Ahora, queridos lectores, que ya hemos cogido confianza, les voy a contar el verdadero comienzo de la Patrulla de Salvación. No hagan caso a lo que dicen (aquí) Daphne y las otras patrulleras, sólo quieren protagonismo.
Era puro invierno, hacía un frío de perros y estábamos mi insomnio y yo tan a gusto en mi mesa camilla, con mi mantita y mi brasero, releyendo mi Madame Bovary, cuando escuché una voz, así como de ultratumba, que me decía: “¡¡¡Maaaargaret, Maaaargaret, ¿estaaas ahíïïï?!!!» Primero pensé que alguien me estaba gastando una broma. Luego, tras comprobar que en la botella de ginebra quedaba lo justo para un último y cortito gintonic, deduje que el delirium tremens se había hecho fuerte, y para siempre, en lo que queda de sano en mi mente. Pero entonces, ante mi sorpresa, don Miguel de Cervantes –el mismo- se hizo cuerpo presente delante de mí. Margaret: has perdido completamente la cabeza, me dije. Acto seguido me dispuse rauda a salir del cuarto con la intención de refugiarme bajo las mantas de mi cama. Dormir la mona pondría las cosas en su sitio. Entonces, don Miguel, con su única mano, me agarró de la muñeca y con educación pero con autoridad me hizo sentarme de nuevo al tiempo que me decía: «¡¡No te vaaayas, tengo que encaaaargarte una importante misióóón!!» Esa mano poderosa de hombre no podía ser fruto de mi trastorno psicológico ni de mi dipsomanía. Otra vez en la mecedora, petrificada por el terror, me dispuse a escuchar las palabras de don Miguel. Me extrañó, entonces, su silencio. Noté que no quitaba, embobado, los ojos de mis piernas. Tras arreglarme el camisón –que con tanto ajetreo se había arrebujado en torno a mi cintura-, y animada por el interés que el gran escritor mostraba por mis cuartos traseros, le dije con sorna: “Usted dirá, don Miguel”.
-Margaret, hija -comenzó el manco de Lepanto tras tomar asiento-, allá arriba, en el Parnaso, estamos todos muy preocupados. Los editores, escritores, críticos y periodistas de hoy en día se están cargando en libreta la buena literatura. Por eso te hemos elegido para que seas la salvadora del libro.
-Servidora, como siempre, a mandar, don Miguel. Pero, con todos los respetos, ¿no hay nadie mejor preparado? Mire usted que yo no pasé del bachillerato y que…
-Los mercaderes se han hecho dueños del templo, hija mía. Todo está podrido. Ya nada es auténtico. Necesitamos un alma cándida, limpia e inocente como la tuya, para esta misión. Igual que el joven Arturo, luego rey, fue el único –gracias a la pureza de su corazón- capaz de sacar la espada de la roca, tú –ignorante y falta de luces- conseguirás cambiar el mundo editorial.
En ese preciso instante don Miguel, sin darme opción, se puso de pie y, volviendo al tono campanudo, dijo:
-¡Arrodiiiiíllate Margaret! Ahora sacaré el manuscrito más antiguo de la humanidad, un papiro egipcio del siglo XXX a. C., y ¡túúúú!, posando tu mano derecha sobre él, pronunciarás el jurameeeento.
Arrodillada frente al autor del Quijote, recuerdo aquel papiro que, enrollado y formando un grueso cilindro (el egipcio debió escribir largo y tendido), apuntaba hacia mi cara. Perdonen que termine aquí, pero no recuerdo más. Podría inventar la parte que falta, pero desde que los inmortales poetas del Parnaso me han encargado tan sagrada misión (salvar el libro), me he prometido no decir ni una sola mentira. Pero… un momento…, ahora que intento hacer memoria, debo reconocer que sí me acuerdo de algo más: el sonido de una cremallera justo al acabar la ceremonia de juramento. Y es raro porque, que yo sepa, en la época de Cervantes aún no se había inventado dicho dispositivo dentado para la ropa.
Lo mejor: la portada
ALT-LIT: AUTOFICCIÓN DE LA GÜENA
[Inciso: últimamente, cuando leo una expresión acabada en “lit” (“chick-lit”, “fan-lit”, “zambrapronolmos-lit”…), me echo a temblar sólo con pensar en lo que puede venir detrás.]
Desde aquella noche con Miguel de Cervantes, las chicas de la patrulla y yo hemos tenido que leer de todo para defender el buen nombre de la Literatura: Olmos, Pron, Santos, Fernández Mallo, Posadas, Vicente Luis Mora, etc… Más de una vez hemos utilizado, implorando, aquella fórmula de “aparta de mí este cáliz….” Pero ni don Miguel, ni don Ernesto, ni don Pio… –hemos rezado a casi todos- nos ha relevado de nuestra misión. Así que aquí seguimos, en plena guerra, echando el resto por la salvación del libro.
Muy duras han sido las pruebas que hemos tenido que superar durante estos dos años. Pero lo que nos ha tocado hacer este fin de semana ha sido lo peor de lo peor. ¿Saben ustedes qué es la “Alt-Lit”? ¿Saben quién es Tao Lin? Si su respuesta a las dos preguntas es negativa, les recomiendo que dejen de leer este “post” y enciendan la tele. Lo peor-sin duda- es mejor que esto que viene a continuación.
“Alt-Lit” es la abreviación de “Alternative Literature”. Surge hace 6 años y consiste en un montón de novelas (cortitas) y poesías (malillas) de chicos de menos de treinta años que escriben sobre lo aburridas que son sus vidas; sobre los twitter que envían y reciben; sobre los chats que tienen a través de gmail; sobre las cosas que leen en Facebook y en los blogs de sus amigos y sobre lo mucho que se aburren después de aburrirse mucho. Ya saben: autoficción, pero más güena.
La Wikipedia cita a estos autores como lo más granado del movimiento: Frank Hinton, Scott McClanahan, Noah Cicero, Zachary German, Mira Gonzalez, Sam Pink, Blake Butler, Stephen Tully Dierks, Crispin Best, Heiko Julién, Meta Knight, Luna Miguel, Michael Crichton, Jordan Castro, Megan Boyle, Melissa Broder, Chelsea Martin, Gabby Bess y Tao Lin.
Ya habíamos tenido noticia de las cosas de estos chicos, pero no le dimos importancia al asunto confiando en que, como del resto de las cosas, se cansarían rápido de escribir y pondrían un bar, o una tienda de ropa “second-hand” o una ONG para salvar cucarachas. Pero hace unos días comprobamos que la cosa ha pasado de castaño a oscuro. Tao Lin, un chino-americano, el jefe de la pandi, ha publicado “Taipei”, su cuarta novela, ¡¡cuarta!!, hace unos días y –no sé dónde vamos a ir a parar- se la han puesto bien en el The New York Times (aquí). Esta vez es verdad, no como pasó con Eugenia Rico.
En una entrevista en Entertainment Weekly (aquí) , dice el gran Tao Lin:
Escribir de forma autobiográfica es más difícil porque tengo que trabajar con un gran primer borrador, quizá 25.000 páginas-la memoria-, para reducirlo a una novela de 250 páginas. Al tiempo es menos difícil porque no necesito redactar esas primeras 25.000 páginas, sino que ya están ahí, de alguna forma, ya que se trata de mi memoria. Además, no veo mi memoria como algo preciso o estático. Por eso en la ficción autobiográfica mi objetivo sigue siendo la creación de un efecto, no trato de levantar acta de la realidad. Así que «autobiográfico», para mí, es más cercano al significado de «ficción» que al de «autobiografía».
En Alt-lit gossip (uno de los blog más seguidos por los amantes del género) se pueden encontrar ya composiciones artísticas de la portada de la última novela de Tao Lin.
En la nueva novela de Tao Lin, sus personajes –dos chicos-, consumen muchas drogas: Ambien, Seroquel, LSD, Adderall, Oxycodone, cocaina, Flexeril, Percocet, hongos alucinógenos y codeina. Y el autor, como hay que vender, cuando lo entrevistan en la revista VICE (aquí) (una de las que leen sus lectores, los perroflautas modernos) , , cuenta cosas como esta:
[Estamos en el comienzo, en el mismísimo principio, de la entrevista.]
VICE: ¿Era usted más feliz antes, durante o después de escribir Taipei?
Tao Lin: Creo que … después.
VICE: ¿Después?
Tao Lin: Si.
VICE: ¿Por qué?
Tao Lin: Durante (la redacción de la novela) … me metí en una rutina de tomar de 80 a 120 miligramos de Adderall (un tipo de anfetamina) y no dormir durante 36 horas. Luego, utilizando Xanax o Klonopin y comiendo, dormía 12 horas seguidas o no dormía una noche más usando más Adderall. La mayor parte de tiempo me sentía mal, como en un constante estado de desesperación, pensando que la novela era incoherente. También tenía días sin Adderall, por lo que debería seguir funcionando, pero poco a poco funcionaba menos, y en esos días sólo comía, usaba Percocet, o lo que tuviera por ahí, y me sentía como un zombi, luego dormía. Espera, dijiste que no querías que hablara de drogas en esta entrevista, ¿no?
Pero –agárrense- en la misma revista VICE (ya digo que es de lo más modernillo que hay), salvando a Tao Lin y a David Foster Wallace (gurú –ausente por fuerza mayor- del grupo) de la quema, se ha criticado duramente la Alt-lit en un artículo titulado “La Alt-Lit es para narcisistas infantiloides y aburridos” (aquí). Dice dicho artículo:
Cuando empiezas a escribir siempre hay alguien que te dice: “escribe sobre lo que conoces”. Se trata de un sabio consejo porque escribir sobre algo totalmente nuevo es difícil y además el producto de tu esfuerzo puede terminar pareciendo una chorrada si termina siendo leído por alguien que conoce el tema. Esa es la explicación al hecho de que leer los ejercicios de escritura creativa de los jóvenes universitarios te lleve a pensar que el futuro de la ficción literaria está en los relatos de relaciones fracasadas de una semana, de vacaciones en Irlanda o sobre mujeres que cortan su pelo aún más para que así sus novios puedan eyacular sobre sus cabezas con más frecuencia.
Sin embargo, algunas veces lo que conoces no se traduce en buena literatura. Pero en el mundo de la Alt-Lit eso no es un problema. ¿Aquello que mejor “conoces” es estar sentado sólo en tu habitación leyendo en twitter durante horas o sintiéndote triste porque aquella chica no respondió a tu twit? En ese caso, amigo mío, inténtalo con la Alt-Lit, porque –inexplicablemente- hay ahí fuera una insaciable necesidad de consumir ese tipo de prosa inmortal sobre la nada.
El amigo Carlos Tongoy –de cuyo criterio me fío- ya ha reseñado en La Medicina de Tongoy las dos novelas anteriores de Tao Lin: Robar en American Apparel (aquí) y Richard Yates (aquí), ambas publicadas por Alpha Decay.
Tongoy resume, con su maestría habitual, la obra de Tao Lin:
Que si voy, que si vienes, que si somos estúpidos, que si el mundo también, que si mi madre me odia, que si estoy harto de ti, que si te muerdes los pulgares, que si interrumpes a la gente. Que si nos suicidamos como veinte veces. Por amor de dios, ni que fuera tan difícil. Menos pasión hay de todo: mucha tontería, mucha inmadurez, demasiadas amenazas, demasiadas mentiras… pero sobre todo y por encima de todo lo que hay es una sucesión ininterrumpida e infinita de una nada inmensa, descomunal; de un vacío argumental como no he visto en mucho tiempo.
Hace unos días, con motivo de la publicación de Taipei en los EEUU, Luna Miguel –única española incluida por la Wikipedia en el movimiento Alt-Lit- defendía, con devoción, el libro en Jot Down (aquí). No dejen de leer los comentarios.
Todo lo anterior lo he escrito para explicarles por qué esta vez –por mucho impacto que tenga/(se prefabrique) en los medios- no me voy a leer lo nuevo de Tao Lin. Me van ustedes a perdonar y les ruego que no se lo cuenten a don Miguel, pero servidora está ya muy mayor y hay esfuerzos –me lo ha dicho el médico- que le pueden acortar a una la vida más que el tabaco o los gintonics. Y no está una para muchos trotes…
Joer, ¿cómo le va a salir nada bueno al chico este si se mete lo que se mete y no duerme mientras escribe la novela? Bohemios empedernidos, estos chicos…
Yo ya dejé la opinión que me mereció el Richard Yates aquí: http://eltactodeunbilletefalso.blogspot.com.es/2011/04/richard-yates-tao-lin.html
y no me vuelve a pillar.
VICE no es de perroflautas modernos, sino más bien de la derechona conservativa más rancia que se las da quiere dar de moderna. Recomiendo la lectura de Contracultura de derechas, un negocio millonario en El Confidencial. Y por supuesto la patética respuesta que desde la edición española de VICE dieron a dicho artículo.
Tao Lin X Rodrigo Fresán:
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-4232-2011-04-12.html
Y nada más que agregar.
Hace poco que os sigo y supongo que es algo arriesgado expresar tanto, porque tal y cómo está la vida, no te puedes fiar ni de tu propia sombra… La mente y el corazón tienen doble trabajo en un mundo tan hipócrita como el actual, en dónde las mujeres se siliconan hasta las cejas, los hombres tardan más tiempo en cuidarse, que no digo que esté mal, pero es que parece que vivamos en el mundo de Barbie y Ken, y las personas que no lo parecen, intentan despellejarte a críticas… Pues bien, no sé quién es el tal Tao Lin y de Literatura actual ando más inexperta, aunque es por voluntad propia. No tengo ganas de meterme en «lit» ni en nada de actualidad literaria. Cuando veo a las madres del cole locas por leer «Grey» me pregunto hasta dónde llega la ineptitud humana. Un personaje simple, el «Ken» de las amas de casa. Yo no tenía ni pajolera idea de qué libro era. Un abogado me contó que no lo pudo leer de lo mal escrito que estaba, pero eso, en el mundo actual lleno de borregos que no piensan ni sienten, que se dictan por las «falsas apariencias social-económicas»,es de lo más comprensible, y que lo único que desean es vender y vender a costa de sacrificar al buen escritor, que espera sentado en la ventana de su piso a que algún mecenas del arte venga a rescatarlo o rescatarla. Me encanta vuestra forma de expresaros, de escribir… No pienso hablar de mi literatura, sería promocionarme, y eso, creo, es algo que debe descubrirse por sí solo…
Así que, hasta pronto «patrulla»…
Suen Gift
«Amante de la buena literatura»
El tonto de Ignacio Echevarría la vuelve a liar:
http://noticias.es.msn.com/blog/lorenzo-silva/post.aspx?post=c39aa8c6-1e3e-440c-bf08-680848d4bae6
… Ignacio Echevarría ¿te parece tonto…? uuuuhfff…
Me parece retrasado. En serio.
Pijoflautas.
No tengo ni idea de quién es el tal Tao Lin ni de su literatura, pero por lo que he podido colegir el apelativo de NADA le debe cuadrar como un guante a una mano. A quien sí he leído es a Richard Yates –»Once maneras de sentirse solo»– y me ha entusiasmado (Traducción de Luis Murillo Fort). Según dicen, Yates ha influido en Carver y Richard Ford. He leído a ambos y son notables escritores. Hay que tener en cuenta que hay una traducción por medio, del idioma original al español, y eso ya es de por sí un lastre. Su vida, la de Yates, debió de haber sido un un verdadero espanto. Con alcohol y divorcios por medio. Cualquiera de las «11 maneras de sentirse solo» te deja el alma en suspenso y unos gramos, o más, de melancolía, o, peor aún, de tristeza. Pero todos ellos son tan reales como la vida misma. Todos los finales de los once relatos quedan suspendidos en el aire como la nota de un piano cuando pisas el pedal. En fin, lo leí hace un par de años y ahora vuelve a mi memoria traído en el comentario del chino Tao Lin. Además, si recordáis la portada que publicó RBA le viene al pelo al título del libro y al contenido. Por otra parte, entre las otras novelas de Yates, cuál me recomendáis de estas: «Vía Revolucionaria», «Las Hermanas Grimes», «Cold Spring Harbor». Hay una póstuma cuyo título en inglés es «The Collected Stories of Richard Yates» (no sé si estará traducida). Un saludo y salud, amigos.
Que la crítica americana le dedique tiempo a este hombre cuando tienen jóvenes escritores como Kevin Powers, Chad Harbach, Tea Obreht o Karen Rusell (entre muchos otros), me parece de traca.
Por que para darse cuenta de que Tao Lin no tiene el más mínimo talento no hace falta leerse sus novelas, basta ver sus dibujos (a cualquier otro le habría dado vergüenza mostrarlos) o simplemente leerse una entrevista (el tío es aburridísimo).
El buen hombre no tiene nada que contar (algo que parece tener en común con unos cuantos jóvenes escritores españoles), así que se dedica a nombrar a Richard Yates en vano (que tiene delito) y de paso también mancilla a los pobre Haley Joel Osment y Dakota Fanning, que no le habían hecho daño a nadie y que él escoge en un alarde de originalidad como los nombres de los protagonistas de sus novelas.
En cuanto a como escribe, pues casi que me quedo con Dan Brown
Perdonad mi ausencia, pero me visitó mi yo del futuro para decirme que si cocino brocoli no naceré, que si no honro los valores tradicionales y la familia no naceré, que si falsifico el abono del metro no naceré.
Vamos a ver, Matías, ¿me he perdido algo?, ¿debería haber visto, oído, o leído algo y se me ha pasado? ¿Hay un mensaje encriptado en tu post y no he sido capaz de verlo? ¿Alguna relación efecto-causa entre brocolí, valores tradicionales y la familia y el abono del metro? Perdona, pero yo creí que se trataba del chino Tao Lin. ¿No? Pues va a ser que no según tu post. Me has hecho polvo, amigo. Voy a tener que echar mano de Julián Bluff para que me ayude a descifrar ese ‘gali–matías’. A él también le gustan este tipo de post. ¡Ah!, ahora me he dado cuenta, en cuanto he escrito esa palabra: ‘gali–matías’. Lo contrario de ‘gali–matías’ es orden, armonía, organización. Eso es lo que, al parecer, falta en el post: un hilo conductor que me saque del laberinto del Minotauro. Difícil empresa, amigo. ¿Puedes darme una pista? ¿Quieres decir que las novelas del chino Tao Lin son un ‘gali–matías’? ¿Sí? ¿No? ¿Entonces? Saludos y salud, amigos.
El artículo de JotDown… Sin comentarios. Y pensar que creía que sería una buena revista.
El universo es sabio. Por cada Luna Miguel y por cada Tao Lin, el orden cósmico nos entrega a una Jenn Díaz y a un Miroslav Penkov. Tanto por Belfondo como por «Buying Lenin», merece la pena haberse tragado tantísimas memeces. Que acabas antes tirando de Flaubert y Tolstoi, pues sí. Pero para eso está la juventud: tragar a los clásicos y llegar a la madurez con el suficiente criterio para encontrar, como dice Ben Clark, perlas entre tanta basura.
Jenn Diez es insufrible. Literatura Compresa.
Sol,
Yo a esta señora no la he leído, pero lo que he leído -muy poco- procedente de los caballeros de su generación, me atrevería a calificarlo como de Garabatos Pollaboba.
Muy interesante tu comparación entre unos escritores que no has leído y otros escritores que has leído poco.
Imprescindible.
Sol, mi vida, lo único que hago es abundar. Cuando uno se pasa la vida afilando las garras termina abandonando a su suerte los vaivenes del corazón. Y sus cien mil euros de anticipo.
Pues ya sabes, guapa, hazlo tú y luego hablamos.
Los libros de Jenn son cursis, ñoños y tontos.
Debería invertir el tiempo que pasa en redes haciéndole la pelota al contrahecho de Tongoy en otra cosa.
También el rato que pasa comentando por aquí.
Si Belfondo es ñoña, Fortuna y Jacinta o La regenta son ñoñas. Empecemos por ahí.
Cuando quieras hablamos de Weltliteratur, de Ampère y de Goethe. Por mí encantado, o si lo prefieres de las hostias que se dieron Huidobro y De Rokha con Neruda, que es más patrullesco. Depende de para qué utilices las redes sociales, puedes convertirlas en una herramienta de intercambio y diálogo. Hablar de literatura nunca es una pérdida de tiempo, querida.
Belfondo es un libro infantil y ñoño.
Te felicito por los cinco nombres que citas. ¡Ánimo!
Meterle la lengua en el culo a Tongoy y hacerla girar no es literatura, Jenn, es meter la lengua en el culo de un memo y hacerla girar.
Por cierto, que a día de hoy, Tai pei está en el puesto 1529 de la lista amazon. La novela salió la semana pasada y ha sido publicitada, así que me da que el señor Lin, no va a vivir nunca de lo que venda (que al fin y al cabo, viene siendo básicamente humo).
Eso sí, los cuatro que han valorado la novela (y cuando digo cuatro, es por que son exactamente cuatro) le han puesto cinco estrellitas. Quien no se conforma es por que no quiere
Jose, XD, «porque» en afirmación es junto. ¿Se puede sabe por qué siempre lo separas? Y esas comas, coño. A ver si aprendemos a redactar, que no es tan difícil. Sargento, ¿por qué -ahora sí es separado- no improvisa un somero curso de gramática? Para los Joses de Internet que no entiende la diferencia entre «porque» y «por qué».
50.000 euros de anticipo. El que no va a vivir de sus comentarios eres tu, perdedor.
Siento muchísimo haber dañado tu sensibilidad gramatical, Ginebra, procuraré que no vuelva a pasar.
Y Sol, 50000€ están muy bien (de hecho son 50000€ más de lo que cualquier persona sensata habría pagado), pero el señor Lin vive en Manhattan, vamos, que los 50000€ se los pule enseguida como no gane algo más con la venta de la novela. Y si no vende una mierda, será complicado que reciba ese tipo de anticipos (que por otro lado no son tan extraordinarios, hay escritores noveles que han recibido cifras considerablemente mayores) en el futuro
Lo cierto es que sus ventas son increiblemente pobres si las comparamos con otros jóvenes escritores norteamericanos, y el interés real que genera (medios aparte) es nulo.
Eso sí, Sol, le sale mucho más rentable que a mí escribir comentarios aquí, y además no tiene que aguantar tus impertinencias, así que doble ganancia para él
Josefo, suma el dinero de las traducciones. Y descuenta el valor de tu rabia de perdedor que equivale a 0. Y a él le sigue quedando un montón dinero, y a ti tu pobre vida de resentido anormal.
Caray, estás un poquito amargada Sol.
¿No te parece un poquitín ridículo insultar a alguien que no conoces de nada?
Por lo demás, los problemas económicos de Tao Lin tampoco es que sean un secreto, él los publica cada vez que escribe (es uno de los problemas de escribir sólo de uno mismo).
Por lo demás, yo pensaba que lo de perdedor sólo lo usaban los adolescentes yankis en las series de la tele.
Tómate un xanax que ya verás que te quedas como nueva y se te pasan las ganas de insultar al prójimo
Josefo: http://observer.com/2013/06/gchat-is-a-noble-pursuit-tao-lins-modernist-masterpiece/
¿Qué dicen de ti en tu pueblo?
«Anormal» no es un insulto, es un calificativo neutro sobre los que os asomáis aquí a dejar vuestra deposición amargada.
¿En serio crees que una crítica como esa me dice algo? Al último de María Dueñas lo pusieron por las nubes en un montón de reseñas. Además, por cada reseña como la que aparece en The observer se pueden encontrar otras tantas que dicen justo lo contrario. Además yo no estoy argumentando basándome en lo que dicen otros, si no en lo que opino yo, estoy seguro de que tu prodrías hacer lo mismo, y dando argumentos de por que estoy equivocado
Además, ¿no es ese precisamente el tema de debate?, el hecho de que el bueno de Tao sea un excelente publicista de sí mismo y consiga que su bazofia insustancial reciba una atención descomunal.
Por lo demás, atacar directamente a la persona con la que no se está de acuerdo es infantil y desde luego muestra poca inteligencia. Soy consciente de que trollear debe ser un trabajo extenuante, pero seguro que puedes hacer algo mejor
«La mayor parte de tiempo me sentía mal». Y yo, hijo.