Se dedica ahora Juan Mal-herido a entresacar párrafos de novelas de buenos autores y a mofarse de ellos. Cachondeándose del párrafo pretende reírse del autor, ridiculizarlo. Lo hizo ayer con Zadie Smith (aquí) y lo hace hoy con Peter Stamm (aquí). Este último “post” lo ha publicado a las 3 de la madrugada. Eso, quizás, lo disculpa un poco.
Lo de Zadie Smith (Sobre la belleza, Salamandra. Trad. de Ana María de la Fuente) tuvo gracia porque Mal-herido es muy ingenioso. Como chiste, vale. Pero con Stamm la ha cagado.
Este es el texto de Stamm (sacado de En jardines lejanos, Acantilado, Trad, de Mª Esperanza Romero) que desmenuza Juan Mal-herido para intentar ridiculizarlo. Juzguen ustedes mismos:
La casa era demasiado grande. Antes los hijos la llenaban, pero desde que Regina vivía sola, la casa se le antojaba más grande. Lentamente Regina se había ido retirando de las habitaciones, una a una le fueron resultando extrañas, hasta que al final perdió todo vínculo con ellas.
Cuando los hijos se fueron, ella y Gerhard ocuparon más espacios. Antes su habitación era la más pequeña, ahora por fin había sitio para todo, para un estudio, para un cuarto de costura y un cuarto de invitados. En este último dormirían los niños, es decir, los nietos, cuando vinieran a visitarlos. Pero nieta sólo había una, Martina, la hija de Verena, que estaba casada con un carpintero y vivía en el pueblo de al lado. Cuando Martina era pequeña, Regina se había hecho cargo de ella un par de veces, pero Verena siempre quería que la madre fuera a su casa. Tampoco Otmar y Patricks, los hijos varones de Regina, se quedaban a nunca a dormir con su madre. Preferían regresar a la ciudad, aunque fuera tarde por la noche. Quedaos a dormir, decía siempre Regina, pero ellos tenían que empezar a trabajar temprano al día siguiente o encontraban cualquier otra excusa para marcharse.
Mal-herido califica la prosa de Stamm de “literatura de descansillo” y la tacha de “intrascendente”. Una entiende que Mal-herido escriba esto con una mano cuando con la otra escribió Ejército enemigo, Tatami, El status, etc…
El único comentario que ahora, a las 10,50h, hay en el “post”, pone en su sitio a su autor.
Nos gustaba mucho Lector Mal-herido. Era incisivo, fresco y chispeante. En su día actuó como revulsivo dentro de la encorsetada y dócil crítica literaria oficial. Era y actuó. Cuando la envidia y la impotencia mueven la mano de uno, lo que acaba sobre el papel solo produce pena y, a veces, también, vergüenza ajena.
¿Se acuerdan de lo de la zorra y las uvas?
Este es solo un ejemplo de lo que hacen los jóvenes escritores en castellano para intentar que su “prosa” no quede en evidencia. Echemos mierda sobre los que sí saben escribir, creemos una nueva generación literaria y definamos un nuevo estilo vanguardista, y a ver si hay suerte y Nuria Azancot (que cada día se entera de menos) nos saca un artículo generacional como aquel (aquí), que nos permita vivir del cuento unos años como nuestros hermanos mayores.
Para más información: nuestra reseña de Siete años (Acantilado, 2011. Trad. de José Anibal Campos), último libro de Peter Stamm (aquí).
Yo no diría que ha decaído, yo diría que se ha vuelto irregular y un tanto perezoso. Pero el genio sigue ahí, y se muestra en posts como el que dedicó a Composición 1 de Marc Saporta. Es un excelente post en el que, como suele pasar con sus mejores críticas, lo que menos importa es el libro reseñado:
http://lectormalherido.wordpress.com/2012/03/27/composicion-no-1-de-marc-saporta/
«Me pregunto si alguien leyó alguna vez Rayuela en el orden que no era».
En cuanto a Stamm, otro nombre sobrevalorado. A estas alturas ir de minimalista da un poco de penita. Costumbrismo suizo, lo que nos faltaba. Que los suizos laven dinero, fabriquen relojes y preparen chocolate. El minimalismo que se lo dejen a Carver, allende el Atlántico, y por estos
lares europeos, a Askildsen.
Ni una sola frase salva un poema, ni una ocurrencia ingeniosa hace excelente una crítica. A mí Stamm me gusta, encuentro en esos párrafos minimalistas, o lo que sean más verdad y más matices que en la presuntas genialidades retóricas de otros. Hablar del aburrimiento, de las relaciones fracasadas,rutinarias y condenadas de antemano, como en Siete años, puede ser mucho más emocionante que conspiraciones absurdas y debates literarios huecos. Un beso a la sargento.
Sí, Juanito se pasa tres pueblos, pero tú te pasas tres pueblos también y aquí estamos. Yo me divierto, tú te diviertes, él se divierte, nos divertimos. De eso se trata. Ya me contarás, querida, porque afirmar que todos los artistas jóvenes somos poco menos que gilipollas y malcriados e insinuar al mismo tiempo que Smith y a Stamm son buenos autores tiene delito, Margarete. O me lo tomo a cachondeo o me lo tomo a cachondeo. No queda otra.
Autodenominarse «artista», que no escritor, tiene algo de vieja folclórica que no sé yo.
Lo de «artista» era una referencia a un comentario de Margarete. Pero ya que estamos, explico que para mí existe una diferencia clarísima entre un escritor (el obrero del papel, María Dueñas, por ejemplo) y el artista (el poeta literalmente, a saber, Juan Goytisolo). El escritor inscribe letras con el estilo sobre la tablilla; el artista, además de eso, crea ideas, inventa denotaciones y establece relaciones de significado. Ahí queda la cosa.
Pues me parece muy bien tu distinción si a ti te sirve, pero yo no me arriesgaría a situar a muchos en un lugar o en otro. Y «crea ideas, inventa denotaciones y establece relaciones de significado» queda muy bien para una clase de teoría de la literatura o en un resumen de un libro de García Berrio, pero así soltados a bote pronto para impresionar y demostrar todo lo que sabemos pues no.creas que me convence tanto. Ahí sigue quedando la cosa.
Estimado Vicente:
NO estamos aquí para divertirnos. Y quien quiera un amigo que se compre un perro, como dice nuestro coronel. Lo dije a principios del curso pero tú, que no has estudiado las primeras lecciones, parece que no te enteras.
Nuestro deber y misión es defender el Libro y la buena literatura. Por ese motivo no podemos permitir que se haga pasar por malos escritores a los que no lo son, para de ese modo (y repitiéndolo mucho) hacer ver que los que hacen «ese favor» a la sociedad, los que denuncian a los supuestos impostores, son los buenos, los que valen la pena. Es un método muy viejo y ya tenemos mucha mili. A nosotras con queso no.
En referencia a cómo sois vosotros, los «artistas jóvenes», como tú dices, no te preocupes. A mí me gustaría casarme con George Clooney, que me llevara a vivir en esa mansión italiana que tiene a orillas de un lago italiano y que me diera paseos en lancha. Pero no puede ser. Y lo que no puede ser, no puede ser.
Si queréis hacer algo útil en la vida (y no puedo hablar más en serio), se necesitan trabajadores sociales en la India.
Un saludo
La sargento Margaret
Tenéis un poco de obsesión, no? Literatura no se, pero al menos él sabe escribir un blog, que esto parece mas un troll que otra cosa
¿Esto es publicidad viral para la nueva del Nolan?
Ostia tú. Eso de ser el Bien, pues, no sé, vale.
Hostia con H, a menos que hablemos de ostras, en ese caso sí, sin h.
Está bien, profe Margarete, si no estamos aquí para divertirnos y estamos aquí para defender el Libro y la buena literatura, empecemos, pues, por definir Libro y por explicar qué es la «buena literatura». Y no hablo de cascarnos pajas tipo Teoría de la tontería y Gilipollez comparada, que eso también es muy divertido (lo difícil es romperse los huevos con la crítica al argumento ontológico causa-efecto de Hume, llámame excéntrico). Explícame, pues, querida profe Margarete, por qué Orejuno, por ejemplo, es tan bueno y por qué Juanito es tan malo (lo digo porque la reseña de Stamm deja mucho que desear, crítica impresionista la llaman los de la secta de Bueno). Don’t worry, que después de discutir en tropecientos seminarios de doctorando doctorandis supinos y gerundivos sobre Javier Cercas y Muñoz Molina con dottores honoris sine causa a merced de su empeño irritante en enchufarlos por amiguismo, ora en la RAE ora en la Uni, como «buena literatura» estoy curado de espanto. Es el problema de las metonimias, Margarete: no es lo mismo niñato tocapelotas que ignaro descerebrado.
«Gesanta» como dice el gran Forges, eres la pedantería en persona VD.
Querido Vicente (de verdad que te quiero):
Si metes en el buscador de este blog la palabra «Orejudo» puedes leer las tres reseñas que he hecho sobre este escritor. En ellas puedes, espero, entender por qué pienso que es bueno. Para saber cómo escribe Olmos, leete un par de páginas de «Tatami», por ejemplo.
Un dato: Te equivocas en referencia a Muñoz Molina. Don Antonio Muñoz Molina es UN GRAN ESCRITOR. Ahí te lo dejo para que hagas mirar (por un buen facultativo) tu paladar literario.
Un beso, cariño.
Vete a dormir que mañana tienes que seguir escribiendo libros, artista joven.
¿El mercenario planetario Molina gran escritor? Coño Margarete, que en parte me gano la vida, por desgracia, explicando, si es que se puede explicar porque no hay de dónde sacar, la mierda de Mierdalunio en vez de a Unamuno, Baroja, Laforet, Cela, Goytisolo o Benet. Parece mentira que no conozcas sus tejemanejes. Si él precisamente es uno de los culpables de ese gusto tan jenízaro y del odio hacia el escritor carpetovetónico. Tú misma.
Sí, muy «querellista» ya la cosa, tan malos estos jovencitos con sus velocidades, tan bueno lo del antes con su madurez. Con todo, ole tú. Pero joder con la bilis que tenía el anterior post, cargar contra un fracaso de proyecto, un tanto desproporcionado, por eso de unificar en grupo, por ese deje de ataque generacional, todos con-juntos y al foso. No sé. Igual lo que detestamos es cierto cambio de herramientas, más que su uso. Esperemos que no.
Amigo/a N:
No detestamos las nuevas herramientas. Lo hemos dicho/escrito muchas veces, pero no nos cansamos de repetirlo. Lo digital, los libros electrónicos (tenemos un Kindle, ya sabemos usarlo y estamos encantas. es una maravilla), facebook, twitter, las tabletas (en cuanto tengamos pasta suficiente nos compraremos una)…, todo esto, nos parecen grandes avances técnicos ideales para la difusión de la buena literatura. Todas estas herramientas van a ayudar a que se lea más y mejor, a aprender idiomas y a que nuestros nietos puedan leer el último libro publicado en una pequeña editorial de Houston (Texas) el dia siguiente de salir. Quién se puede oponer al progreso cuando trae tantas ventajas? Lo que no podemos dejar de denunciar es el uso que cuatro listillos hacen de esas herramientas para hacerse pasar por lo que no son. Simplemente María.
Un beso, bienvenida/o y Agur
La sargento Margaret
Herramientas, que no soportes. Lo de los soportes pues oye, ok. Herramientas en cuanto a lo textual, y bueno, paratextual, por todo lo que implica formar una voz narrativa y un autor a través de ese jugar con la ampliación del campo de batalla, digamos (no lo pude evitar). Creo que hay malas prácticas, por supuesto, pero tiendo a pensar que si estos apuntan maneras,que quizá más que defender un rigor o un código de honor, haya que analizar esas «herramientas» dando por ilusa la posibilidad de fairplay. Digo, por ejemplo, Vilas no es Mayo, y mira que cae en amiguismos y deslices, pero oye, escribir, escribe (escribió, mejor). No se qué digo, si esto ya está entendido. Quería mencionar a Vilas, que es muy amigo mío, supongo.
Lo que sí que apunto es que se te notaba un desvío hacia el generalizar que no me acababa de cuadrar, un considerar «generaciones», atacando un proceder supuestamente sistemático de cierto grupo que, oye, se hicieron «grupo» bajo tu designación. Sólo eso. Y la verdad, pienso más en el anterior post sobre Mamajuana para todo esto que vengo diciendo. Aish, es que se me atragantó.
Generalizando una se equivoca, lo sé. Pero me ocurre que despues de leer muchos libros de «artistas jóvenes», como dice Vicente, no he encontrado nada que se pueda salvar. Y sin embargo en la generación anterior, los que nacieron antes de 1970 si hay gente buena. El mejor ejemplo: Orejudo. De ahí mi teoría. Los que se educaron (los siete primeros años de vida de una persona son los fundamentales si hablamos de educacion) dentro de la democracia tienen un hándicap. Pero saberlo es bueno. Ya saben que se tienen que esforzar más. Por ejemplo: internet permite poner un filtro que te impide entrar en páginas porno. Yo se lo tengo puesto a mis nietos. Ese sería, en muchos casos, un buen comienzo.
Un saludo
La Margaret
Mira, Vincent, la Teoría Literaria se inventó para callar la boca a los «me gusta» del siglo XIX que no querían reconocer lo evidente. Lanson, que no tenía cojones para decir lo que pensaba abiertamente sobre Baudelaire por no crearse enemigos, tiró de la incipiente Teoría Literaria para poder defenderlo a pesar de los pesares ¿Why? Pues porque el tío sabía, intuía, sentía que aquello valía la pena, contra viento y marea.
La Teoría Literaria no hace más que poner a todo el mundo en su sitio. Es como el cuento de la vieja y la prueba del nueve todo junto. Que da, pues de coña. Que no da, pues aún mejor. Hagamos que dé. Pero blindao, ojo. Y lo que queda fuera a la basura.
VD, pregunta clara… ¿Como se llama el libro ese que dices que escribiste?
¿Y el premio? Te agradecería que dieses una respuesta clara y directa y no desbarres por los cerros de ….
No estoy aquí para hacer publicidad, Comeclavos.
nono, si lo digo por buscarlo y leerlo.
Son posts como éste -que merecen la pena- los que me siguen haciendo sentir incómodo cuando pienso que pusisteis por las nubes a «El tiempo entre costuras»… Aún tengo la pequeña esperanza de que todo fuese una broma por vuestra parte… porque si no, no lo entiendo.
Pero bueno, yo también soy alguien que la mayoría de las veces no entiende casi nada…
no la pusieron por las nubes…solo se apunto que como forma de entretenimiento, sin pretensiones, era un producto redondo.
yo pongo por las nubes a Wodehouse y se que como literatura es una puta ponzoña
¿Por qué Wodehouse cómo literatura es una puta ponzoña? Porque lo dice ¿quién? ¿o porque lo dices tú?. Por favor… tienes una ocasión única en este blog para desembarazarte de los cliches. Decídete y hazlo, serás más feliz.
Wodehouse te podrá gustar o no -a tí, al parecer, te gusta mucho y a mí, menos- pero en ningún caso es una puta mierda.
saludos
Julian, lo digo como por aqui dicen LITERATURA, arte en las palabras, la narracion, que se les llena la boca de tanto melindre. Yo lo disfruto como un pollino pero ten por seguro que no lo puedes comparar con un rusazo u otros lumbreras
Entre Stamm y Mal Herido, yo me decanto por el primero. Leo con interés al malo herido pero mete la gamba con frecuencia cuando critica algunos libros… o mejor dicho, cuando hace comentarios ingeniosillos sobre ellos. ¡Va de sobrao y en ocasiones le sale chistoso! Pero en lo de escribir novela, le falta un mundo para ser un buen escritor… ni joven, ni viejo… solo bueno.
¿Escriben acaso Smith y Stamm en español? ¿Es esto un hecho baladí? ¿No merecen acaso sus traductores una mención?
Tienes toda la razón, Iñigo. Lo arreglo ahora mismo.
Un saludo
La sargento
Margaret, no. No. ¡El porno, no!. ¡Hasta sería capaz de leerme los Episodios Nacionales! (por lo menos, la primera parte. Porque eso tiene partes ¿noo?) pero, por favor, Maggie no me quites el porno.
Julianín Bluff
Dice usted:
«Cuando la envidia y la impotencia mueven la mano de uno, lo que acaba sobre el papel solo produce pena y, a veces, también, vergüenza ajena».
Y mire, sí, por una vez tiene usted razón. Ha costado, pero tenía que llegar el momento en que escribiera algo con cierto sentido. Felicidades de corazón: asumir los propios complejos es difícil, y tiene mucho mérito.
Yo supongo que despertar cada día desesperado por comprobar si el malherido ha posteado, si le ha mencionado aun ligeramente, si se da por aludido por fin por cualquiera de sus boberías («boberías» dicho con todo el cariño. A veces hasta tienen gracia), y descubrir que sigue a lo suyo (esto es, a hablar de lo que le apetece, cuando le apetece y como le apetece) con su genuino modus operandi sin prestarles atención debe ser muy deprimente.
Porque con eso de la envidia y la impotencia se refería a usted y sus diferentes encarnaciones, ¿no?
¿No…?
Paco.
Post: a mí Stamm me gusta, y lo voy a seguir leyendo pese a la vomitada del malherido. A la Smith no la conozco, y voy a seguir sin conocerla gracias a la vomitada del malherido.
Como divertimento, lo que ha hecho Juan con estos párrafos de novelas, tiene su gracia. Pero eso no es crítica. Coger un párrafo (escogidísimo, por supuesto) de una novela y desmenuzarlo, no es crítica, ni dice absolutamente nada de la novela que se supone que valora, ni siquiera cuando las correcciones que hace son correctas como en el caso de Smith (que no deja de ser bastante mejor escritora que Olmos). En el segundo caso las valoraciones son totalmente subjetivas, pero esa no es la cuestión.
Estoy seguro de que si coges cualquier novela, por buena que sea, eres capaz de encontrar al menoos unos cuantos párrafos sobre los que despotricar como hace Olmos, e incluso aunque lo hagas con acierto, sigue sin servir como valoración de la novela, para empezar por que descontextualiza el texto en cuestión. Lo que hace no es más que un análisis te estilo de un párrafo muy concreto
Bravo, jose. A ver si de una vez por todas la gente empieza a entender de qué va esto de la crítica. Soltar la gracieta, como hace Olmos en lucimiento personal, no tiene más valor y significación que eso, el supuesto lucimiento personal. No me merece ningún respeto su opinión.
La novela de Stamm no la he leído y no puedo opinar. Pero de la novela de la Zadie puedo asegurarte que el párrafo citado por Malherido no está «escogidísimo». No. Es el primero o el segundo del libro y eso es lo hay. Y venga, reconozcámoslo, eso lo hacemos todos. Vamos al VIPS o a Espasa o la Laie y le echamos una ojeada a la primera página de la novela y con esto nos forjamos una idea del asunto y hay ocasiones en las que incluso pensamos: «¡vaya puta mierda!». Y no compramos la novela y ni siquiera le entramos a la página siguiente. Esa si podría ser la culpa de Mal-Herido, la página siguiente. Pero ¿a alguno de ustedes le seduce inmiscuirse en la página siguiente cuando la anterior te ha parecido un puro despropósito?. A mi, por lo menos, no.
Con «La línea de la Belleza» (pagada) suavicé el método que comentamos y llegué hasta la quinta página. Stop. No conozco un sólo libro que pareciéndome horroroso al principio, haya terminado convénciendome. Ningún autor que se haya transformado, por el sólo pasar de los capítulos, de Baricco en Bufalino. La acumulación de páginas no transforma en cisnes a los pollos de pavo (que los patos, y más si son feos, me caen de putísima madre). Abrazos para todos.
De acuerdo, Julian, si no te seduce leer la página siguiente no tienes por qué hacerlo, pero tampoco tienes por qué escribir una reseña. Es más, no deberías hacerlo. Una cuestión de honestidad, simplemente. O puedes hacerlo para pasar el rato, vale. Lo malo es cuando eso te convierte en referencia para algunos.
Si cuando comentas sobre la linea de la belleza te refieres a la novela de Hollinghurst, no vale la pena discutir ya que obviamente tenemos gustos diametralmente opuestos.
La novela de Smith no la he leido (aunque sí la tengo en casa), así que puede que tengas razón (ya sabemos que tener buenas críticas no significa gran cosa), pero eso sigue sin invalidar mi argumento de que lo que hace Olmos no es crítica.
Lo de leer la primera página lo hemos hecho todos, a mí me bastó para no comprar el Héroes de Ray Lorina ni el Todo está iluminado de Jonathan Safran Foer, claro que no deja de ser simplemente una intuición de que no me iban a gustar
Mi hija es una lectora empedernida. Tiene 14 años. Leyó «El gran cuaderno» de Agota Kristoff y dijo: «es sublime». Entonces le di «Tatami», de Olmitos, y tras leerse las tres primeras páginas dijo, arrojándome el libro: «pero ¿este tío es gilipollas? ¿es subnormal? , ¿qué le pasa?» (Se refería al autor, no al personaje, naturalmente)
Tu hija debería lavarse la boca con jabón Lagarto y después, además de incentivarla a leer como lo haces, deberías enseñarla a decir: Rocín o botarate por Gilipollas, mentalmente disminuido o pretencioso por subnormal y a desarrollar esa pregunta que se hace “¿Qué le pasa?” Realmente me gustaría saber que piensa una lectora de 14 años de esa novela.
Ya te he dicho lo que piensa una lectora de 14 años de «Tatami». En serio, lo juro, hice la prueba y ella se negó a pasar de las tres primeras páginas porque el autor le parecía un «rocín o botarate, mentalmente disminuido o pretencioso» y no entiende de qué va, el muy gilipollas, ni por qué publican esa clase de novelas habiendo otras, como el Gran Cuaderno», por ejemplo, que pueden leerse (esas sí).
Me apuesto lo que sea a que cuando mi hija llegue a la edad que tiene Olmos ahora, «Tatami» llevará varias décadas descatalogada y no habrá ningún editor -ni lector- que se acuerde ni para publicarla ni para leerla.
«El gran cuaderno»se seguirá reeditando.
Pues perdónenme ustedes pero «Siete años» fue una grandísima decepción para mí. Lo compré precisamente por su reseña, confiando en su criterio, y no pude pasar de las primeras 40 páginas (y haciendo un gran esfuerzo). Esperaba, tal y como ustedes afirmaban en su anterior post, una historia inteligente sobre el deterioro de una vida en pareja, sobre la moral y las decisiones tomadas y no tomadas, y en lugar de eso me encontré precisamente con lo que Lector Mal Herido describe: pura intrascendencia, vidas que no interesan ni saben hacerse interesantes, anécdotas mínimas y aburridas y, por supuesto, una redacción mala y facilona. Está mal escrito, digan lo que digan, de modo que no me queda más remedio que estar completamente de acuerdo esta vez con el término de «literatura de descansillo» acuñado por Olmos.
Elena, seguro que Thomás Mann te parecerá un paleto y Kafka insufrible… y mal escritos ambos, ¿no?
Sí, claro, lo mismito es Peter Stamm que Kafka. Por favor, un poco de seriedad, ¿eh?
Sobre relaciones de pareja -novelables y teorizables- ya lo dejó escrito todo Tolstoi -heterosexual y prolijo- y, además, resolviendo, Margaret, resolviendo. Porque Tolstoi es de los que dice por aquí sí, por ahí no y por allá no lo he probado. Que esto de plantear y hacer pensar -los lectores de Stamm llaman pensar a mirar por la ventana, las tardes de domingo- y aquello, también, de cansarse del mundo y de la convivencia -un cansancio muelle, burguesote-, es facilidad y aburrimiento. Señálenme una idea, una sola idea de Stamm que me haga ver que, efectivamente, me estoy perdiendo algo. Ya no algo grande o con capacidad para interpelarme, sino algo.
Por cierto que tampoco sé qué tirria o pánico le ha entrado a más de uno con que las novelas resuelvan, sí, resuelvan los conflictos… como si todo fuera tan ambiguo y tan incierto y tan, ¡ay!, inaprensible.
El recuento está chupao. A ver, año 2012: las cosas, señores, señoras, pues no, al final no resultaron tan dudosas, ni tan controvertidas, ni tan difíciles uy uy uy. Mírenselo, háganse el favor. Que está bien que los escritores no sermoneen, pero vamos, que el barniz de estupor -tan adolescente, ¿no lo han pensado?- y la falta de respuestas tan de Stamm -y otros- no deberían pasar por muestras de lucidez y destreza narrativas, sino por lo que son: cobardías, flacideces. Muletillas varias, en suma.
Que a mí me da lo mismo quién tenga finalmente razón en esto, volviendo a la discusión. Si Juan o la patrulla, digo. Pero si nos ponemos a pegarnos en serio pues a mí díganme así, tal cual, qué plantea, sin rodeos, Stamm, y cómo lo resuelve, por qué apuesta él -en su escritura o en su proyecto o en lo que sea- y por qué apuestan los personajes -en la novela- y ya. Que el resto son pajaritos.
Señálenme, de una vez, una obrita que crepite, y que no esté escrita ni por Kleist, ni por Zweig, ni por Tolstoi, James, Faulkner, Rulfo, Lobo Antunes… que a esos ya nos los leemos todos [¿?] a todas [¿?] horas. Porque haberlas las habrá y, ahí sí, ahí Mal-herido os lleva una ventaja olfativa considerable.
[Nota al pie: los conocemos, a los rulfos y tal, y por eso sabemos que, en ninguno de ellos -quitando alguna descripción de batallitas y tazas de té en Tolstoi- hay un solo párrafo tan falto de chispa y de mirada, tan sinsorgo e intelectualmente endeble como el que reproducen -errata incluida- del señor Stamm. Y por ahí, estoy de acuerdo, me parece no sólo ingenioso sino también certero eso de “literatura de descansillo” o de espera de dentista o de cola de supermercado, que me-es-igual.]
Querido/a nenecato:
Tu pregunta se resume en qué aporta de nuevo Peter Stamm a la literatura. Concreto tu comentario para los que se hayan cansado de leer a la tercera línea. Perdona que te diga, pero hay que ver lo que os gusta a los de tu generación andaros por las ramas.
Te respondo:
Los grandes libros y los escritores de primera son los que te hacen plantearte los grandes temas, los que no tienes en la cabeza a diario: el suicidio, la muerte, dios, el más allá, el amor o su falsedad, el odio, la bondad… Es verdad que todos ellos están ya tratados, y de forma difícilmente superable, por Shakespeare, Tolstoi, Dostoievski, Mann & Co.
Lo que hace Stamm en Siete días es traer un asunto ético a la actualidad y analizar la actuación de tres personas como tú y como yo para hacernos ver a todos como el egoísmo que suele guiar nuestras decisiones nos ha llevado a auto engañarnos y a considerar que en ciertos casos el fin justifica los medios. Lo que hace Stamm en denunciar cómo los que vivimos en las grandes ciudades que forman parte de la sociedad moderna del bienestar podemos ser los mayores defensores de los derechos de los animales, los grandes abogados de la capa de ozono y de los derechos humanos de los presos políticos confinados en cárceles chinas pero luego, con los que tenemos delante, los que son nuestro prójimo, los emigrantes, los débiles, somos incapaces de comportarnos de forma humana considerando que tienen los mismos derechos que nosotros a que no se los utilice como animales y no se juegue con sus sentimientos. No sigo para no destripar el argumento de este magnífico libro. Te remito a mi reseña publicada en este mismo blog.
Creo que todo eso si se sabe contar (y Stamm sabe) tiene mucho valor. Pero hay que leerlo, claro, para apreciarlo.
Un abrazo
La sargento
Ay, no sé… Es que… es que a las tres de la mañana uno debe estar durmiendo, follando o viendo teletienda, no posteando sobre Stamm, ¿no? Ay, no sé.
PD: a la mierda, modernikis (FFG dixit).
Eres la luz de occidente Kika, la esperanza blanca… menudo comentario hediondo! ¿Debería estar follando, viendo tele tienda? ¿Al tipo este ya se le critica todo? ¿Todo vale?
PD: “Yo no analizo jamás, me limito a reaccionar…Yo ando con todos mis prejuicios. Jamás intento mejorarme o aprender algo. No soy uno que aprende, soy uno que evita.” Bukowski dixit
.
Para la Patrulla, para Ire, para todos
Analicemos -aunque el tío pueda pensarse que soy gilipollas (o a lo mejor no se lo piensa) el «fenómeno» «Lector-Malherido».
Lo primero de todo, NO (escrito con mayúscula) se trata de un blog de crítica literaria. Se trata de un ejercicio de estilo, bajo unas coordinadas personales e intransferibles (y aquí empieza ya el estilo) cuyo fin primordial es decir cosas inteligentes de manera ingeniosa (igual vale decir cosas ingeniosas de manera inteligente).
El otro fin de su protagonista, cuando crea el blog, es salir adelante como escritor, Juan Mal-Herido queda finalista del premio Herralde con veintipocos años y los de la pomada (establishment+intelligentzia) le dan por el culo. Bueno, debe pensar él, si los tiros van por ahí, no va quedarme otro remedio, si quiero ser alguien, que darles, yo, por culo a ellos. Juan cree en si mismo. Se inica una etapa iconocalsta y graciosísima en la que el blanco de sus disparos (permítaseme el símil borbónico) son los santones de la literatura. (Ojo, al artículo de Benedetti en el callejón de Puigcerdá). Esta etapa dura hasta que proscribe los comentarios en su blog por considerarnos a sus seguidores (más o manos sic) «gilipollas». Yo creo que no soy gilipollas. Y me dolió el asunto. Pero, en fin… cosas de Juanito.
Luego cuando el blog adquiere fama -una cierta repercusión mediatica- y siempre de cara a su objetivo último -no otro que llegar a ser un conocido autor de prestigio (fíjense que hablo de «conocido» y no de «reputado» y hablo de «prestigio» y no de «éxito». Aunque Juan se crea que anda buscando la gloria, anda buscando los euros y aunque se crea que anda buscando los euros, anda buscando la gloria)- Mal-Herido baja la guardia -esta etapa comienza con el cambio de residencia del blos a wordpress- y empieza a puntuar como loco todos los libros que le regalan sin que ninguno baje del notable alto. ¡Hala!. Acaba de publicarse «Ejercito Enemigo» , Juan no tiene muy claro lo que tiene que hacer con Mal-Herido, y, por si acaso, durante una buena temporada se pone un poco sobón (sobre todo con sus colegas españoles que son los que más lo necesitan y con las autores de las firmas editoriales que tienen el buen gusto de confiar en él)
Luego (escribo otra vez «luego» a propósito) cuando se da cuenta de lo mezquina que es la gente y que «Ejercito Enemigo» va a quedarse -si dios (con minúscula) o alguna ONG (con mayúscula) no lo remedia- sin el premio nacional de literatura y sin sacar segunda edición, vuelve por sus fueros (etapa en la que nos hallamos ahora) con cierta desidia y una soterrada resignación, tratando, como buenamente puede, de que su blog conserve esa «chispa de la vida» que lo ha hecho único.
Y eso, lo dicho, en esas estamos, con Juan haciendo improbos esfuerzos para sacar adelante su papel serio (el de su doble el que firma las novelas) en un escenario literario del que desconfía, y además le aburre, y tratano de proseguir con su blog con la frescura y el talento de antaño, con el recelo latente de poder pasarse alguna vez en lo que dice y que eso pueda perjudicar su carrera literaria, y con unos comentaristas cada vez menos solventes.
P.D Como diría él, me ha llevado menos de cinco minutos escribir este «comment».
OK, lo he pillado tarde. Supongo que me he perdido todo eso que cuentas. Yo ahora solo veo un tío que dispara a matar sin apuntar y con fogueo. Lo siento por él.
Para José.
Me hecho un lío y donde he puesto la «Línea de la belleza» (Holl…) quería haber puesto «Sobre la belleza» (Z Smith).
«La línea de la belleza», en Anagrama, en castellano, se la carga el traductor. Irremisiblemente y sin paliativos.
Hollinghurst me encanta. O sea, José, que nuestros gustos podrán ser tangencialmente opuestos pero no diametralmente opuestos. 😉
Abrazos.
Cómo yo soy de los que suele tener ese tipo de lapsus me parecía que podían ir por ahí los tiros.
Yo es que con Hollinghurst no soy imparcial, entiendo que haya gente a la que no le gusta, pero yo podría leerme hasta su lista de la compra
Quisiera que la sargento me recomendara 10 escritores de buena literatura españoles menores de 50 años, a ver si me aclaro de qué es bueno y malo, sin recurrir a Molina y otros popetes.
Te digo 11 nombres, para que luego digan que somos malas:
Marcos Giralt Torrente, Joaquín Bergés, Luis Magrinyà, Milo J. Krmpotic, Berta Vías Mahou, Antonio Orejudo, Cristina Fallaras, Marta Sanz, Rafael Reig, Antonio Fontana y Almudena Grandes, que tiene 51 pero se conserva tan guapa como si tuviera 35.
Un beso
La sargento Margaret
Cristina Fallarás, Ja, ja, ja.
Te ha quedado muy gracioso el chiste.
Venga, Kardigan, esperamos tu lista. ¡No nos decepciones! El sargento atina con tres nombres, si somos muy benévolos y no estamos muy actualizados, con cuatro. A dos no los he leído. Cuatro son un disparate.
¿Y Pilar Adón?
Vaya cantazo, Margaret, así que C. Fallarás, ¿eh?
La Sargento pone a la Fallarás porque es amiga bloguera, pero su calidad está a un millón de años luz y tres vías lácteas a la izquierda de escritores de verdad como Orejudo, Giralt Torrente, Bergés o Magrinyà (aunque este último aburre a las ovejas).
Tengo un amigo cordobés que ante una exageración muy grande o una salida de tono esperpéntica («boutade», que dirían los franceses) dice: «¡que te acuestes!». Pues eso, que si la Sargento Margaret pone a Cristina Fallarás en su lista de los 11 mejores escritores menores de 50 años del país yo le respondo: «¡Que te acuestes!».
De esa lista cuatro son buenos, Girat, Magrinya (perdon por mi falta de acentos, es mi teclado), Sanz y Orejudo. Y Reig a veces. Dos no los he leido. Pero si lo de Almudena Grandes os parece buena literatura, este blog ha perdido un lector, como en El Mundo Today.
bye