Gracias a Galleycat me entero de que RICOH, empresa informática fabricante de “hardware & software”, ha publicado antes de ayer un estudio titulado ”The Evolution of the Book Industry: Implications for U.S. Book Manufacturers and Printers” (aquí). Revela el citado trabajo que casi el 70% de la población no ve probable que en un futuro próximo (2016) dejen de leer libros en papel. Los tres principales motivos para continuar prefiriendo el papel son: la mayor comodidad a la hora de leer en papel; el aspecto y la sensación del papel y la posibilidad (lo que gusta hacerlo) de agregar un libro a una biblioteca o a una estantería. En estos asuntos es más fiable la opinión del fabricante de soportes (perdería mucha pasta si se equivoca) que la de los editores (que no tienen ni puta idea, ya se ha visto).
Los principales resultados del estudio son (no traduzco que voy pillada de tiempo):
• Nearly 70 percent of consumers feel it is unlikely that they will give up on printed books by 2016. Consumers have an emotional and visceral/sensory attachment to printed books, potentially elevating them to a luxury item.
• Despite their perceived popularity, 60% of eBooks downloaded are never read in the US. Since 2012, the growth of eBooks has slowed significantly as dedicated eReader sales are declining, and tablet PC devices are increasingly becoming utilized for other forms of entertainment.
• College students prefer printed textbooks to eBooks as they help students to concentrate on the subject matter at hand; electronic display devices such as tablet PCs tempt students to distraction.
• Current trends reveal that while fewer copies of books are being sold, more titles are being published.
• Digital printing of “ultra short runs” has empowered book printers to supply books more tightly tied to actual demand.
• The top three reasons consumers choose a printed book are: Lack of eye strain when reading from paper copy vs. an eBook; the look and feel of paper, and the ability to add it to a library or bookshelf.
OTRA COSA
Con lo listos que somos todos y tiene que venir un chico de provincias a decirnos lo que ha pasado. Leán (aquí) la entrevista que le hacen a un tal Fabio de la Flor, editor de Delirio.
«El libro, o más bien, el interés que se desprende de un libro, ha sufrido una gran inflación durante años. El espectro cultural ha sido sostenido por el capital social y no por la sociedad en sí, me parece. Durante años hemos pagado las preguntas y también las respuestas. Una institución —un Ayuntamiento, una Fundación, un Museo, por ejemplo— daba un premio o editaba un catálogo y pedía a la editorial que elaborase un presupuesto para 3.000 ejemplares; que ellos no querían participar en los beneficios porque como institución no podían hacerlo, que lo que querían era, por seguir poniendo cifras, un suponer, 300 ejemplares. Entonces, la editorial lo que hacía era imprimir 400, le daba al Ayuntamiento los libros que habían acordado, no se hacía seguimiento, se quedaban con 100 que repartían a determinadas librerías, libros que a los pocos meses seguían ahí, no se habían movido de la estantería, porque no se trataba de vender, eso ya daba igual; ese libro estaba cien veces pagado, su venta era insustancial.»
¿2016? Menudos plazos. El libro en papel seguirá existiendo y publicándose, pero hablamos de lapsos medibles en generaciones, no en unas pocas decenas de meses. Cuando mis nietos (vuestros bisnietos o tataranietos) sean los que partan el bacalao, ya veremos cuántos libros de papel compran
Poca memoria hay de la burbuja de las ‘start up’ y tecnología cuando se suponía que internet era lo que iba a cambiar el mundo. No fue hace tanto, unos diez o quince años paroximadamente. En su momento Sillicon Valley se llenó y se vació con una velocidad pasmosa. Y además, el capitalismo se alimenta de golpes de gasolina que se evaporan en muchas ocasiones… Así que es parte del mercado que haya una mezcla de los que quieren hacernos creer que los ebooks son el maná, otros que responden con el fin de los tiempos y el juicio final del papel, etc. Hay necesidad de crear mercado y en medio pasa lo que pasa. Los ebooks serán los libros de bolsillo del futuro, habrá ediciones de lujo como la de las obras completas de T S Elliot (maravillosa) y quizás volvamos al siglo XIX en papel. La evolución será bastante similar a la de la libretita de notas al ordenador. Sin olvidar que quien usa toda esta tecnología son los humanos, parte del mundo orgánico y con un desarrollo irregular por naturaleza. Además aún falta tecnología, conectividad (además de muchas cuestiones básicas más). Ni los ebooks son la salvación ni los libros en papel ni nada mientras estén las mismas editoriales de siempre, mientras no se preste atención a las microeditoriales (cuyo porcentaje es mayor al de las macroeditoriales) y mientras en España se publique más fácilmente a un autor extranjero que viene con ventas que a uno de la propia cultura. Para llenar ebooks harán falta contenidos y de momento son más baratos los de otras culturas. Y está la cuestión de los cotos cerrados varios, los precios… Luego está la sostenibilidad y el precio ecológico también a tener en cuenta. Lo de los contenidos es una cuestión a tener en cuenta seriamente. En España hay 1 editorial por cada 14 mil habitantes (13.587 para ser exactos). Pequeñas y medianas editoriales suman 2.774 mientras las macroeditoriales son 113. Siempre se ven los libros de las mismas porque no hay interés en descuibrir más tampoco, ni espacios ni un porrón de cosas más. A veces se cuela alguna, claro, de ilusión también se vive. Pero tal como está enfocado el sistema, es muy difícil que las microeditoriales con buenos libros tengan espacio. Y quizás en los ebooks puedan respirar un poco más. Deberían ser las más interesadas en el tema. Pero como cada una va por su lado, no hay sol que caliente lo suficiente para recargar las baterías.
¿Y vosotros cómo lo véis?
Yo creo que el mercado está viviendo de la inercia, y tardaremos muchos años en morirnos los «fetichistas del papel», pero tal y como evoluciona el mundo me parece impensable que dentro de dos generaciones alguien valore tanto un pesado, voluminoso, caro, y hasta incómodo (para quien no esté acostumbrado a pasar páginas) volumen como nosotros lo hacemos. Al final siempre se impone la ley del mercado, y el precio de los ebooks a día de hoy es muy mentiroso, pues su valor en mercado es de dos a cuatro veces menos que la edición en papel, cuando la realidad es que el costo de su producción es infinitamente más bajo. Resultan baratísimos de editar, y gratis de reproducir. Comparativamente con los libros de papel, hablaríamos de un coste de 1000 a 1, en función de la tirada y la distribución. Por otra parte, el ebook del futuro no es el Kindle Paperwhite (fantástico, por otra parte) que conocemos ahora, sino un artilugio en el que todavía se invierte e investiga y que resultará infinitamente más atractivo y cómodo. En mi opinión, pretender que los libros de papel sobrevivirán en el futuro es sólo debido al peso del pasado y a lo mucho que han pesado en nuestras vidas y estanterías. Pero es obvio que el futuro no va por ahí, por más que las editoriales, en sus últimos estertores, se esmeren en mantener un modelo que, cuando desaparezca, las condenará, en la gran mayoría de los casos, a la inexistencia.
Estoy de acuerdo en que no se puede predecir el futuro del libro en papel en función de lo que opinamos nosotros, fetichistas del papel. Yo soy fetichista de la letra impresa y, por lo tanto, no soy objetiva. La clave está en cómo millones de niños de ente 12 y 16 años han leído en los últimos tres años las últimas entregas de la saga de Percy Jackson, los libros de Los Juegos del Hambre (que con las recientes adaptaciones al cine se están reeditando y leyendo de nuevo masivamente) y el último Harry Potter. Muchos de esos niños ya tienen palm o tablet o … Muchos de esos crios ya disponen de dispositivos electrónicos para leer en digital. Y ¿qué ha ocurrido? Que han preferido el libro en papel de forma mayoritaria. Y no me respondan que esos libros son regalos de sus padres (comprados y pagados por los progenitores) y que es más bonito regalar un volumen en papel. Ese argumento no se sostiene porque los padre de esos niños tienen 40 años y con esa edad y viviendo en 2011-2012-2013 conocen suficientemente las nuevas tecnologías y a sus hijos como para entender que, si fuera el caso, sus retoños prefieren leer en digital. Además se hubieran ahorrado un dinero en el regalo.
Las nuevas generaciones nunca pisarán una sucursal bancaria ni una oficina de seguros, pero seguirán comprando libros en papel.
Un saludo
Maggie
¿Y los ojos? ¡Nadie se acuerda de los ojos! Todavía en un dispositivo de tinta electrónica vale, BIEN, pero todos aquellos -que son muchos- que leen en ipads, tablets, smartphones… ¿Cómo te lees El señor de los Anillos en una tablet? En braille, ¿no? Es una barbaridad para la vista leer cierto volumen de texto en una pantalla retroiluminada, más aún cuando pasamos toooodo el tiempo trabajando también con ordenadores.
El programa ibooks del nuevo ipad tiene una modalidad de «visión nocturna» que resulta casi tan cómoda de leer que un kindle. Consiste en poner el fondo negro y las letras en blanco; incluso con la intensidad de la pantalla al mínimo se ve estupendamente, y cansa muy poco la vista. De hecho, me la gasta menos que la edición de Alianza de «Rojo y Negro», que me releí hace poco y cuyo tamaño de letra era una pesadilla para mis cristalinos.
Lo sé, lo tengo y lo he visto, pero aún así no me convence. Aunque eso sí, es el modo en que cansa menos la vista. Para corregir o tomar notas sobre un texto es lo mejor pero sigo prefiriendo papel. Además, si me quedo dormida con el ipad y se me cae al suelo ME SUICIDO.
¡Si una de las cosas buenas del ipad es que lo puedes leer tumbado de lado en la cama, con la cabeza en la almohada y el ipad abierto sobre la cama, sujeto con su funda a modo de atril! No sabes el gusto que da poder quedarse dormido sin la preocupación de que te despierte la caída del libro sobre la tripa
Perfidia, si desea leer en formato digital, no use un iPad. El ebook está diseñado específicamente para eso, y aunque otros cachivaches se dediquen a hacerle competencia (más que nada para hacer parecer más útiles tales artilugios), no pueden competir con las primeras «tintas electrónicas». Ya digo que es una tecnología que está en pañales aún, pero se pueden leer libros enteros en un kindle sin problemas para los ojos. Yo no lo he hecho todavía, pero si hasta lo hace mi madre, que no ha tocado un ordenador en su vida, ni para encenderlo, y dice que le da igual, es que se puede.
Sargento Margaret, yo también soy un fetichista del papel, y por esa razón no quiero ni probar los libros digitales, por lo menos hasta que haya leído todos los libros que ya tengo y los que me vaya comprando mientras (soy un consumidor compulsivo de libros antes que de cualquier otra cosa), pero sospecho que la tentación de llevar una biblioteca conmigo a cualquier parte, y la costumbre, cuando llegue, en mi caso harán que, una vez dado ese paso, no me dé media vuelta. Estoy de acuerdo con usted: el libro tradicional goza de extraordinaria salud, y no son precisamente los mal llamados «nativos digitales» los que la ponen en riesgo. Creo que el comprador de ebooks medio es más talludito, y tuvo su primer móvil-ladrillo por lo menos con veinte años. Pero esa buena salud que usted acredita con datos es, en mi opinión, fruto de la inercia del mercado, y de nuestras costumbres, y hasta de la configuración de nuestras mentes. No se cambian 500 años de costumbre de la noche a la mañana. La gente prefiere, hoy por hoy, el libro de papel, pero eso no quiere decir que vaya a ser así dentro de 50 años, y yo creo que si se analizan todos los pros y los contras, y todas las posibilidades, acaba siendo de cajón que nuestro amado compañero de cama y de bolsillo y de viajes tiene los días contados. Puede que las nuevas generaciones sigan leyendo en papel, pero no así las que éstas engendren, ésa es mi opinión. Por otra parte, es alucinante cómo estamos cambiando nuestras costumbres de un día para otro. A lo mejor el cambio llega más de repente incluso de lo que sospechamos. Es como una mermelada cuya caducidad se empieza a contar desde que alguien abre el frasco. Puede estar muy sabrosa, incluso resultar más dulce al cabo de unos días, pero.
No estoy de acuerdo. Mira la rapidez con la que las mismas personas acostumbradas -hablo de música- al CD (y antes al vinilo) se han adaptado al MP3 y a la música sin soporte material. Con los libros se sospechaba, hace 7 años, que pasaría lo mismo. Y no está ocurriendo. Ya no se venden casi CDs de música. Fíjate que los músicos -hasta los más carrozas- se han visto obligados a echarse a la carretera para actuar en cualquier fiesta municipal para arañar lo que antes recibían de la Sociedad general de Autores. Pero los libros se seguirán vendiendo. Si algunos escritores no tiene para comer no es por culpa de lo digital, sino por que son más malos que pegarle a un padre.
He dicho
Maggie
Estoy con la sargento.
Y creo que no me he explicado bien porque yo creo que es incomodísimo leer con un ipad y que es una angustia tremenda leer por la noche con cualquier aparato electrónico por el miedo a dormirme y que se me caiga al suelo y se rompa. Prefiero despertarme por el plof del libro contra el suelo que con el crash de la pantalla rajándose.
Insisto, lo más cómodo es tumbarse DE LADO en la cama, colocar el ipad o tablet o ereader sobre la cama (no sobre uno mismo), sujetándolo con su funda a modo de atril. Así no hay peligro de que se caiga al suelo cuando uno se duerme.
¿Y si estás operada de cadera? como es mi caso. Te ruego Jesús que nos des más datos sobre el color de tu pijama. Si usas pijama, claro, que lo mismo duermes en calzoncillos. ¿Calvin Klein o Abanderado? Dices que la funda (¿la de la almohada, la de los dientes o la de lo que hay dentro de los calzoncillos?) lo sujeta todo. Eso está bien, hombre: en la cama las cosas deberían sujetarse por si solas, pero si necesitas ayuda, bien que uses la funda. Y no entiendo eso del peligro de que se caiga cuando te duermas. No conozco a nadie de tu edad que lo mantenga enhiesto mientras duerme. Por favor, Jesús, más datos sobre tus actividades nocturnas.
Maggie
Querida Sargento
Lo siento en el alma, pero soy un hombre felizmente casado y orgulloso de mi fidelidad, así que ni siquiera puedo plantearme corresponder a tus galanteos, ni siquiera dándote esa pseudoinocente información que me pides. Comprendo que no tengo poder ni autoridad para impedirte disfrutar de mi cuerpo serrano «in foro mentis», pero tendré que vivir con ese saberme deseado. Nuestro amor, por desgracia, es imposible. Sólo alcanzo a ofrecerte una púdica amistad.
Lo único que sí te puedo conceder es esta minúscula vislumbre de mi tálamo (ver enlace al final), con el ipad colocado en la posición a la que me refería en mis anteriores mensajes; a ver si así se consigue entender lo que estaba diciendo. Es una posición ideal para quedarse dormido sin riesgo de que el aparatito se caiga al suelo, muchísimo más placentera que tumbado boca arriba, e infinitamente más cómoda que teniendo que sujetar el libro con las manos y pasarle las hojas estando tumbado de lado. Eso sí, si lo que queréis es usar esa posición para alcanzar el sueño, no lo hagáis con la novela cuya portada aparece en la foto, porque es de las que no te dejan pegar ojo.
http://regalodereyeslanovela.blogspot.com.es/2013/06/para-leer-en-la-cama.html
Ya te manda esta tarde, nuestro departamento de contabilidad, la factura. Por la publicidad, digo.
Un abrazo, rey
Maggie
Tiempo al tiempo, querida Sargento. Al final, sólo el tiempo puede dar la respuesta correcta. Conste que preferiría que fuera como dice usted. Saludos
Éste es un debate estéril. Lo primero, nadie sabe lo que realmente va a ocurrir. Y sobre todo, como dice Jesús en el primer comentario, no se trata de una transición que vaya a darse en el lapso de lustros o décadas, sino que es de mucho más largo recorrido. ¿Cuánto han cambiado nuestras costumbres desde hace 10 años a hoy? ¿A alguien se le ocurriría pensar entonces que el móvil iba a ser tan usado por nosotros como lo es ahora, que pasaríamos tanto tiempo en Internet, que aparecerían las redes sociales, etc, etc.? Tenemos una vinculación afectiva con el papel porque aprendimos a leer con él, pero ¿y nuestros nietos? El hijo de un amigo mío maneja el último iPad mejor que yo ¡con 2 años! ¿Qué será de las generaciones venideras? El libro en papel, como tal, no creo que desaparezca nunca, pero para mí es evidente que los libros digitales son el futuro, que representarán la inmensa mayoría de los libros que se leerán dentro de muchos años. Aunque sólo sea por cuestiones económicas/ecológicas/logísticas, ¿qué sentido tiene el libro tradicional como soporte estándar? ¿No es acaso el contenido igual en ambos formatos? Si alguien lee, por ejemplo, Cien Años de Soledad, en ebook o en libro de papel, ¿no está leyendo lo mismo? Entonces, ¿a qué viene toda esta preocupación? Los libros hoy son como las máquinas de escribir en los 60, como las cabinas telefónicas en los 90, o en el mejor de los escenarios posibles para el libro, como la radio antes de que irrumpiera masivamente la televisión.
¡Cachis la mar! Justo ahora que me iba a pillar un Kindle para tener por fin la ración de pirateo que me corresponde….
Mandaría el punto sobre que los estudiantes prefieren los libros de texto en papel a muchas Juntas Autonómicas que quieren ir de modernos por la vida y se van a cargar las retinas de más de uno.
En mi opinión las dos formas van a convivir, cada una en su nicho. Hay libros en los que no te gastarías más de 3 euros y otros en los que soltarías 50 por tenerlo en casa. Algunos los quieres para consultar un capítulo concreto, otros para echar un vistazo a ver qué tal, etc etc.
Una buena biblioteca de ebooks, eso hace falta YA. De clásicos y de títulos descatalogados imposibles de comprar ni en papel ni en ningún otro formato.
Bueno, para libros clásicos, especialmente en inglés, tienes el proyecto Gutemberg. Todo lo clásico que haya alcanzado el dominio público, lo tienes ahí gratis, en los formatos habituales.
Y si tienes un kindle tb puedes bajarte un montón de libros clásicos y gratis. Tengo metido en mi eReader prácticamente toda la producción de D. Benito el garbancero, una de mis pasiones particulares.
Lo que no está en dominio público no se puede conseguir gratis. Al menos no legalmente. Creo que en EE. UU. sí funciona alguna biblioteca que presta libros en digital, pero no me he enterado muy bien de cómo va.
En mi opinión, las dos formas van a convivir mucho tiempo. Hay libros y libros. Libros que sólo quieres probar a ver qué tal, y libros que quieres tener. Unos en los que te gastarías 3 euros y que te den la vuelta y otros para los que 50 te parecen pocos euros.
Lo que hace falta pero ya es una buena biblioteca de ebooks con clásicos y títulos descatalogados imposibles de comprar en ningún soporte, ni papel ni na. Bien maquetaditos, bien puestos. Imaginad: toda Cátedra en digital, con sus notas al pie (bien puestas, bien enlazadas, por favor), por 2-3 euros. Para consulta puntual de textos (hola, estudiantes) es maravilloso. Puedes tenerlo en casa a las dos de la mañana del día antes del examen, a las cuatro de la tarde de un domingo, cuando tú puedas y quieras. Es maravilloso.
Libros que hay que pedir a la conchinchina y tardan 20 días porque un señor ha tenido que bajar al Sótano de los Libros Perdidos a encontrarlo para ti, pues chan, en dos minutos en tu casa: el tiempo de buscarlo, pagarlo y descargarlo.
Estoy babeando.
De todas formas, en la línea de otro comentarista, seguro que en diez años o así tenemos cacharros de lectura por cuatro perras y que se leen mejor que un libro de papel.
Eso sin contar con que a mí el papel (salvo el satinado) me ha dado muchísima dentera desde pequeñito; tuvo que fastidiarme y acostumbrarme a utilizarlo, reprimiendo el instinto de arañarlo con las uñas (¡sólo de pensar en eso se me ponen los pelos como escarpias!); pero la suavidad de un cacharro electrónico, y el no tener que estar sujetando los dos bloques de páginas con los pulgares, es algo la mar de agradable
Olvidais que no todo lo que se publica es literatura. Los libros técnicos son muy incómodos de leer en pantalla, especialmente si tienen información gráfica que hay que estar consultando a la vez que se lee el texto. No todos los libros se leen de forma lineal, todo seguido.
A mandar, mi sargento
Por si acaso alguien no domina la lengua de Shakespeare, ahí va una traducción a vuela pluma:
• Casi el 70 % de los consumidores creen que es poco probable que dejen de leer libros impresos para el año 2016. Los consumidores sienten una unión emocional y visceral/sensorial con los libros impresos, elevándolos potencialmente a un objeto de lujo.
(Opinión personal: tampoco creo que para el año 2016 desaparezca el papel, pero no me parece que sea por sentimentalismo)
• A pesar de percibirse como populares, lo cierto es que el 60% de los eBooks descargados no se leen en los Estados Unidos. Desde 2012, el crecimiento de los eBooks se ha ralentizado significativamente al estar declinando las ventas de eReader, y los dispositivos PC están siendo utilizados cada vez más para otras formas de entretenimiento.
(OP: no lo pillo, es posible que quieran decir que lo que se descarga no se lee en USA sino fuera. Por otro lado, el PC o la tablet no son apropiados para leer)
• Los estudiantes universitarios prefieren libros de texto impresos a los eBooks pues permiten a los estudiantes concentrarse en la materia de que se tratan; los dispositivos electrónicos como los tablet PCs incitan a los estudiantes a la distracción.
(OP: esto me ocurre tb a mi, prefiero leer no ficciónm en papel. Pero no sé por qué. No creo que sea por lo de la distracción xq yo leo en kindle)
• Las tendencias actuales ponen de manifiesto que aunque se venden menos copias de libros, se publican más títulos.
• La impresión digital de “ultra short runs” ha permitido a los impresores de libros proporcionar libros más estrechamente ligados a la demanda actual.
(Nota: USR son libros producidos típicamente en cantidades de pocos ejemplares: 10, 50, 200… menos de mil en cualquier caso; también son libros a demanda; no estoy segura del nombre en español)
• Las tres principales razones por las que los consumidores prefieren libro impreso son: falta de esfuerzo visual cuando leen una copia en papel frente a un eBook, la apariencia y el tacto del papel y la posibilidad de añadirlo a una biblioteca o balda.
(OP: esas son las razones que dan, pero tengo mis dudas,… primero lo del esfuerzo visual lo entiendo si lees en PC o tablet, e incluso algunos eReaders. Después de comprobar varios, a mi sólo me convenció el kindle, que puedes leer hasta en la playa a pleno sol sin brillos. Precisamente para mi es una ventaja del digital el no acumular más libros en casa,… Aquello que sé que sólo leeré una vez, no sé por qué lo voy a tener muerto de risa durante años acumulando polvo, pero bueno, es que no soy nada fetichista, siempre que puedo, recurro tb a bibliotecas, no tengo yo el ánimo posesivo con los libros, me basta con leerlos, analizarlos, pensar sobre ellos, en una palabra disfrutarlos).
Y aunque habéis tocado creo yo todos los palos del tema, no me resisto a alargar aún más mi comentario añadiendo mi experiencia personal.
1) Evidentemente, no se sabe lo que va a ocurrir.
2) Los adolescentes suelen leer en papel. Los máximos defensores del digital que he encontrado en mi entorno, son las personas mayores a los que les encanta poder poner la letra tamaño 30, y no andar leyendo libros con lupa.
Noticia curiosa. Las editoriales estadounidenses se escamaron porque el número de adolescentes que leía en digital era realmente bajo. Pero curiosamente los libros YA (juvenil) son de los más comprados en electrónico. Hicieron sus investigaciones y resulta que el 55% de los libros juveniles son comprados -y leídos- por mayores de 18 años (Publishers Weekly, http://www.publishersweekly.com/pw/by-topic/childrens/childrens-industry-news/article/53937-new-study-55-of-ya-books-bought-by-adults.html)
No es de extrañar el éxito del lector digital para libros que no quieres que los demás vean que estás leyendo. Harry Potter a tu edad???? Pues eso.