En repetidas ocasiones nos hemos quejado de que los editores en España están muy alejados del público lector, de que no lo tiene en cuenta, incluso, que lo consideran poco menos que idiota. Cuando se repiten frases como que “en España sólo hay 10.000 buenos lectores”, se está menospreciando al resto de la masa lectora que paradójicamente es la que, pagando los libros que compra, da de comer a esos editores que los ningunean.
Los editores en España se han creído intelectuales del más alto nivel y desde la atalaya donde leen a los filósofos griegos en griego, releen por 5ª vez el Finnegans Wake de Joyce y repasan la gramática alemana de Otto-Ruppert, se regocijan de ser poquitos, de pertenecer a un club con númerus clausus y de mezclarse poco con la chusma que lee libros de distribución masiva.
Algunos de ellos –ante la brusca caída de las ventas en los últimos años- han interiorizado que deben repetir, aunque sea en las entrevistas, que les importa mucho el público lector. A esos también les suena que en general las redes sociales son un buen instrumento para detectar y calibrar los gustos del comprador de libros. Pero como en el fondo no creen en la investigación de mercados –eso les parece algo indigno de un intelectual de su altura-, y siguen pensando que es el lector el que debe adecuarse a su criterio y no al revés -“faltaría más”-, al final terminan metiendo la pata y se les acaba viendo el plumero. Lean si no las dos respuestas consecutivas que da Pilar Reyes (directora editorial de Alfaguara) en la entrevista que se acaba de publicar en Voz Populi.
Considerando todo lo que hemos hablado, ¿qué papel real tiene el editor hoy?
-La premisa no es editar para vender, sino vender los libros que editas. Esas son dos visiones completamente distintas. No se trata de qué opina el mercado; el mercado para Alfaguara son los lectores. Las redes sociales permiten que los editores tengamos, por primera vez, un contacto directo con los lectores. Eso cambia toda nuestra manera de trabajar. Sabes qué les interesa, qué opinan, en directo. Eso es…
-Un problema o una tentación muy grande.
– El problema de la literatura es que la gente no sabe qué quiere. Al preguntárselo a un lector, ¿qué puede decir?: que quiere una historia que conmueva; un policíaco; una historias de amor… Salvo esas casillas inmensas nadie concreta qué tipo de libro le gusta. En la no ficción puedes atender intereses o carencias de una manera más acertada. La naturaleza de la ficción e otra: sorprender, conmover. Eso complejiza el trabajo del editor. Después de 25 años en la industria editorial, especialmente en catálogos literarios, mi conclusión es que hay que pensar qué tiene calidad y a partir de ahí buscar los lectores posibles para ese libro. Hay que buscar los lectores a partir del texto.
En la primera respuesta dice que las redes sociales permiten contacto directo con los lectores, que sabes, gracias a ellas, qué les interesa y que eso cambia tu manera de trabajar. En la segunda respuesta afirma que “la gente no sabe lo que quiere”, que “nadie concreta qué tipo de libro le gusta” y que “Eso complejiza el trabajo del editor”. Pero es que, además, en la primera respuesta, en el poco espacio de 4 lineas, se contradice otra vez: primero dice que «No se trata de qué opina el mercado», luego que el mercado, para Alfaguara, son los lectores, para terminar valorando positivamente que gracias a las redes sociales saben lo que opina el lector.
Conclusión:
Una de dos, o esta señora padece una esquizofrenia aguda o miente en una de las dos respuestas. Me da a mí que en la primera.
Para mí significa que las redes sociales le permiten darse cuenta de que los lectores no precisan que tipo de libros quieren, que responden con generalidades del tipo ‘que me haga soñar’, que ‘sea interesante’ y etc… Así es como la editora concluye que, por desgracia para ella, los lectores no le chivan que libros le arrancarían al librero de las manos.
Pero es que los lectores nunca harán el trabajo de la editora; es decir, jamás le pondrán en bandeja, de entre la enorme masa mediocre de libros escritos, aquellos que aúnan calidad y tirón comercial. Para encontrar novelas así tendría que realizar un trabajo que, ateniéndonos a sus respuestas, quiere evitarse:
LEER
Las pepitas de oro solo saldrán de su escondrijo cedazo en mano, tamizando las aguas de muchos ríos, desriñonándose en su busca, GANANDO DIOPTRIAS, señora editora, me cago en todo lo que se menea!
Ays, de verdad… que tú no sepas que los editores de hoy en día son todos unos mentirosos compulsivos me sorprende. Y si lo quieres más en versión ligerita y hollywoodense, recomiendo esta peli: http://www.imdb.com/title/tt0486674/?ref_=nm_flmg_act_28 Cambia productor por editor y quítale el glamour.
Y por cierto, repasa lo que comentabas de Miss Ofelia grande (en minúscula, claro) con respecto a Alevosía, que eso lo dicen todas casi calcado. Suma y multiplica.
¿Qué editor/a hoy en día puede explicar exactamente lo que quiere? Ninguno se atreve o no lo sabe, los de los grandes y medianos grupos no son capaces de comunicar nada original. Todo consiste en soltar pelotas fuera. Excepto Anagrama, Tusquets, Atalanta, Ediciones del viento, Baile del sol, Alrevés, Jekyl and Jill, Tropo editores, Páginas de Espuma y Underbrain Books, todo lo demás es copia y pega. Seguro que se me olvida alguna, aunque lo dudo. Y la lista se irá acortando en un año, seguro también.
¿Qué Pilar Reyes? ¿LA editora de Neuman, Roncagliolo, Paz Soldán, Benavides, Jorge Franco y Luis Mateo? ¿Esa iluminada?
No me hace falta leer una entrevista para saber que es tonta.
Y Páginas de Espuma también vende humo. Y Anagrama también ultimamente.
CJ, con lo de iluminada me has hecho soltar unas burnas risas :-DDDD Sí, de acuerdo contigo, cómo no! Por eso en un año la lista ya cambiará. Digamos que a Anagrama y Espuma no les pido que sean perfectos porque me han dado mucho y aún lo hacen.
¿Cuáles son tus editoriales preferidas? De Spain, min älskling
El club que incluye a las personas que utilizan el término «complejiza» debe ser de un ambiente exquisito; más que «clausus», su número debe ser «mínimus».
Maggie, cojoneh, mucho decir que si el lector es soberano, que si es más listo que Lepe, que si patatín y patatán, pero luego si Anagrama va y baja la guardia un poquete y edita «Intocable» vas y también te mosquea con la Anagrama por ir, la tía, de bellotera
¿En qué quedamos entonces, mon cheri?
Lo de Anagrama fue criticado por constituir una traición grave a la línea editorial y a la trayectoria de la casa. Lo que no se puede hacer es utilizar el prestigio ganado con la colección amarilla para vender como «alta calidad literaria» lo que no era más que un libro prefabricado para aprovechar un éxito cinematográfico.
¿Comprendido?
Maggie
Tampoco hay para tanto. Se contradice, sí. ¿Dice que los lectores son gilipollas y no se enteran de nada? Yo creo que no.
Investigación de mercado no sé si se hará, pero desde luego que el truco de usar un superventas para cubrir las pérdidas de ediciones literariamente valiosas y economicamente ruinosas es un clásico. Hemos visto a Salamandra publicar a Harry Potter y hemos visto a Acantilado reeditar a Simenon y a Lovecraft. Y hemos visto por cierto a Alfaguara quitarle un Kertész a Acantilado.
Para que lo entiendas:
Un día una señora te dice que te quiere mucho, a ti, personalmente. Y al día siguiente te la cruzas por la calle y no te reconoce.
¿Lo ves?
Pues eso
Solo pedimos un poco de respeto para los lectores españoles, que bastante puteados estamos ya.
Maggie
Tu ejemplo, cariño, no es nada acertado… qué tendrá que ver las churras con las meninas…
Totalmente off topic: Harry Potter es una buena saga para el público infantil. Decir lo contrario no sólo no te hace más listo sino que demuestra lo gris que se vuelve la gente cuando se hace mayor. Son libros que molan si los miras con los ojos de un niño de 12 años.
Es que Harry Potter a diferencia de otras sagas infantiles y juveniles puede ser perfectamente disfrutada por un lector adulto (por no hablar de la clara progresión en la edad a la que va destinada cada libro de la saga).
Y la Rowling escribe bien además. Cuando publicó su novela para adultos le dieron cera hasta en el carnet de identidad, y si bien es cierto que la novela dista mucho de ser perfecta, también dista bastante del horror que describían algunas criticas. Que curiosamente fueron mucho más positivas cuando se publicó ese engendro que es La verdad sobre el caso Harry Quebert.
Salamandra es una editorial donde se tiene en cuenta la calidad, pero también es una editorial que publica buenas novelas en busca de un público amplio. Muchas de las novelas de la editorial han sido bestsellers en sus países de origen, que además tengan buenas críticas es un añadido
Para Johannes R. Becher. Ni Simenon ni Lovecraft son autores que vendan mucho, más bien lo contrario. Asi nos va en este país. Y por otro lado ni Simenon ni Lovecraft «rebajan» el catálogo de Acantilado ( ni el de Adelphi en Italia)
Hola Negraycriminal,
tienes razón en que no son superventas, me he pasado. Lo que quería decir es que en comparación con las memorias de la viuda de un poeta desconocido (aquí) o una novela de 1500 páginas sobre la Viena de entreguerras han de vender forzosamente mucho más. No es descabellado pensar que la jugada habrá hecho que lectores que no les prestaban atención a los libros esos raros de portada monocolor se fijen en ellos, y en comparación con muchas otras obras de las que ha publicado, le habrá proporcionado unos bonitos ingresos. Y yo me alegro.
Al igual que tú yo tampoco creo que supongan una rebaja de calidad en su catálogo. Yo mismo me he pegado auténticas pechadas de Lovecraft. Un autor un tanto adolescente, si se quiere, pero perfectamente disfrutable. Ha sido una manera muy elegante y muy digna de efectuar la jugada compensatoria clásica.
Sí, no resulta nada inteligente esta tipo de respuestas… Estar en una editorial de tanto renombre nubla la visión. Si fuera inteligente se tomaría unas vacaciones para reflexionar.
Pienso que esta es una de las diferencias entre publisher y editor, el editor se interesa en el publico y en el escrito, el publisher en vender y ahí también crecen algunos intelectualoides que piensan que los que leemos por la historia y personajes somos idiotas que se tragan cualquier cosa y que los libros que necesitamos tienen que tener mas técnica que pasión. Todos ellos nos desprecian pero nos necesitan como consumidores por eso la contradicción.