Compruebo, tras la lectura de los comentarios al «post» anterior, que la mayoría de vosotros piensa que Chirbes ha hecho bien aceptando el premio. Mi argumento está en minoría. No os preocupéis por mí, me suele pasar. Estoy acostumbrada a eso de defender causas minoritarias (o perdidas), poco aceptadas.
Muy bien. Aceptemos -es una hipótesis- que Chirbes debe ir a ver al ministro y recoger el galardón. Chirbes, en las numerosas entrevistas que ha concedido, ha dicho que cuando tenga oportunidad de ver al ministro le comentará lo muy en desacuerdo que está con su gestión de la Cultura de nuestro país. Chirbes también ha dicho que es un hombre educado y que debe dar las gracias -así se lo enseñaron- cuando le dan un premio.
OK, pongámonos en situación, en el momento de la entrega del premio. El ministro, en las distancias cortas, es muy simpático, que lo sepáis. Además es un tío muy culto (sobre todo muy leído) y seguro que alguna novela de Chirbes se ha finiquitado.
¿Qué debe hacer Chirbes si el ministro, al tiempo que con sinceridad y conocimiento de causa lo felicita, le extiende la mano para estrechársela? Estaremos todos de acuerdo en que Chirbes debe hacer lo mismo y darle la mano, ¿verdad?
¿Debe darle la mano firme o flácida? “Creo que firme, consistente”, dice Daphne (que me acompaña), a la que una mano blanda -comenta- le acelera la menopausia un par de años.
¿Debe Chirbes aceptar la copa y los canapés que el subsecretario de Cultura le ofrecerá en el coctel posterior a la entrega del premio?
¿Puede Chirbes -al que, como alguien ha dicho aquí, le puede hacer falta el dinero del premio- atiborrarse a bocadillitos de cebolla caramelizada con brandada de bacalao o a endivias con roquefort y con una almendra frita encima? ¿Debe Chirbes, en contrario, guardarse los canapés en el bolsillo y luego repartirlos entre los pobres y los excluidos sociales que seguro encuentra por las calles de Madrid que rodean el ministerio?
¿Debe Chirbes ponerse corbata para recibir el premio? ¿Ir en vaqueros y camiseta sería un gesto de rebeldía suficiente?
Y más: si el ministro le sonríe, ¿debe Chirbes devolverle la sonrisa? Cuidado, porque aquí entramos ya en terreno pantanoso. Entendamos que el ministro es un maestro en la distancia corta; el señor Wert, desde hace más de 30 años, no ha parado de participar en eventos en los que se ha hecho un experto en saludar, abrazar, elogiar, engatusar, etc… ¡Ojo! que si Chirbes entra en el juego del político, le estrecha la mano, le sonríe, acepta que el ministro le dé un golpecito cálido por la espalda -gesto que no sacarán las cámaras- al tiempo que le dice lo mucho que le gustó “Crematorio”, ….Si todo esto es permitido por el hombre bien educado que es Chirbes, luego no sé cómo va a hacer para expresar una crítica en condiciones al ministro. Porque no vale decir: “José Ignacio, que sepas que no me gusta cómo estáis llevando lo de la Cultura” y ya está. Eso el ministro ya lo sabe y, tan acostumbrado como está a escucharlo, por un oído le entra y por el otro le sale. Tantas veces le han dicho eso que seguro que como respuesta le comenta: “¿Te han gustado, querido Rafael, los panecitos de pan integral con paté de oca de la Bretaña y con mermelada de frambuesa? Son mis favoritos. Si luego le das un traguito al champán, la experiencia de sabor y burbujitas, todo junto, es parecida a la gloria bendita”.
No olvidemos que el ermitaño Chirbes, el que vive sólo -con dos perros- y retirado del mundo en un pueblecito de Valencia, es un hombre muy tímido (todo lo contrario que el ministro). Como Chirbes vaya en plan educado, el ministro se lo come vivo. En ese caso mejor aquello de “relájate y goza”, y mejor que se ahorre una inútil y siempre ridícula (por las circunstancias en que se produciría) crítica a la gestión de la Cultura.
Y si hiciera lo contrario, ¿Se imaginan? Lo contrario es peor, con diferencia:
Llega Chirbes con cara de mala uva y ante la sonrisa del ministro y la mano extendida el escritor se mantiene impávido, no devuelve el saludo y dice: “dame el premio y la pasta y vete a la mierda, tú y tu ministerio, que os estáis cargando la cultura de España”. Y añade: “Y métete, José Ignacio, por donde te quepa la brandada de bacalao, el salmón ahumado con salsa de eneldo y los solomillitos con pimientos del piquillo, que yo, con los 20.000€ que me acabas de dar me meto un festín en Zalacain o en Horcher y me quedo tan a gusto”
¡¡Qué horror!!
¿Lo veis?
A Chirbes no le queda otra que retractarse y renunciar al premio.
ACTUALIZACIÓN a las 11,15h
Una amable seguidora de este blog nos manda un enlace al contenido de la carta que el músico Jordi Savall ha enviado al ministro Wert:
Así termina su carta Savall:
«Por todo ello, y con profunda tristeza, le reitero mi renuncia al Premio Nacional de Música 2014, esperando que este sacrificio sea comprendido como un acto revulsivo en defensa de la dignidad de los artistas y pueda, quizás, servir de reflexión para imaginar y construir un futuro más esperanzador para nuestros jóvenes.
Creo, como decía Dostoyevski, que la Belleza salvará al mudo (sic), pero para ello es necesario poder vivir con dignidad y tener acceso a la Educación y a la Cultura.
Cordialmente le saluda,
Jordi Savall»
Pero es que Chirbes concibe el Gobierno en su formulación platónica y rechaza la triste y contingente realidad de que el premio se lo concede un gobierno del PP, materializado en un ministro calvo y con papada. Es decir, en su fuero interno el novelista estrechará los dátiles de un ser inmarcesible e inmanente que es representación de todos los ministros que han sido y serán y que moran, por lo tanto, en la caverna (con segundas).
Con esto quiero decir que muchos justifican sus actos a posteriori, haciendo trampa, reacomodando las decisiones bajo el matiz de la conveniencia. Eso sí, al justificar los propios actos, es muy importante difuminar discretamente la realidad mediante guiños y contraguiños, de manera que no me entere yo mismo de que estoy traicionando esos principios vitales que creía inviolables.
Al final, deberé optar entre pensar soy la misma mierda en que tenía antes a los constructores y a los políticos o aceptar que a todos nos arrastra la misma ponzoña. ¡Denme un candil y un espejo que busco un hombre!
He leido solo hasta lo de los canapés. ¡Cuanta demagogia!
Lo del premio y lo de Chirbes.
Carece de verdadera importancia que Chirbes acepte el premio, lo rechace o haga lo que le salga de los güevos con él. Lo verdaderamente indecente radica que en un país de Europa Occidental la dotación económica de ¡un premio nacional de literatura! sea de 20.000 euros. O lo que cobra en tres meses cualquier concejal de provincias por asistir a cinco plenos de su Ayuntamiento. O las comisiones semestrales de cualquier vendedor de ansiolíticos con un poco de desparpajo. O lo que se gasta en un año, en trapos, cualquier personaje mediático que no sea demasiado exigente. O lo que cobran el Wyoming o el Pablo Motos por hacer un solo programa, de esos que hacen rebosantes de chascarrillos y obvidades. Esto, lo de los veinte mil euros, sí que es un verdadero bochorno. Dicha cantidad resulta ser tan rídicula en comparación con los logros que supone recompensar, que ponerse a hablar de coherencias éticas al respecto del premio da un poco de pena, la verdad.
Con la de hijos de puta que hay en este pais que se lo están llevando crudo por todo el morro, ponerle a Chirbes en el disparadero por un asunto como el descrito, es un poco «putada», la verdad, Maggie.
Un abrazo a todos!
Una cosa no tiene que ver con la otra. Diríamos lo mismo aunque el premio estuviera dotado con 0€
Me apunto a esta versión. Me ha iluminado, la verdad. Lo de 20.000€ es un chiste total, también que el premio sea anual -lo es ¿no?-, porque el país no da para tanto Premio Nacional, ni en Danza, ni de Artes Plásticas ni en literatura. Pienso…
Mi Sargento, reproduzco en esta nueva línea lo escrito y respondido a uno de los últimos comentarios en el post de ayer. Creo que procede, si su superioridad ni dispone otra cosa:
«He leído muy despacio y con mucha atención la carta de Savall al ministro Wert. Dice muchas verdades, no lo negaré, pero hay un par de equlibrios que me parecen penosos. El primero, su obsesión por las subvenciones (hay una España que ha recibido y recibe subvenciones a todo plan y otra, la de Chirbes, que se busca la vida como puede, agacha la cabeza sobre el teclado y sigue escribiendo). La segunda: no hay nada, ni una palabra, ni una frase, ni una argumentación de Savall que no pueda aplicarse directamente al presidente Mas y el cogollito de ladrones manipuladores que gobiernan en Cataluña. Con el añadido de que la inmensa mayoría de las competencias en materia de cultura están transferidas a las comunidades autónomas. Con el ultraañadidio, ominoso, de que en aquella Comunidad Autónoma se vehiculiza e instrumentalizan la educación y la cultura a beneficio de un delirante ideario oficial, “nacional”, en el que caben todas las mentiras, tergiversaciones, arbitrariedades y vilezas imaginables, desde que Leonardo da Vinci nació en Reus (o por ahí), a la invasión del centenario Imperio Catalán por las tropas de Castilla en 1714 . La más grave sin duda: el adoctrinamiento escolar en los “valores nacionales” catalanes, aderezado con la pedagogía del odio a España (o sea, a los demás españoles, quienes poco más o menos viven a costa del esfuerzo del sufrido pueblo catalán). Toda esa infamia pudo haber sido denunciada por Savall la semana pasada, cuando recibió muy gustoso la medalla de la Generalitat. Pero no, eso ni le renta políticamente ni está bien visto en “su tierra” ni, desde luego, le granjea la simpatía de todos los tontiprogres del país. Meterse con Wert es chupi. Denunciar el estrago nacionalista en Cataluña, es de fachas, aunque sean los nacionalistas catalanes (y los ikastolarras), los que más y mejor han hecho por cargarse la cultura en España, sustituyéndola por su repugnante propaganda racial.
Savall, en definitiva, hizo lo mismo que Candelita Peña cuando recibió el Goya cinematográfico. El papá de Candela, recuerden, había muerto en un hospital del sistema público de salud, en Cataluña (competencias transferidas, el gobierno de CiU en plena cabalgada de recortes sanitarios). Recibió la actriz no sé que vaina de premio en aquellos lares y nada, no dijo ni pío; tan contenta. A los pocos días, en Madrid, sí que rajó sobre la penosidad de las condiciones en que había fallecido su progenitor. La culpa, sin duda, de Wert, del PP, de la derecha, de la Iglesia Católica y de todos los que votaron a Rajoy.
Con esas izquierdas tan espabiladas, tenemos derechona para rato. Porque la gente, a pesar de lo que algunos creen, no es tonta y le jode más la puñalada del hermano que el bombardeo enemigo. ¿Que no? Ahí tenéis a Podemos, el partido de los apuñalados por la izquierda. Míralo que hermoso crece…».
Pues mayormente, si.
Cierto. Los niños catalanes «saben» que Leonardo da Vinci nació en Reus, que si no los suspenden. En fin.
No, Ire, a los nios catalanes se les enseñan cosas más simples en la escuela. Verbi gratia: https://www.youtube.com/watch?v=aFe-rEGXKQU
Lo de la nacionalidad catalana de Leonardo son estudios superiores, realizados por expertos y patrocinados por eminentes representantes del poder autonómico, entidades privadas y públicas y gente seria en general:
http://www.antena3.com/noticias/espana/colon-vinci-son-catalanes-segun-grupo-historiadores-nacionalistas_2014070800252.html
Sobre el Institut Nova Historia lo puedes ver (si quieres ver), aquí mismo y en muchas otras publicaciones:
http://voz-castellana.blogspot.com.es/2014/06/castellanofobia-institut-nova-historia.html
Juajua, rigor histórico que te cagas. Un poco más de seriedad, plis. ¿O tú también te crees al Jordi González? Claro, si no tienes datos ciertos, pues ya me vale. Así nos va.
errr… ¿perdón?. Véase cómo una buena argumentación muere automáticamente asesinada por una mala idea. Meterse con Wert no es chupi, es obligatorio. Denunciar el «estrago» nacionalista es tan habitual que ya ni interés despierta.
Querida Irene, como dijo Sheldon Cooper, obligatorio es alimentarse, defecar y respirar oxígeno para evitar la muerte celular. Todo lo demás es optativo.
Con perdón por las erratas. De nuevo el pecado de la precipitación y, mucho peor, desconsideración y en el fondo muestra de poco respeto, lo me perturba porque a este blog y a las patrulleras las respeto muchísimo. Lo juro.
Grrr… ¡Vaya mañaita de sábado! No se si cortarme las venas -pretencioso, Séneca, Marat, y eso…-, o hacerme un botellón con lejía que es muy del Madrid de los 80 (y tantos), que es más mi rollo. Tener a una superiora encabronada empecinada es como para salir a paso legionario en sentido contrario a la menor oportunidad posible. Pero no, yo voy y abro la boca -es lo que tenemos los suicidas- y se que me van a caer en hasta en el carnet de identidad. Pero quien se calla en este asunto sin deslizarse por las procelosas sombras de la ignominia -una forma de decir… porque esto no llega ni a «meterse en jardines». A ver, este Savall… además de un buen investigador y músico e «interesadísima persona en el tema económico» según me cuentan fuentes directas -nunca banalizo en tema de fuentes- ¿no es un poco retardad? A ver, que no distinta educación y cultura puede ser una pose intelectual, pero «¿Podríamos imaginar un Museo del Prado en el cual todo el patrimonio antiguo no fuera accesible?» Pero este pedazo de animal, este bárbaro cultural -la especialización es la madre de todos los barbarismos modernos-, no es consciente del inconmensurable número de obras que el Prado mantiene sin exhibir al público. De hecho, Hasta donde yo llego -y llego muy poco, como será este monstruo- toda la maravillosa colección de maestros españoles del XIX que estaba en el Casón del Buen Retiro -los Madrazo, los Rosales, los Sorolla…- there are nowhere to be seen-. Que bestia. Sargento, se lo suplico por el alma de todos los escritores que en el mundo NO han sido publicados, por todos los lectores sometidos a la mediocridad y, peor aún, al Mal que se esconde detrás de la mala prosa, de la ausencia de belleza, de la zafiedad de la idea, pon el secular deber de la Patrulla de embestir contra la degeneración del corrupto -como diría su sargento ¿Quién paga mejor el Gobierno o la Generalitat? El ha cobrado de los dos copiosamente -como reconoce en su ominosa carta que debería repugnar a cualquier alma pura- «Es cierto que en algunas contadas ocasiones he podido beneficiarme, a lo largo de más de 40 años de actividad, de alguna colaboración institucional: la celebración del V Centenario del descubrimiento de América, las pequeñas ayudas a giras internacionales y recientemente las invitaciones del Centro Nacional de Difusión Musical a presentar nuestros proyectos en Madrid». No voy a seguir… la bilis me va a matar. Dos puntitos nada más. Si no me equivoco, el anterior Gobierno -Zapatero- se comprometió a poner en marcha el proyecto del Centro de Música Antigua Española -con sede en el Teatro Emperador de León -hoy seguramente en espera de convertirse en multícentro o escombros- (no creo que la dirección se le hubiera dado al maestro Savall). El proyecto existe… el Ministerio lo ha intentado poner en marcha y la sede del Teatro Clásico lleva más de 15 años cerrada. (Basta!) Respecto a la hipótesis…. por favor, sargent… habrán hablado -Wert ni siquiera debe de tener carnet político- y puede que hayan coincidido en puntos. Consideras «Enemigo» y bastardos a los hijos de la Transición. No me entra en la cabeza. Pero supongo que tus razones tendrás. BuuuuUUUuaaaa. No me gusta este empecine… me siento destetado. Sniff.
Buenos días, sargento: quisiera ser breve -aunque no lo lograré- porque en Valencia hace un día que la hace regresar a una a los dulces veranos de la adolescencia y quiero disfrutarla. Vaya por delante que el clima es casi siempre tan así en este país (país es por joder al PP, nos quiere comunidaZ, y comunidaZ de vecinos aborregados, tras despojados del pan y de la dignidad), que me distrajo de mi devoción de frecuentaros, al menos tanto como frecuenté La Fiera, error tremendo, porque, lo juro por mis nietines alemanes, acabas de dejarme como nueva con tu visión del asuntito.
Como no veo televisión desde hace ocho o diez años -el aparato quedó definitivamente muerto, tras un apagón digital, y así lo dejé, dada su inutilidad-, me consta que ignoro facetas de Wert, por ejemplo, esa su capacidad de encantamiento que dices, pero estoy segura, pondría la mano en la boca de Esperanza Aguirre, a que ese tipo no le leyó una página a Chirbes; entre esa clase de gente, leer no suele ser una actividad frecuentada, y desde luego, ni de coña a Chirbes, en el mejor de los casos, leerán a Muñoz Molina, a Ruiz Zafón, a Marías, el verso de Montero, el DRAE en papel o la edición electrónica del BOE.
Pero yo iba a lo que iba. Ayer, esta mujer no defendió que el escritor deba recibir el premio sin más, de ninguna manera. Sintetizando mi comentario, juraría que era algo como ¡ay, vaya por Dios, qué dilema moral, cony!, y encima, qué asco que la gente vaya a pensar que un Marías, por ejemplo, por haber rechazado un premio, le anduviera a la altura a este hombre, un tipo que hace literatura en lugar de garabatear insuficiencias, y que deja el sabor de un buen vino con queso de Cabrales untado en pan recién horneado, creo que me explico. Literalmente escribí: «En síntesis, confieso que me cuesta aplaudir a Marías -porque, además, el gesto de rechazar no parece haberle salido tan rotundo, fresco e inmediato, pero dejemos esa parte- y que me cuesta afearle la conducta a Chirbes. Son esas contradicciones que a veces se le presentan a uno». Y me reservé la violencia de resolver la contradicción para después de una intensa reflexión, tras la lectura de la opinión de los demás.
Ahora sé qué quiero, con la imagen en la retina de mis bachilleres desfilando por delante de Wert como si no lo vieran, negándole la mano, y las de Wert, inútiles, buscando desesperadas una ocupación, que finalmente encontró: ajustarse los puños de la camisa con obvia incomodidad. Quiero, pues, que Chirbes, al aceptar el premio, lo haga a secas, y que aproveche la oportunidad para decirle al mister de toda deswertgüenza lo que debe oír, pero breve, eficaz y mirándolo a los ojos el valenciano, y por supuesto en catalán, por contrarrestar el afán y la frase tonta, pero bélica, de un ministro que seguirá haciendo historia, la de uno de los más tristes países de que tenga noticia: «hay que españolizar a los niños catalanes», ¡mamón! Afeadas conductas al gobierno, a ese su ministerio, puerta, y puerta con el cheque en el bolsillo, por qué no, no todos somos criminales mafiosos con cuentas en paraísos fiscales y la actitud y conducta del nazionalcatolicismo, pero tampoco vivimos de aire.
En fin… ¿no podría ser una cosa así, mi sargento, eh? Chirbes no es el muchacho que pueda esperar al colapso definitivo del capitalismo, su desmoronamiento, a que hayamos puesto en su sitio a sus sacerdotes, etc., etc., tiene 65 años cumplidos, precisa la tranquilidad económica que le permita escribir sin sobresaltos, y a ello contribuirán sin duda los cuatro o cinco premios literarios que ya ha recibido este año. Y nosotros necesitamos sus libros.
Acabo de leer los nuevos comentarios. Seré sincera, solo me ha impresionado el de Julián Bluff, creo que estoy de su parte. Sed felices dentro de un orden.
¿Qué pasará? ¿Irá Chirbes a recibir el premio y le dirá a Wert una o dos verdades en un acto de elegante cinismo? Ya se verá. Mientras, para aligerar la cosa, que es sabadito alegre, yo no sé a ustedes pero a mí me hizo el día esa errata de «la Belleza salvará al mudo». ¿Qué tal que Chirbes resulta ser el mudo pues al recibir el premio no dice ni pío pero llega la Belleza de su obra a salvarlo de ir al infierno de la incoherencia?
La clave de todo el asunto está en ese bellísima frase: «Yo vengo de una clase social modesta, y agradecida». Frase que explica a a la perfección la sociedad de españa en los últimos 75 años. Modesta y agradecida. Por no decir genuflexa. Con quien sea que esté en el poder. Hasta con Franco.
Vuelta la burra al trigo. También explica a la perfección la sociedad española de las últimas décadas esa sobreabundancia de izquierda ñoña y parroquial, más vista que el martes y más rancia que los pololos de sor Lucía Caram, que si no se acuerda de Franco cada 140 caracteres, no es feliz. ¡Y lo paradójico del caso es que forman, por así decirlo, el principal sociológico de los lectores de Chirbes y sus novelas-denuncia! Pobre hombre. Debe de estar enterándose ahora de que su público natural no son las Pilis que despotrican sobre la corrupción y los corruptos mientras se liman las uñas en la peluquería, sino los fanáticos partidarios del escritor trabucaire. Eso sí, las banderas levantadas desde twitter, que es como las barricadas del 68 pero cada uno en su casa y cocacola y fútbol en la de todos.
Señoras mías:
El debate está muy interesante y con notas profundas, y creo que ustedes ya son mayorcitas como para que les digan nada. Así que tengo mis dudas de si señalarles un error ortográfico supondría una buena apreciación o solo que soy una petarda.
Por cierto, es ese punto después del cierre de la interrogación: «…le extiende la mano para estrechársela?. Estaremos…».
Abrazos.
Gracias, lo quito
Un beso
Maggie
He podido conocer el discurso que iba a leer Chirbes en la entrega del premio que no fue, y la mayor parte de los comentarios aquí expresados cerrarían ruborizados. ¿Por qué nadie se ha molestado en pedirle a Chirbes el discurso que tenía preparado? Nos habríamos ahorrado tiempo y suposiciones inútiles. Por cierto, los 20.000 euros fueron a parar a un comedor social de Valencia. Salud.
Lacort, en lugar de divagar y moralizar, ¿por qué no dejas el enlace a la noticia que sea? Gracias.
Hanna: Tras conocer por un amigo escritor el texto que Chirbes tenía preparado tras concederle el premio, tratando de comprobar si finalmente se llevó a cabo algún acto oficial y si el texto se había reproducido en algún medio, he llegado por casualidad a los comentarios de este blog.
Siento haber «divagado» y que mi comentario te haya resultado «moralizante», ya que podía haber concretado que estaba de acuerdo con tus razonamientos y los de Julián Bluff.
Igualmente, me parecieron importantes y valiosas las renuncias de Savall y Colita, diferentes en el fondo con la de Marías.
No he puesto el texto, porque tras la búsqueda infructuosa en Internet (soy bastante zote en estas lides alejadas del papel), he consultado a mi particular fuente si era posible difundirlo, cosa que tratará de comprobar.
Le he comentado a Margaret, que con igual buen criterio me lo ha solicitado, que si es posible lo enviaré, por supuesto, pues siendo inicialmente más partidario de las posturas tomadas por quienes rechazaron públicamente el premio, estoy seguro de que Wert hubiera preferido similar postura por parte de Chirbes antes que tener que escucharle en directo todo lo que le tenía preparado.
Claro que esto no es más que una opinión.
En cualquier caso, sigo pensando que sin conocer el conjunto de la postura de Chirbes, resulta difícil de entender algunos de los juicios despectivos que se han lanzado contra uno de los escritores más honestos y ajenos a la bazofia pesebrista de quienes controlan el mercado del libro. Pesebre empresarial de escritores, críticos y medios de difusión que eliminan a otros incómodos de mayor valía. Para no divagar citaré a uno, que fue Premio Herralde y Premio de la Crítica en el siglo pasado, Miguel Sánchez-Ostiz, hoy prácticamente desaparecido, con numerosos libros a cuestas.
Salud.
Pues diría, Lacort, que aún no se ha celebrado acto alguno para la entrega del Premio Nacional de Narrativa, porque le he dado una buena pasada a internet y solo me aparece el del año anterior. Así que, no parece posible que ande el discurso en la red o que el autor permita a nadie divulgarlo. Pero te dejo este otro, el Premio de Narrativa de la Crítica Literaria Valenciana, que recibió en octubre del año pasado ¡y por tercera vez! Me resulta imposible pensar que no se lo merecía, no diré que haga alta literatura, pero desde luego de la absolutamente imprescindible. Sabe estructurar una novela, encontrar la atmósfera adecuada para atrapar al lector y suena del todo espontáneo y creíble, nunca impostado, al uso de todos esos de la banda que figuran en los anaqueles de toda librería, gran superficie y aun kiosco. Y no por comprometido con la realidad actual dejará de tener interés en el futuro porque, además, está realmente bien escrita. En fin, que debe de ser uno de los pocos novelistas que tenemos. Salud y república.
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