Dolores Redondo (San Sebastián, 1969) tiene una novela publicada-¡una sola!- . Se la han traducido a algunas lenguas y parece que no se está vendiendo mal. Pero es la primera novela. Pues como la vida es corta y hay que aprovechar los 15 minutos de fama (que decía Warhol), no vaya a ser que sean 5 solamente, ahí va ella, con un par, y nos endosa su “Decálogo para escribir una novela fantástica”. Modestia aparte, claro.
-Lo de “fantástica” lo dirá por el género. Cómo eres, Margaret.
-Vale, Daphne, puede ser. Pero me da igual. ¿Quién es esta mocosa para después de escribir su primera novela ponerse a dar lecciones?
-Lo mismo es una broma, mi sargento.
-No, no lo es. El artículo de El Confidencial se incluye en una serie llamada “Tribuna de Expertos” donde han contado sus secretos Lorenzo Silva y Isaac Rosa entre otros. Pero ¿Dolores Redondo? ¿Quién es Dolores Redondo?
Pero es que además los consejos son de coña (en negrita y entre paréntesis los comentarios de la sargento):
1º “Lo primero que necesitarás es un firme propósito”, dice Dolores. (Ya sabe usted: si le apetece más ver el Levante-Rayo Vallecano, dar un paseo con la novia o leer el último libro de Carmen Posadas, mejor que no se ponga a escribir la novela esa. Total, para qué. ¿Verdad?).
2º “un par de resmas de folios y un paquete de bolis”. (Y una silla, y una mesa, y un vaso de agua, y… ropa interior cómoda que si no, después de 5 horas sentada, el elástico de las bragas se te clava en la ingle, dejándote marca, y no veas cómo molesta).
3º “Documéntate bien, pero no demasiado. No estás escribiendo un manual.” (Menos mal, Dolores, que has venido tú. Uf, chica, qué bueno que estás tú aquí.)
4º “Usa el lenguaje adecuado. (…) la mayoría de las veces la primera palabra que acude a tu mente es la adecuada”. (Me parece, Dolores, que se me están quitando las ganas de leer tu novela. Mejor quedamos, nos tomamos unas cañas, nos contamos unos chascarrillos y echamos unas risas, ¿vale? Guai. No, si al final nos hacemos amigas.)
5º “Lee. (…) Descubrirás un mundo muy rico que te hará crecer como escritor”. (¡¡La hostia, la hostia, la hostia!! ¿Qué les decía yo?)
6º “Sé honesto en lo único que tenemos en común todos los humanos (menos los psicópatas): los sentimientos.” (Me se sartan las lágrimas. ¡¡Daphne, mi pañuelo de cuando las telenovelas!!, ¡¡Es una orden!!)
7º “No engañes al lector” (No te preocupes, Dolores, que de eso ya se ocupará la editorial, los críticos literarios y los periodistas.)
8º “Interpreta las escenas y diálogos. Puede parecerte una tontería -y de hecho al principio uno se siente un poco tonto cuando lo hace-, pero comprobarás in situ si tu “teoría” es viable” (Samantha: ven aquí, que quiero comprobar si en la escena del harakiri sale tanta sangre como para que el detective se resbale al entrar en la estancia después de la muerte. Así comenzó Jack el destripador y mira cómo terminó.)
9º “Lo que importa es la historia. No te pierdas en tecnicismos rimbombantes.” (Esta, junto con la 5ª recomendación, es lo mejor del decálogo).
10º “Dales un buen final. No olvides nunca que esto es sólo una novela y el lector tiene, sobre todo, que disfrutar”. (Acojonante. Menos mal que El Confidencial no se edita en papel. Hubiera sido una pena -de verdad- el destino de ese pobre árbol.)
Pero es que esto no ocurre ni en el mundo del fútbol. ¿Se imaginan a un chico que, procedente del filial, ha sido recientemente ascendido al primer equipo del Real Madrid diciéndole a Cristiano Ronaldo cómo se deben tirar las faltas?
Lo que pasa es que se ha perdido el respeto y la educación. Eso es lo que pasa.
OTRO ASUNTO
Hoy -5 de octubre de 2013- es un día histórico: Babelia, el suplemento cultural de EL PAÍS, por primera vez en su historia, no contiene en sus páginas ni una sola reseña literaria. ¡Qué gran noticia! Gracias, señores editores de la sección de cultura del periódico. Nos han alegrado el sábado. Esperamos que cunda el ejemplo y esto sea un primer paso para erradicar las reseñas de todos los periódicos de España. Visto que no había manera de hacer auténtica crítica literaria, lo mejor es dejarlo. Muerto el perro se acabó la rabia.
El suplemento Babelia de hoy está, en su integridad, dedicado a conmemorar el bicentenario de Verdi. Una delicia.
-Ni una reseña, Daphne. ¡Qué maravilla!
1- Mi verdad es que ese decálogo está repletito de lugares comunes (con lo común que es este mismo lugar).
2- No creo que le intente enseñar a tirar las faltas a Cristiano Ronaldo, pero si puede dar las claves de cómo las lanza ella, quizás alguien que no las tira tan bien o que quiere aprender a tirarlas aprende algo que le pueda servir.
3- Pero acudiendo a tantos lugares comunes me parece que nada nuevo van a aprender.
4- ¿Por qué siempre estamos intentando aprender cosas nuevas, incluso cuando empezamos, si lo que deberíamos preocuparnos es por hacernos unas buenas alas antes de echarnos a volar?
5- La 4 es solamente un forma de ponerse ante el mundo, porque también te puedes hacer unas alas de mierda, echarte a volar, pegarte la hostia, no haberte matado, volver a intentarlo desde una altura más pequeña, volverte a pegártela y ya darte cuenta de que lo que estaba mal eran las alas y no las ganas que le pusieras a la tarea y, entonces sí, quitarte la mierda de alas que tenías y ponerte a fabricar unas de calité.
6- A veces ni aún así.
7- ¿El valor de un escritor -y por lo tanto la cantidad de consejos que pueda dar- se mide en novelas publicadas?
8- ¿Pudiera ser que esta persona haya escrito muchísimo más que algunas personas más publicadas antes de alcanzar ese ¿objetivo??
9- Ojalá el editor de texto de esta página coloreara, como el Excel los paréntesis, los signos de interrogación, así quedaría más claro a qué viene tanto signo de interrogación en una sola sentencia.
10- Mi decálogo. ¿He hecho suficientes méritos? Como se nota que tienen una organización castrense (he estado a puntito de escribir ‘castrista’, he tenido que mirar en el diccionario)
Camisas de once varas. En su descargo diré que quizá sea que El Confidencial ya no sabe dónde encontrar expertos (por cierto: del latin expertus, experimentado).
Yo también creo que de esto se debería echar la culpa a El Confidencial más que a la pobre chica, que probablemente no se habría metido en semejante berenjenal si no fuera porque le llamó una becaria de la redacción pidiéndoselo. Y ahí tienes dos opciones, o decir que no, quedar como una antipática y perder esa posibilidad de autopromoción (que tanta falta hace tal como está el patio) o pergeñar lo que se te ocurra, aunque sea una sarta de sobados lugares comunes. De haber recibido yo esa llamada es probable que también hubiera contestado que sí y también me hubiera metido en el berenjenal, aún a sabiendas de que para dar consejos sobre escribir estoy aún menos capacitado que Dolores Redondo.
Acabo de leer «El jugador», de Dostoyevski. No he podido resistir la tentación de imaginar a Margaret como sosias de la abuela apostadora, Antonida Vasílievna. ¡Qué gran personaje!
Vaya, hombre. Me alegro, Daniel, de comprobar que los escritores jóvenes empezáis a hacerme caso y os habéis puesto a leer a los clásicos. Vamos bien, hijo. Como dice Dolores Redondo, ese pozo de sabiduría sin fondo :
«Lee. No podrás escribir si no lees, pero no sólo para documentarte, lee goloso, con ese placer que proporciona el descubrimiento, y no necesariamente del mismo género, lee otras cosas, lee a los clásicos, no hay nada nuevo bajo el sol, y descubrirás un mundo muy rico que te hará crecer como escritor.»
Ya sabes, Daniel.
Maggie
Sí, menos mal que hay consejos así: «lee goloso», «lee otras cosas». Faltaría un «lee como si disfrutaras de los chuches», y mi amor por Dolores será grande.
Y encima citando el Eclesiastés (mal, como todos los que no han leído la Biblia en su puñetera vida).
Como siga el mundo a este ritmo vais a tener que sacar franquicias.
El asunto de la novela de Dolores Redondo es muy curioso. Antes siquiera de que la novela fuera publicada, ya habían sido comprados los derechos para tropecientos países, contratado los derechos cinematográficos y apalabrada una trilogía. Mordor la ha lanzado simultáneamente en todas las lenguas de España (catalán, gallego, español y vascuence). Acostumbro a verla en las librerías y compruebo en cada visita que la faja intenta apuntalar un éxito que, me da en la nariz, se le está resistiendo. La última vez que la vi iba por la duodécima edición, si mal no recuerdo. Ediciones que no pasan de ser reimpresiones, y que evitan cuidadosamente dejar claro cuánta ha sido su tirada. He hojeado el libro y he visto que los derechos pertenecen a una compañía de misterioso nombre.
Por curiosidad, me tragué los primeros párrafos. A su lado estaba una reedición de Los siete locos, de Artl, y también leí su primera página. La comparación fue demoledora. El guardián invisible tiene más que ver con Tom Clancy, Dan Brown y compañía, que con lo que algunos entendemos como literatura. Creo sinceramente que para Dolores Redondo lo suyo también lo es. Siento no poder estar de acuerdo.
Alguien está invirtiendo mucho dinero en fabricar este producto con la esperanza de dar un pelotazo y me extraña que los blogs que se ocupan de estas cosas no se hayan interesado por el tema. Supongo que porque Dolores Redondo no está en la pomada y no frecuenta ciertos círculos. Sargenta, este libro bien merece una investigación en toda regla. Revélenos cómo se fabrica –fabricar es la palabra– un best seller.
Dolores Redondo consiguió (o le consiguieron) salir en enero en Página 2 de RTVE, como si lo suyo fuera literatura, La primera pregunta que le hacen es la que se hace Nemo y muchos de nosotros, ¿cómo siendo su primera novela (en realidad es la segunda) está ya vendida a tantos países, vendida ya la película, etc? y la respuesta es de aúpa: ¡es que mi novela tiene magia! Si no lo creéis podéis verla aquí: http://www.rtve.es/television/20130110/dolores-redondo-introduce-personaje-inspectora-salazar/598700.shtml
Redondo es MUY activa en twitter y uno se pregunta: ¿cuándo escriben estos escritores twitter que te encuentras conectados a cualquier hora? Por cierto, prueba a criticarla en twitter, si quieres diversión.
Así que como Redondo no responde realmente a la pregunta, sigue el misterio, y desde luego merece ser investigado, no por ella, que no lo merece, sino por desvelar como se fabrica hoy un producto (estos escritores, ellos mismos hablan de sus libros como productos) «literario». No conozco mejor ejemplo de producto comercial autóctono prefabricado, y os quejáis de Los Nocillas & Cía., Investigad la literatura de género española, Hay mucha tela que cortar… Los Nocillas, Dramas, etc sólo luchan y se pelean por las migajas.
Coincido contigo Noa y además como acto de insurrección patrullera informo que me gustó el cómic de Nocilla Experience basado en el libro de Gusti e ilustrado por Pere Joan, y me emocionó La sombra del viento. Ahí queda eso.
Si la envidia fuera tiña…
…cuantos tiñosos habría. Compréndalo, no se trata de envidia. El guardián invisible ha sido diseñado para vender más de cincuenta mil ejemplares en España. Si no aparece una cifra en la faja es, lo crea o no, porque está lejos de acercarse a esa cantidad. Como bien se ha dicho más arriba, cada libro tiene su mercado natural y su tamaño es muy diferente en cada caso. Algunos títulos no pueden vender más de cuatro mil ejemplares, no importa lo buenos que sean. Otros, sobre todo si juegan en la liga de los best sellers, no tienen ni para empezar con esa cantidad. Una cosa tienen buena este tipo de libros: no pretenden engañar, y mi mayor cabreo como lector es cuando pretenden endilgarme una cosa por otra. Lo que me interesa es saber cómo una autora consigue ese pelotazo con un original inédito, cuando apenas tiene carrera ni público en su zurrón. Algunas cosas me las imagino. Alguien quiere fabricar un nuevo Millenium y se encuentra con los ingredientes necesarios: psicópata asesino, protagonista empático, escenario «exótico» (los bosques del norte de Navarra y la mitología vasca), pero queda mucho por entender y deseo que Margaret nos ilumine.
Ya te lo cuento yo: Destino es el sello que publicó Millenium. Los señores que mandan en Planeta le dijeron a sus esclavos, los señores (dos, Emili Rosales y Silvia Sesé, en el momento en que sacaron el libro de la Redondo, ahora ya no) que mandan en Destino: «a ver, necesitamos otro fenómeno de masas». Y el resto es historia, como lo de esas modelos descubiertas en un burguer king: la señora Redondo mandó su primer capítulo a una agencia literaria, éstos se fascinaron, lo mandaron a la editorial, éstos se fascinaron… Y digo yo: ¿por sólo un capítulo se puede deducir la maravillosidad de una obra? Pues no, a mi modo de ver.
Ahora bien: si ese primer capítulo da a entender que la obra es un pastiche que refríe a Larsson y a Fred Vargas en el mismo fogón, pues entonces sí, tira palante, Manolo (o Emili, o Silvia, o quien sea), que habemus bestséller y, si es malo, ya lo arreglará algún negro. Total…
Dolores, ¿qué tiene de envidiable ser una esclava, un producto, una marca?
Vaya publicidad que le estáis haciendo a la susodicha. País. ¿Cuándo vamos a dejar de ser tan paletos?
El problema de Babelia es que no hacía crítica literaria: sus ‘reseñas’ eran felaciones en toda regla cuando se referían a libros escritos por autores ‘de la casa’ (cualquier cosa que escribieran Pérez-Reverte, Muñoz Molina o Boris Izaguirre, no bajaba nunca de las tres estrellas como nota mínima), o si al reseñista lo llevaba a hacer turismo alguna de las grandes editoriales de este país con la excusa de presentar el último tocho de Dan Brown o Ken Follett (nos vendemos por cuatro canapés, ¡qué triste!)…
Pues ya es difícil, porque el Babelia no pone estrellitas, ni puntuaciones ni tinteros. Y no estoy defendiendo a Babelia, que es un suplemento que me repulsa tanto como los otros.
Hombre, vamos a ser justos, El guardián invisible es su segunda novela, que la primera no la leyera nadie, no quita para que la publicara.
Lo de Dolores es uno de esos casos raros de autores a los que no conocen ni en su casa a la hora de comer, pero te aparecen con una trilogía bajo el brazo de la que ya han vendido derechos para el cine, por que la primera novela (de la citada trilogía) arrasó en una feria del libro.
Lo cierto es que el guardián invisible se vendió bastante bien hace unos meses, y ha sido de los pocos lanzamientos de escritores desconocidos (españoles) que han estado arriba en las listas de ventas. Por lo demás, yo he oido opiniones desiguales sobre la novela, y la verdad es que tampoco me he sentido muy tentado
Yo de ustedes echaba un vistazo al magnifico «Muerte en la clínica privada» y el trozo en el que un forense habla del «rigor mortis» y luego otro vistazo al principio de ese pastiche. O mis ojos me engañan, o lo de «descubrirás un mundo muy rico» se refería precisamente a eso…
Lean la reseña del libro que aquí dicen ha vendido 100.000 ejemplares: El guardián invisible: tópicos por todas partes, tramos innecesarios, personajes planos y fáciles de olvidar http://www.devoradoradelibros.com/2013/10/el-guardian-invisible-dolores-redondo.html
Pues yo le deseo suerte. Enhorabuena. Sea buen o mal libro, que tenga suerte. Peor son los libros de Ken Follett y bien que vive el tío. Estoy harto de la aversión de este país al éxito ajeno o envidia.
No me llames Dolores llámame copiaaaaahh