Ya sabemos que la obra del pintor Egon Schiele está libre de derechos y que no cuesta nada reproducir sus cuadros. También sabemos que poner una imagen del genio austriaco en una portada de un libro sugiere que en las páginas que vienen dentro hay literatura de calidad. También sabemos que los compradores de cultura de este país se dejan influir mucho –quizás demasiado- por las portadas de las publicaciones a la hora de gastar. Pero, ¡coñe! a ver si nos ponemos de acuerdo y no utilizamos todos las mismas ilustraciones. Digo yo.
El váter de Onetti; de Juan Tallón (Edhasa, 2014)
El diagnóstico; de Edith Warthon (Rey Lear, 2014)
Para más información, ya en 2003 la Asociación Española de Neuropsiquiatría utilizó esta imagen para publicar “Sucesos memorables de un enfermo de los nervios”, memorias del gran locatis (estudiado por el mismísimo Freud) Paul Daniel Schreber.
¡Ojo! No es que estemos hablando en todos los casos de Schreber, sino del mismo cuadro de Schreber ¡y del mismo personaje de ese único cuadro!. ¡Ea, para que te des cuenta!.
Lo cual, que existen cosas en el subconsciente colectivo que molan tal cual. «Per se». Y en un ambiente letraherido de güevastristes y culturetas esas evocaciones a Kurt Weill y Bertolt Brecht, que parecen sugerir las obras de Schreber, como que le endiña empaque al libro.
Al final, me he dado cuenta que he dicho más o menos lo mismo que la sargento, pero como hacía mucho que no participaba en el blog, he decidido no borrar el comentario
¡Un abrazo para todos!
jajajajajajajajajajja
La originalidad es una manía muy reciente. La norma en el arte ha sido la reproducción. Tal vez estemos asistiendo a la cura de ese vicio.
Schiele.
Fdo.: corrector editorial en paro 😉
Corregido
Gracias, resalao
Maggie