Las cuatro mujeres que en la sombra manejan los hilos de la Patrulla de Salvación no se atreven –con sus nombres reales- a decir la verdad, a hablar claro. Saben que en el mundo literario el que se mueve no sale en la foto. Ese es el motivo por el que usan seudónimos (Daphne, Samantha, Josephine y sargento Margaret) y se esconden detrás de este blog. Son conscientes de su cobardía, pero tienen familias que alimentar e hipotecas que saldar.
La suerte que tienen ustedes, queridos lectores, es que ¡¡TACHÁN!! la sargento Margaret, servidora, tiene los cojones más grandes que los del caballo de Espartero y ha venido para quedarse. Yo y mis patrulleras les contamos (y lo seguiremos haciendo a pesar de los pesares) las cosas como son. En EL PAÍS, EL MUNDO, EL PERIÓDICO, ABC, LA VANGUARDIA, El Confidencial… encontrarán periodistas como Wiston Manrique Sabogal, Juan Cruz, Ernest Alós, Nuria Azancot, Peio H. Riaño, Carles Geli, Javier Rodríguez Marcos, y otros que, como buenos y meros transmisores de la Voz de su Amo, les informarán solo de lo que las grandes editoriales, los grandes agentes y los grandes grupos de comunicación quieren que ustedes sepan. Se lo contarán además –como obedientes siervos que son- de la forma y manera que esos poderes fácticos del mundo de la cultura desean que esa información facilitada por ellos les llegue. Los periodistas culturales españoles, maestros en el arte de recibir el comunicado oficial y copia pegarlo para manufacturar la noticia, son unos auténticos profesionales. Nos la meten doblada, pero lo hacen bien. Lo hacen con cariño y poniendo abundante vaselina. Tranqui.
No queremos obligar a nadie a cambiar. Si usted desea seguir chapoteando en la ciénaga de la cultura de suplemento cultural en la que los medios de comunicación españoles nos han terminado metiendo, es libre de hacerlo. Pero si quiere saber la verdad, si quiere que le informen de lo que ocurre y conocer los nombres de los impostores y el tamaño de sus fraudes –realidad sin mentiras y sin vaselina-, venga a Patrulla de Salvación.
AL GRANO
Lo ocurrido entre Wylie y Balcells se resume así:
Wylie quería entrar en el mercado hispanohablante –deseaba tener los derechos de Gª Márquez y otros- y soltando un buen puñado de dólares lo ha conseguido. Punto.
Todo lo demás es vaselina.
Hace 16 años Andrew Wylie abrió una oficina en Madrid -en la Calle Fernanflor, 64 Centro Idzd. – y colocó al frente a Ruth Toledano (procedente de la agencia de Raquel de la Concha) y a Eva Cruz, hija de Juan Cruz, entonces director literario de Alfaguara. Lean aquí (PDF procedente de la hemeroteca de La Vanguardia) la entrevista que Sergio Vila-Sanjuán le hizo el 20 de diciembre de 1998 al Chacal en la que explica ya sus ambiciones acerca de nuestro país y nuestro idioma. Dos años después la oficina se cerró y las dos chicas (la Toledano y la Cruz) fueron despedidas.
16 años después, un Andrew Wylie aun más poderoso y conocedor de cómo las gastan los grandes grupos (Amazon, Google, Apple, Penguin Random House…) regresa a España para no dejar títere con cabeza. Esta vez sin mariconadas, a lo grande.
¿”Fusión”? Ja, Ja, Ja…. Déjenme que me ría.
En la “información” publicada por los medios de comunicación sobre la compra que Andrew Wylie ha realizado de la agencia Balcells las valoraciones de los profesionales del mundo del libro son todas positivas: “Siempre está bien que haya agentes que trabajen de la manera más profesional posible” dijo al día siguiente Ingrid Kraus a EL PAÍS y sirva como ejemplo. Lo que se comenta con el micrófono apagado es muy diferente.
Para los editores, esta llegada de Wylie a nuestro mercado es una faena porque les golpea en la línea de flotación, donde más duele: en la última fila de la cuenta de pérdidas y ganancias.
Para los agentes literarios patrios (Dos Passos, Schavelzon, Kerrigan, etc…) la irrupción del chacal sin bozal en el corral de las gallinas es una cabronada. ¿Quién se creen ustedes que ha conseguido que Bolaño sea un éxito en los EEUU? Si señora, acertó: el señorito Andrés Wylie. ¿Cuánto tiempo va a tardar –si no lo ha hecho ya- Guillem d’Efak, director y nuevo hombre fuerte de Balcells & Wylie, en llamar a María Dueñas (actualmente representada por Antonia Kerrigan) para ofrecerle un lanzamiento americano semejante al de Roberto Bolaño? Dueñas y Bolaño juegan en divisiones diferentes, pero quien sabe promocionar y vender a lo grande a uno lo haría bien con la otra. La Dueñas no se moverá porque prefiere lo que tiene con lady K. (atención profesional y personalizada, es decir: auténtico trabajo de agente) a convertirse en una estrella del rock & roll.
Y aún más.
Andrew Wylie anota cualquier movimiento que Jeff Bezos (Amazon) hace. Andrew Wylie sabe que en un futuro próximo los intermediarios desaparecerán. Amazon comenzó vendiendo libros y ahora también es editor. Andrew Wylie ya tiene una editorial digital, se llama Odyssey Editions. En 2010, la fundación de dicha editorial hizo mucho ruido y generó gran cabreo entre los editores. Random House (entonces sin el pingüino) anunció que rompía relaciones con el Chacal: “No negociaremos ningún trato a nivel mundial en obras de lengua inglesa, hasta que este asunto se resuelva.” Entonces -2010- se pensaba que el futuro del libro estaba en lo digital. Hoy sabemos que no. Wylie también creía hace 4 años que el libro en papel dejaría de ser negocio y por eso atacó con Odyssey.
A lo que voy: ¿Cuánto va a tardar Wylie en montar (o comprar) su propia editorial de libros en papel? Cuando lo haga –que lo hará- nos vamos a cagar de verdad. El siguiente paso será (como ya ha hecho Bezos con The Washington Post) comprarse un buen grupo de comunicación.
¿Se lo imaginan? Esto no es ciencia ficción.
No me quiero despedir sin reconocer al único que ha tenido huevos para hablar claro ante esto de Balcells y Wylie: Alberto Manguel en EL PAÍS, “Cómo ser fiel en un harén”:
Quizás haya actividades que funcionan mejor en conglomerados gigantescos, pero sé con certeza que la actividad literaria no es una de ellas. La literatura exige intimidad, discreción, fe en unos pocos primeros lectores privilegiados. Solía ocurrir que el editor era uno de esos lectores, y también el agente. Pero, ¿cómo ser fiel en un harén? ¿Qué confianza puede tener un escritor en una agencia descomunal en la que, necesariamente, y por razones comerciales, sus intereses vendrán a la zaga de los de autores de fructuosos best sellers? En las editoriales asimiladas a uno de esos grupos gigantescos, un autor no sabe quién será su interlocutor, que suele cambiar de un día para otro; así será también en una mega agencia.
Que en 2010 hubiera un error de cálculo, y que el libro digital no vaya a imponerse en 5-10 años como se pensaba no quiere decir que el futuro del libro no sea digital. Sois demasiado categóricas negándolo. El ebook está en pañales, es como si en el año 2000 alguien se pusiera a vaticinar los usos que tendría un teléfono móvil. El libro de papel irá perdiendo terreno, tarde 10, 20, o 50 años en producirse la inflexión me parece obvio que el futuro del libro será digital.
Estimado Froilán:
¿Cuál es tu realidad? ¿Montaste una asesoría de edición digital? O ¿eres el inventor del e-book reader?
Ánimo, chico
Maggie
Ninguno de los casos. Soy un lector más. No tengo ebook ni quiero tenerlo, me gusta más leer en papel. Simplemente es una observación de acuerdo al avance de la tecnología y cómo se acaba implementando en nuestras vidas. Creo que en el futuro será así, eso es todo. Gracias por los ánimos.
Lo del libro digital fue una burbuja que fracasó. La apuesta por el papel no es que sea romántica es que es práctica ya que en tecnología no puedes hablar de futuro a diez años vista: o cuaja o no. Si no se lee no vas a incrementar ventas sólo por ser digital. Wylie lo sabe y sabe que quiere el mercado latinoamericano, que aún se mueve por interés cultural.
El futuro del libro será digital en cuanto sea viable leer en teléfonos móviles. Eso si el libro tiene futuro, claro está, porque dentro del teléfono móvil competirá cara a cara con todas las demás alternativas de ocio.
Dicho esto: viva el libro de papel, manque pierda.
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