ROPA DE CAMA SIN VENTILAR

Leo con interés creciente las memorias de Arthur Koestler (Lumen, marzo 2011), cuando en la página 125 -el autor está relatando su mala relación con el yiddish (lengua judía con base en el alemán)- me encuentro lo siguiente:

    Leí algunos cuentos sobre la vida en el gueto traducidos del yiddish, y me sentí más alejado aún. Exhalaban un aire rancio, saturado de olores de callejuelas angostas, de ropa de cama sin ventilar, de estrechez mental y maneras de ser tortuosas; aparecían salpicados de toques de humor rancio, basado en el desprecio de sí mismo. En esta literatura había una mezcla de servilismo y arrogancia espiritual, de astucia y sentimentalismo, de misticismo y codicia, que me producían una sensación de claustrofobia, un deseo de romper una ventana y dejar entrar el aire fresco.

    En aquella época yo no sabía que el mundo está lleno de guetos que no son judíos. No sabía que las peculiaridades que me repelían no eran características raciales, sino consecuencia de las condiciones que imperan en cualquier comunidad herméticamente cerrada. Las cárceles, los campos de concentración, los monasterios, las colonias de artistas, las minorías étnicas, los grupos homosexuales, los sanatorios de tuberculosos, las sectas religiosas y políticas, todos llegan a ser pequeños guetos, con un ambiente de invernáculo, un dialecto peculiar, un universo privado y amurallado.

Aclaración: Koestler era judío,  escribió esto cuando tenía 46 años y se refiere a la década de 1920. Arthur Koestler nació en Budapest en 1905 y se suicidó en Londres a la edad de 77 años.

Generación Nocilla

He sido yo la que ha destacado en negrita un trozo del texto. Y lo he hecho porque no he leído hasta hoy mejor caracterización de la joven literatura en castellano de principios del siglo XXI, lo que aquí llamamos la zambrapronolmos.

Me han contado que el ambiente que integran los nuevos escritores de Argentina y México es del estilo, pero voy a hablar de lo que conozco, del mundillo literario español.

Díganme si les suena: escritores jóvenes que publican malos libros y que, como no venden lo suficiente para vivir de su oficio, necesitan mantener continuo  contacto entre ellos y, al tiempo, con otros profesionales de la cultura (editores, gestores de centros culturales, jefes de redacción de periódicos, directores de revistas y suplementos…) para que estos últimos, a cambio de lamerles el culo, les echen unas migajas de pan: reseñas, alguna traducción, artículos, conferencias, cursos de escritura “creativa” o libros de encargo, y con esos trabajos “alimenticios” poder, al menos, pagar el alquiler. “El que no está en la pomada no come”, me decía la otra noche uno de estos chicos. Los unos reseñan los libros de los otros. Los otros acuden a las presentaciones de los unos. Pero siempre son los mismos: los unos y los otros. Esta dependencia  genera que el grupo se haga cada vez más cerrado y asfixiante. Ese ambiente enrarecido y autocomplaciente lleva a nuestros jóvenes autores- a la hora de publicar su siguiente novela-  a escribir de nuevo el mismo libro, igual de malo, igual de rancio, igual de…. zambrapronolmos. Acaban en un círculo vicioso ejemplar: como no salen del mundillo, escriben malos libros. Y como no consiguen vender esos libros, necesitan seguir en el mundillo para ver si con unas reseñas y unas clases en un “master de narrativa” pueden subsistir un mes más.

Pura endogamia. Y ya se sabe que la endogamia termina produciendo retraso mental.

«Generacion Granta»

[Zambrapronolmos= Generación Nocilla + Generación Granta]

Si usted es un español de veinte años y quiere ser escritor, mi consejo es que se marche con su portátil  a Cincinnati (Ohio, EEUU), busque trabajo en uno de los 27 McDonald´s que hay en el centro de la ciudad y dedique las tardes y las noches a escribir. Por el amor de Dios, no se le ocurra meterse en el ambiente literario español. Si lo hace, acabará contagiado y, lo peor, llegará un momento en que no será consciente del agujero en el que ha caído su prosa, porque siempre habrá un amiguete del mundillo que dirá en su blog que su libro es “heredero del Ulises de Joyce”, por ejemplo. Si de verdad cree usted que tiene en su cabeza algo interesante que contar, márchese, por favor,  lo más lejos posible. Piense además que ahora, con los recortes, los “trabajos alimenticios” van a ser menos en número y menores en lo referente a la remuneración. Por ello, si no quiere pasar más tiempo lamiendo culos que escribiendo, lo mejor es poner pies en polvorosa.

NOTA: Es de justicia reconocer el buen trabajo que ha realizado Lumen (Grupo Random House Mondadori) con la edición de las memorias de Arthur Koestler (aquí). (Trad. por Juan Rodolfo Wilcock y Alberto Luis Bixio).

Hoy (no te acostumbres) queremos dar la enhorabuena por este libro a Andreu Jaume, editor de Lumen.

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18 respuestas a ROPA DE CAMA SIN VENTILAR

  1. julian bluff dijo:

    Bueeno, bueeno, bueeno…

    Me espero a ver lo que opina el gran «Sol», el de los comentarios concisos, sabios y profundos -el muy cabrón consigue gratificarnos a todos con verdaderas editoriales a base de conjuntar quince o veinte palabras elegidas ¡pero cómo las coloca el pájaro, ni Samuel Beckett!- antes de emitir cualquier opinión sobre este asunto.

    O sea, lo dicho, que aquí aguardo, esperando a ver lo que dice nuestro Godot particular.

  2. julian bluff dijo:

    Hola a todos!

    Hablando del asunto. Me he leído la de Olmos y se trata de una novela rotundamente digna que, en ocasiones, raya la brillantez. Nada que ver ni con nocillos ni con grantas ni con hostias. Ni en los ochenta ni en los noventa se ha escrito algo así de valioso en nuestro país. Que a mi conste.
    En breve publicaré en chez julian una crítica pormenorizada del libro. Desde aquí ¡enhorabuena Alberto!.

    Y enhorabuena ¡Maggie! que lo cortés no quita lo valiente. Y alguien tenía que haber que se decidiese a escribir entradas como la que nos has brindado hoy.

    (P.D La foto de arriba -salvando las distancias- parece «El entierro del Conde de Orgaz» les falta, a los señores, la golilla).

  3. Facundo Quiroga dijo:

    Y en la foto de arriba, siguen faltando las señoras. Digo yo que las hay, igual de talentosas o mediocres. Penuria de país y de cultura.

  4. LUNATICS dijo:

    QUE PUNTITO SIN N ERES!! ahora manipulite a la nena para que te publique, que asco que ascooooooooooo haz un bien a la humanidad y que te coman los piojos PUNTITOOOOOO

  5. Silvia dijo:

    mientras no distingan ustedes un poco entre todos esos autores, mientras no haya un poco de afine entre tanta opinión generalista, mientras todos los citados sean tratados como uno, mientrase se hable de autores y no de obras concretas, sus noticias, queridas señoras, tendrán un valor relativo.
    Mientras por competir por tu cabello, vamos.
    Adieu

    • Estimada Silvia:
      No hemos sido nosotras las que iniciamos el juego de las pandillitas. Fueron los propios autores los que, encantados, se constituyeron en «generaciones literarias». Y nadie lo puede negar porque hay una prueba irrefutable: la foto.
      Desde el momento en que ellos se constituyen en grupo adquieren una entidad colectiva además de la individual. Por eso, si después de más de 60 libros leídos en los últimos años no he conseguido salvar de la quema ni uno solo, entenderá usted que me considere en el derecho (y en el deber) de denunciar que la literatura joven en castellano de los últimos 12 años es una mierda. Y generalizo porque son ellos, los escritores, al hacer pandilla, los que me han dado pie.
      Hay excepciones como Orejudo. Pero ni es tan joven, ni comete la insensatez de dejarse fotografiar con otros «escritores» de dudosa valía.
      Aclaración: No he leído completos esos más de 60 libros. En 8 o 9 casos tuve que dejarlo a la mitad por miedo de resultar contagiada.
      Un saludo
      La sargento Margaret

      • Antonio dijo:

        Cuánto te equivocas_ Ninguno de los Grantas quiso ser considerado parte de una generación_ Todo fue una maniobra publicitaria de Duomo para vender a los tres autores que ya había fichado_ Y picaron los jetones, como tú_ Pero ya es pasado___ A ver si te inventas algo nuevo_ que ya cansas_ Emilita___

  6. godot dijo:

    Hace tiempo que Andreu Jaume no está en Lumen, chicos. Y ya vale con decir lo mismo mil veces repetido… os hemos oído a la primera, la segunda (bostezo) tercero, cuarto (zzzz). Empieza a demostrar un prejuicio inalterable. Aunque escribieran una obra maestra, ya no lo podríais ni apreciar. No seáis tan críos, que se os ve la cosilla.

  7. julian bluff dijo:

    Godot

    A mi en todo caso, se me verá la «cosaza».

  8. BABEANDO BOBERIAS EN LA RED dijo:

    Los críos de cosilla necesitan incluso que se hable mal de ellos, qué no te has enterado Godot? ahí esta el negocio: Existen gracias al Bluff de humo que arman y a los tontones ingenuos que caen en sus redes. Peeeeeeeeeeero las mentiras tienen patas cortas. Son enanas y deshojan Margaritas. Adios pequeñitos.

  9. BABEANDO BOBERIAS EN LA RED dijo:

    Epa epa epa!! ¿¿¿se te movió la estantería, Margarita, que pusiste filtro????
    Ja a sudar la camiseta. Ahora!

  10. ¡Jajajaja! ¡Qué picaos! ¡Dejad de poner comentarios y poneos a currar!

  11. jose dijo:

    Bueno, lo de las camarillas debe ser tradición typical spanish, por que yo recuerdo a Ana María Matute (creo que era ella) comentándolo en una entrevista, y muy generación nocilla no es que sea.
    A mí de verdad, que me vendría genial un croquis (al estilo de las casas de Juego de Tronos) de quien es quien en esta movida, por que a algunos los situo (Olmos, Mallo, Pron) pero el resto, ni flowers.
    Lo primero es que de jóvenes, la mayoría, más bien poco. Soy consciente de que siendo escritor se es joven promesa muchísimo más tiempo, pero o muy mal se conservan algunos, o me da que más de uno pasa sobradamente de los 40.
    Y yo me pregunto, ¿no hay jóvenes escritores españoles a los que les interese que sus libros se vendan? No hablo de escritores de bestsellers (que por algún extraño motivo suelen estar bien entrados en años), si no gente que busque llegar a todo el público potencial que pudieran tener sus obras. Por que una cosa es evidente, la mayoría de los miembros de estas «generaciones» o son fans de Sánchez Dragó (que frenético se ponía el pobre cada vez que a alguien en su programa le daba por decir que al lector había que entretenerlo) o realmente no tienen ni idea de lo que es un argumento. Cuando uno se lee las sinopsis de sus novelas (de los que he podido observar, que ya digo que no los conozco a todos ni remotamente) se encuentra con mucha palabreja, mucha autoficción, y mucha gaita, pero cero historia.
    Y digo yo, que para una actividad para la que sólo es necesario un ordenador (o ya puestos, bolígrafo y papel) habrá escritores de esa generación (que además es bastante amplia) a los que les interesen otras cosas. Por que, por razones que se escapan a mi entendimiento, parece que está bien visto no vender un puñetero libro, pero incluso los escritores minoritarios tienen su público (que suele pasar holgadamente de los 500 ejemplares vendidos).
    Aquí, varias veces se le ha dado caña a Ben Brooks, sin embargo desconociendo la calidad (o falta de ella) de los libros de ese chaval, yo la propuesta de Crezco me parece bastante más lógica que lo que veo en los escritores españoles (y quien dice españoles, dice hispanoamericanos), no deja de ser su propia versión del Menos que cero de Brett Easton Ellis, igual que en su día aparecieron novelas de corte similar en escritores jóvenes (Twelve, Axolote atropellado o Historias del Kronen), que luego evolucione a partir de ahí (al fin y al cabo él sí es adolescente) o no, ya se verá. Pero que me cuenten la enésima versión personal de la historia de rabia adolescente salpicada de sexo y drogas me resulta más fácil de asimilar, que la historia de un Madrid distópico, donde se cuenta nos cuenta la historia del autor, transmutado en protagonista de nombre chusco, y su novia todo en plan muy metaliterario y autoficticio

    • Estimado Jose:
      Yo a Ben Brooks no lo he leído, por lo tanto no le he podido dar caña. Ni elogiarlo, claro.
      Cuando dices que para escribir un libro decente hace falta solo ordenador (o boligrafo) y papel, te dejas lo más importante: ESFUERZO.
      Eso, esfuerzo, es lo que estos chicos de la zambrapronolmos no están dispuestos a poner. Que luego uno suda y eso.
      Un abrazo
      La Margaret

      • jose dijo:

        Cuando decía lo del ordenador o lo del papel y bolígrafo me refería a que a diferencia de otras profesiones artísticas como actor o cantante, que necesitan de la intervención de otra gente (más actor que cantante), como escritor, te bastas y sobras tu sólo, al menos para escribir el libro (publicarlo ya es otro cantar), con lo cual no es necesario estar en ninguna pandillita, y desde luego debería haber escritores de la misma generación, que no estuvieran integrados en ninguna de estas corrientes.
        Y sí, el esfuerzo (y buenas dosis de talento) son imprescindibles. Por que crear personajes que resulten creibles, o cuando menos sean interesantes, y contar una historia, es bastante más complicado, que poner cuatro frases memorables (que quedarían infinitamente mejor si fueran complemente a una buena historia) y contrar cuatro anécdotas sueltas.
        Pero bueno, hay que tener fe, algunos son realmente jóvenes (aunque desde luego no todos), y si Franzen (aunque se que a muchos no gusta) pasó por fases experimentales, para luego decidirse a contar historias, no veo por que alguno de estos no lo va a hacer también. Además, tarde o temprano les apetecerá vender algo, vamos digo yo.
        En cuanto a lo de Ben Brooks (que tampoco voy a defenderlo sin haberlo siquiera leido, que igual es horroroso el pobre) lo decía por la sección de comentarios. Basándome únicamente en entrevistas, es fácil deducir que del mismo modo sabes que Tao Lin se dedica a vender humo, a Ben le gusta escribir, luego que ya lo haga más o menos bien, eso lo desconozco

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