En el número de enero de la revista americana VANITY FAIR se incluye un interesante artículo titulado You Say You Want a Devolution? En él, su autor, Kurt Andersen, viene a decir que en América, durante los últimos cien años el panorama cultural cambiaba drásticamente cada dos décadas. Sin embargo, y a pesar de los grandes avances tecnológicos y científicos de los últimos veinte años, el cambio que ahora tocaba no se ha producido: se repiten los mismos esquemas culturales del pasado. La cultura americana no avanza.
Pone Andersen diferentes ejemplos sobre cine, literatura, arquitectura y música que demuestran su tesis. Sobre libros escribe:
Cuando la literatura de alta calidad estaba siendo redefinida por James Joyce y Virginia Woolf, F. Scott Fitzgerald y Ernest Hemingway, grandes novelas publicadas solo 20 años antes — The Ambassadors de Henry James, The House of Mirth de Edith Wharton— parecían reliquias de otra época. Y 20 años después de que Hemingway publicase su novela de guerra For Whom the Bell Tolls (Por quién doblan las campanas) una nueva novela bélica, Catch-22, la convertía en algo absurdamente antiguo.
(…)
Excepto por ciertos detalles (no había Google , ni e-mail, ni teléfonos móviles), la buena ficción de hace 20 años (Generation X de Douglas Coupland, Snow Crash de Neal Stephenson y Time’s Arrow de Martin Amis, por poner tres ejemplos) no parece hoy anticuada, y la sensibilidad y el estilo de los libros que hace 20 escribió Joan Didion parece de 2012.
En España
Este artículo me ha llevado automáticamente a pensar en lo que está ocurriendo en España y me he dado cuenta de que aquí pasa exactamente lo mismo.
1.- En cine: ¿Quién ha venido a destronar a Fernando Trueba y Pedro Almodovar? ¿Nacho Vigalondo? ¿Eduardo Chapero-Jackson? Vamos, hombre.
2.- En comic: ¿Cómo se llaman los nuevos valores que vinieron a sustituir a Max, Miguel Gallardo y Daniel Torres? No sabe, no contesta.
3.- En pintura: ¿Quiénes son los nuevos pintores que han dejado anticuados a Barceló, Mariscal, Pérez Villalta y Sicilia? No sabe, no contesta.
4.- En teatro: ¿Cuáles son los nuevos grupos teatrales que ponen hoy en ridículo a La Fura das Baus, Els Joglars y Els Comediants? ¿Animalario? Por favor, no me hagan reír.
Pero si hablamos de literatura, ya es para c… ¿Cómo se llaman los nuevos escritores que han jubilado a Javier Marías, Pérez Reverte y Vila-Matas? No me hagan citar nombres que me da la risa nerviosa. Mejor lo dejamos.
Motivos
Este es el panorama cultural español. Así nos va. Pero una no puede quedarse tan campante ante esta situación. ¿Por qué nuestro país no ha sido capaz de producir una nueva generación de artistas de calidad? Hemos estudiado, comparado e investigado y les vamos a contar las razones.
Para producir una obra artística de calidad hace falta esfuerzo. El arte necesita más transpiración que inspiración. Los chicos que hoy deberían estar generando esas novelas, cuadros y películas que jubilasen a la generación anterior, son los que a la fecha tienen entre treinta y cuarenta años. Esos muchachos fueron educados (o no) entre finales de los años setenta y principios de los ochenta. En aquellos años nuestros “héroes” vivieron sus primeros siete años de vida, los fundamentales para forjar el carácter de la persona humana.
Hagamos memoria y recordemos como era la sociedad española de aquella época en lo referente a la educación. Se acababa de salir de la dictadura y todo era libertad y modernidad. En aquellos años, valores como la disciplina, la autoridad, el respeto y el esfuerzo estaban de capa caída, eran desechados como propios de tiempos pasados. Si el niño no quería terminarse la sopa: “no pasa nada, está ejerciendo su libertad”. Si el niño hacía algo malo: “no lo castigues, eso es propio de autoritarios y dictadores”. Si el niño suspendía en el colegio: “no le grites, no vaya a ser que se traumatice”. Si el niño pintaba con ceras toda la pared del cuarto de estar: “no le riñas, el niño se está expresando. Lo mismo nos sale artista”.
Eso ocurría en casa, pero luego en el colegio, acorde con los tiempos, estos chicos disfrutaron de la peor ley de educación de toda la historia: la LOGSE. Les recomiendo un libro: Hijos de la LOGSE de Francisco Robles (Toro Mítico, Almuzara, 2008). Acuérdense: el profesor es el amigo del alumno, no se repite curso, no hay suspensos, no hay castigos, no hay tarea para casa, etc…
Hemos (yo también soy culpable) “educado” una generación de chicos sin carácter y sin capacidad de esfuerzo. Y eso, a la fuerza, se está notando en toda la sociedad española: en las empresas, en la administración, en la política y en la cultura.
Jóvenes escritores cansados
Centrémonos en la literatura española. Nuestros jóvenes escritores, para no trabajar mucho -y siguiendo la estela de aquella “boutade” que decía que la novela había muerto– se han inventado eso de la nueva narrativa. Lo más difícil de escribir una novela (de las de toda la vida) tiene que ver con los personajes y con el argumento (además de con el estilo). Pues ellos se ahorran dificultades (“los personajes y el argumento son cosa del pasado”) sacándose de la manga que la novela clásica ya está superada, que ya está todo escrito. Por lo tanto hay que hacer un nuevo tipo de novela, algo actual. Y lo hacen, que conste, para salvar a la novela. Para más inri.
Alberto Olmos, ideólogo del grupo, nos ilustraba sobre lo que debe ser la novela de hoy. Esto de aquí abajo apareció en su blog el pasado día 18 de julio (qué fecha, Albertito):
Porque no puede ser, no puede incluir (no puede, puede, y por eso agoniza) descripciones: dedicar páginas y páginas a contarnos que una casa tiene tres habitaciones, pintadas de tal o cual color, o páginas y páginas a prosopografías; biografismo: páginas y más páginas a consignar fechas de nacimiento y nombre de los abuelos y títulos universitarios; Historia: páginas y más páginas a relatar batallas de la Segunda Guerra Mundial, ascensos al poder, porcentaje de votos; omnisciencia: páginas y páginas sobre lo que sienten o piensan los personajes; personajes: páginas y páginas a crear al personaje mediante el recurso de hacer pasar al lector tiempo con él, lo que obliga a páginas y páginas de personajes tomando café y poniéndose camisetas, llamando a un taxi, «apretó el botón del cuarto y se miró en el espejo y se ajustó la corbata»; curiosidades: páginas y páginas sobre el síndrome POEMS, el problema de Dirichlet o el equilibrio de Stackelberg; tramas: planteamiento nudo y desenlace.
Se refiere a lo que no debe contener una novela “actual”. Según Olmos la novela que se escriba hoy solo debe incluir reflexiones e ideas. Es decir: todo lo difícil (descripciones, argumento y personajes) lo eliminamos, que nacimos cansados. ¿Verdad, Alberto?
Hace una semana Javier Marías contaba en Babelia como siendo joven se encerró dos años en un piso de Barcelona para traducir el Tristram Shandy. ¿Se imaginan a Fernandez Mallo, a Elvira Navarro o a Luis Vicente Mora haciendo hoy lo mismo? Yo no. El síndrome de abstinencia cibernético los mataria. ¿Sin twitter? ¿Sin blogs? ¿Sin facebook? Pobres. Además: Uffff, cuanto trabajo.
Se están quedando solos
Para una amante de la cultura, pocas cosas hay tan gratificantes como colaborar en la publicación de referencia de la eclosión de un grupo de jóvenes y buenos artistas. En los años 80’s tuve contacto (aunque de forma tangencial) con revistas como ROCK ESPEZIAL y La Luna. Aquellos medios, en compañia de otros, levantaron acta de lo que fue la movida madrileña y acompañaron la carrera de grandes artistas españoles. Fue muy divertido.
Hace unas semanas, Carlos Gonzalez Peón, artífice de La Medicina de Tongoy, nos contaba que iba a cerrar su bitácora. Este blog se había convertido, en solo un año, ( y gracias -todo hay que decirlo- a la dejadez y mala calidad de los suplementos culturales de prensa escrita) en el punto de reunión para los aficionados a la literatura joven. La medicina de Tongoy tenía todo lo que muchos medios escritos hubieran deseado: gran cantidad de visitantes y de comentarios. Además -y esto es lo más importante- allí se debatía con inteligencia y conocimiento (algunas veces) sobre libros. Carlos lo deja porque está harto de leer malas novelas, porque ve que pierde el tiempo tragando basura. Porque ha comprobado que no hay salvación para la joven literatura en nuestra lengua. Carlos va a dedicar sus días a leer buenos libros. Lógico.
La vida es corta y Balzac escribió 95 novelas. Voy a aprovechar que esta generación es desechable para dedicar los próximos diez años a leer todo lo que me falta de los buenos escritores de verdad. En 2022, si sigo con vida, volveré a mirar la lista de novedades.
No estoy de acuerdo con gran parte de lo que aquí se dice, empezando porque Javier Marías está muy sobrevalorado y Pérez-Reverte directamente es un escritor de consumo, que no es una cosa mala, pero tampoco como para que tenga que venir alguien a destronarlo. El único que se salva es Vila-Matas, y cosa curiosa, a él le parece que hay gente nueva que hace cosas interesantes.
Animalario a mí me gusta, pero tampoco me voy a hacer mala sangre 🙂
Javier Calvo traduce mucho, aunque no se encierre en una habitación y tenga un blog.
Creo que ahora hay gente muy buena escribiendo, no diré nombres para que no me acusen de amigismo y demás, pero bueno, sólo soy un humilde lector y puedo equivocarme.
Saludos.
Amigo Palimp:
Estoy hablando de toda una generación de escritores. Claro que puedes encontrar uno o dos que te guste, que te haga gracia. Y entre los anteriores, siempre habrá autores que no te gusten. A mí me horripila Javier Marías, pero debo aceptar que tiene una carrera literaria sólida a sus espaldas y que es lo que se llama un ESCRITOR, aunque a mí no me guste.
Lo que yo cuento en este «post» es el desierto en que se ha convertido la literatura en castellano escrita por autores de menos de 40 años. Es que no se salva ninguno. Porque no son escritores. No son profesionales. No son serios. Javier Marías gustara más, menos o nada, pero es un escritor profesional. A eso me refiero.
Un saludo
La sargento Margaret
Hay muchos escritores profesionales que me parecen más malos que la tiña. Podríamos poner a Dan Brown, Ken Follet e incluso a mi cordialmente odiadísimo Coelho, que son también profesionales con una larga y sólida carrera.
Pero vamos, que ya le digo que discrepo en que haya autores de menos de cuarenta años que no se salven de la quema. A mí me gustan muchos, algunos muchísimo. Y eso que ya paso de los 40 años.
(amiguismo, perdón)
Gracias Margaret; ahora lo he entendido. Los que escriben bien son los que nacieron bajo la dictadura, mientras que los que tuvieron la horrible suerte de nacer en una democracia son una banda de vagos que no conocen la disciplina, la autoridad y el esfuerzo. Mujer, si vas a ponerte sociológica esfuérzate tú un poco y no te dejes llevar por conclusiones facilonas.
Y ya que estoy criticón: ¿te has parado a pensar que el juicio de una generación sobre la siguiente siempre es injusto? La verdad es que al principio me interesaba tu blog, pero cada vez me recuerda más los comentarios de mis amigos -sí, yo también pertenezco a esa generación- cuando se ponen a decir que los jóvenes de ahora no tienen ideales, o que como la música de los setenta y ochenta no hay nada. Es decir, todo ello mero resultado de la amargura que produce que nuestros gustos dejen de ser los hegemónicos, el pataleo de quien envejece y ve declinar su mundo.
Querido J.O.:
Yo lo siento mucho por ti, pero la educación tiene mucho que ver con el «no», con colocar límites a la voluntad del niño. Así se forja en caracter. Ese caracter que luego va a permitir afrontar las dificultades de la vida con entereza y realizar los esfuerzos que una vida profesional seria requiere. Para vuestra desgracia, vuestros padres/madres fueron (fuimos) muy permisivos y las consecuencias las estamos pagando todos.
La disciplina y la autoridad son valores positivos (te recomiendo los últimos libros de José Antonio Marina) pero vosotros eso no lo tenéis claro.
Es mejor que seas consciente de estas deficiencias para que puedas suplirlas con esfuerzo y dedicación.
Un saludo
la sargento Margaret
Muchas gracias, Margaret, por los buenos consejos pero estoy seguro de encontrarme mucho más cerca de tu generación que de la de esos jóvenes supuestamente malcriados. La disciplina y los noes me salen por las orejas.
No estoy defendiendo mi propia causa, sino la del rigor intelectual, que no es patrimonio de generación ninguna.
Se me olvidaba: si miras lo que habían publicado los tres autores que mencionas antes de cumplir cuarenta años, verás que ninguno se había aupado a ningún pedestal gracias a la solidez de su obra -en todo caso habían publicado una novela que llamaba la atención-. Es alrededor de los cuarenta cuando empiezan a escribir las obras que luego serían emblemáticas de su producción literaria.
Javier Marías publica «Todas las almas» (el único que me gusta) con 38 años.
Vila-Matas, «Impostura» con 36 años.
Arturo Pérez-Reverte escribe «El maestro de esgrima» (una gran novela) con 37 años.
Un saludo
La Margaret
Buenas Margaret, hace unos días hablé con un editor profesional y me dijo lo siguiente: si en los primeros cinco folios me aburre… dejo de leer un manuscrito. Si tras esos cinco folios no me aburre leo en diagonal unas cuantas paginas más… y rechazo el 97% de lo que leo. Me pregunto cuantas obras buenas y no publicadas que le exijen al lector un poco de esfuerzo yacen en basureros. Alguna que otra deberá ser de la generación 30-40 años… aunque sea por estadística. Saludos
Por supuesto, tirso malatesta.
Hablo en general y por lo tanto es posible que se den excepciones. Yo no las conozco pero seguro que las hay. No todos los chicos de esa edad son como lo que describo en el «post». Generalizar es peligroso porque las excepciones no se contemplan.
Pero aunque duela había que decirlo. Alguien tenía que decirlo. Daphne tiene un sobrino que le ha retirado el saludo. Pero en la guerra como en la guerra.
Un saludo
la sargento Margaret.
Usted-es, que les gusta la crítica sobre los nuevos narradores, ¿han tenido la oportunidad de leer el librito «Mutatis mutandis. Hacia una hermenéutica transficcional de las narrativas mutantis. De Propp al Afterpop (o nocilla qué merendilla)» (Zaragoza, Eclipsados, 2009).
No lo hemos leído. Gracias por la recomendación. Ya te contaré, querida Marta.
Un saludo
La sargento Margarita
Patrulla, no es una cuestión de esfuerzo. El esfuerzo está bien para los mediocres, y eso es lo que se premia en la cultura actual, para que sirva de ejemplo a los ‘ninis’, que no sé qué son ni dónde están. O mejor, que todo el mundo puede llegar a ser algo en la vida si le dedica suficiente tiempo. La cosa nunca ha funcionado así, aunque interese hacer creer que sí. Es mucho más satisfactorio.
No Ire, el esfuerzo tiene mucho que ver. Superdotados que juntan dos palabras y hacen Poesía solo se dan 1 o 2 cada 40 años. El resto de grandes escritores solo consiguen grandes obras a base de mucho esfuerzo, de muchas horas delante de la hoja en blanco y de mucho romper y corregir.
La satisfacción viene despues del esfuerzo.
Un saludo
La Margaret
No me has entendido, Margaret. Claro que se premia el esfuerzo de los mediocres, el esfuerzo de aparecer día sí y día también en todas partes, en todos los blogs, en todos los foros, en feisbucs, formsprines, tuíteres y demás, en hacer todo lo posible para que no te olviden de ninguna de las maneras. Eso supone un esfuerzo y una constancia evidentes. Ese es el esfuerzo que se premia y que supone un ejemplo para muchos que piensan ‘si yo hago lo mismo también triunfaré’. Y ahí tienes el panorama.
Por otra parte, hay buenos escritores y escritores geniales. Los buenos escritores trabajan duro. Los escritores geniales no lo necesitan. Es así.
Un beso
Quien crea que Mann u Homero no se esforzaban vive en la Luna Lunera.
Que no lo necesiten no significa que no lo hagan, Iracundo. Seguramente son los más conscientes de que no basta el talento para mantener una carrera sólida y escribir libros cada vez mejores. Un buen libro no garantiza una buena trayectoria literaria. Aunque reconozcamos que, pongamos, uno en cincuenta años es capaz de escribir una obra maestra en un mes.
¿El esfuerzo se premia? No sabía yo eso, que cosas, por eso es perfecto sacarse fotos y ser molón antes que escribir una obra seria, en ese sentido Margaret tiene razón
Amigo paco:
Lo que ocurre con los escritores de esta generación desechable (Olmos, Pron, Mora, F. Mallo, Apablaza, Marquez, Navarro…) es que han aprendido a usar internet, a manipular con arte los botoncitos, antes que a escribir. Y, espabilados ellos, han descubierto las grandes posibilidades de autopromoción que ofrece la red. Por eso parecen ´lo que no son. Se han construido una imagen (con facebook. twitter, formspring y sus blogs) que no corresponde con la ínfima calidad de sus libros.
Eso es lo que está ocurriendo.
Un saludo
La seargent.
No me digas que no supone un esfuerzo tremendo pasarte el día haciéndote fotos, maquillándote, posando asín, asán, seleccionarlas, subirlas corriendo, esperar comentarios, moderarlos, responderlos… qué pereza, Dios!
Vaya por delante que a mí tampoco me gusta la literatura española de ahora (aunque, la verdad, tampoco me gustaba tanto la de antes). Pero querría hacer un par de puntualizaciones:
1- No sé a qué LOGSE se refiere usted, porque en la que viví yo, que tengo 33 años, sí se repetía curso, sí se castigaba y se reñía y hasta se golpeaba. Las cosas cambiaron bastante cuando se introdujo la ESO en 1998, pero ésa ya no pilló a la generación de entre 30 y 40. Claro que uno no debe dejar que la realidad le estropee una bonita teoría, ¿no?
2- El artículo de Kurt Andersen no tiene nada que ver con éste: está pero que muy traído por los pelos. Andersen no habla de un bajón en la calidad (y cómo podría, con lo potentes que están los escritores jóvenes norteamericanos), ni siquiera de una falta de innovación (catch-22 no es, precisamente, más innovador que el Ulises), sino de que no haya cambiado el aspecto del mundo en 20 años. Está hablando exclusivamente del estilo, del aspecto de los coches y la gente y las casas -ni siquiera del estilo literario. Y encuentra dos posibles causas: que ante tanto cambio profundo no estemos de humor para cambios superficiales, y que para las grandes empresas, tan comprometidas con su propio estilo, un nuevo estilo supondría la ruina. Una cosa sí tienen en común los dos artículos: que ninguno se basa en nada sólido, que los dos son teorías imaginativas que le echan mucho morro, aunque la de él, por lo menos, es interesante.
¿Cual es el problema de nuestros nuevos escritores? Pues el mismo que el de los viejos, o no ha leído usted lo peor (la mayoría) de Cela: que aquí nunca hemos sido serios, que nos ha faltado siempre profundidad, y a falta de fondo, nos hemos obsesionado por la forma. Yo también prefiero las novelas con personajes, pero claro que es posible escribir una buena novela sin ellos (¿o me va a decir usted que el K. de Kafka es un prodigio de sutileza psicológica?): lo que no se puede es escribir una buena novela sin tener nada que decir. Y es de eso de lo que pecan aquí todos, la chavalería y los viejetes -porque Tu rostro mañana, telita, parece un estudio en pseudoprofundidad, en llenar párrafos y párrafos de aire caliente. Yo diría que los jóvenes de hoy son dignos alumnos de sus maestros.
Estimado Edu:
Una de nosotras es profesora jubilada y conoce muy bie el asunto de las leyes de educación. Es cierto que algunos colegios ( la mayoría de ellos privados) no aplicaron todo lo que la LOGSE propugnaba (gracias a dios) pero la mayoría de los centros, (los públicos y casi todos los concertados) cambiaron las normas y propiciaron mucho fracaso escolar. Bien es cierto que dicho fracaso no se manifestaba en el centro, pues los niños pasaban de curso sin conocer las materias, sino en lo que se llamaba el BUP, o más tarde en la universidad. Tú tuviste suerte, me alegro.
El artículo de Andersen, efectivamente, habla de que no ha habido cambio. Así lo digo en el primer párrafo de mi «post». Lo de Vanity Fair si habla de estilo literario (de hecho yo destasco dos párrafos). No es lo mismo lo que ocurre en la literatura americana y lo que nos pasa en la nuestra. Para nuestra desgracia. Pero si es verdad que en los dos casos se sufre de pereza mental. Esa conexión es la que me hace traer (creo que no «por los pelos») este artículo como botón de arranque de mi reflexión. A los autores americanos la pereza les lleva a copiar a sus mayores. Y a los «autores» españoles la pereza ( y la sinvergonzonería) les lleva a inventarse una «nueva forma de novela» que les permita con el mínimo esfuerzo escribir un librito de 100 páginas con 4 frases felices copiadas de su diario o de su blog y llamar a eso «novela».
En todos los libros y relatos de estos chicos que he leído en estos años no he encontrado nada nuevo, nada interesante. Solo frases «logradas» tipo:
«No recordamos cuando no hicimos nada. No recordamos el aburrimiento. No viene en los mapas».
A. Olmos.
Un abrazo y gracias por utilizar tu tiempo para argumentar y discutir de forma inteligente y civilizada.
La sargento Margaret
Qué gracioso que es este blog. Por cierto, qué raro que últimamente no aparezca por aquí J. F. Cuadrado Martín… ¿Censuran sus desbarres o le han cambiado la medicación?
Atacar a la LOGSE es tan fácil y tan desinformado…. eso sí es caduco
pero no se puede negar que tenia muchas carencias…
Yo no puedo estar mas de acuerdo con este post. Si algo diferencia a la nueva generación respecto de la anterior es la inmediatez y la caducidad de todo lo que nos rodea. Ahora a los 30 se ha dado la vuelta al mundo, se va a Nueva York dos veces al año, has vivido un erasmus en Roma. En cuanto a la información tienes internet y un exceso de información increíble, toda la música gratis. Todo sucede ahora mismo, si esperas te cansas.
Y yo creo que el arte y la literatura lo que necesita precisamente es reflexión y madurez. Como decía Gil de Biedma encontrar tu propia voz, tu propio lenguaje. Estar un verano en un pueblo de Soria con el mismo libro leyéndolo y releyéndolo, madurando y absorbiendo.
Y gracias por el articulo de VF, también me ha encantado
dear, dear lady, sorry but, you have a great big problem with the young writers. why? probably nobody gets fucked you, and i think that you associates your problem with these great, wonderful, beautiful writers: pron, olmos, navarro, apablaza, vlm, as you said.
fuck, fuck always for you.
i have a terrible sadness for you. are you crazy?
No sé si se puede ser mas esnob o estas dando ejemplo del aprovechamiento que hiciste de la LOGSE. Que chirriante, que insufrible repipi.
No se si conoces la anécdota esa que cuentan sobre Unamuno y un alumno impertinente que le corrigió su forma de pronunciar el ingles. Búscala, es muy instructiva.
Supongo que mas de uno aquí podría contestarte en la lengua de Churchill, en la de De Gaulle, en la de Garibaldi, en la de Sabino Arana, y suma y sigue, pero como ves, ninguno lo hace. Incluso podríamos insertar una cita en alguna de esas lenguas pero nunca con la sensación repulsiva que rezuma tu esnobismo.
Puede ser verdad, de todos modos eso que dices. A mis 66 años recien cumplidos (que nadie me ha felictado, pero cumplí el pasado día 1 de enero) mi rendimiento sexual ha bajado mucho. Crees que si vuelvo a las andadas me gustaran los libros de Pron, Olmos y Fernandez Mallo?
Lo voy a probar, tú.
Gracias
La sargento motherfucker
Cuando pones a Pron, Olmos y Fernandez Mallo en la misma oración demuestras que lo tuyo es el humor pero para la crítica literaria te falta mucho. Gracias por hacerme reír un rato.
Déjala, pobrecilla ¿No ves que es extranjera? No se entera de nada. Habrá venido aquí a buscar novio.
Qué va a ser extranjera: ese inglés tan chungo sólo puede ser made in Spain.
dear sargent, YOU NEED A BIG BIG PILL IN YOUR MOUTH, A BIG BIG PILL CALLED:
PRONOLMOSNAVARROAPABLAZAVLM
and I LOVE YOU. petons
Jaja, no me jodas que vives en Barcelona! Arriba esas lenguas minoritarias!
¿Para cuándo un artículo sobre Mari Klinski o la actividad «ciberliteraria» de Ainhoa Rebolledo? Ah, se me olvidaba que a esa no le hacen puto caso ni los de su quinta…y todo a pesar de sus esfuerzos por integrarse (muy torpemente, todo hay que decirlo) en el círculo de Moony Michaels y otras estrellitas. Pero ya en serio, un artículo sobre trolls profesionales tras los que se esconden aspirantes a escritor de escobilla no estaría mal.
BIG BIG BIG in your mouth.
You are mimosina to Tongoy, Tongoy is mimosín to you.
Querida Michelle:
Te agradezco tu consejo, pero me acaban de instalar la dentadura postiza y me ha dicho el dentista que debo meter en la boca solo cosas pequeñas, ya sabes; morder poco y masticar con cuidado. Las cosas de la edad.
Gracias de todos modos
Un beso, reina
La sargento Margaret
Que pena. Yo, tras un interludio moderado, esperaba ser el primer troll del lugar y crear desconcierto y molestias sin fin. ¡ Maldición!
dont feed the troll
Querido Comeclavos:
Sientete aquí como en tu casa. No te cortes. Como decía Echevarría en su artículo del viernes en El Cultural, los Trolls son buenos para la salud literaria. Lo perjudicial son los «Mimosines». Por ello te aviso, si algún día (enajenado deberías estar) se te ocurre decir lo muchísimo que te gusto este blog, te prometo que no te vuelvo a dejar entrar y te declaramos «persona non grata». Los mimosines son un cancer.
Un beso
la Margaret
Señoras, las primeras páginas publicadas de Fresy Cool de Antonio J. Rodríguez merecen un post ya!!!!! Pero, ¿por qué creen que volcar en muchas páginas su particular visión, simple y hecha a base de relates,de la teoría de la literatura es una genialidad? ¿ y qué tiene eso que ver con la novela?
Sofocante
No hemos leído «Fresy Cool», pero me temo que no vamos a tener otro remedio que hacerlo. Dios, que cansada estoy. Toda la vida trabajando para ahora, a la jubilación, tenero que perder el tiempo en estas cosas.
Bueno, todo sea por la defensa de la buena literatura.
Un saludo
La sargento Margarita
«retales», no «relates»
Querida Sargento,
Leí el artículo de Anderson hace tiempo y, aunque a mi juicio no le falta razón, no pude sino pensar lo mismo que me ha sucedido leyéndote: que nos hacemos viejos y eso es todo. Sospecho –sólo eso, sospecho– que no llegamos a ver la verdadera fractura, que no es otra que el descrédito de la palabra como única fuerza que explica el mundo, en favor de la imagen. Seguimos pensando en teatro y cine y novela como pensamos en pintura, y no en fotografía, videojuegos o grafitti. Y tal vez no tengamos grandes cineastas o novelistas o pintores porque son disciplinas de capa caída en este mundo en que jamás se leyó tanto –sms, emails, facebooks y demás– en clave de mí y yo-mi-me-conmigo y lo quiero todo ya.
No es fácil hacerse viejo cuando la moda dicta que uno debería lucir de adolescente.
No sé por qué ha sucedido eso, porque soy viejo y encuentro que las películas de acción van demasiado deprisa. Pero sé que es un fenómeno en cierto modo global y que cabrearse con él será, parafraseando a Cortázar, como enfadarse con el viento porque nos despeina.
En el fondo no pasa nada si en vez de Els Joglars y La Fura tenemos Camera Café y Vaya semanita. O si en vez de Barceló o Mariscal tenemos a Vari Caramés o Ricky Dávila. Y quién nos dice que Urbizu no aguantará mucho mejor que Trueba, o que Díaz Yañez no aburrirá menos que Almodovar. Y en 2011 la mejor novela de Javier Marías fue El ruido de las cosas al caer, y la mejor de Educardo Mendoza se tituló Un momento de descanso. Negarse a verlo es, en cierto modo, presumir de miopía.
En cuanto a los Olmos, Prons, Miguels y demás, siempre han existido. Forman parte del decorado de los tiempos de cambio, al igual que los Kerouac y los Ginsbergs, con su mediocridad pueril que tanto pudimos querer, o los Robbe-Grillet y los Barthes, que aún no tenemos cojones de tildar de embaucadores.
(Una cosa más: me tiré año y medio traduciendo un libro intraducible. Sé por experiencia que ya no sale a cuenta, al menos con las tarifas de traducción de hoy.)
Recibe, como siempre, mi admiración y afecto.
Querido Íñigo:
Te agradezco mucho el comentario porque levantas el nivel. Pero si uno de tus argumentos es que los viejos siempre (por definición) vemos mal lo nuevo, perdona, pero no puedo estar de acuerdo. Precisamente la experiencia, el haber visto mucho (bueno y malo) nos permite juzgar con más objetividad. Si en lugar de Barceló tenemos a Ricky Dávila (tengo su libros de fotografía sobre Manila y es una maravilla) me parece bien. Pero si en lugar de Eduardo Mendoza nos toca sufrir a Olmos o a Elvira Navarro pues mira, como que no.
El relativismo que rezuma tu comentario me parece peligroso. Es cierto que con el tiempo los farsantes terminan quedando como tal, pero hoy las cosas van muy rápido y nos estamos jugando que la nueva generación, la de mis nietos, sea también un desastre. Las trampas hay que denunciarlas ya. Sobre todo si son tan evidentes.
Un abrazo
La sargento Maggie
Hola:
Me ha resultado muy interesante el artículo. Se plantean argumentos para explicar por qué el panorama cultural español -no sólo literario- está como está. Para quien crea que no es, ni alentador, ni estimulante (es mi caso), la búsqueda de explicaciones cobra sentido. Para quien esté en desacuerdo la búsqueda de explicaciones a un fenómeno, que se niega, es completamente irrelevante.
Suscribo los argumentos planteados del deficiente sistema educativo como causa primera -aunque probablemente no principal- para la sosería y el ramplonismo presente. El futuro se presenta turbio: cerrar los ojos es la mejor manera de perpetuar los problemas. A quien le guste lo que hay, que no se queje, pero que permita que espíritus críticos demanden la necesidad de abrir la ventana para depurar el ambiente.
Mucho ánimo e invito a quien quiera pasarse a hacerme una visita. Estáis todos bienvenidos.
Pues explícame, Iñigo, por qué a mí, que no soy mayor, Ginsberg, Vian, Barthes me siguen pareciendo interesantes y todos estos otros que citas me dan ganas de reír. Pero si basta con leer un par de páginas para saber de qué hablamos. No hace falta desarrollar grandes teorías para justificar nada. Los dos o tres que podrían beneficiarse de la duda para esperar a ver si mejoran con el tiempo – aunque ya empiezan a estar entraditos en años y a este paso se les va a pasar el arroz- la cagan con esa soberbia injustificada e injustificable.
Ah, por cierto_ Ire: discúlpame por correrme en tu cara.
No, si sudo. Es tu problema si no tienes otro sitio donde hacerlo.
Yo pensaba que eran lágrimas porque nadie sabe lo buena escritora que eres y lo maravillosos que son esos manuscritos que tienes en tu casa y que ninguna editorial decente va a publicar nunca. Saluditos.
Yo no publicaré, pero tú fijo que sí, machote.
Jaja ¿y qué quieres que haga yo con eso, tío? Guárdatelo todo tú, que veo que te van las reliquias, y luego lo subastas en e-bay. Nunca se sabe.
Querida Sargento,
Nada más lejos de mi intención que sugerir que un viejo no puede juzgar ni brindar opiniones. Faltaría más. Lo único que quería decir es que, con independencia de lo que nos vendan como nuevo, existe un argumento de fondo que sí da miedo, y éste es el de cómo el mundo parece haber decidido que en todo lo referente a la palabra, un bisturí y un cuchillo de plástico sirven igual.
Si a eso le juntamos que hablamos de España, vamos apañados.
Lo primero que me llamó la atención de tu entrada fue la ausencia de cualquier referencia a la poesía, algo que hace 40 años hubiera sido impensable, y hace 20 ligeramente de mal gusto. En 2012 la poesía, sin embargo, parece relegada a dos académicos que precisan créditos para la cátedra, cuatro sexagenarios que coleccionan antigüedades y un puñado de adolescentes que salieron hijas únicas y que seguramente creen que los Carmina burana son la banda sonora de algún videojuego sobre la guerra del Vietnam, y la expresión «Stop the Clocks» fue acuñada por Noel Gallagher, mientras sospechan que Auden es una marca de lencería.
Lo segundo que me llamó la atención de tu crítica del estado de cosas actual fue que no hicieras alusión alguna al doblaje televisivo y cinematográfico, como síntoma de algo que sigue imperando aquí: la ignorancia de otros idiomas y, por ende, de cualquier fuente directa de lo que sucede fuera. Los Novísimos eran todos políglotas. Los chavales de hoy dicen «brutalmente honesto» como si fuera un hallazgo. Su falta de curiosidad en este sentido es sintomática. A mi juicio (lo que por otra parte no significa nada) esto equivale a haber vendido la orquesta sinfónica para comprar un karaoke en el rastro.
En cuanto a tus críticas a los que denominas «desechables» no puedo decir mucho: no los frecuento y, como decía un personaje de Waugh, empieza a ser de mal gusto eso de criticar los libros que uno no ha leído. Por eso te admiro y admiro este blog: por la valentía de hacerlo. Para mí sería como hacer crítica de los discos de Chenoa, que de seguro están muy bien para algunos, pero que soporta con tanta entereza una comparación con gente como Joe Henry (o quien quieras) como el fuerte de Famobil los envites del huracán Katrina. Y no les leo porque no encuentro en ellos lo que creo que debe exigírsele a quien llama a la puerta: buen humor y mala leche. No parecen pasarlo bien, se me antojan muy serios, viejos, y encuentro tanta provocación en sus manifestaciones como en las Campanadas con Anne Igartiburu. Criado en tiempos más violentos, me saben a poco y temo que si los frecuento me volveré repipi. Pero también es cierto que, salvo en cosas como éstas, me alegro de que este país haya cambiado.
No soy fan del relativismo. Tampoco creo que a la generación de tus nietos vayan a darle gato por liebre, los intuyo mucho más listos y a poco que sepan sacarse un carnet de biblioteca o descargar copias piratas tendrán a su disposición a Hammett o a Hornby, a Vian o a Vila-Matas, a LeCarré o a London, a Greene o a Gide, a Chatwin o a Capote o a quienes les dé la gana leer. A ver si va a suceder ahora que los lectores nacen o se hacen por la actualidad de lo que se escribe. Los lectores nacen o se hacen por esa avidez por aprender a explicarse el mundo que sólo las palabras sacian cuando hay literatura, y ante la cual todo sucedáneo escrito en un muro de facebook se nos antoja tan elocuente como una lata de fabada.
Además, ¿has pensado qué habría pasado si tú o yo hubiéramos tenido el acceso que tienen ellos a tanto y tanto libro…? Tal vez podamos ahorrarnos la condescendencia de creerles indefensos ante los embates de dos canciones del verano disfrazadas de generación literaria, o lo que sea a lo que se enfrenten.
Y dicho esto, sí, a veces vemos las cosas teñidas no sólo por nuestro bagaje sino también por nuestros prejuicios. Por lo general, la película favorita de cada uno suele coincidir con alguna de las que vio antes de los 35. Y con independencia de quién sea nombrado cantamañanas del día a veces carecemos de distancia para establecer un diagnóstico serio.
Además, no es elegante perder la esperanza: tanto El gatopardo como La conjura de los necios fueron obras póstumas. Pinilla, PD James, Saramago y Johnny Cash han necesitado unos añitos para dar lo mejor de sí. Y siempre nos quedará París.
Como siempre, a tus pies, mi bella.
Iñigo
Querido Iñigo:
De acuerdo en que el doblaje es un grave obstáculo en el aprendizaje de idiomas y que esa es una de las carencias de esta nueva generación. Pero también lo fue de las anteriores: los novísimos, por desgracia, fueron una excepción de las que se dan pocas.
En referencia a la poesía, reconozco que cada día leo menos. Pero tienes razón en que hace mucho que no aparece en nuestro país alguien como Valente p. e. Pero, no te preocupes, ahí tenemos a Luna Miguel que con la ayuda de las editoriales (y de sus padres) va a resucitar la mejor lírica de nuestra lengua. Además, rápido como ella escribe, lo va a hacer en dos tardes. Lo que tardó ZP en aprender economía.
Yo sí he leído a esta generación desechable. Por obligación, pero los he leído. Me ha costado una úlcera, pero aquí sigo, dando fe del desaguisado. Yo no diría nada de ellos –por su baja calidad no merecen que se les lea ni, claro, que se les reseñe- si ellos y sus editoriales contaran la verdad. Lo que no es de recibo es que nos quieran colocar como la octava maravilla lo que no pasa de redacciones de octavo de EGB.
Hace unos días llegó a mis oídos la noticia de que una tal Christine Henseler ha publicado un libro en Estados Unidos titulado “Spanish Fiction in the Digital Age” y subtitulado “Generation X remixed”. Se trata de un ensayo sobre la nueva narrativa de nuestro país. En los reconocimientos del principio del libro dice la autora: “Un agradecimiento especial para Agustín Fernandez Mallo y su “partner” Aina Lorente, por el diseño de la portada del libro. Gracias por ser tan práctico, Agustín, siempre deseando compartir ideas, material y tu visión única del arte y la vida que pone el mundo cabeza abajo”. Agustin Fernandez Mallo, una vez que se le dejó participara en el diseño de la portada, puso su foto en ella, claro. Si AFM es quién ha guiado a esta chica americana en su paseo por las nuevas letras en español, apaga y vámonos. A esto me refiero, Iñigo. La Zambrapronolmos, los jóvenes GRANTAS en castellano, es lo que está llegando a otros países. Alguien debe decir en mayúsculas y levantando la voz, que TODO ESO NO TIENE CALIDAD. Que los/as españoles del siglo XXI no somos así. Que nos están engañando, Iñigo.
Un abrazo
La sargento Margarita.
Me censuras. MUY FEO. ¿No es que vosotras estáis por la libertad de expresión?
¿A cuántos escritores de entre 30 y 40 años has leído?
Mi comentario va a enriquecer poco el debate, me temo, pero creo que hay un serio fallo cronológico en el argumento del «Efecto LOGSE» al cual se achaca el origen de tantos males presentes. Yo soy del 76, y como alguno que comentó más arriba, en mis tiempos se castigaba (dos veces, una en el cole, la otra en casa), se cateaba y se repetía, vaya, de un modo que hoy sería del todo inconcebible. Os hablo de una EGB en los últimos ochenta y un BUP en los primeros noventa. Sobre la Uni no me meto, me consta que varía mucho de facultad a facultad. No digo que no tenga su parte de razón el artículo (muy interesante por otra parte, si bien haaaarto criticable, es evidente a la vista de las reacciones que levanta), pero creo que la cosa no va precisamente por ahí. Mis respetos y saludos a todos los intervinientes, de uno, otro o ningún bando 😉
Estimado weiss:
No todos los colegios aplicaron de igual forma la LOGSE. Veo que el tuyo no lo hizo al pie de la letra. Menos mal. La ley de educación no es el único factor que ha influido en la falta de caracter y la mala formación (hablo en general, que no se olvide nadie de ello) de esta generación. Iñigo, en su comentario de más arriba, apuntaba el doblaje de las películas extranjeras. Estoy de acuerdo. Hay más y recoger todos necesitaría un ensayo. pero los resultados están ahí. Yo solo he aportado mi granito de arena.
Un saludo
La sargento M.
Una prueba de que lo tuyo no es la crítica literaria: dices que no los «Zambrapronolmos» no tienen calidad y que «los/as españoles del siglo XXI no somos así» pero dos de los tres autores que mencionas no son españoles. Revísate eso (y mejor preocúpate de Andrés Neuman, Elvira Navarro, etcétera, que sí son españoles).
No son españoles… ¿Y en qué idioma escriben? ¿Acaso en swahili? ¿No será que la sargento se refiere a la nueva narrativa en español? ¿No será que usted aprovecha cualquier expresión ambigua para entrar al trapo y vomitar sus necedades? Y por cierto, Andrés Neuman, que se crió en la misma ciudad que yo, es nacido en Buenos Aires y conserva la nacionalidad argentina.
Dicho sea de paso, me reitero en lo que ya afirmé. La «polémica» con Ire vuelve a demostrar que usted no es más que un impresentable de marca mayor. Usted no necesita objeciones, sino tratamiento. La expresión «vergüenza ajena» se queda corta frente al sentimiento que provocan sus intervenciones.
Eres un sol, Daniel.
Pero piensa que así se entretiene un rato aquí y no anda suelto por la calle.
A mí no me parece bien que hables de artistas al mismo nivel que de escritores. No parece que estés muy enterada sobre el tema, o no tanto como del panorama literario. Podrías mirarte un poco las cosas de Pedro Cembranos o Julio Falagán, para ver si se está haciendo algo en el campo artístico español. Yo creo que mucho, y que bien merecen el título de ‘herederos’ de un Barceló o un Gordillo.
Por lo demás, sigue molestándome la idea de Literatura que tienes, como una cosa sagrada o como algo Superior. Y que encima metas en ese saco a Javier Marías o Pérez Reverte solo porque «son escritores» o «se han ganado el título». Si te pones así, dentro de 20 años dirás lo mismo de Pron-Olmos-Zambra etc. No hay una Literatura Sagrada y otra que no lo es. Hay tonos, calidades, gustos, etc. Y mucha mediocridad, claro.
Y que conste que yo también odio a toda esa nueva pandilla de blogueros vanidosos.
Dejo aquí una recomendación para que leas, porque hay muchos escritores jóvenes que por no autopromocionarse quedan en la sombra:
http://hermanocerdo.com/2012/01/un-verso-en-una-casa-enana/
Si ése ese va a ser el tono, por favor dejad esto y poned Telecinco. Nadie os obliga a estar aquí. La sargento se merece algo más.
Muchas gracias, Íñigo, pero no te preocupes, me hacen compañía en esta vejez rodeada de mala literatura que el altísimo me está haciendo sufrir. Debo haber sido muy malvada en la vida anterior.
Qué me dices de «El cuerpo perfecto en 4 días» (de Tim Ferriss), el nuevo y flamante lanzamiento para febrero de Ediciones B en «no-ficción»?
Un beso y tranquilo, estoy bien.
la sargento Maggie
Todo esto es exacto: han visto a gente vivir del cuento y están tratando de vivir del cuento, a base de crearse una figura mediática. Pero es que incluso Pérez y Marías, que también tienen una figura mediática sobredimensionada, son mejores que ellos.
A estos chicos los va a hundir el libro electrónico en cuanto se generalice su uso. No van a ser nadie al lado de amateurs. Acabarán presentando el Lingo o en el Instituto Cervantes.
¿Rock Espezial? (iiiiiii), ¿La Luna? (¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡), ¿jóvenes y buenos artistas? (¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡). Sugiero a sus excelencias que se limiten a hablar de libracos, porque corren el riesgo de que se les tome a cachondeo con ese gusto tan peculiar. Incluso se les imagine con pantalones globo y barba.
Veo una relación entre este articulo, el publicado por Antonio Baños en Diario Kafka (la Magdalena de Thatcher) y Retromanía de Simon Reynolds. Es el día de la marmota en versión cultura pop.
Para poder superar la tradición hay que dominar la tradición. El primer cuadro de Dalí no fueron los relojes, ni Picasso cogió las acuarelas para sacarse las señoritas de Avignon de la manga. Sólo una vez aprendidas y dominadas las herramientas de la tradición pictórica, los grandes maestros, encontraron su propio camino en el mundo del arte, su propia voz. Así que sí, estoy de acuerdo en que hace falta esfuerzo par crear una novela de estructura y personajes clásicos, y le sumo que hasta que no demuestren que son capaces de hacerlo para mí serán poco más que charlatanes modernos pagados de sí mismos.