-Ven, Margaret. Mira qué crónica tan simpática sobre la Feria del Libro de Londres en ABC del pasado 14 de abril. Se titula “Póngame cuarto y mitad de Ruiz Zafón”, fíjate.
-Déjame, Daphne, que estoy con lo último de Donna Tartt… ¿Quién firma ese artículo?
-Un periodista que no conocía: Juan Gómez Jurado. Es muy gracioso.
-No será el escritor, ¿verdad? A ver que lo lea.
(5 minutos después)
-Es de juzgado de guardia, Daphne. Un buen ejemplo de la mierda de periodismo cultural que tenemos en España.
-Explícate, mi sargento.
-Es muy sencillo, nena. Aprovechando que Antonia Kerrigan (una de las agentes literarias más importantes de España) se llevaba a Londres a Juan Gomez-Jurado (uno de los mejores ejemplares de su cuadra) para así vender mejor los derechos de su reciente novela, El Paciente, viene ABC y le pide a este último una crónica de la feria.
-¿Y?
-Pues que en ABC no explican que el autor de la crónica es escritor, que en la feria que describe se están negociando sus derechos y que Antonia Kerrigan, la agente literaria a la que elogia (“todopoderosa” y “dama elegante donde las haya”), es su propia agente. Si ABC hubiera publicado un artículo de opinión -claramente diferenciado como tal- firmado por Gómez-Jurado y en el pie del texto hubiera explicado qué relación tiene el autor con lo que describe, entonces no tendría nada que objetar. Además no cuenta nada de lo suyo.
-Debo estar yo hoy más tonta que de costumbre…
-Imagina, Daphne, que un periódico encarga la crónica de un importante partido de futbol al delantero centro de uno de los dos equipos que se enfrentan esa noche. Al delantero, después del encuentro, al redactar la crónica, le da pudor hablar bien de él mismo y termina silenciando los dos magníficos goles que marcó. Otro ejemplo para ti que eres muy taurina: piensa que el mismo diario propusiera la cobertura de la principal corrida de la Feria de San Isidro a uno de los matadores que torea esa tarde. Va el torero y como no le parece bien decir que fue el triunfador de la jornada, deja de hablar de las dos orejas que le cortó al primer toro de la tarde. Eso sin hablar de la ausencia de una mínima objetividad que es siempre exigible a todo periodista. Periodismo del güeno, ¿verdad?
-Ahora sí.
-Vuelve a leer este párrafo, Daphne:
Allí, en la fila 8, pasillo e, nos encontramos a la todopoderosa Antonia Kerrigan, la representante de los escritores más traducidos y exitosos del panorama español, como Carlos Ruiz Zafón, Javier Sierra o María Dueñas. Está reunida con Antii Kasper, director de ficción de Otava, la editorial más importante de Finlandia. Kasper le pregunta por las novedades que trae a la Feria, comentan manuscritos que él o sus subordinados han leído, y se lanzan ofertas por los títulos más atractivos. Es sólo uno de las decenas de editores con los que Kerrigan y su equipo se reunirán en las tres maratonianas sesiones que dura la feria.
Kerrigan habló con Antii Kasper (el editor finlandés) de la posible traducción al finés de la nueva novela de Gómez-Jurado. Y Juan estaba delante –me juego el cuello-. ¿Por qué no nos lo cuenta en su artículo?
-Entendido, mi sargento. No insistas, que te pones muy pesada. Ya puedes soltar la presa.
-Es que me indigno, querida Dahpne. Según cuenta Gómez-Jurado en su propia web (aquí), sus libros han sido traducidos a más de 40 idiomas y “Hollywood prepara la adaptación cinematográfica de El Paciente«. Me lo creo, en serio. El Paciente se traducirá posiblemente a más de esas 40 lenguas y todo gracias a las negociaciones que Kerrigan y él (Juan Gómez-Jurado) realizaron en la Feria de Londres. ¿Cómo tiene ABC las narices de publicar una crónica como esta?
Tarjeta Roja a ABC y Tarjeta Roja a Juan Gómez-Jurado. O en plan taurino: abucheo y almohadillas. No somos tontas.
Hola, Patrulla.
El hecho de que la conozca y de que sea mi agente no quita que sea tal y como la he descrito, para empezar. Para continuar, yo no soy delantero centro de nada, ni mi participación en la noticia era esencial para entender la feria. Para terminar, esta es una buena crónica que no se hubiese contado si no la hago yo, porque no fue ni un puto periodista español.
Un abrazo y enhorabuena por el blog, lo estoy leyendo y me gusta.
Vale, Juan.
Yo no digo que mientas sobre Antonia Kerrigan. Lo que denuncio es que estando tan implicado en la noticia como tú lo estabas -reconoce que los derechos de tu libro se negociaron en esa feria- no se puede firmar un artículo como ese sin explicar al lector tu relación con el acontecimiento.
¿Te imaginas a un periodista que hace la crónica del incendio de su casa sin decir que es su casa?
A parte de eso, una vez puestos los puntos sobre las ies, te agradezco tu comentario, te doy la bienvenida al blog y te deseo toda la suerte del mundo con tu libro.
Otro abrazo
Maggie
Veo tu punto de vista y me parece una opción válida, pero no estoy de acuerdo. Todo lo que fuese mencionarme a mi hubiese necesitado de bastantes caracteres que le hubiesen restado espacio a la noticia, hubiese sido darme importancia y además le hubiese dado al asunto un tono muy casual.
En esencia sería lo mismo que si cada vez que Juan Cruz escribe sobre Zapatero dijese «Antes de continuar la crónica, les recuerdo que ZP toma gintonics en mi casa». No creo en los disclaimers permanentes, no sólo son un coñazo sino que son una enorme mentira. De esa manera tendría que recordar cuando escribo en Amazon que mis libros los publico en Amazon, cuando escriba sobre un libro de Planeta que es mi editorial, cuando lo haga sobre uno de la competencia que NO es de mi editorial, y así ad nauseam. ¡Menudo coñazo! Eso no se lo leería nadie. Es mejor ser lo más honesto posible -como yo he sido- que andar recordando datos autobiográficos que no aportan nada.
Podías haber hecho como Enrique Vila-Matas en «Kassel no invita a la lógica». Seguro que te hubiera quedado un librito mucho más decente. Como sabes el inconmensurable, inefable e inmarcesible Vila-Matas cuenta su participación en la Documenta de Kassel, la mítica feria de arte contemporáneo, «donde su cometido será convertirse en instalación artística viviente y sentarse a escribir cada mañana en un restaurante chino de las afueras.»
Te podías haber montado un rollo parecido: escribes una novela rara (estilo moderno/vilamatiano/autoficcionaria) y metes en ella a Antonia Kerrigan y al escritor Juan Gómez-Jurado de personajes. ¿Mola?
Hasta algo así te hubieramos permitido. Piensa que Patrulla de Salvación somos la policía editorial y debemos velar por la pulcritud en el mundo del libro. Por ese motivo no podemos dejar pasar cosas como la vuestra.
Da un beso a mi amiga Antonia, please
Maggie
http://www.planetadelibros.com/kassel-no-invita-a-la-logica-libro-115466.html
Muchos bocadillos tengo que comer para llegar a ser como ese señor. Pero te agradezco el comentario, seguro que la próxima vez lo hago mejor. 😀
El respeto hacia los veteranos te honra y habla bien de ti. Pero te quiero recordar que hay escritores que ya no merecen ese respeto. Vila-Matas hace muchos años que dejó de merecerlo. Un escritor debe saber cuando retirarse. Si ya no tiene nada que contar, lo mejor es quedarse en casa y encender la TV.
Pero esto son cosas nuestras. Tú estás empezando en este mundo y no debes ganarte enemigos. Haces bien
Un abrazo
Maggie
Yo sólo soy un chaval que cuenta historias. Soy bueno escribiendo bestsellers y bastante bueno haciendo reportajes de interés humano. No hay más cera que la que arde. Ni soy periodista cultural, ni merezco toda esa atención del post. Y desde luego no voy a escribir nunca novelas literarias ni podré alcanzar esa capacidad. A mi EVM no me ha dejado de merecer respeto porque haga lo que haga ahora, sus obras maestras siguen ahí, y además ni siquiera tengo la capacidad crítica de juzgarlos, ni desde luego la posición moral para hacerlo. Para ello tendría que saber hacer lo mismo que él, y como ni puedo ni voy a poder en la puta vida, mejor me callo. Esto no es humildad por mi parte, sólo sentido común. De la misma forma, me hace infinita gracia aquel que critica las cosas que hago yo desde el culturetismo, ya que me gustaría a mi verles sentarse a hacer un thriller. Pero eso son cosas mías. 😉
Me mola lo que hacéis, en serio, y me alegro de haberos conocido. Me va a servir para aprender.
Pero, ¿Antonia Kerrigan existe? Yo creía que, igual que todos los agentes literarios, era un personaje de ficción…
En realidad, tal vez SEA una ficción, y todo el artículo de Juan sea en el fondo un meta-relato vilamatiano a pesar de todo
🙂
Sssssh, baja la voz o todo el mundo se dará cuenta de que sólo somos sombras en la pared de una caverna.
¿Es que no lo sabe ya todo el mundo?
http://abordodelottoneurath.blogspot.com.es/2013/10/los-agentes-literarios-son-entes-de.html
😉
¿Es de veras «todopoderosa» y «elegante donde las haya»? ¿Pero está buena o no está buena? Es que a mí con la descripción me dan ganas de… me lo guardo, que a mí sí que me faltan bocadillos para codearme con gente así. Un saludo!
A ver, entonces la cosa es que te parece mal que una crónica (realizada por un periodista) de un evento (la feria del libro de Londres), no esté contada desde un punto de vista subjetivo. Es decir, cuando el periodista actúa como tal y no nos ofrece una narración subjetiva de los contratos que haya o no haya podido obtener en esa feria en su faceta como escritor, está faltando a la objetividad que se le exige a todo periodista, ese es tu argumento ¿No?
En mi opinión tu razonamiento hace aguas por todas partes. El periodista en esa crónica actúa como tal al narrar al lector el evento en sí. Más objetivividad es imposible. Si en esa misma crónica el periodista nos cuenta qué tal le ha ido a él personalmente, esto deja de ser una crónica para convertirse en una narración autobiográfica en la que, como todos sabemos, domina la subjetividad.
como autoproclamada policía editorial en defensa de la objetividad periodística acabas de demostrar un gran desconocimiento de la palabra objetividad; ahora, si lo que pretendías era captar la atención del periodista y escritor que firma la crónica, mi más sincera enhorabuena, lo conseguiste.
No, Bárbara. Lo que digo es que Juan Gómez-Jurado (estando tan implicado en la noticia como de hecho está) tenía la obligación de contar al lector que no es un reportero común. Y si no lo hace él , es el periódico el que lo debe hacer. Otra opción era haber publicado un artículo de opinión. En ese caso debería ir cláramente identificado como opinión.
Chirría mucho -y como lectora de periódicos me fastidia- que no se cuente la relación que hay (cuando la hay) entre la noticia y el periodista. Hubiera bastado con una nota a pie de artículo explicando quién es Juan Gómez-Jurado, a que se dedica habitualmente y cuál el motivo principal por el que acudió a la feria.
Juan Gómez-Jurado titula este artículo como «Póngame cuarto y mitad de Ruiz Zafón» en referencia a cómo se comercial y se negocian los derechos sobre los libros en una feria a través de los agentes literarios. Nosotras -iniciadas- (y perdonen) sabemos que también se troceo en esa feria al propio autor, pues sus derechos también se vendieron. Me parece un angaño en referencia al lector no contarle que el autor del reportaje también pasó por el mismo proceso que los nombres citados en él.
Hay que ponerse, querida Bárbara, en la piel del lector de ABC que no sabe quién es Gómez-Jurado y que no tiene ni idea de lo que se hace en una feria internacional del libro.
Un saludo
Maggie
Volvemos a lo mismo, la objetividad de la crónica no se ve mermada por no mencionarse como autor implicado en las negociaciones de derechos que se producen en la feria. Ese hecho, en sí mismo, no es relevante para la noticia. No creo que el autor falte a la ética periodística, solo narra lo que se cuece en la feria, ¿Que se podría haber añadido un pie de pagina? Sí ¿Que ese pie de página no hubiese aportado ningún dato relevante para la crónica? Pues también.
Que sus derechos como escritor se negocien allí no aporta más información que la meramente anecdótica, si le exigimos que se mencione a sí mismo, tendríamos que exigirle que mencionase a muchos otros. No veo la lógica a tu razonamiento sobre la falta de objetividad del periodista. Una crónica es eso, narración de hechos, los datos irrelevantes para los hechos deben quedarse fuera de la narración por no aportar nada y por supuesto, por las limitaciones de espacio de los medios.
Otra discusión distinta es la calidad como periódico de ABC…bueno y de La Razón o El País, solo por mencionar algunos. Todos sabemos de la poca imparcialidad de los mismos y no les disculpo, pero en este caso no veo relevante la automención del autor.
Maggie tiene razón, al menos a mí, como periodista, me parece lo más responsable. Tampoco hace falta girar la crónica hacia uno mismo, es simplemente hacer un apunte o, como dice la sargento, añadir un pie. No dudo de que Gómez-Jurado haya actuado de buena fe, sin pretender en ningún momento engañar a nadie, claro que no, pero ese detalle explicativo mínimo habría ayudado al lector a hacerse una mejor idea del cuadro.
También creo que, sin dudar de la elegancia de la señora Kerrigan, alabarla está fuera de tono tratándose de un evento profesional literario y no social ni de la moda, además de dar la impresión de que, bueno, tiene la lengua metida en su culo.
Claro que yo tiraría pétalos de rosas a los gloriosos pieses de quien me representase y vendiera mi novela al mundo.
Es curioso el elogio del propio representante.
Pero habría sido incluso mejor si hubiese incorporado su propio nombre a la lista de escritores cojonudos y fulgurantes.
En la prensa anglosajona existe una cosa que se llama «full disclosure», que es una nota que siempre acompaña al texto de un artículo cada vez que el periodista realiza un reportaje sobre una persona o empresa con la que haya tenido o tenga actualmente una relación laboral, para que el lector esté sobre aviso y se evite al autor la tentación del ‘pasteleo’. Aunque dado el nivel paupérrimo de los periódicos de este país dudo que esta costumbre se encuentre muy extendida entre nuestros periodistas.
No doy crédito. Y encima el susodicho se presenta por aquí, como si tal cosa, argumentando a diestro y siniestro algo que no tiene por donde cogerse y haciéndose el simpático.
En la administración pública existe algo que se llama incompatibilidad.
En ciertos oficios no está legislado, pero por no traicionar una ética elemental, habría que evitar determinados encargos.
Recuerdo que Marta Ferrusola se quejaba amargamente durante el largo mandato de su marido, Jordi Pujol, porque sus hijos no podían ejercer determinados trabajos ni hacer negocios con la administración. Después se ha visto que no era mas que una pose, porque…
Pues lo mismo esto, pero en otro ámbito, aunque con diferentes consecuencias, claro
Ya entiendo por qué los hombres tenemort columna vertebral: porque si no, nos pasaríamos el día chupándonos la polla a nosotros mismos…
Vamos, Maggid, yo creo que nos la estamos cogiendo con papel de fumar un poco todos, ¿no? Me parece muy encomiable la misión que te has fijado, pero elige causas que sean dignas del empeño. Y que conste que antes me pego un tiro en el pie que leerme los libros de tal Gómez Jurado (de cuyo éxito me alegro sinceramente, eso sí).
*Maggie
Amigo Paluego:
Yo con papel de fumar no me cojo nada. La Patrulla de Salvación denuncia casos graves. Y lo hacemos para defender los derechos del lector. Esto es grave. Un escritor que se dedica a hacer cosas como esta -en complicidad y colaboración con el periódico- debe ser retratado en este blog. Ya verás como la próxima se lo piensan dos veces.
Maggie
Queridísima Sargento, yo creo que estoy contigo y, creo, que no puedo estar con Juan Góme-Jurado… en tres cosas, la primera, es que dudo que un no mutante pueda escuchar «Un rumor insistente de zapatos sobre moqueta» -anecdótico el desacuerdo-, en el «nos» mayestático de quien se encuentra con la editora -sino es mayestático hay que decir quien «más» se va en el recorrido… ¿el fotógrafo?, no cuenta-… y, lo más importante en la información hurta al lector hechos relevantes: el autor del artículo es parte de la información. Ojo, no quiero decir que no sea objetivo -algo que no se puede en ningún caso como sabe cualquier periodista-, (honestidad al narrar hechos veraces sería el término correcto), pero si es «mala» información. Información de baja calidad. Es crítica positiva y no de literatura -salvo los dos primeros puntos-, sino de periodismo. Así que quizá todo está un poco fuera de contexto. Lo que a mi me interesa -Y MUCHO- es que estés con la Tartt. Mueeero por leer tu opinión. Lo leí hace meses en inglés y me he quedado con ganas de saber si el «viaje» (en el sentido más intoxicador) que me he pegado, es cosa mía o está ahí en el libro. Ucrania its all over the present. Estaba también en la novela de Pepe Rivas «Encuentro en Berlin». Nada es casual. Pienso.
Gracias amigo Nicanor por tu respuesta. Ya te contaré sobre la señora Tartt.
Un abrazo
Maggie