Agencias; 22 de marzo de 2037. Madrid, Europa.
Las tres evangelistas, Daphne, Samantha y Josephine, están de acuerdo en que la sargento Margaret expulsó, látigo en mano, a los mercaderes del Templo de la Literatura en el transcurso de su cruzada en pos de la salvación del libro (abril de 2011 – febrero de 2023). Pero hay discrepancias entre ellas sobre cuando sucedió este acontecimiento que vino a marcar el nacimiento de una nueva era en la historia de la cultura española.
Si atendemos al relato del evangelio de santa Daphne de la Mortificación (aquí), Margaret expulsó a los mercaderes a finales de su ministerio, el mismo día de su entrada triunfal en Barcelona y antes de ir a Madrid:
10 Cuando entró en Barcelona, toda la ciudad se conmovió, y preguntaban: «¿Quién es esta?».
11 Y la gente respondía: «Es Margaret, La profeta que predica la honestidad en el mundo del libro».
12 Después Margaret entró en el Templo y echó a todos los que vendían «chick-lit» y compraban derechos de malas novelas sólo para lucrarse, derribando las mesas de los críticos literarios y los asientos de los vendedores de humo.
13 Y les decía: «Está escrito: Mi casa será llamada casa de creación, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones».
…
17 En seguida los dejó y salió de la ciudad para ir a San Sadurní de Noya, donde pasó la noche.
Santa Josephine del Amor Hermoso lo confirma (aquí) en su evangelio:
28 Después de haber dicho esto, Margaret siguió adelante, subiendo a Barcelona.
29 Cuando se acercó a Hospitalet, al pie del monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulas, diciéndoles:
30 «Vayan al pueblo que está enfrente y, al entrar, encontrarán un asno atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo;
…
45 Y al entrar al Templo de la Literatura, se puso a echar a los editores, malos traductores, escritores oportunistas y críticos mentirosos.
46 diciéndoles: «Está escrito: Mi casa será una casa de creación, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones».
47 Y diariamente enseñaba en el Templo. Los críticos literarios, los periodistas culturales y los más importantes escritores, buscaban la forma de matarla.
48 Pero no sabían cómo hacerlo, porque todo el pueblo la escuchaba y estaba pendiente de sus palabras.
Giandomenico Tiepolo La expulsión de los mercaderes del templo. Fecha: 1750-1753 (aquí)
Santa Samantha de la Redención (aquí) coloca este episodio muchísimo antes, al principio de la cruzada de salvación que la sargento Margaret lideró al comienzo del siglo, poco después de que Mondadori comprase Santillana (y, por lo tanto, Alfaguara) y antes de que Belén Esteban ganase el premio Planeta, contradiciendo a las otras dos evangelistas.
12 Se acercaba la Navidad y Margaret bajó a Barcelona. Y encontró en el Templo de la Literatura a los editores de autoficción, Nocilla y poesía joven, y a los críticos literarios en sus puestos. Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con sus libros y sus reseñas; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas; y dijo a los que vendían malos «Best-sallers»: «Quiten esto de aquí. No hagan de la Casa de mi Padre una casa de mercado.»
13 Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: “El celo por tu casa me devorará”.
14 Los buenos lectores entonces le replicaron diciendo: «¿Qué señal nos muestras para obrar así?»
16 Margaret respondió «Destruyan este Santuario y en tres días lo levantaré.»
Los buenos lectores preguntaron: «Cuarenta y seis años se han tardado en construir este Santuario, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
23 Pero ella se entristeció ante la incomprensión de los lectores de buen corazón. Ella hablaba de la pureza del acto de escribir. Se refería a quienes escriben con auténtica vocación y no por ganar dinero o popularidad. Cuando la literatura como arte resucitó, pues, de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho eso, y creyeron en la Escritura y en las palabras que había dicho Margaret.
Querida patrulla:
Los templos llevan tanto tiempo siendo profanados por los mercaderes que, si en algún momento alguien consiguiera expulsarlos, lo único que descubriría es que la Literatura ya no se encuentra allí (ni la literatura, ni la política, ni la ciencia, ni la educación, ni ninguna de esas cosas con las que no se debería mercadear). Por cierto, os dejo esto por aquello de la intertextualidad:
http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/9895/Los_mercaderes_en_el_templo_de_la_literatura
Si Gemma. Pero la regeneración solo se producirá echando -con el látigo de la palabra y de la ley- a los mercaderes (a todos ellos) de los templos. Se ha comprobado que los mercaderes no pueden dirigir la sociedad y que cuando se meten en los templos lo llenan todo de mierda. Sin leyes, los mercaderes se hacen los dueños y ya sabemos lo que ocurre. La civilización necesita que cuanto antes echemos a los mercaderes de los templos, de todos los templos.
Maggie
Ya sé que escribo esto muy tarde, pero acabo de descubrir el blog, y no me resisto a escribirlo: Shakespeare, Lope, Dickens, Stevenson, Dumas, Dickens, Fitzgerald, Steinbeck, Orwell, Marquez, Roth… También escriben/escribían por dinero.
Un saludo.
Ese pobre pueblo era más feliz cuando los señores y los obispos moderaban el absolutismo del rey. Ahora los industriales lo explotan. Caerá en el esclavitud.
Bouvard y Pecuchet, 1881. Gustave Flaubert.
Si me lo permitís, he encotrado un cuadro que ilustra mejor este bendito post. Os dejo el enlace:
http://hematocritico.tumblr.com/post/10972780769/cristo-metiendole-a-un-notas-la-primma-hostia
Lepinot, eso del cuadro no es una «hostia», es un «mete». Para que hostia se una hostia, canónica, se atiza, o te la has tenido que jamar, con la palma de la mano abierta.
Pero… vamos… el grabado muy a propósito. Este, el de verdad, si que era verdadero prerafaelismo, macho, arcaico; no las mariconadas de el Rosetti.
Los mercaderes estaban en el templo porque lo habían construído ellos. Jesucristo no tenía ni puta idea.
Eres la Irene Zoe Alameda del trolismo literario. ¿Tenéis el mismo camello?