícil que es componer una buena obra cuando te pones a ello. El problema es que hay demasiado escritor megalómano suelto. No sé, acabo de leer Pitcairn de Ingrisano y aunque podrías cargártela como crítico en 2000 palabras lo cierto es que no es nada fácil escribir así con veinticinco hoy día. Vale tiene erróres como los -uir con tilde, pero el mérito del universo que ha creado no se lo quita nadie. Yo, por lo menos, no escribía mejor que Ingrisano a su edad.
Ya que lo preguntas, no me gusta su manera de hacer crítica. Adolece precisamente de lo que no para de quejarse. Tampoco me gusta su desdén premeditado, solo pensado para epatar. Si quieres luego sigo pero es que me estoy dejando las uñas en el móvil.
Sigo un poco, ya desde el piano.
No me gustan los criterios que transmite, en general, ni la sobreactuación de su personaje. Sé que no es justo, pero eso me hace desconfiar de su obra si ésta pretende ser una extensión de ese o viceversa. Y si no tiene nada que ver, razón de más para no leerlo.
Entiendo y en gran parte comparto lo que dice Ire de Olmos, pero mis propios matices son que el Olmos/Malherido faltón y graciosillo (a veces es muy gracioso, pero siempre incorrecto y faltón) ha tomado de rehen o ha abducido al Olmos novelista. Y eso es así, porque el buen lector no debe ser ingenuo, pero sí cómplice y el buen crítico debe ser además justo y ecuanime, pero lo que hace Olmos en su blog con los libros de otros no es ni de lector ni de crítico: no es ni justo ni ecuánime ni cómplice (salvo caprichosamente a veces). En realidad, es un novelista abriéndose paso a codazos, y los novelistas -lo ha dicho alguien- no se leen unos a otros, sino que se vigilan. A mi Olmos me da un poco de pena, aunque se lo haya buscado y aunque, supongo, yo le dé pena a él.
A mí lo que me mola del blog de Olmos, quiero decir Malherido, son las fotos, para qué negarlo… y eso que últimamente el nivel ha bajado…. de masiada ropa.
Un último apunte. Es errónea la opinión de Olmos en palabras de Marías -un pésimo maestro, por cierto- al creer que Cervantes sacó de la nada Don Quijote. De hecho, Cervantes estaba más que familiarizado con la Poética aristotélica, posiblemente a través de los teóricos renacentistas como Castelvetro o Escalígero. En su obra el genio español parodia muchos preceptos de la poética clásica, el concepto de verosimilitud, por ejemplo -se observa perfectamente en algunos de sus entremeses como El retablo de las maravillas. Por no hablar de que conocía a la perfección las convenciones narrativas de los neosofísticos como Heliodoro o Longo. Nada es casual en el arte.
Es cierto que hace una década si ojeabas la lista de más vendidos, estaba copada por autores españoles. Ahora no es así, pero tampoco me extraña.
Yo no voy a comentar sobre la calidad de los nuevos autores en castellano (al fin y al cabo para las ventas, la calidad no es el factor determinante) por que a la mayoría no los he leido. Eso sí, ya sea por que las obras están vacías de contenido, o por motivos que desconozco, las sinopsis de novelas como Celacanto o Fresy Cool no invitan precisamente a la lectura.
Si cogemos por ejemplo Vidas de Hojalata de Paul Harding (que ganó, de forma un tanto sorprendente el Pulitzer en el 2010, nos encontramos ante lo que se supone que hacen muchos de los autores españoles (al menos es lo que deduzco de las entrevistas), una novela experimental. Sin embargo si uno se lee la sinopsis de la novela de Harding, deduce que ahí hay una historia (en las que he citado antes, de la sinopsis no se puede deducir más que hay un par de ideas, supuestamente desarrolladas, pero ni rastro de una posible trama).
A mí me parece más fácil que un lector se sienta atraido (otra cosa ya es que le guste) por Vidas de Hojalata que por Celacanto, y me refiero a un lector que no sepa absolutamente nada ni de las novelas ni de los autores.
Igual es que yo soy raro, pero creo que la mayoría de los lectores, lo que buscan es que les cuenten algo, si se hace de una forma original o diferente, pues estupendo, pero la forma no debe (o no debería bajo mi punto de vista) prevalecer sobre el fondo
Sí y no, Jose. La forma siempre ha de ser un indicio del fondo. Por ejemplo, el narrador omnisciente del Realismo es un indicio del ideal positivista de la sociedad burguesa del XIX. Otro ejemplo es el capítulo final del Ulises de Joyce, en la que la ausencia de puntuación es un reflejo del pensamiento humano como fluir de consciencia o el «yes» recurrente un manifestación del deseo sexual de Molly. Los grandes maestros se reconocen en el momento en que la forma de sus obras forman parte asimismo del contenido de la obra. Saludos.
Creo que no me he explicado bien. A mí me parece fantástico que se experimente con la forma, me encantó el capítulo del power point de la novela de Egan (pero me encantó, por que lo usa para contar una historia, y además la cuenta bien).
Cuando uno lee la sinopsis de El arcoiris de la gravedad, La broma infinita o House of leaves, ves una historia (otra cosa es que luego te pongas a leerlo y entiendas algo), mientras que en el caso de muchos escritores españoles, ves un par de ideas sueltas y lo primero que se te viene a la cabeza es que el escritor/a te quiere tomar el pelo.
Tampoco entiendo por que todos los que salen en los suplementos parecen haber apostado por esa propuesta estética, cuando en otros países hay una diversidad enorme, desde lo más clásico a lo más moderno
Es curioso que la cabecera de este blog sea parte de Shakespeare and Co… si tan leídos y políglotas son, alguno de estos autores podría pasarse algún domingo por las «Mad-hats tea parties» que allí organizaba el bueno de Whitman y que ahora continuamos sin él: quizá así podrían aprender algo de Literatura (en mayúscula) y dejarían entonces de decir las obviedades que cualquier estudiante de COU empollaba para la selectividad cuando todos éramos más jóvenes.
Acabo de colgar en ARQUETIPO’S la crítica de la última novela de Alberto Olmos «Ejercito Enemigo»
http://www.julianbluff.blogspot.com.es/2012/10/ejercito-enemigo-la-critica.html
Y de verdad, en serio, lo dico completamente en serio, el tío no lo hace tan mal. Venga al lío y a dejar tod el mundo comentarios como locos ¡Qué reviente el contador de visitas!. 😉
Mi sargenta tenga en cuenta que una tiene ya una edad y las ironías no la pesca el vuelo como en sus años mozos. ¿Usted cree que la opinión de estos pipiolos merece que me gasta una parte de mi pensión en comprar la revista con semejantes opiniones? Pero si reivindican como su maestro al autista, literariamente hablando, Javier Marías, campeón de los anacolutos.
Sí, Gertru, sí. Merece la pena siempre que te interese entender y saber lo que ocurre en el mundo editorial en castellano de hoy. Hay preguntas que obtienen respuesta o respuestas que sacan confirmación. ¿Por qué vende tan poco la (ya no tan) joven literatura española? ¿Por qué nuestros editores no dan una y cuando la dan no saben por qué? Como decía el amigo Lansky ¿cómo es hoy la «psicopatología de la ambición y el famoseo» en el mundo del libro? Te vas a enterar de hasta qué punto los escritores jóvenes han perdido el respeto a la crítica del régimen (o eso dicen) y verás cómo pierden los papeles cuando en un simple blog se les critica un poquito. Es muy ilustrativa esta larga conversación.
Pero todo esto si te interesa el mundo literario. Si eres un lector sano que quiere aprovechar el tiempo -la vida siempre es muy corta- coge La cartuja de Parma (Stendhal), disfruta y goza.
Un beso de la viciosa de la Margaret
Bonita respuesta. La suscribo
El Agotamiento del modelo Blog (os vais a enterar) personal es ya un hecho incontestable. En el momento del reconocimiento comienza su putrefacción. Los escritores pueden darse por satisfechos, lo han logrado. El que resiste, gana. No siempre un Nobel, pero sí la excusa para seguir.
Los mismos avatares con cara y ojos y las mismas fantasmagorías. Las mismas vaguedades y las mismas naderías.
Tanto y todo para acabar siendo una marginalidad más en el mercado.
Si estas palabras se escribieron hace un año, deben de estar debatiéndose de la risa al ver cómo tantos blogueros han caído en el mismo pecado, “psicopatología de la ambición y el famoseo”, que cada palo sostenga y erija su vela. Un año en red es un salto al vacío.
¡A los cuarteles de invierno…! El palacio sigue intacto.
¡Qué chico tan listo, hasta (me) parafrasea!, pero ¿por qué la amargura? No vino al mundo a leer y a ser feliz, sino a derribar palacios, espíritu de demolición más que de contradicción. Pero amargura…
¿Le han recetado algo en mal estado en la consulta? ¿Verborreico traditore ?
Listo, Usted.
Ningún escritor menor de 45 será un Kafka ni en sueños , ni siquiera llegaran a ser un Sender . La alienación tecnológica produce una hibridación y falta de arte y todos los grandes crecieron en sintonía con la naturaleza ( no solo en literatura ) y nacieron para escribir no para presumir y darse baños de pureza que resultan escatológicos. Lo cierto que no conozco a estos prodigios , saludos
¿De qué me suena esto? Debe ser pura coincidencia
¿Pero no se lo van a Murakami y sus pajas, mentalers y de las otras?
Joder, puse «pajas mentalers», así en chiquitistaní… I’m sorry.
¡Qué debates tan divertidos! ¡Cómo me recuerdan el bachillerato!
Pues para mí que son más de comedor de indigentes, ¡cómo se nota que usted fue a un colegio bueno!
¿Ningún post sobre la figura de Fernando Marías como jurado en TODOS los premios a dedo del mundillo editorial?
Un libro.
Un autor.
Un mundo editorial que conquistar.
Un lector que no le importa a nadie…
«JUEGO DE BLOGS. CHOQUE DE YEYÉS»
Próximamente, en sus pantallas.
Los nuevos grandes narradores españoles son Bruno Galindo, Jon Obeso, Remedios Zafra Alcaraz, Lina Meruane, Carlos Ardohain, Salvador Galán Moreu, Antonio-Prometeo Moya, Víctor Sombra Macarrón… ¡Esos sí!
¿Y Carlos Arniches no? ¿Y los hermanos Alvárez Quintero, y el padre Coloma? Yo sólo leo autores con nombres de calles
¡Jajajajajajaja!
Coincido. Lo mejor que se publica ahora está en Lengua de trapo, Caballo de Troya y agregaría a Salto de Página.
Marcus Versus, Elisa Rodríguez Court, Enrique Armenteros Caballero… ¡JAJAJAJ!
Era ironía, querido anónimo, ve veía claramente. Era mi forma de criticar que hoy se publica demasiado y a demasiados ( a pesar de q los que todavía no lo han conseguido se pasen el día quejándose de que no se publican suficientes autores en español, ¡bajen más el listón, por favor!). El 90% d lo que saca el gran Constantino Bértolo hace años es basura y no lo lee ni Dios. Y la pobre Lengua de Trapo, con lo que pudo haber sido…. 😦
Jajaja, muy buena la ironía Sisi. Versus puede ser el peor narrador español de la historia, y mira que los hay malos…
Caballo de Troya es la mejor editorial literaria y la más comprometida que hay ahora en el panorama. Y libros como el de Lina Meruane son oro puro.
¡Jajajajajajajajajajajajajajajajajaja!
Y no te olvides de Daniel Gascón, haciéndole la pelota a Salman Rushdie por twitter…
¿Bruno Galindo? Por «El público»… ja ja ja…. un Beigbeder peor aún que Beigbeder…
ostras, para mí que el debate se ha «pedantizado» un tanto. En el COU de entonces nunca vi nada igual.
Pero gracias Patrulla, vuestra reseña de Quimera es muy sabrosa. Bien jugado.
Algo debe tener Olmos para despertar tanta fobia en una panda de resentidos como vosotros, tropel de borregos que os creéis que vais a contracorriente.
Lo correcto es «debe de», Eva Porada. Y en cuanto a Olmos, sí que lo tiene: es un escritor pésimo.
Los resentidos también tienen razón. xD
Hola Margarita:
Me tomaré un poco de tiempo para contarte algo, (una vez que he visto que dedicas más tiempo al asunto de Quimera) y teniendo en cuenta que -hoy mismo- me he gastado 5 napos en la susodicha revista que he dejado de leer, en la primera página del texto que a ellos les dedican, cuando Álvaro Colomer (en su primera intervención), afirma ufano:
«…si preguntáramos a la gente de la calle qué autores formaron parte de la llamada la Generación Kronen, seguramente obtendríamos los nombres de José Ángel Mañas, Lucía Etxebarría y Ray Loriga, pero muy pocas personas mencionarían, por ejemplo, a Lorenzo Silva o Juan Bonilla, …»
Al margen de no querer ensañarme con el hecho de que, ayer mismo, Silva pasó a ser definitivamente «mainstream» (eso parece), es evidente que Colomer no vive en la misma calle que yo. En la que yo vivo he pasado un rato preguntando a los paseantes que me dijeran algo de la Generación Kronen, pero he tenido que dejarlo cuando me dio la impresión que un señor maduro se disponía a llamar a un guardia.
En fin, que me leeré la entradita ya publicada, pero estoy cinco euros más cerca de la bancarrota y, naturalmente, pelín cabreado.
Saludos al resto
Silva siempre ha sido «mainstream». Y como escritor, mediocre, por no decir algo peor. Por eso le han planetizado, supongo.
Buenas tardes, amiguitos. Cantemos un poquito. Hoy, por Sepúlveda. ¡Todos juntos…!
Encima [de] las montañas tengo un nido
que nunca ha visto nadie como es:
está tan cerca el cielo que parece
que ha sido construido dentro de él.
Encima [de] las montañas viviremos
el día que tu aprendas a querer,
y así podrás saber cómo es el cielo
viviendo en mi casita de papel.
¡Qué felices seremos los dos,
y qué dulces los besos serán!
Pasaremos la noche en la luna,
viviendo en mi casita de papel.
¡Qué felices seremos los dos,
y qué dulces los besos serán!
Pasaremos la noche en la luna,
viviendo en mi casita de papel.
Viviendo en mi casita de papel.
Viviendo en mi casita de papel.
La Adón, menudo personaje… ¿A quién interesan las historias rancias de esta tía con cara de tísica? Que el trepa de su marido (director de esa insigne editorial que sólo publica libros con los derechos de autor caducados) se siente junto a ella en el sofá de terciopelo del salón, tome sus manos y le confiese que, por mucho que se esfuerce, nunca será Henry James ni Virginia Woolf.