¿PUEDE ANAGRAMA CAMBIAR LA FOTO EN LA PRÓXIMA NOVELA DE A. M. HOMES?

Estoy terminando Ojalá nos perdonen (Anagrama, 2014), la última novela de A. H. Homes. Es un libro cojonudo. Tengo en mis manos lo mejor que he leído en los últimos 5 años entre lo que se puede considerar como “novedad”. En su momento tendrán ustedes una reseña como Dios manda, pero me veo obligada a venir aquí antes de tiempo para advertirles.

1º.- No hagan caso a titulares como este “Radiografía literaria del sexo en la Red” o como este: “El fin del sueño americano”, se trata de titulares atrapa moscas. En la novela de Homes hay sexo vía internet, pero también ochocientas cosas más. El libro es una ácida pero certera –casi quirúrgica- crítica de lo que han llegado a ser los baby boomers, (nacidos entre 1946 y 1964) ahora que ya han cumplido los cincuenta. Homes tiene 53 años. Para esa generación de norteamericanos la red no es tan importante como para las siguientes.

Y lo del “sueño americano” es como lo de la “Gran novela americana” o “El alma rusa”. Si se usan esos conceptos debe ser para escribir detrás un ensayo de 500 páginas bien documentado y razonado. Usarlos como título de una reseña es puro oportunismo. Qué quieren que les diga…

2º.- No se dejen engañar por los periodistas o reseñistas que digan que es una novela divertida, con “humor negro”. No me he reído ni una puta vez. Al revés: he estado a punto de vomitar tres veces y me he sentido culpable –con su consiguiente sensación de ansiedad- en el 85% del tiempo que he pasado leyéndola. ¡Me cago en A.M. Homes! Dice que a ella le gusta conseguir que los lectores se sientan incómodos; puede estar satisfecha, conmigo lo ha conseguido. Solo me consuela saber que su vida personal está más jodida que la mía. ¡Te jorobas, guapa!

3º.- Sáltense, por favor, el comienzo de la sinopsis de Anagrama:

Tolstói iniciaba Anna Karenina con aquella célebre sentencia que dice que «todas las familias felices son iguales; las familias infelices lo son cada una a su manera». ¿Siguen siendo las familias de hoy como las de la época de Tolstói? A. M. Homes parece llevar tiempo buscando la respuesta a esta pregunta.

¿Podemos, de una vez por todas, dejar de usar la frase de Tolstoi siempre que en una novela aparezca una familia?

De verdad que…

La foto que sigue usando Anagrama

AM Homes accepts the 2013 Women

A. M. Homes en 2013

4º.- La foto que aparece en la solapa de la novela es de hace más de 30 años. ¿Puede el señor Herralde –sería tan amable, don Jorge- cambiar la foto por una más actual?

Se lo digo por su bien, don Jorge, la imagen actual de A. M. Homes ofrece más garantías al lector. Si una novela promete el relato de las miserias de la clase media americana, me parece que saber que es una mujer de 53 años, con mucha vida y experiencias marcadas en su aspecto, la que se encarga de dicha tarea deja más tranquilo a quien compra el libro. Yo de una jovencita tan guapita como la de la foto no me fiaría mucho, salvo que sea la autora de una de esas novelitas “chick-lit” que tanto gustan hoy.

Si no encuentra una foto actual que le guste de la Homes, le mando una mía. Se va a cagar.

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16 respuestas a ¿PUEDE ANAGRAMA CAMBIAR LA FOTO EN LA PRÓXIMA NOVELA DE A. M. HOMES?

  1. julian bluff dijo:

    Maggie: Ojo, que a lo mejor es la propia Holmes -o su agente literaria- la que exige que en celtiberia la saquen pivonaca. Mi tía Aurora, andará por los setenta y tantos, sigue llevando, a modo de DNI, una foto de «Educación y Descanso»… que dice que es igual de «oficial»… de cuando fue proclamada Miss Fotogenía en las fiestas de Tarancón. Y la verdad, todo hay que decirlo, hay que reconocer que la jodía, en esa foto, tiene un polvo.

    Y… bueno… ¿vees, cariño, como en Pere de la Creu no todo va a ser Filippo De’ll Borgho Medusso y Prezzemolo? Por cierto, que ando pasándomelo teta supreme con la última del Hollinghurst. NOVELON.

  2. Lilí Marlén dijo:

    Vaya gilipollez de post. ¿Por qué a Virginia Woolf la sacan casi siempre en su temprana juventud y no cuando era vieja? Da la sensación de que te dejas influir por la fotografía del autor para juzgar la calidad. Vas de purista pero tienes los prejuicios de un viajo cascarrabias.

  3. Esta es una de las contadas veces (una o dos por década, incluídos mis primeros 10 años) que me dejo llevar por un impulso en cuanto oigo hablar de un libro, y no puedo vivir sin leerlo. Dentro de unos cinco minutos lo tendré en el book. Ya os contaré… cosas buenas, seguro. Sería la primera vez que me equivocase, y creo que algo más sabia que a los ocho seré, ¡digo yo!

  4. jose dijo:

    Yo aun no me he atrevido con ninguna novela de Homes. A mí este tipo de escritores que gustan de temas incómodos para el lector, pero en muchas ocasiones te encuentras con que detrás de la provocación no hay absolutemente nada, véase Casa de verano con piscina, que está estupendamente escrita y es adictiva como ella sola, pero a Koch se le va la mano (y por lo que he oido en La cena se le va todavía más) con lo de querer incomodar al lector cuando debería estar más preocupado de cerrar bien su novela.
    Lo cierto es que la novela de Homes (igual que sus anteriores novelas) tiene muy buena pinta, así que un día de estos habrá que animarse con ella

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  6. Ire dijo:

    Pos claro que puede cambiarla. Como lo hacen todas. Como la típica foto de Bolaño con las gafitas y cara de pasmao. Pero seguramente a la mismísima Homes ya le parece bien que se ponga esa foto y no la suya actual abriéndole la puerta a la vecina a las 9 de la mañana porque le quiere comentar que el parking no cierra.
    Pero eso es totalmente secundario. Parece las crónicas del Yahoo » mírala sin maquillaje». El libro también es mercadotecnia. A mí no se me borrará nunca de la memoria una entrevista a Maria de la Pau Janer, o Gener, o como se escriba, donde le preguntaban si le importaba que alguien comprara sus libros por la foto de la contra. Obviamente a ella no. Esto no es nuevo, Maggie.

    • Alguien puede ver a Truman Capote sin su cortaplumas acicalándose las uñas?
      O a Tolstoi sin Barba?
      O a Ramiro Pinilla sin boina?
      O a Sánchez Ferlosio sin la corbata desanudada?
      O a Scot Fitzerald sin cigarrillo en la mano?
      O a Chandler sin la pipa en la boca?
      O a Proust sin bigote, y en pie?

  7. jose dijo:

    Ya que estamos hablando de Homes, no es raro que en España no existan (o si existen, no trasciendan) este tipo de escritores.
    En general, coger temas peliagudos suele acarrear varios problemas, el primero es que aunque generalmente son temas que llaman la atención y atraen, también resulta fácil que al escritor se le vaya la mano y en general son temas complicados para darles un final satisfactorio.
    Por otro sabes de antemano que parte de la crítica te va a dar cero, ya se sabe, que si no hay posicionamiento moral, que si sólo busca provocar, etc, etc.
    Pero también es cierto que la otra parte de la crítica suele ser bastante benévola con el escritor (si tiene talento obviamente), y muchos de estos escritores (Koch, Tsiolkas, Shriver) han ganado u optado a premios de prestigio (sin ir más lejos esta misma novela ganó el Women’s prize el año pasado, premio que también había ganado Shriver con Tenemos que hablar de Kevin cuando el premio se llamaba Orange).

    Para un escritor joven parece una oportunidad única, las sociedades actuales (y en las antiguas también aunque fuera menos evidente) hay un montón de temas controvertidos que llamarían la atención del lector y que además permiten ir más allá del titular y ofrecer una visión de la sociedad.
    El año pasado mismamente, Alissa Nutting consiguió polémica y ventas con Tampa, una novela sobre una depredadora sexual de menores (tema que también había tocado Homes con El fin de Alice). La crítica se dividió, pero en general la escritora se hizo un hueco en el mercado literario.
    Vamos, que teniendo en cuenta el poco caso que en principio se les presta a los escritores jóvenes, escoger un tema realista y llevarlo al extremo debería ser tentador

    • Pero no todo radica en el tema, opino que casi cualquiera de ellos valdría si su autor consigue desarrollarlo de la forma adecuada. «Tenemos que hablar de Kevin» plantea una cuestión apasionante y la desarrolla de forma soporífera, repite lo mismo hasta la saciedad, agota cada situación y argumentación. De esa forma, no se logra hacer progresar una trama.

      Resumiendo, el hecho de que la novelista escogiese un asunto rabiosamente actual, poco tratado en literatura y, sobre todo, espeluznante hasta la médula, no es motivo suficiente para recibir premios.

      • jose dijo:

        Es que yo no estoy hablando de eso (y ya de paso difiero totalmente en tu opinión de Tenemos que hablar de Kevin), estoy hablando de que existe claramente un buen puñado de autores internacionales que se han especializado en coger temas peliagudos y le han sacado un buen rédito, y es algo que no veo en los escritores españoles, y me pregunto la razón. De eso es de lo que estaba hablando

  8. orlando vincent dijo:

    Doriana la Gris.

  9. Eva dijo:

    Si alguien anteriormente no ha leído nada de A.M. Homes le puede parecer un gran libro o algo distinto, a mi me parece que Homes ha bajado mucho el pistón en calidad literaria, se ha excedido con las páginas y al final se le ha ido un poco la pinza con la adopción del matrimonio mayor,
    Es más yo a Homes le hubiera dado el Orange con Música para corazones incendiarios, no con esta novela que al final parece una pastelada para la afilada pluma corrosiva de A.M. Homes.
    Creo que por ejemplo Shriver nos ofrece una visión más creíble y dura de América sin estar tan valorada como esta autora que a veces se recrea demasiado en el sexo.

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