Ayer, en El País, entrevistamos digitalmente a Pilar Gallego (presidenta del Gremio de Libreros de Madrid, y dueña de la librería Pedagógica). Las respuestas de doña Pilar fueron decepcionantes siendo las preguntas bastante incisivas. Todo fueron frases hechas y buenas palabras. Según ella los libreros no va a desaparecen y son muy importantes para recomendar buenos libros pero no argumentó sus respuestas y dejo la idea de que, o bien no conoce los problemas del sector, o está muerta de miedo. Algunas respuestas:
“En la era digital que anuncia la desaparición de las librerías será cada vez más necesario el contacto directo con los libreros por su función recomendadora y la de seleccionar en medio de la jungla de la producción editorial.”
“El libro en papel, artefacto insuperable, convivirá con lo digital, que tiene casi todo por demostrar, largo tiempo.”
“Me gustaría mandar un mensaje de optimismo a los colegas. Hay que resistir y corregir todas las inficiencias que como sector arrastramos.”
“Los libreros independientes no podemos perder mucho tiempo en lamentarnos de la existencia de la gran distribución”
“Lo digital favorece una comunicación más rápida, pero nos aleja y aisla como seres humanos”
“Tenemos una secular falta de estima por el libro y la lectura. Nuestro pais ha perdido demasiadas veces el tren de la historia.”
“Nuestro sector trabaja en estos últimos años en que las relaciones entre editores , distribuidores y lebreros sean cercanas y fluidas.”
La peor respuesta fue a nuestra pregunta:
La sargento Margaret: Querida Pilar: Mi opinión es que los grandes grupos editoriales, cuando el e-book se popularice, van a prescindir de las librerías. Un intermediario menos. ¿Qué opinas? Contando con que la crítica está vendida a las editoriales ¿quién va a realizar el imprescindible papel del prescriptor de libros si las librerías desaparecen? Un beso y mucho ánimo.
Pilar Gallego responde: No creemos que esto suceda. Muy al contrario los esfuerzos de los Grandes Grupos van en la dirección de apoyar la venta de e-books en su canal tradicional que es la librería.
Es decir: Nada de nada. Esta señora no se entera. Una pena, porque los libreros realmente son necesarios, muy necesarios. El gremio de libreros necesita una presidenta, o presidente, que de verdad defienda sus intereses, que son los intereses de los lectores, los del Libro.
Por muy de acuerdo que esté con la necesidad de una defensa del libro y, además, con lo decepcionante de la entrevista con la presidenta del gremio de libreros tengo que hacerles una crítica: me incomoda su obsesión por el Libro. Los libros, la literatura, no son una entidad absoluta que permanezca en el mundo de las ideas lejano del mundo real. Por ello el Libro como entidad me parece absurdo, un anacronismo filoplatónico por intentar dotar de una pureza esencial, primordial, a algo que no lo tiene porque nada lo tiene.
Defender la literatura y el libro está bien, como está bien criticar los abusos que se den en su seno que quedan impunes, pero no creo que sea bueno para ello acudir a una exaltación esencialista del libro. Hablar de El Libro es hablar de ideas absolutas, por favor, hablemos mejor de los libros y lo que los rodea.
Estimado Alvaro:
Tienes razón. Lo que ocurre es que estamos en guerra y el enemigo es muy poderoso. En las guerras, cuando tu ejercito es poco numeroso y no tiene tanques, portaaviones, y armas químicas (las que tienen nuestros enemigos) entonces debes marcar objetivos muy claros (defensa del Libro) y tener muy motivados a los soldados. Cuando la situación se normalice y las hordas salvajes que quieren destruir la Literatura para hacerse de oro a corto plazo hayan sido derrotadas, entonces, digo, volveremos a hablar de libros (sin mayúscula) y de literatura.
Un fuerte abrazo porque entendemos que eres de los nuestros y compartimos objetivos aunque no formas.
La sargento Margaret
PD Enhorabuena por tu blog.
Esto es lo que se conoce popularmente como «no tener ni puta idea». Tener presidentes para esto….
Querido Carlos:
Como decían los Thompson Twins en Tintin: «Yo aun diría más, ni puta idea»
La sargento Margaret
Hola.
Pienso que el libro no desaparecerá y lo argumento, precisamente, en el esencialismo del que se le quiere hacer prescindir más arriba. Esto es: en la práctica el libro físico es un artículo superable (aunque la presi no lo crea) y, de hecho y poco a poco, superado (salvo en su autonomía) por artefactos electrónicos, por supuesto. Ahora el e-book que, según creo, también será superado, etc…
Lo que hará sobrevivir al libro será una pequeña parcela de resistencia que lo proteja, el reducto de los románticos, los que creemos en ello, en su esencia y por sus cualidades físicas (fundamentalmente el diseño). Aguantará exactamente igual que lo hicieron los vinilos en música (y ahora vuelven con energías renovadas, cuando otros soportes digitales ya se han hartado de irse superando hasta difuminarse) pero, al menos a corto plazo, tendrá que ceder la mayor parte de su espacio a las nuevas tecnologías, y los libreros aguantaremos sólo con ellos: el e-book, presi, es otra cosa, otra cosa…
Un saludo.
Amigo/a Peri:
Nosotras apoyamos el e-book. Nos parece algo magnífico. Las reediciones de libros antiguos se harán solo en libro electrónico y estarán disponibles con solo un click. Entendemos que convivirá con el libro fisico en un ecosistema literario diferente. Pero por encima del e-book defendemos las librerías. Con la critica vendida a las editoriales, a la publicidad y a lo políticamente correcto, solo nos quedan los buenos libreros para que separen el polvo de la paja. Por ello defendemos que los ebooks se descargen únicamente de las paginas webs de las librerías o en esas máquinas que ya hay en algunas librerías. El librero como prescriptor es más necesario que nunca. Claro que a las editoriales, pertenecientes en su mayoría a grandes grupos de comunicación, quitarse un intermediario de en medio -ahora que ya no es o será necesario el local con espacio fisico- les viene de maravilla. Por eso las editoriales os dejarán colgadas, a las librerías, en cuanto giréis la esquina. Eso hay que tenerlo claro y la señora Gallego no lo sabe o no quiere saberlo. No sé que es peor.
Un abrazo y suerte….y ánimo.
La sargento Margaret
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Más allá de lo que vaya a ocurrir, habría que preguntarse que valor aportan los intermediarios para llevarse su cuota del producto. El ebook va a suponer un golpe mortal para imprentas, encuadernadoras y papeleros. Su venta a través de Internet pone en jaque a todo el resto de la industria tradicional (editoriales, librerías y distribuidoras), que en los últimos años demasiadas veces no han cumplido su papel. Entiendo que este es enriquecer el producto que ofrecen: el editor, mejorando el libro con sus sugerencias, corrigiéndolo, ofrecer un producto decente en el aspecto físico, darle una correcta difusión en los medios; el distribuidor, colocándolo en los puntos de venta adecuados, cuantos más mejor; el librero, destacando, del inmenso alud de libros que recibe cada semana, los mejores. La pregunta, ¿lo han hecho últimamente? Porque muchos editores (tanto los más grandes como los más pequeños; tanto los más prestigiosos como los más desconocidos) publican el libro sin ofrecer nada que no pueda dar el escritor vendiéndolo él directamente; algunos, ni siquiera corrigen el texto que han escaneado (y esto me ha pasado con una de esas editoriales nuevas y muy prestigiosas). De los distribuidores prefiero no hablar, porque no conozco bien ese sector. En cuanto a los libreros, no veo yo que cumplan esa famosa función prescriptora; en ocasiones me han recomendado libros lamentables, por la sencilla razón de que era lo único que tenían en ese momento sobre el tema que solicitaba. Además, tengo comprobado que lugares tan denostados como el FNAC tienen más fondo que algunas de las más prestigiosas librerías de Madrid. Quizá sea una simple cuestión de espacio, pero es un hecho.
Tienes razón, amigo Carlos, en que el intermediario que no lo merezca, que no aporte el valor añadido, no debe permanecer. Con el libro electrónico ya no es necesario el lugar físico y por ello nos tememos que los grandes grupos editoriales, solo preocupados por la cuenta de resultados a final de año, van a prescindir de las librerías. Lo que defendemos son los verdaderos libreros, no los que solo quieren vender como sea y lo que sea. Sin los verdaderos libreros, con la crítica muerta en combate o vendida al enemigo (una excepción es nuestro entrevistado de hoy J. M. Guelbenzu) y con las editoriales cada vez más concentradas en grandes grupos, los lectores quedamos a merced de los piratas. Es necesario que alguien discrimine lo bueno de lo malo y que ese alguien conozca al lector (cara a cara) para saber recomendarle lo que sabe le va a gustar.
Fuera los mercaderes del templo!!!
Por favor, queremos más amantes, …. del libro.
(eso lo ha dicho Daphne, quién si no).
La sargento Margaret.