¿Les había dicho ya que El gran Gatsby está llena de vida?
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Unos minutos después Tom se levantó y empezó a envolver en la toalla la botella de whisky sin abrir.
– ¿Queréis un trago? ¿Jordan? ¿Nick?
No contesté.
– ¿Nick? –me preguntó otra vez.
– ¿Qué?
– ¿Quieres?
– No. Acabo de acordarme que hoy es mi cumpleaños.
Cumplía treinta. Ante mí se extendía el camino portentoso y amenazador de una nueva década.
Eran las siete cuando nos subimos en el cupé con Tom y salimos hacia Long Island. Tom no paraba de hablar y reír, exultante, pero su voz nos parecía tan remota a Jordan y a mí como el clamor de los extraños en las aceras o el estrépito del tren elevado sobre nuestras cabezas. La compasión tiene sus límites, y nos alegrábamos de que las trágicas discusiones ajenas quedaran atrás y se desvanecieran como las luces de la ciudad. Treinta años: la promesa de una década de soledad, una lista menguante de solteros por conocer, una reserva menguante de entusiasmo, pelo menguante. Pero a mi lado estaba Jordan, que, a diferencia de Daisy, era demasiado lista para arrastrar de una época a otra sueños olvidados. Mientras atravesábamos el puente en penumbra su cara se apoyó pálida y perezosa en la hombrera de mi chaqueta y la presión tranquilizadora de su mano fue calmando el formidable golpe de los treinta años.
Así seguimos el viaje hacia la muerte a través del atardecer, que empezaba a refrescar.
El gran Gatsby se publicó en 1925, poco antes de que su autor, Francis Scott Fitzgerald, cumpliera los treinta años.
El gran Gatsby (Anagrama, 2011). Trad. de Justo Navarro.
Se puede mejorar, Margarete. Lo que sí es para rajarse las venas es lo de Il piacere de D’Annunzio. 25 añitos tenía el cabrón. Pero Philip Roth era un plasta llorica a los 30, como todos nosotros hoy día, y mira tú a los 70 se calca dos putas obras maestras como The Dying Animal y The Human Stein con putitas inmortales como la Jenny, la píldora y Jimi Hendrix o la personaje más follable de la literatura después de Constanza Reid, Delphine Roux. Así que hay tiempo. Los tiempos han cambiado.
Digamos que Philip Roth no tenía aún los 70m pero casi. En un ejemplo típico (con Joyce Carol Oates) de los escasos escritores que mejoran con la edad. Mirad lo que ha pasado y está pasando con tipos como Marías, Vargas Llosa o Gabriel García Marquez, sus publicaciones más recientes (de ficción) son casi ilegibles, incluyendo el tercer tomo de «Tu rostro…»
Ahora al cumplir 30 escriben cosas como «Todas las chicas besan con los ojos cerrados». Y Mondadori lo publica.