AHORA EN SERIO (sobre «Operación Palace» de Jordi Évole)

Soy yo –la que mueve los hilos de la Margaret- la que escribe esto.

Está siendo muy interesante leer las reacciones al documental de Jordi Évole. Es para partirse de risa ver cómo algunos se echan las manos a la cabeza por la supuesta falta de profesionalidad de un periodista. No es más que la envidia lo que ha guiado la mano de muchos a la hora de escribir las idioteces que en estos dos últimos días han aparecido en la prensa. Algunos periodistas, jodidos por el prestigio ganado por Évole, han aprovechado para darle en el lomo. Otros, para no variar, lo han criticado simplemente por ser o parecer de izquierdas. Y los listos de siempre (que se creen los dueños del tarro de las esencias) no han sabido, al menos, quedarse callados.  Los medios de toda la vida no pueden soportar que el follonero de Évole les gane por goleada todas las semanas. Y lo que más les fastidia es que lo hace ejerciendo el periodismo como dios manda. Évole hace las preguntas que los periodistas tradicionales ya no hacen (no sea que te llamen de la última planta del periódico) y toca los temas sensibles que, por miedo a herir en su sensibilidad a los accionistas, ya no se tratan en los medios. A Évole lo estaban esperando. Ahora se va a enterar. Ole –digo yo- por los cojones de Évole.

¿Por qué está mal lo que ha hecho? Han pasado treinta y cinco años desde el comienzo de la sacrosanta Transición, y treinta y tres desde el 23-F, y seguimos sin saber todo lo que ocurrió. Y lo más desesperante es que parece que no lo vamos a conocer nunca. Y eso es así porque en España continua controlándolo todo el sistema. El mismo sistema que para proteger sus intereses manufacturó la lampedusiana transición, elevó a los altares a Adolfo Suarez y a Santiago Carrillo y se ocupa de que los ciudadanos -tontitos como somos- conozcamos lo justo, no sea que se nos indigeste la verdad.

Weegee

Por eso una humilde ciudadana como yo agradece que se monten estos follones. Lo de Évole del domingo es un servicio a la sociedad. Pero no por el documental en sí, sino por el debate que se está generando gracias a él. El documental dejaba bastante que desear. Servidora hubiera deseado que la mentira hubiera sido un poco más verosímil, que la hubieran elaborado un poco más. Ahí el equipo de Évole –todo hay que decirlo- se esforzó poco. Decir que el 23-F fue un montaje teatral orquestado por el Rey y los principales políticos para salvar la democracia es tan burdo que ni como chiste de taberna funciona. Si me meto en una ficción, quiero que su autor no me tome por tonta. También es cierto que el escándalo generado por una mentirijilla tan ridícula y fácil de pillar nos ofrece información sobre el nivel de incultura que hay entre los periodistas y los políticos españoles. Si vivieramos en una sociedad culta, la tontada de «Operación Palace» hubiera pasado sin pena ni gloria.

Los más indignados son los que cayeron en la trampa. Y se han cabreado porque creyéndose gente culta se han dado cuenta de que no son más que unos ignorantes. Cualquier persona que haya leído un poco sobre la Transición y el 23-F se hubiera dado cuenta desde el primer minuto del documental que era una broma.

¿Dónde está entonces el límite? Es legítimo tomarse a coña algo sobre lo que no nos quieren contar la verdad. Los que guardan la información se lo han ganado a pulso. Algunas reacciones en contra del documental dejan entrever que se ha pinchado en hueso. La democracia de tercera división que sufrimos en España está fundada sobre pilares de cartón piedra y uno de ellos es el 23-F. Una democracia más sólida, más de verdad, no tendría inconveniente el que se hicieran coñas sobre aquel chapucero intento de volver a la dictadura. Una democracia sana y bien cimentada sabe reírse de estas cosas. Una mierda de democracia se mosquea  ante estas “faltas de respeto”. Límites. No sería admisible una “Operación Holocausto” -ahí está el límite- o una “Operación Guerra Civil”. Y no lo sería porque hubo muchos que sufrieron de verdad en aquellos sucesos históricos y merecen que no se hagan bromas sobre aquel sufrimiento. Pero reírse de un golpe de estado en el que lo peor fue que algunos se cagaron en los pantalones mientras reptaban por el suelo enmoquetado del hemiciclo no solo es sano sino necesario.

Fdo.: La que mueve los hilos de la Patrulla de Salvación

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Entrevista de ayer a las nueve de la noche, en El Diario, para entender los motivos de Évole (aquí).

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21 respuestas a AHORA EN SERIO (sobre «Operación Palace» de Jordi Évole)

  1. Ire dijo:

    Yo no vi el programa, pero sí llegué a tiempo al debate de después entre Évole, Biurrun, Serra y Gabilondo, y me pareció que estuvo muy bien. Diría que incluso más interesante, por lo que cuentan.

  2. Yo empecé a ver el programa hacia la mitad, y sólo tardé como un par de minutos en darme cuenta de que era una coña (tal vez en el principio del programa era menos obvio), así que no me sentí engañado, ni pensé que se burlaban de mí. De hecho, me parecen fenomenal ese tipo de bromas. Pero la de Évole no me llegó a sentar bien. ¿Por qué, cuando Évole me cae estupendamente y, como digo, el género de los «mockumentaries» me parece estupendo? Pues por una razón muy simple: ese género es apropiado para burlarse de las teorías conspiranoicas (véase, p.ej., el documental sobre «la conspiración lunar», que es la obra de la que Évole ha bebido a grandes tragos), pero en este caso lo que se pretendía era más bien justo lo contrario: denunciar que en el 23F hay una conspiración oculta (lo que es posible), pero inventarse otra «porque no nos han dejado averiguar cuál es la de verdad». Me parece sencillamente una pataleta, más que un ejercicio de periodismo irónico-satírico, como se ha querido vender. Pienso que, para los objetivos del programa, una farsa al modo de Monty Python habría sido mucho mejor.

  3. «reírse de un golpe de estado en el que lo peor fue que algunos se cagaron en los pantalones mientras reptaban por el suelo enmoquetado del hemiciclo no solo es sano sino necesario.» Pues a lo mejor, pero mas necesario es primero saber la verdad del golpe. Y luego, cuando ya lo sepamos todo, nos escojonamos todos lo que quieras.

    A mi lo que me dicta el resultado del asunto es la reacción de toda la gente de la Cultura de la Transición que está mas menos metida o callada sobre el asunto. Y todos están encantados. Tanto que hasta han colaborado en él. Pues genial, oye.

    Y la moralina y la explicacion al final del reportaje es ya lo que asquea. Si quieres hacer el chorra, hazlo con todas las consecuencias y hasta el final, como hacen en USA gente como Stephen Colbert, que ni por un segundo abandona su papel ni trata de ir de evangelista. Tratar de envainartela dictando un teórico fin instructivo ya si que no. Denota falta de huevos, nerviosismo y acojone por lo que acabas de hacer.

    En el fondo, no se que se esperaba la gente de este programa cuando Évole es un asalariado de Lara. Larita jamás va a permitir que desde un programa de una cadena suya se desestabilicen según que cosas del orden social. Recordemos que ya se cargó un programa fulminantemente de Pepe Navarro porque se iba a hablar SOBRE el vídeo de Pedro J. ni siquiera iba a emitirse. Y, a nivel más general de tv, lo que le pasó a Wyoming cuando invitó a Quim Monzó a hablar de su libro en el que se escojonaba de la infanta lista.

    Si al final es todo muy fácil: podemos esperar sentados a que ese cruzado que es Évole haga un programa sobre el Corte Inglés y sus prácticas. Évole emite lo que le permiten y no molesta hasta cierto punto. La cantidad de gente que sigue en su puesto después de hacer el ridículo o quedar como un hijoputa en su programa es asombrosa. Ahí está Matas, p.e. Su programa es carne de redes sociales y de charleta de maquina de café por la mañana. A efectos prácticos, democráticos y sociales, su influencia es cero.

  4. Lo peor es que creo que ,al final, siendo benévolos con las intenciones del programa, Évole ha logrado el efecto contrario al que creo que, si el y su equipo eran honestos, pretendía: todo, absolutamente todo el mundo se ha puesto a debatir sobre la forma (la del programa) y no sobre el fondo, el 23-F y todo lo que le rodea. McLuhan a tope. El medio es el mensaje. Pues vale.

    Y si su intención era más artística y audiovisual que informativa y didáctica -cosa que desmiente la moralina del final- que se hubiera echao un vistazo a «Fake» de Orson Welles. Que ahí si que se diserta a muchos y muy variados níveles sobre lo que es el engaño sin necesidad de disculparse.

    Pero, vamos, yo creo que en el fondo no es para tanto. Simplemente se trata de un experimento ciertamente valiente pero fallido.
    El problema es toda la gente que se imaginaba que Évole era un paladín del periodismo valiente y la denuncia y se ha dado cuenta -y les jode mucho- que en el fondo sigue siendo «El Follonero»

    • No estoy de acuerdo, John Constantine. Évole, con su documental, llama la atención (lo adecuado de la forma en la que lo hace se puede discutir) sobre dos asuntos importantes y que constituyen un escándalo que al sistema no le interesa que se remueva. Los asuntos son 1º la falta de información sobre el 23-F y 2º cómo se ha construido el mito de la Transición con un montón de mentiras. Todo para que nos creyamos que nuestra democracia es de buena calidad y que vivimos en el mejor de los mundos. Évole ha ejercido de «whistleblower», que traducido significa: el que toca el silbato. En los países anglisajones se llama así al que señala con el dedo la corrupción, las mentiras de la administración o de las grandes multinacionales. El silbato de Évole ha sido su documental. Y vista la gran repercusión que ha tenido lo último que se puede decir de Évole es que no ha conseguido sus objetivos.
      Me parece a mí, vamos
      Maggie

  5. Yo lo flipo dijo:

    ¡¡¡¿Madre mía, qué me está pasando??!! ¡¡Ya van 2 post vuestros, 2, nada menos, en los que estoy completamente de acuerdo con vosotras e incluso os aplaudo!!! ¡¡¡Sal de mí, Satanás, vade retro!!!
    Necesito un exorcista.

  6. El Sopla No dijo:

    Sí, ahora Jordi Évole es el puto Dios y Mañas es «alguien que pensó que si quería ser novelista lo que tenía que hacer era escribir, y no pasearse de sarao en sarao intentando conocer a alguien que le solucionara la vida». Os creéis cualquier gilipollez que anda dando vueltas.

    http://www.elmundo.es/cultura/2014/02/10/52f89becca47415f378b456c.html?cid=MNOT23801&s_kw=kronen_revisitado

  7. viruela dijo:

    como bien apunta Jesuszamorabonilla (o yo así lo interpreto), el follonero la ha cagao …porque la cara oculta del 23F requiere una sobredosis de periodismo con dos cojones y no una estúpida pantomima, destinada a producir la rentable conmoción mediática conseguida a mayor gloria de la escuderia Lara, cuyas relaciones con el poder institucional (en el sentido que apunta Constantine), no se conmueven un ápice con ésta infantil comedia de enredo… en cualquier caso Évole (como periodista) está muy por encima del Évole fabulador

  8. Joane dijo:

    Adelanto que ni vi el programa, ni he seguido los debates al respecto, porque no frecuento los medios españoles. Así que mi visión puede estar un poco desinformada. Me disculpo de antemano.
    Por lo que se dice aquí se trata de un «documental-noticiero falso», y no le veo problemas, máxime recordando a Orson Welles. Estas cosas tienen su utilidad: llaman la atención de lo crédula que es la gente cuando «le cuentan» las cosas. Simplemente ese proceso de cognición es muy relevante. La gente «se cree» esto o aquello «porque se lo cuentan».
    Que se refiera a algo como la transición o el 23-F es, para mi, menos relevante. Pero admito que puede ser porque el tema no me resulta muy interesante. Acepté hace años que no se sabe ni la mitad del asunto, ni se sabrá, al menos mientras sigamos viviendo en este régimen. Así que darle bombo a la versión oficial o a las diversas versiones conspiranoicas me parece un ejercicio inútil. Lo mejor es tomárselo a cachondeo.
    También es una forma de guardarse las espaldas por parte del periodista ficcionador, claro. Hacer algo parecido con temas más cercanos harían más pupa, me temo.
    Aunque «el Jordi», como «el Wyoming», mientras proporcionen dineros en forma de publicidad, seguirán ahí. Y cuando no, sus jefes cederán a la presión de este o aquel.

  9. G. dijo:

    Évole siempre me ha parecido un GILIPOLLAS, me asquea su tono siempre tibio y conciliador. Hay cosas que no deben debatirse, y menos de manera condescendiente, y estoy segura de que si a este tipo le plantaran delante de Goebbels o de Himmler los entrevistaría en plan colega: «Oye, Himmler, ¿no crees que te pasaste un poco con eso de la solución final?». Menudo imbécil.

  10. Petronio dijo:

    Mundus decipi vult, ergo decipiatur

  11. j dijo:

    Yo no lo vi, ni me ha enganhado ni dejado de enghanar, pero (una vez mas) estoy de acuerdo con este senhor:

    http://www.eldescodificador.com/2014/02/24/television-en-lugar-de-periodismo/

  12. Giovanni dijo:

    Nunca veo Salvados. Se somete al espectador a un trabajoso proceso –la entrevista, el dato, el supuesto proceso de reflexión –para desembocar siempre, ya es casualidad, en las conclusiones que eran previsibles.

    Y me niego a entrar en el debate de «los límites del periodismo» como si lo del domingo en la Sexta hubiese sido La guerra de los mundos. Por favor. A mí Évole me hace gracia. Como humorista de Buenafuente tenía sus puntos. Es ocurrente. That’s all.

    ¿»Ser o parecer de izquierdas», Maggie? ¿En tan poco valoras nuestra inteligencia?

  13. Yuli Tomasoro dijo:

    Por favor, por favor, por favor, que alguien se meta en la página web «Hipsters from Spain» (la citan hoy en el SModa de El País) y vaya a la entrada dedicada a la vida y estilo de Luna de Miguel. Hacedlo, ¡¡¡¡no tiene desperdicio!!!!

    • Perfidia dijo:

      «Hipsters from Spain is a celebration of the creative individuals who are shaping Spain nowadays.»

      Si Luna de Miguel está «shaping Spain nowadays» me voy a vivir a Portugal.

  14. Perfidia dijo:

    Pues será deformación profesional, pero a mí lo único que me interesa de este asunto es el debate periodístico puro. Apuntas muy bien que Évole hace las preguntas que nosotros hemos dejado de hacer, cierto, por eso no me ha gustado este programa. Incluso aunque el objetivo hubiera sido replantearnos la verdad de los medios, me parece que no era el programa adecuado. Hacer un especial aparte, vale, pero prostituir uno que se ha ganado la fama y el respeto de los espectadores, la CONFIANZA del público, ahí es donde yo no lo veo.

    No lo veo y no lo voy a ver como no me lo expliquen con una pizarra y con dibujitos. Para mí es una cuestión de confianza y credibilidad. Évole tenía ambas. ¿Qué pasará ahora? ¿Me está diciendo que no puedo creerme nada de lo que vea en su programa? ¿Que lo dude todo? Sé, porque no me he caído del nido ahora, que es una ‘suspensión de la credibilidad momentánea’, pero aún así no lo compro.

    No me imagino a 60 minutes haciendo lo mismo sobre… El asesinato de Kennedy. Pero lo mismo es que me falta imaginación, vaya usted a saber.

    Los periodistas tenemos ahora mismo una relación muy frágil con los ciudadanos como para andar meándoles en la cara los pocos que tienen su respeto.

  15. Miguel dijo:

    documental.
    1. adj. Que se funda en documentos, o se refiere a ellos.
    2. adj. Dicho de una película cinematográfica o de un programa televisivo: Que representa, con carácter informativo o didáctico, hechos, escenas, experimentos, etc., tomados de la realidad

    Dicho esto, como ficción lo del domingo fue estupendo. Como documental, una patraña.

    patraña.
    1. f. Mentira o noticia fabulosa, de pura invención.

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