Así arranca la crónica -firmada por Lola Sampedro en EL MUNDO (aquí)- de la entrega del Premio Fomentor de las Letras 2013 a Javier Marías:
Javier Marías no se toca el pelo. Ni aunque la brisa marina se lo alborote de una forma, esa forma, tan chocante en la cabeza de un escritor con la compostura y la flema del madrileño. El autor de Mañana en la batalla piensa en mí recibió ayer tarde el Premio Formentor de las Letras 2013 a escasos metros del Mediterráneo y su pelo se agitaba ingravitacional con el viento, de una forma estática y pasmosa. Pero él no se lo tocó ni por un instante, ni durante su discurso ni en la sesión fotográfica. Marías debe saber y sabe que es de mala educación que un señor vaya por la vida atusándose el pelo como una quinceañera y aguantó con paciencia viril que la brisa protagonizara la anécdota.
¿¿¿¡¡ What the hell !!???
Nota: lo de «ingravitacional» es de la propia cosecha de la periodista. Creativa que es ella.
Javier Marías no se toca el pelo. Javier Marías no se toca el pelo. Javier Marías no se toca el pelo…
A partir de ahora -lo siento por los fans que están enamorados de mí- no pienso volver a tocarme el pelo. Crezca donde crezca. Va a ser ese el secreto de la buena prosa. Tanto dinero gastado en masters de escritura creativa y resulta que era esto. Me quedan pocos años de vida y debo probar otros métodos para alcanzar la gloria literaria. Lo de menos -concluyo- es mi apariencia, lo importante es triunfar.
«Aguantó con paciencia viril que la brisa…» Te cagas.
Pedro J. Ramírez también aguanta con paciencia viril que la brisa…
Patrulla de salvación 
Jaja… El próximo premio, el L’Oréal.
… muy feminista, si te paras a pensarlo, reivindicar la «paciencia viril». La paciencia siempre se nos había atribuido a las mujeres, tan sufridas, nosotras, ja, ja, ja!
Sorry, pero si pones lo de «What the hell!?», así en inglés, sobran los signos de exclamación e interrogación del comienzo. Lo sé hasta yo, que no pasé de 2º de la Escuela de Idiomas.
Ya, pero se trataba de mostrar mi asombro, mi cabreo y mi indignación. Intenté ponerlos por encima y por debajo, pero el procesador de texto no me daba esa opción.
Gracias «anyway»
¿Pero Marías no está calvo, como su hermano el crítico de cine y también como su señor padre (que en paz descanse porque parecía el más decente de la tropa)?
¿Por qué lo llaman literatura cuando salta a la vista que no es más que espectáculo?