Señor don Manuel Rodríguez Rivero: se lo vamos a decir en voz baja y sin alterarnos.
Señor don Manuel Rodríguez Rivero: si no tiene usted nada nuevo que contar sobre el mundo editorial o sus compromisos y querencias inconfesables hacia editores, críticos y periodistas no se lo permiten, le rogamos que desaloje «Sillón de orejas», su columna semanal de Babelia (EL PAÍS), de forma ordenada y discreta. Váyase, señor Rodríguez Rivero. Se lo decimos porque ya está bien, el asunto está pasando de castaño a oscuro.
Vale que usted todos los años, por los de meses de octubre o noviembre, nos torture con el dichoso Libro Guiness de los Records. Ya sabemos que le gusta mucho:
Hoy, 30 de noviembre de 2013 (aquí)
El 9 de noviembre de 2012 (aquí)
El 22 de octubre de 2011 (aquí)
El 20 de noviembre de 2010 (aquí).
Y no sigo hacia atrás, que me aburro.
Pero lo que ya no es de recibo bajo ningún concepto es que además repita usted -un año tras otro- la misma broma, el mismo chascarrillo. Apúntese para el 2014 no volver a decir que el Libro Guiness de los records -que edita Planeta, eso no se le olvida a usted nunca- ya no es tan «bestia» como antes, sino más bien «políticamente correcto». Señalo en negrita sus autoplagios.
Esta mañana comienza usted su artículo anunciándonos que:
Vuelve el Guinness World Records (Planeta), uno de los más conspicuos clásicos navideños desde mediados del siglo XX. Claro que menos bestia que antes y con un enfermizo sentido de la corrección política. Así, la gente gorda —como Pauline Potter, 293,6 kilos— ya no es gorda, sino “más pesada”, no sea que alguien con —digamos— talla corporal alternativa se ponga de los nervios y denuncie a los editores.
Pero es que hace un año, el 9 de noviembre de 2012 (aquí), escribía usted:
Ni Bond es ya mi Bond, ni el Guinness World Records (Planeta) se parece en absoluto al de las primeras ediciones de hace más de medio siglo. En uno y otro ha causado estragos el tiempo, que es, como descubrió el estupendo H. L. Mencken, el “gran legalizador”, y los dos han tenido que adecuarse a los dictados de la corrección política y de los usos sociales mayoritarios en nuestra época. Lo único que sigue igual es la puntualidad con que ambos productos de la industria del entretenimiento acuden a la cita prenavideña. Constato en la sección dedicada a los “humanos” del Guinness que los gordos ya no se llaman “gordos”, sino “más pesados”.
Y el 20 de noviembre de 2010 (aquí):
El Guinness World Records debe buena parte de su éxito a que ha sabido adaptarse a los tiempos. Antes era mucho más bestia, pero desde hace años intenta mantenerse en ese mismo espacio políticamente correcto que los partidos centristas, que solían ser los más votados en los países ricos. El temor de sus editores a las demandas judiciales y al boicoteo comercial de las minorías ha propiciado un riguroso libro de estilo.
Pero, además, ni con los títulos tiene usted cuidado: «Batiendo plusmarcas tontas» titulaba en 2010 y «Batiendo todas las marcas» es el de esta mañana.
Rodríguez Rivero by Max
Todo esto, que podría ser tildado de anecdótico o gracioso, se enmarca -y aquí viene lo más grave- en un empobrecimiento progresivo en lo referente a los contenidos y la calidad de lo que usted escribe todos los sábados. Lo de hoy -aparte de la chorrada de los record Guiness- es de juzgado de guardia. Lo cito sólo por poner un ejemplo.
¿Qué cuenta hoy la única columna semanal en un periódico de tirada nacional sobre el mundo editorial? (Perdonen el nal/nal/nal. Poetisa que es una)
Pues se lo recuerdo, don Manuel. Esto -en resumen- ha publicado usted hoy:
A lo de los records lo acompañan tres párrafos con cositas como lo bonitos que son los libros de viajes -algo nuevo que nadie debía saber- (Chatwin es muy bueno escribiendo sobre viajes. Menos mal que ha venido usted a contarlo, don Manuel ); una reseña fallida -además de una tonta observación sobre su título- de un libro que parece que le ha gustado y, para terminar, el notición (que no tiene nada que ver con el mundo del libro) de que un director de cine va a hacer una película. Eso es todo. ¿Para eso, don Manuel, ponen a su disposición una página entera y al hoy mejor ilustrador de España (Max)?
¿Le parece bien, don Manuel, que en estos años en que se están viviendo las trasformaciones más grandes de la industria editorial de los últimos 100 años, y con la de temas importantes que hay para tratar, ande usted con esas tonterías?
Márchese, don Manuel.
Márchese o póngase a trabajar de una puta vez. Estamos en 2013. Ya no se puede vivir de rentas, don Manuel.
OTRA COSA
No todo es así de malo en EL PAÍS de hoy. Lean este magnífico, honesto y valiente artículo de don Ignacio Sotelo (aquí). Somos justas y hoy reconocemos a EL PAÍS que con este texto de Sotelo sí se han lucido.
Dice Sotelo, entre otras cosas, que «Los logros de los primeros Gobiernos socialistas no debe acallar el hecho de que los socialistas, a la cabeza los que venían de un marxismo harto confuso, reforzaron las dos columnas del llamado franquismo, el dinero y la Iglesia.»
Como compensación al letárgico MRR, en el Babelia de hoy destaca el viaje que le mete Fernando Valls a la pandilla de lloricas subvencionados que se agrupan en la banda de los nuevos inanes narradores, y en particular a su antólogo, nuestro querido Alberto Olmos. Una pequeña muestra: «[Alberto Olmos]… un fama resabiado y pinturero, obsesionado por premios y los adelantos». Mudo se ha quedado en su twitter, rumiando la venganza. Antes por lo menos estas criaturitas se presentaban al premio «Flor de Villachuscos de Abajo» y nos dejaban de dar la lata unos meses.
¿Exactamente de qué rentas vive Rodríguez Rivero? Que yo sepa, jamás ha hecho nada distinto de lo que hace ahora.
MRR vive, precisamente, de lo que ha sido en el mundo editorial. Investigue, don Antonio, y compruebe que MRR tiene un magnífico curriculum. Pero lleva un tiempo viviendo de ese prestigio y aportando poco al mundo editorial. Pero, claro, MRR tiene muchos y buenos amigos.
That´s all
Maggie
Toooooooooooooooooooooda la razón. Quien buenos amigos tiene, meado se levanta.
Hey Maggie, que me habéis plagiado el pie de foto que puse a mi entrada sobre C.R. Zafón… A ver si ahora MRR y CRZ van a ser compadres…
http://viparnaso.blogspot.com/2013/10/carlos-ruiz-zafon-la-sombra-del-viento.html
El autoplagio no tiene nada de malo. Claro que, si se cobra dos veces por lo mismo… O si se hace uno tan pesado como el ancianito que cuenta cien veces la misma historia…
Arrieros somos. Andreu Jaume sale «en defensa» del «mejor escritor de nuestra generación»: su amigo personal Gonzalo Torné, autor de «Hilos de sangrezzzzzzzzzz» y Divorcio en el airezzzzzzzzzz»:
http://www.revistadeletras.net/a-favor-de-gonzalo-torne/comment-page-1/#comment-32681.
Hablando de amigos. ¿Por qué el Ministerio subsidia a Revista de Letras, que no paga a sus colaboradores y no lee ni Dios?
Cuando empecé a leer pensé, «igual lo que escribe es tan bueno que no le queda otra que autoplagiarse», parece que no… ¿El libro de records?
Babelia está fatal. ¿Habéis leído esto?
Alberto Olmos ya tuvo tiempo de macerar la respuesta a Fernando Valls y le ha salido esto: http://hkkmr.blogspot.com.es/2013/12/raudo-68.html?spref=tw
Pobrecito el Houellebecq de Segovia. Él pega y pega, pero cuando le pegan llora…
Si al menos su llantina y su «mamá, me han pegao» estuviera bien escrita…
¿Pero es que este tío no sabe que existen los puntos y aparte?
He de confesar que comencé con ganas su última novela (¿»Ejército enemigo», se titulaba?) y… tuve que dejarla por la mitad. Para copiotas de Brett Easton Ellis me quedo con Brett Easton Ellis, que se copia a sí mismo mejor que nadie.
Eh, al menos el tío es coherente. Lleva pensando lo mismo cinco años.
Eso en mi pueblo se llama ser inflexible y no madurar. Pero es que en mi pueblo son muy raros. De ahora en adelante a Olmos habría que llamarle como al título de esa película de Martínez Soria: «Don Erre que Erre».
Además el hombre confunde corrección política con corrección a secas, porque la buena de Pauline seguro que es la más pesada (esperemos que sólo en un sentido del término) pero no necesariamente tiene porqué ser la más gorda (es posible que haya otra más gorda que ella pero por ser más bajita sea menos pesada).
De todos modos, nadie en los periódicos repasa los textos, porque hay cosas que uno mismo está tan acostumbrado a ellas (yo también soy muy dado a repetirme) que igual se le pasan por alto (aunque desde luego viéndolas escritas es más complicado que se te pasen que cuando sólo las dices) pero si alguien leyera los textos se lo podía indicar para que se corrigiera