-En El Cultural han dicho que de perdidos al rio, Daphne.
-¿Qué dices, Margaret? ¿Cuántos limonchelos llevas? Ya veo que ahora te los tomas en vaso de tubo.
-Digo que han decidido permitir a los autores firmar las reseñas de sus propios libros. El primero, Andrés Barba (aquí).
-Bueno. Qué exagerada eres. Seguro que no es más que un error. Deben haber copiado el nombre del autor donde tocaba poner el del crítico.
-Que no, que tiene toda la lógica. No ves que estamos en crisis. De ese modo se ahorran el dinerito que pagaban al crítico. Esta reseña de Andrés Barba es la prueba piloto. Ya verás qué risa cuando Elvira Navarro o Vicente Luis Mora –que parecen tener ya en el horno su próximo trabajo- reseñen sus propias novelas.
-Venga, Margaret. No seas pesada.
-Que sí, Daphne. Que te lo digo yo. Esto forma parte del Plan Estructural de Tranparencia y Austeridad (PETA) organizado por EL MUNDO, periódico que edita El Cultural. Además, el resultado va a ser el mismo. Los dueños de El Cultural han decidido que para poner siempre por las nubes todas las novelas que se reseñan, pues que mejor que lo hagan directamente los autores. Así no hay posibilidad de equívocos y las editoriales –que son las que van a poner y pagar la publicidad- tan felices.
-¿Y los lectores?
-¿Qué lectores? ¿Quién lee los suplementos culturales?
-No me convences, Margaret. No te creo.
-Mira, solo te pongo un ejemplo. ¿Qué más da que esta crítica (aquí) la firme Care Santos o el autor de la novela? Seguro que el escritor, aunque solo fuera por vergüenza, se cortaría un poco en lo referente a los elogios.
Actualización, cuatro horas después: En El Cultural ya han cambiado el nombre del crítico-de nada, chicas-. Donde antes ponía «Andrés Barba» ahora se ve el nombre del ilustre Presidente de la Asociación Española de Críticos Literarios, don Ángel Basanta. No podía ser otro.
La reseña de Care Santos, sin embargo, no la han subsanado. Ahí sigue. Tal cual.
De todos modos, y como medida de austeridad, propongo que a partir de ahora todas las reseñas las firmen (y las escriban, claro) los propios autores. No me digan que no sería más divertido.
Más que escriban su propia reseña, estaría más feliz que una perdiz si los todos los escritores escribiesen sus propios libros.
Y esto no es demagogia
Querido Comeclavos
Hace honor a su nombre, es usted masoquista 😉
Hace poco me contaron el caso de una primera novela tan impactante que la editorial que la recibió le propuso al escritor «principiante» su publicación a cambio de que la firmara un escritor famoso y la mitad de los derechos. Se negó, claro.
Que un negro pacte de antemano hacerle el trabajo a otro es un asunto muy feo que debería abochornar a la editorial y, sobre todo, al que firma y se lleva los derechos. Pero que a un escritor que empieza pretendan arrebatarle su original con semejantes prácticas, ¿qué es? ¿Existe como delito tipificado en algún código?
¿Quién escribirá las reseñas de los libros escritos por negros? ¿El que firma, con ayuda de internet copiaypega? ¿El negro?
¿Hay críticos que tienen negros?
Lo que molaría, Bermejo, es que tuvieses tu un negro, a ver si se te escapaba medio pensamiento que no oliese a tufo de frustrado.
Coñazo que eres, Luna Miguel, coñazo que eres.
Admirada sargento Margaret, con el respeto debido a una persona tan sabia y leída como tú, no entiendo como en un primer momento pensaste que la reseña la había escrito el propio autor. Después de leer en la crítica de don Angel Basantas cosas como “el relato indaga en los problemas de una paternidad mal llevada por los errores cometidos en la relación de pareja por unos padres solteros y, sobre todo, a causa de la incapacidad del protagonista para asumir su compromiso con la vida, lo cual, según los conocimientos psicológicos de la madre de su hijo, se debe a la influencia que aquella madre egoísta ha dejado en su hijo, que ahora no sabe ser padre”, me ha entrado tal mareo y angustia existencial que seré incapaz de leer el libro. Para mí que le ha hecho un flaco favor a Andrés Barba.
Madre mía: esa frase es un infierno de cobardes.
Sargento, en Italia ya tenemos bastante problemas (entre prima de riesgo y para juvenil… no, no hablaba de fútbol) como para tener que ver limoncello con ch. Todos mis respectos y felicidades por la labor.
Siempre es agradable pinchar en cualquier link donde salga una foto de Andrés Barba. De verdad, no entiendo por qué no es más mediático con lo guaperas que es (NOTA: Tengo la sospecha de que en realidad Andrés Barba es un ex mío que se cambió de identidad después de entrar en el programa de protección de testigos).
No tiene demasiado que ver con esta entrada, tal vez sí con la anterior por aquello del compromiso social de los intelectuales, pero en cualquier caso aprovecho este espacio para recomendarle, querida sargento, que si le es posible se vea la conferencia que acaba de dar Ana María Moix en la UIMP. Toda ella ha sido muy interesante, pero me he acordado especialmente de usted cuando ha hablado sobre el estado actual de nuestra cultura, con especial referencia al sector editorial. Lo disfrutará, estoy seguro.
PD: He aquí una breve crónica http://ecodiario.eleconomista.es/cultura/noticias/4088258/07/12/UIMP-Ana-Maria-Moix-El-mundo-de-la-cultura-se-ha-bajado-los-pantalones-ante-el-mundo-del-dinero.html
Y se pensará Ana María Moix que ha descubierto la pólvora.
Hola a todos!
Lo único que sucede es que al «mundo del dinero», la literatura (lo de «cultura» me suena demasiado rimbombante incluso en boca de alguien tan culto como Ana María Moix) le importa hoy menos que nunca. Como igual le pasa al mundo del «no dinero», para que nos vamos a engañar. Y uno de los motivos no es otro que este: LA LITERATURA ESTA EN BAJA FORMA. Ya lo creo que sí ¡muy baja!.
Y pese a todo lo anterior -a lo que de manera un tanto solapada, si se quiere, también podría estar refiriéndose doña Ana María- las editoriales se muestran en nuestros días mucho más generosas que nunca -por mucho que a algunos les duela reconocerlo- a la hora de afrontar la publicación de inéditos. Otra cosa es que elijan como el culo o que, en realidad, no haya donde elegir… pero es que tampoco ahora los escritores o los profesionales del sector editorial son los mismos de los años sesenta y setenta a los que alude la señora Moix ¿Dónde está Umbral, dónde está Barral? Muertos ¿Dónde el hermano de la propia Ana María, dónde Lara padre? Muertos ¿Dónde Delibes? ¿y Vázquez Montalbán? Muertos ¿Quienes son, hoy, los nuevos Goytisolo, Mendoza, Marsé…? ¿¿¿¿ ????.
Si el consumidor final -el lector que compra, paga, los libros- se dedicase a profundizar en su hobbie, ya se encargarían los del mundo del dinero de subirles del cinturón de los pantalones a determinadas/os novelistas para que no se les escurrieran hacía abajo. O, a lo peor, no daban con ningún muslamen (vestido o desnudo) digno de meritoria exhibición. No se crean.
En resumen, que a los primeros a los que les conviene todo este aggiornamiento -seamos cursis- del «mundo del dinero» es a los mismñisimos «cultos». A las verdaderas lumbreras, en principio; y, después, a todos los que vengan detrás.
Saludos.
Estoy esperando sus respuestas a mi pregunta
¿Quienes son, hoy, los nuevos Goytisolo, Mendoza, Marsé…?
No se les oye.
Para contestarte hay que leerte, Bluff, no te pases que aquí todos son analfabetos funcionales como tú.
Marsé y Mendoza podrían llamarse dentro de unos años Antonio Montes y Ben Clark.
Lo de Goytisolo, si hablamos de Juan, lo veo un poco más jodido. Hay que estar muy podrido de literatura para publicar un libro titulado Las semanas del jardín.
V.D
En efecto, hablaba de Juan.
He googleado Ben Clark y Antonio Montes. Y ya sé quien son. Mersi.
Un abrazo.
Estimada Margaret. Si yo fuera una de las víctimas de tu complejo de inferioridad ya te habría localizado -1500 € o menos en un detective decente- y ya estaría rondando el portal de tu casa. Sigue así, guapa.
Querido Mario:
Si me vas a «rondar» – qué bonito ese verbo, como en mi juventud- no hace falta que te gastes los 1.500€, ya te doy yo la dirección de mi portal. Tú tranquilo.
¡Nena! ¡Daphne! ¡Sanatha! ¡Josephine!: Que aquí hay un señor que va a venir a rondarme.
No, a vosotras no. Solo a mí.
Vale. Ya le pregunto si tiene más amigos. Que sí, que se lo pregunto. Tranquilas.
Ay. Qué ilusión.
Sí, solo a ti. Da la cara, que vas a ver qué bonita te la dejamos.
«Mario», «Mario», además de malo en tu oficio, matón y mafioso. Uh, qué miedo. Tienes que aprender a encajar mejor las críticas y la mofa. Y si no, cambia de oficio porque en el que tienes, no vas a aprender nunca y se seguirán riendo de lo mal que lo haces.