Querido amigo:
Su carta me ha emocionado, porque, a través de ella, me he visto yo misma…
Pero…¿dónde vas? No corras… no soy la sargento Margaret. Te escribo yo, Daphne, la guapa de la Patrulla. Ah, y la más joven. Tienes que perdonar el estilo de la sargento. Te doy la razón en que ayer se pasó tres pueblos. No se puede generalizar de ese modo. Tranquilo, acércate, la sargento sigue durmiendo y hasta las tres o las cuatro de la tarde no saldrá de la cama. Ayer… los gintonics…ya sabes. La conozco desde hace más de treinta años y estoy acostumbrada a pasar la fregona por donde pisa.
Siéntate aquí. No, cariño, más cerca. No te voy a comer. Mmm…
Eres joven y te acabas de estrenar, con mucha ilusión, en la profesión de periodista cultural. Magnífico, celebramos tu llegada y te deseamos suerte y éxito. Pero es importante que conozcas cómo está el gremio al que te incorporas.
Decía George Orwell, al que seguro que has leído, que «periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas”. La gran mayoría de los que ya son tus compañeros de profesión en eso del periodismo cultural o bien no han leído esta frase o la han olvidado totalmente.
En España la sección de cultura es la hermana tonta dentro de la redacción del periódico. Hay que tenerla y alimentarla igual que hay que tener la programación de televisión. Del mismo modo que nadie compra el periódico para saber a qué hora emiten las noticias de TVE, tampoco lo hace para enterarse de cómo transcurre la vida cultural del país.
Por eso se encargan las noticias con las que se va a rellenar esta sección a cuatro o cinco escritores frustrados, a un poeta sin obra o a tres rebotados del mundo editorial que ya estaban cansados de leer manuscritos por cuatro duros mal pagados. La mayoría de los periodistas culturales preferirían ganarse la vida publicando y vendiendo bien sus propios libros. No me equivoco si afirmo que 3 de cada 4 periodistas culturales tiene a medio escribir una novela con la que sueñan dar el salto de gacetillero copiapegador a respetado y elogiado escritor de culto.
Esos chicos y chicas necesitan mantener una buena relación con las editoriales y los agentes que – ojalá- en un futuro pueden ser el vehículo a través del cual su obra literaria llegará a las grandes masas de lectores. ¿Cómo se van a enemistar entonces con esas empresas a causa de un artículo crítico o de un reportaje que cuente la verdad sobre cómo esos poderes fácticos manipulan y engañan a los lectores?
¿Te imaginas cómo sería la información política si todos o casi todos los periodistas quisieran llegar a ser dirigentes del partido en el poder?
Esto de publicar artículos en el rotativo no es más que una fase -así lo entienden ellos- dentro de la carrera artística de muchos de estos periodistas culturales. Luego hay otros que ya son veteranos y publican sus ensayos en varias de esas editoriales y/o son invitados a formar parte de los jurados de los premios que esas editoriales convocan y amañan. Pues igual…
¿Y las entrevistas? ¿Qué me dices de las preguntas que hacen tus colegas? «Me alegro de que me haga usted esa pregunta» podría ser el encabezamiento de todas las respuestas del entrevistado cuando se trata de una interviú con alguien del mundo de la cultura.
Quiero que sepas también que muchos periódicos pertenecen a grupos de comunicación que también tienen editoriales. Pero creo que esto lo sabes ya, ¿verdad? Si no fuera así, lee Memorias Líquidas de Enric Gonzalez, un ajuste de cuentas con EL PAÍS en el que, entre otras cosas, se cuenta cómo el grupo PRISA utilizó y utiliza el periódico como escaparate de los productos audiovisuales y editoriales del grupo. También puedes, si eres realmente nuevo y sin experiencia, revisar el «Caso Echevarría«.
¿Mis consejos? Trabaja, investiga, pregunta, lee, estudia, aprende idiomas y viaja todo lo que puedas. Y, sobre todo, no tengas miedo.
Y recuerda: «periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas.»
Dame un beso de despedida, guapo.
Uy, qué casto… Déjame a mí, que a eso también te voy a enseñar. Relájate.
Daphne
NOTA: Hace, 8 meses, en Patrulla de Salvación ya nos pronunciamos sobre el periodismo cultural patrio.
ACTUALIZACIÓN DESPUÉS DE LEER LA PRENSA DE HOY
Lean el artículo de Juan Goytisolo hoy en EL PAÍS, «De nuevo en el furgón de cola«, sobre la degradación de la cultura en España:
Un periodismo literario a menudo mediocre ha expulsado a los márgenes el pensamiento crítico que vertebra la vida cultural. Ambos son a la vez necesarios y compatibles en publicaciones destinadas al gran público, pero el desalojo del segundo en aras de una actualidad efímera y redundante conduce a un irremisible empobrecimiento intelectual y al desprecio de las facultades cognitivas de los lectores.
«¿Te imaginas como sería la información política si todos o casi todos los periodistas quisieran llegar a ser dirigentes del partido en el poder?»
Pues… tal como es
🙂
La estética de la portada de THE NEW YORKER, de 10 de febrero de 2.014, es una copia descarada: estilo, grafia, color, escenario… Un auténtico plagio, vaya, de el video de la canción de Thomas Fersen, «Deux Pieds». Voila!
Este es el tipo de cosas (aparte del Nuit de Saint George paliducho que acabo de pimplarme con un pollo asado por medio de mis adorables manos) que me obligan a considerarme a mi mismo, ejeeem, un happy few 😉
Disfruten con la canción de Fersen. Se lo merecen.
Gracias, Julián.
Buenísimos, de verdad, el video y la canción
Un abrazo
Maggie
Pingback: CARTA A UN JOVEN PERIODISTA CULTURAL | Literatu...
Los Goytisolo y El País son los que metieron a España «en el furgón de cola» cultural. Y que vosotros déis lecciones es un chiste. Sólo valéis para echarse unas risas.
Sí, tío: pero unas risas muy guapas, que no es poco.