LA LARGA LENGUA DE ENRIQUE MURILLO

Enrique Murillo (Barcelona, 1944) ha sido periodista (director de Playboy, redactor jefe de El Europeo, …), traductor (Vladimir Nabokov, Sam Shepard, Truman Capote, Martin Amis, Julian Barnes, Tom Wolfe…) escritor (“El secreto del arte”, Anagrama, 1984; “El centro del mundo” Anagrama, 1988; “Qué nos pasa”, Destino, 2003; “La muerte pegada a las uñas”, Bruguera) y editor (director editorial de Plaza & Janés –donde lo sustituyó Rafael Borrás- y actualmente en Libros del Lince). Enrique Murillo lo ha sido todo en el mundo del libro, y de la mayoría de las cosas que ha hecho se puede sentir orgulloso. Es una pena que ahora, después de tantos años de carrera, la cague.

Entre las funciones de un buen editor se encuentra la de corregir los manuscritos que sus autores le hacen llegar. Pero, además, entre los deberes de un buen editor -uno de los más importantes- está el de la discreción. Un editor que pasado el tiempo cuenta que  este personaje o esa descripción, en el libro de uno de sus autores, es obra suya, defrauda a su autor, a sus lectores y al gremio al que pertenece. Debería, en ese caso, haber firmado como coautor, puede pensar un lector inteligente. Por eso, lo que ha publicado (aquí) Juan Cruz sobre lo que presuntamente le contó Enrique Murillo acerca de cómo rehízo o “dio cuerpo” a un personaje de una novela de Larry Collins, solo puede salir de un bocazas, afirmamos.

Pasen y vean con que facilidad se puede meter la pata:

A Enrique Murillo le llegó un texto de Larry Collins cuando su editorial lo necesitaba, pero no en las condiciones en que parecían satisfacer al autor. “Y Larry tenía a su editor, que era Korda, de vacaciones. Él sabía que algo fallaba, y me preguntó, qué falla. Lo leí, le dije que el personaje femenino no tenía cuerpo. ‘Eso es, siempre me lo dice Korda: ¡tus personajes femeninos no tienen cuerpo!’. Trabajamos por ahí, por el cuerpo del personaje femenino, y salvamos una campaña de Navidad”. ¿El autor qué dice luego? Generalmente está agradecido, dice Murillo.

Lo peor de todo es que el señor Collins murió en 2005 y no puede defenderse.

Larry Collins

Esta entrada fue publicada en editores y etiquetada , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

5 respuestas a LA LARGA LENGUA DE ENRIQUE MURILLO

  1. Mrs. Daisy dijo:

    ¡Qué encanto tenerlas de vuelta, muchachas! Sin uds, el té de las 5 se arruina y saben tan sosas las masitas. Glup! Y qué horror lo que cuentan de este hombre! Qué manera de echar a perder una carrera tan brillante!!

  2. Ire dijo:

    ¿Haciéndole la competencia a Dominique Lapierre? Bueno, si es para ‘salvar una campaña de Navidad’ lo que sea. Menos mal que estaba él allí.

  3. Saulovitch dijo:

    Bienvenidas Sargento y compañía.
    Pues a mi este caso me recuerda un tanto al de Raymond Carver y su editor, Gordon Lish, que le cambiaba y de forma sustancial, sus relatos, con la autorización del autor, por supuesto. Siempre para acortarlos y, en ocasiones, para cambiar el final de forma sustancial.Y la opinión general es que los relatos mejoraban, ganaban en calidad y densidad. Aparentemente es muy extraño que un autor acepte esa injerencia sin rechistar, incluso agradeciédola.

  4. Pingback: LA LARGA LENGUA DE ENRIQUE MURILLO | Literatura y otras cosas | Scoop.it

  5. Antonio dijo:

    El señor Murillo, si tan grande es en el fascinante mundo de las letras, debería amar y respetar un poquito más el castellano. Hace un par de días, he comenzado «Desayuno en Tiffany’s», y resulta incomodísima su lectura por lo leísta que es este señor. No sabía yo que en Cataluña también se practica el horripilante leísmo que tanto daño hace al buen castellano.

Los comentarios están cerrados.