AMAZON NO ES TAN MALA COMO LA PINTAN

“El punto de vista de Amazon es que, dado que «la impresión» de una copia extra de un e-book es realmente barata, los e-books deberían ser muy baratos. El punto de vista  de los editores es que ya que «la impresión» de una copia extra de un e-book es realmente barata, los e-books deben ofrecen enormes márgenes de beneficio para las editoriales.”

Esta frase que acaban de leer forma parte del penúltimo párrafo de un artículo que VOX.com publicó el pasado 22 de octubre. El artículo se titula “Amazon is doing the world a favor by crushing book publishers” (Amazon está haciendo un favor al mundo machacando a las editoriales de libros) y lo firma Matthew Yglesias. Este señor es periodista especializado en temas económicos y ha publicado en The New York Times Magazine, en Slate y en The Atlantic Monthly. Pinchando aquí pueden leer (en inglés) el artículo. Más adelante, en este “post”, les traduzco -no se acostumbren- algunos extractos del texto de Yglesias. Pero antes permítanme explicarles a qué viene esto.

Justo antes de este último verano estalló la guerra entre el grupo Hachette, uno de los 4 conglomerados más grandes del mundo en lo que a edición de libros se refiere, y Amazon (todos saben, a estas alturas, qué es Amazon). La distribuidora pedía a la editorial que bajase los precios de los e-books (a un precio único de 9,99$) y como esta se negaba, llevó a la práctica una serie de medidas. Entre ellas: no distribuir algunos de los libros de la editorial, demorar durante semanas la entrega de algunos otros, poner un banner junto a determinados libros de Hachette en el que se podía leer “tenemos productos similares a éste a precios más bajos» y lo que más fastidió al grupo de origen francés: no permitir la preventa de sus libros, lo que impedía a la editorial hacer previsiones para impresión y poder estar preparados para entregar con rapidez.

Editorial cartoon on Amazon and Hachette books

Los autores de Hachette en los USA (Donna Tartt, James Patterrson , JK Rowling…) comenzaron a manifestarse contra Amazon en apoyo de su casa editorial y, en agosto, 900 autores (algunos de Hachette y otros no) pagaron una página en The New York Times para publicar una carta –escrita por Douglas Preston- contra la empresa de Jeff Bezos. Si pincha (aquí), puede leer la carta y verificar los nombres de los 900 escritores. Entre ellos estaban: Jonathan Littell, Junot Díaz, Scott Turow, John Grisham, Tobias Wolff, Artemis Cooper, Stephen King, Tina Brown y un tío, o una tía, que firma como Pseudonymous Bosch, que es la primera vez que oigo hablar de él/ella y que traigo aquí por lo mucho que me ha gustado el nombre. Cómo son los americanos. Vamos, que no hay nombres -como John o Peter- para ponerle a un bebe.

En la carta, entre otras cosas, decían que “Amazon tiene el derecho de no vender bienes de consumo si no llega a un acuerdo en el precio con el mayorista, pero que los libros no son meros bienes de consumo. Los libros no se pueden escribir de forma más barata, ni los autores pueden ser subcontratados en otros países. Los libros no son tostadoras o televisiones. Cada libro es el único e inusual producto de una lucha solitaria, intensa y a menudo costosa por parte de un individuo cuya vida depende de los lectores que encuentre. Este es un proceso que Amazon pone en peligro cada vez que separa a un autor de sus lectores.”

¡Toma castaña!

amazon

Amazon respondió con este texto: (aquí). Recordaba primero que Hachette ya había sido pillada por las autoridades norteamericanas cuando se puso de acuerdo con sus competidores en los precios (algo prohibido por la ley «Antitrust») . Y terminaba diciendo que “si queremos una cultura literaria sana, no nos queda otro remedio que conseguir que los libros –en concurrencia con otras opciones de ocio cada día más accesibles- tengan precios competitivos”.

La pelea ha continuado durante estos meses. Fue relevante el artículo (aquí) que el 20 de octubre publicó Paul Krugman, el premio Nobel de economía, en el The New York Times. El título era “Amazon’s Monopsony Is Not O.K.” [“Monopsony” es un mercado con un único comprador en lugar de varios]. Krugman comienza diciendo que “Amazon.com, el gigantesco minorista online, tiene demasiado poder, y usa ese poder para dañar a América”. Luego, el las siguientes frases, reconoce que ha comenzado de forma muy brusca, pero no se crean que se desvía mucho de su idea inicial en los siguientes párrafos.

Ese mismo 20 de octubre se anunció que Simon & Schuster (la segunda mayor editorial del mundo) y Amazon habían llegado a un acuerdo por el precio de los e-book. Así trataba esta noticia el The New York Post (aquí). Lo de Hachette vs. Amazon continua, a fecha de hoy, enfollonado.

En todo este jaleo, viene Andrew Wylie, “The chacal”, el agente literario más grande del mundo –no podía faltar- y acusa, el pasado 30 de octubre (hace una semana), a Amazon de ser “el Estado Islámico (ISIS) de los canales de distribución”. ¡¡Tachan!! A Wylie le gusta una pelea más que a un tonto un libro de Fernández Mallo.

 

Hasta aquí hemos relatado cómo se ha relatado la pelea Hachette vs. Amazon en la prensa anglosajona. En España la cosa se cuenta de este modo:

El objetivo final de Amazon es forzar la mano de Hachette para que le dé mejores términos económicos en la venta de sus libros electrónicos, mercado controlado en un 90% por la compañía fundada por Jeff Bezos en 1994. En el caso de Macmillan, la “opción nuclear” fue ejercida solo durante unos días, pero de haberse prolongado la situación, la editorial podría haberse arruinado.

Esto lo firmaba Yolanda Monge en EL PAÍS (aquí). Yolanda se equivoca en el % del mercado e-book que Amazon controla. No es el 90% sino el 65%. La señora Monge, en la línea de los periodistas que escriben en medios perteneciente a grande grupos de comunicación (ya saben: lo de la voz de su amo), carga las tintas con eso de “la opción nuclear” para referirse a la forma de negociar de Amazon.

Yo no digo que los de Amazon sean hermanitas de los pobres, pero sí afirmo que es muy curioso que en casi todos los reportajes y artículos que se han publicado, y en todos los libros que sobre este minorista se ha editado, Amazon es caracterizada como el fin del mundo y Jeff Bezos como su profeta. Ya estoy esperando -está al caer- el artículo en se compare a Amazon con el Ébola. En la cultura hispana la cosa es peor. No he encontrado ni un solo artículo en castellano que defienda la postura de Amazon. Ni en esta guerra por los precios de los e-books, ni nunca.

Mi opinión es la siguente:

Esta vez, en la disputa con Hachette, Amazon tiene razón. Y para que no sea yo sola la única que lo dice, les dejo con los extractos que les prometí traducir del reciente artículo de Matthew Yglesias –un americano- en VOX.com. Hago míos los argumentos de Yglesias.

 El conocimiento sobre este tema debe comenzar con la constatación de que la industria editorial no es un negocio de románticos artesanos. La industria está dominada por las “Big Four”, las cuatro grandes editoriales, que son a su vez filiales de conglomerados mucho más grandes. Simon & Schuster es propiedad de CBS, HarperCollins es propiedad de NewsCorp, Penguin Random House es propiedad conjunta de Pearson y Bertelsmann, y Hachette es parte de una empresa francesa enorme llamada Lagadère.

No se trata de diminutas e indefensas empresas. Si sus propietarios estuvieran realmente interesados en el futuro del libro y en el de la edición, invertirían el dinero necesario para hacer sus propias aplicaciones de lectura electrónica, su tienda de e-books y relegarían a Amazon a una posición totalmente superflua. Sin embargo, a los jefazos de estos conglomerados no les importa este asunto. Si se pueden conseguir de forma gratuita autores famosos para presionar al gobierno y que este obligue a Amazon a dejar de agredirlos, ellos encantados.

Pero ellos no quieren invertir su dinero y la energía necesaria para competir con Amazon. Prefieren exprimir de edición de libros todos los beneficios posibles y destinar ese dinero a repartir dividendos o a invertirlo en otras industrias en las que también están involucrados.

(…)

Las editoriales son malísimas en Marketing

(…)

El verdadero riesgo para los editores es que los principales autores descubran que ellos son capaces de comercializar sus propios libros (sin necesidad de editores). Cuando salga la próxima entrega de la serie Juego de Tronos de George RR Martin, voy a comprarla. Si puedo comprarla en forma de libro para el Kindle de Amazon, lo haré de esa manera. Si él autor decide que la única manera en que la gente pueda llegar a leer el libro es conseguir que Powell´s te mande por email una copia, compraré de esa manera. Y no estoy solo. Tampoco es Martin el único autor con el poder suficiente como para no preocuparse por los acuerdos de distribución.

(…)

Así termina este largo artículo:

Al fin y al cabo, la discusión entre Amazon y los editores es sobre la más bien banal cuestión del precio. El punto de vista  de Amazon es que, dado que «la impresión» de una copia extra de un e-book es realmente barata, los e-books deberían ser muy baratos. El punto de vista  de los editores es que ya que «la impresión» de una copia extra de un e-book es realmente barata, los e-books deben ofrecen enormes márgenes de beneficio para los editores. Si a usted le preocupa la lectura, las ideas o la literatura, la elección entre estas dos diferentes visiones no es difícil. Las editoriales han conseguido enredar a que algunos intelectuales para pensar de ese modo. Pero pregúntese usted lo siguiente: ¿se arrepiente de la invención de la imprenta? ¿de la edición de bolsillo? ¿Cree que las bibliotecas públicas devalúan los libros y la lectura? La idea es absurda.

Por supuesto, un mundo en el que más personas puedan conseguir más libros y lo hagan de forma más fácil es un mundo mejor. Es cierto que algunos autores puede que ganen menos en la nueva era, mientras que otros autores puede que ganen más. Pero no hay ninguna razón para creer que los autores en su conjunto recibirán menos dinero. De hecho, como Amazon y otros distribuidores digitales engullen una parte de los ingresos de los editores, lo más probable es que los autores también obtendrán una participación y verán un aumento en su remuneración. Más allá de dinero, no vale la pena escribir un libro si la tarea se lleva a cabo por motivos puramente pecuniarios. En el nuevo escenario será más fácil para los escritores encontrar lectores y llegar a un público más amplio. El cambio estará en que no los van a encontrar a través del mismo conjunto de intermediarios que actualmente se sientan a horcajadas sobre la tubería. Duro con ellos.

amazon

(aquí)

Para la literatura, y para la cultura en general, es bueno que los libro electrónicos bajen de precio. Opino -yo, la sargento- que es cierto que Amazon -independientemente de cuales sean sus auténticos objetivos- nos está haciendo, esta vez, un favor a todos.

Coda: los grupos españoles de comunicación están acojonados con la llegada –tarde o temprano- de Amazon. Repiten mucho, aparentando seguridad, que las cosas que están ocurriendo en EEUU no pueden sucedes aquí porque «disfrutamos» de la ley del precio único de los libros, pero no se lo creen ni borrachos. Por eso les recomiendo que no se fíen de lo que los medios de comunicación tradicionales –todos ellos pertenecientes a esos grupos de comunicación- publican sobre Amazon. Vengan a Patrulla de Salvación y les informaremos con independencia y veracidad. Además les invitaremos a un gintonic.

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43 respuestas a AMAZON NO ES TAN MALA COMO LA PINTAN

  1. Guillermo dijo:

    Desde el momento en que Amazon usa estrategias de carácter financiero que usurpan al bien común (también en cierto modo también atribuido a grandes editoriales, obvio), me parece injusta para el ciudadano.

  2. Noa dijo:

    «A Wylie le gusta una pelea más que a un tonto un libro de Fernández Mallo». Jajajajaja… OS QUIERO.
    Como parte (diminuta) del mundo editorial, cuando hablo con gente del gremio tengo que esconder que compro bastantes (muchos) libros en Amazon. No solo ebooks, sino libros de segunda mano de tiendas de Londres por medio de la web inglesa que no puedes encontrar en ningún otro sitio, ni de ninguna otra manera, en ninguna tienda física ni virtual de España. A lo mejor estos felices editores viven en su mundo guay volando a Frankfurt y a Guadalajara y se permiten comprar sus libros directamente en las librerías de Londres o Ámsterdam, y después se sientan a leerlos tomándose un latte en una linda cafetería junto a un parque, y se gastan todos los meses euros y euros en lindas ediciones lujosamente encuadernadas, pero por este lado del mundo algunos somos pobres, trabajamos mucho, no viajamos nada y Amazon nos abre esa puerta de forma barata y asequible. Y leemos ebooks porque nos parece una indecencia gastarnos 20 euros en un libro que podemos leer por 6.

  3. Hanna dijo:

    Impresionante y documentada entrada, sargento Margaret. La he leído con la avidez con la que leo la policíaca de Camilleri, Leon, Márkaris, Kerr o P. D. James. Gracias y besos en, ¿o de?, papel.

    • Gracias, reina mora.
      Para añadir más leña al fuego aporto este «post» reciente de Mike Shatzkin (un tio que sabe mucho de e-books y de edición en general) sobre el affaire Amazon vs. Hachette.
      http://www.idealog.com/blog/krugman-cites-fact-fit-posited-theory/
      Shatzkin comenta el artículo que he citado arriba de Paul Krugman y le da la razón. Es decir: carga contra Amazon y defiende la postura de Hacchette. Así termina Shatzkin:

      «The problem with Amazon’s market share isn’t just commercial, it is political. It is a legitimate topic of public concern. If Hachette chooses not to publish a book, even for political reasons, there are four other mammoth publishers and hundreds if not thousands of others that can bring it to the public. If Amazon chooses to bury a title, half the book buyers will not see it when they’re shopping for books. In my opinion, that’s not good for our democracy. I think this is a much more important question than how the pie is divided among author, publisher, and retailer.

      Like Krugman, I shop at Amazon (not PRIME, like he is, but most of my books are read on the Kindle reader on my iPhone) and I admire the fabulous execution and customer service they provide. Their position of power wasn’t stolen, it was earned. But that doesn’t change the fact that it is a special responsibility to be the book recommender for more than half the book purchases and allowing that to be used for one entity’s political and social preferences is potentially a very dangerous thing.»

  4. Perfidia dijo:

    Mi reino porque digitalicen títulos descatalogados que ya nadie volverá a sacar en papel y que es imposible encontrar en bibliotecas pequeñas. ❤

    Aunque hoy me ha pasado una cosa curiosa que dejo aquí como dato. Busqué La guerra del chocolate en Google y en la primera página no aparecía ningún resultado de Amazon. La Casa del Libro sí aparecía. Me mosqueó que lo tuviera LCdL y no Amazon, porque suele ser siempre al revés, así que entré en Amazon.es y bingo, estaba. ¿Por qué no apareció entre los resultados de Google? Siempre, siempre aparece Amazon entre los primeros cinco resultados si lo tienen. ¿Está esto relacionado con lo que ha puesto la sargento en los comentarios? Mmmm.

    • Hanna dijo:

      Mi reino por la reedición EN PAPEL de «Paisaje con grano de arena» de Wisława Szymborska -trad. de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Slawomirski, Lumen-, a la que me descubrieron no hace ni un mes y aún no he cerrado la boca: creí que conocía a todos los poetas actuales, y quiero decir poetas, no versificadores de los que se encuentran a mares y riadas. ¡Qué pedazo de mujer ese cerebro que parece de varón!

  5. Antonio dijo:

    Qué alegría da siempre leeros. Aquí un editor del nuevo mundo entre sus filas, sargento.

  6. ¡¡Sargento Margaret, de mayor quiero ser como tú!!! ¡enhorabuena! Un abrazo 😉

    • En ese caso, te voy a dar un consejo: como decía el guionista y director de cine John Huston, en caso de que seas bebedor, no te aficiones demasiado a las bebidas blancas (vodka, gin, ron, tequila…). El vino y la cerveza dañan mucho menos el cerebro y el hígado. Yo, a mi edad -como Huston a la suya-, no puedo cambiar. Pero tú estás aún a tiempo.
      Solo eso te digo
      Maggie

      • Si las “bebidas blancas” (o sea, el alcohol del bueno) fueran tan nocivas, ni Ud. ni Houston hubieran llegado a su edad. Yo, como no tengo complejos, por si acaso me lo bebo todo: cerveza, vino y chinchón, y a mis cuarenta estoy hecho un chaval.
        Y encima compro en Amazon.

        Gran artículo, sargento.

  7. viruela dijo:

    en fin, lo de siempre… a quien odias más, a mamá o a papá? en este caso, sus razones (las de Amazon) convencen, para que nos vamos a engañar

    un mundo en el que más personas puedan conseguir más libros y lo hagan de forma más fácil es un mundo mejor

    joder, que se me corre el rimmel!

  8. julian bluff dijo:

    Volvemos sobre lo ya dicho en otras ocasiones.

    Alguien compra a través de la red (da igual que sea a una distribuidora que a la casa editorial que al propio autor de la obra) un E-Book.

    Da igual el formato del archivo. Ese alguien se baja de internet (5 minutos) un «convertidor» de formatos.

    Ese alguien cuelga el libro, en el formato que sea, en un programa de intercambios peer to peer.

    Inmediatamente ese libro pasa a estar a disposición de manera ABSOLUTAMENTE GRATUITA de todos los internautas con acceso a esa clase de programas, la inmensa mayoría.

    En España: con el primer comprador del libro esto va a poder pasar o no. Si el número de adquirientes llega a cien, esto va a suceder casi con toda probabilidad. Beneficios para el autor: «0» euros ¡Se acabaron los escritores!

    En sudámerica se llegan a scannear los ejemplares impresos en papel para someterlos al mismo proceso. Esto, aquí, de momento no lo está haciendo nadie. Nos puede la pereza.

    Estas mismas vicisitudes les ha tocado vivirlas a los músicos. Estos pueden subsistir gracias a las actuaciones en directo. Si los escritores empezarán a anunciar conferencias «de pago» no iría a verlos ni dios. De ahí que empiecen a hacer payasadas, incurran en boutades, necesitan ofrecer ser algo que apetezca ser visto y por cuya exhibición pública alguien este dispuesto a pagar. Es la única forma que tienen de hacer caja y de dar a conocer su obra. De ser masiva su promoción, incluso habrá personas que quieran hacerse con el libro formato papel.

    En resumen… la única alternativa para la subsistencia futura de la nueva literatura es la de-sa-pa-ri-ción radical del libro electrónico. Con independencia que es que a lo mejor de lo que se trata, para un mejor aprovechamiento de la humanidad, es que la gente se dedique a leer solo libros escritos en el pasado y cualquier novedad, además de superflúa, sea embrutecedora. Porque es bien posible que después de unos diez siglos ¡mil años! de gente haciéndolo, a estas alturas de la película, esté ya todo dicho, y las nuevas formas de expresarlo, lejos de ser innovaciones del pensamiento, sean mera palabrería de pedantes, blah-blah-blah.

    Venga un abrazo. Y disculpas por la indudable pretenciosidad de mi perorata…

    • Julián: no puedo estar de acuerdo con tu tesis; a lo largo de la historia, la figura del «escritor que vive de la venta de copias de sus obras» es un invento reciente, e incluso a lo largo de los últimos cien años ha supuesto una proporción mínima de entre el conjunto de los escritores. Y si no pensamos sólo en la novela, sino también en otros géneros (p.ej., poesía, filosofía, epístolas…), la proporción es cercana a cero. ¿Vicente Aleixandre, por poner un ejemplo, no habría escrito poesía si hubiera tenido que vivir principalmente de la venta de sus obras?
      Creo que una de las principales novedades que va a traer el libro electrónico es que escribir va a dejar de percibirse como una profesión con la que ganarse el sustento (lo que, como digo, sólo lo es en una cantidad inapreciable de casos, en realidad), y se verá más como un hobby que proporciona otro tipo de satisfacciones, muy raramente la monetaria. La gente escribirá novelas como ahora se dedican a la pesca deportiva, al mus, al judo, o al ganchillo. ¿Habrá mejor o peor literatura por eso? Pues vete a saber: ¿es mejor la poesía española de finales del XX que la de Garcilaso o San Juan de la Cruz, que en su vida ganaron un «royalty»? Pues eso.

      • Blanca Azorín dijo:

        El escritor profesional no ejerce un hobby, ejerce un oficio. Y sí, debería poder vivir de ello, igual que el resto de profesionales viven de su trabajo. Y si son malos, que el público decida. Pero basta ya de decir que los artistas son pseudoprofesionales, que termina una harta. Yo no estoy en contra de Amazon, pero una cosa es eso y otra cosa es afirmar que los artistas deben buscarse otro trabajo más serio para subsistir y dejar sus «tonterías» para los ratos libres.

        Yo no soy escritora, pero defiendo la cultura. Y defiendo al artista como profesional. Gracias a la gente que opina como tú tenemos el ministro de Cultura que tenemos, y el 21% de IVA Cultural. Qué bien.

      • Blanca
        Puedes pensar, si quieres, en «escritor profesional» como un oficio. Pero eso no implica que DEBA haber ese oficio en nuestra sociedad. Tampoco hay ahora el oficio de escudero, el de sacerdote de Osiris, ni el de conductor de diligencias, y la sociedad no es peor por eso.
        En lo que sí que te confundes, y muy profundamente, es en lo de mezclarme con la gentuza que decide lampolítica cultural en España. ¡Si es justo todo lo contrario! Puesto que las actividades culturales requieren de la existencia de numerosos trabajadores, y puesto que la tecnología hará más difícil que gran parte de esas actividades puedan financiarse mediante el libre mercado, lo que creo es, PRECISAMENTE, que en el futuro el apoyo público a la cultura será MÁS importante y necesario que en el pasado reciente, o sea, MUY importante. Pero de entre todos los trabajadores que se necesitan como actividad remunerada en el mundo de la cultura, no me parece que el de «escritor» sea necesariamente uno de ellos: la gente con ganas, vocación, talento y algo que contar, lo sefuirá contando aunque no viva de ello, pero los técnicos de efectos especiales es más difícil que lo hagan.

    • jose dijo:

      Una cosa es la consideración de oficio, y otra muy diferente que tengan que ofrecer gratis el fruto de su trabajo.
      Si te interesa lo compras, y si no pues no lo haces, pero la manía que hay en este país de que todo ha de ser gratis por cojones (por todo entiéndase todo lo cultural) me revienta bastante.
      Otra cosa muy distinta es que los precios estén infladísimos, y que a las editoriales les iría muchísimo mejor si pusieran unos precios asequibles, porque curiosamente a la mayoría de los lectores les gusta poseer el libro que leen, pero claro, con esos precios te tienes que limitar en tus compras

      • Jose,
        Nadie tiene que «ofrecer gratis su trabajo». El escritor, igual que el inventor de chistes, puede siempre decidir no darlos a conocer a nadie. Pero una vez que yo cuento el chiste que he inventado, ¿es razonable exigir que la sociedad organice sus fuerzas policiales y jurídicas de tal manera que se persiga a todo aquel que cuente o escuche «mi» chiste sin pagarme royalties? La idea de que tengo un «derecho natural» a recibir un pago cada vez que mi chiste circula de una boca a una oreja es ridícula. Ese derecho es una mera convención que podrá tener más o menos sentido según cuáles sean las posibilidades tecnológicas y las preferencias de los ciudadanos en general. En el mundo de post-Guttenberg, seguro que tenía sentido organizar PARCIALMENTE de esa manera la distribución de obras literarias. Pero en el mundo post-Turing y post-www, seguramente preferiremosmorganizarnos de una manera. Por supuesto, como en cada cambio, unos ganan y otros pierden, pero creo que es justo buscar qué organización favorece en mayor medida los intereses de la gran mayoría.

  9. Lilí Marlén dijo:

    A ver, os explico: ¿por qué un escritor debe vivir de lo que escribe? ¿Por qué no puede tener un trabajo cualquiera, escribir en sus ratos libres, y si la cosa sale bien estupendo y si no a joderse? Aunque el autor no reciba beneficios por su obra no se va a morir de hambre, ya que lo normal es que trabaje y la escritura sea su afición. Pero esperar que le paguen por ello es como esperar que le paguen por hacen footing, por meneársela o por tocar la flauta en sus ratos libres.
    En lo que sí tiene razón Julián Pluf es en que habiendo libros escritos en el pasado, a nadie debería importarle una mierda que desaparezca lo que hoy llamamos literatura y que no volvieran a publicar elementos como Fernández Mallo, Elvira Navarro, Alberto Olmos o Cristina Fallarás, por ejemplo.

    • Todas somos Lilí Marlén dijo:

      El escritor es un profesional y debe vivir de ello. Que no pueda hacerlo se debe, sobre todo, a la explotación salvaje y la inoperancia de las editoriales. Que cobre solamente el 10% de un libro es aberrante. Eso, en cuanto al escritor verdadero. Los demás -mediáticos que solo ponen la foto y cobran derechos, ociosos que se autoeditan, oportunistas etc- deberían buscarse otro pasatiempo y dejar de robarle el pan a los profesionales auténticos. Mientras las editoriales sigan siendo partícipes de esta barbaridad, perderemos todos: escritores, editores y lectores. Pobre Literatura.

  10. MB dijo:

    No sé si el comentario sobre escritores que se tomaban la escritura como hobby nace de la ignorancia o de una deliberada ocultación de los hechos, pero me gustaría comentar sobre ello: esos escritores no eran gente que se preocupara de trabajar, porque en su gran mayoría provenían de una clase alta que vivía de las rentas. Hay honrosas excepciones de autores que compaginaron un trabajo «normal» y una gran carrera literaria, pero hasta hace bien poco los únicos que podían escribir (y que sabían, la educación universal también es un invento moderno) eran los ricos.
    Yo no digo que toda la legión de escritores que existe hoy en día tenga que poder ganarse la vida con sus obras, pero tampoco creo que la escritura deba convertirse en una ocupación propia de las élites económicas o una florecilla con que adornar los ratos libres.
    En fin, perdón por el parrafazo, pero es que hay cosas que me calientan, se ha acabado la ginebra y el paqui de abajo ya no me fía…

    • Hanna dijo:

      Porque leí las más de las intervenciones, es casi seguro que voy a enemistarme con unos y con otros, para variar. En primer lugar, no comulgo con quien diga que, en el pasado, solo podía darse el gusto de escribir la clase alta o quienes vivían de rentas, sencillamente porque no es verdad, y haced, si no, un repaso de los clásicos. En segundo, toda mi vida vengo distinguiendo entre quien hace literatura al escribir y quien escribe, punto. En la actualidad, en términos generales, los que ganan pasta con sus libros -y actividades paralelas, diguem, de ellos derivadas- son profesionales de la escritura, o de la pluma, y los que hacen literatura, andan más o menos como siempre se anduvo: o tienen un pasar, gracias a otra actividad, o medio se mueren de hambre. Qué decir si son poetas, y ese poeta en sentido estricto. En fin… La próxima vez que tengas sed, MB, pide socorro, en esta casa, ginebra nunca falta.

  11. Pingback: Sucedió en Octubre (mas o menos) | Libráctica

  12. Otis Driftwood dijo:

    Qué curioso, qué extraño, qué divertido: escritores de verdad como Joyce, Pessoa, Eliot, Melville o Hawthorne no vivían de la literatura, o en un principio tenían trabajos más convencionales; en cambio escritores nefastos como los que cita antes la Lilí Marlén (la original, supongo), o los Muñoz Molina, Almudena Grandes, Ray Loriga, Rosa Montero o Benjamín Prado de turno, sí. Mejor no sacar conclusiones.
    Lo de que hay que apoyar a la cultura suena muy bonito, pero ¿cuál es esa cultura que hay que apoyar? ¿La que brota de las páginas de Espido Freire o de Susana Fortes? Anda que…

    • Todas somos Lilí Marlén dijo:

      Supones mal, Otis. Esa no es la Lilí Marlén original. Debe de ser otro de esos gilipollas tan mediocres que si me leyeran, me plagiarían.

    • Blanca Azorín dijo:

      Es que comparar a Muñoz Molina con Espido Freire ya demuestra el nivel del debate…

      De verdad, que realmente se le esté echando en cara a los escritores que quiénes se creen que son por querer vivir de su oficio, nos retrata como país.

      Puestos a ser demagogos, también hay médicos borrachos. A la mierda los médicos. Si quieren ejercer de médicos, en sus ratos libres, hombre ya.

      Por supuesto que hay personas que dicen ser escritores y no lo son. Y no se les debería publicar. Pero dejemos que los buenos puedan dedicar su tiempo a lo que saben hacer, que es escribir. Que estamos llegando ya a un nivel de bajeza con los escritores, y con los artistas en general, que no es normal.

      • I Me Mine dijo:

        Que a estas alturas de la película alguien supuestamente culto se crea que Muñoz Molina es un buen escritor, eso sí que es lamentable. No quiero caer en el tópico, pero MM es el ejemplo perfecto de escritor al que consideran muy bueno, sublime, exquisito, aquellos que leen poco más que las novedades de Alfaguara publicitadas en el suplemento del País. Y así nos luce el pelo.

      • Creo que te equivocas de nuevo, Blanca. Yo, al menos, no les estoy «echando en cara» absolutamente nada a los escritores, ni a los conductores de diligencias. Me limito a reflexionar sobre cómo puede evolucionar la creación literaria en función de la evolución de la tecnología (lo que, desde luego, siempre ha ocurrido). Supongo, además, que bastantes escritores conseguirán ganar mucho dinero aunque sólo pague por sus libros una persona de cada cincuenta que los lee (al fin y al cabo, no he sentido nunca ningún remordimiento por ser la quincuagésima persona que leía un libro de una biblioteca, en vez de comorármelo). Lo único que digo es que me parecerá perfectamente digno tanto eso, como el escritor que no consiga vivir de sus libros pero los escriba con talento y vocación de ser leído, que al fin y al cabo supongo que admitirás conmigo que es lo más importante.

      • Hanna dijo:

        Al menos a mí, no se me habría ocurrido nunca comparar a Muñoz Molina con Espido Freire o Etxebarría, a Grandes con Marías o Pérez Reverte, a Maruja Torres con Lindo, Rosa Montero, Zafón, Cercas, etc. -sirve cualquier otra disposición de los términos de las comparaciones-, todos ellos, una especie de narradores-espectáculo profesionales que nada tienen que ver con los escritores, es decir, con aquellos que producen literatura, sencillamente los he puesto a todos en el mismo saco hace tiempo, y allá se apañen entre ellos, y con ellos sus lectores, críticos y loadores asimismo profesionales. Y es por eso, y solo por eso, por lo que la existencia de un Chirbes, esa rareza, me consuela y me satisface tanto, aunque en general mato el hambre y busco consuelo, bien entre los escritores españoles que ya pasaron a mejor vida, bien en más de lo mismo y otros que aún alientan de la literatura extranjera, lástima, porque en los más de los casos me veo obligada a leerlos traducidos.

  13. Ángel dijo:

    Enhorabuena por la entrada, Sargento. Muy completa y clara.

    Yo en esto de los dos bandos (Julián: sin editoriales no hay ingresos, y así la literatura se muere; Sargento: un mundo con libros más baratos es un mundo mejor) me acuerdo de lo que dijo Gene Simmons, bajista de Kiss, y genio del marketing: las grandes discográficas eran nuestros mejores amigos. Nos adelantaban 1.000 millones antes de grabar un disco. Nos cuidaban. Nos adoraban. Hoy, la piratería ha acabado con todos…

    Las grandes editoriales actuaban de filtro de calidad, sí, pero también como cárteles…

    Hace quince años vivir de la literatura era difícil; hoy resulta imposible. A quien le guste escribir, hoy ya sabe a qué atenerse: muchas horas y pocos ingresos. Es lo que hay. No es una cuestión de justicia, de si prefieres un modelo u otro. Es la realidad: muy pocos quieren pagar veinte euros por un libro físico si puede obtenerlo por dos, o gratis. Es una batalla perdida.

    • Ángel, te invito a que intentes descargar, por ejemplo, el último libro de Juan Gómez Bárcena, «El cielo de Lima», a ver si lo encuentras, y luego intentes descargar «Harry Potter y la piedra filosofal». Obviamente, la visibilidad y la popularidad son mucho más relevantes que la piratería. En la mayoría de los casos, sólo es posible que una obra sea pirateada después de que la obra en cuestión tenga ya cierta fama. Te voy a poner otro ejemplo reciente del mundo del cine: en una época en la que, según tú, la piratería hace mucho daño y se carga la cultura, ha surgido la película «Ocho apellidos vascos» que es la segunda película española que más dinero ha recaudado en la historia. Esto último demuestra claramente que la piratería no tiene nada que ver.

      El problema principal es que las editoriales, en vez de aspirar a publicar grandes obras, se centran en los beneficios y se publica una cantidad de mierda descomunal. Al mismo tiempo, la mayoría de escritores ya no buscan crear obras importantes, buscan el éxito y la fama, porque ven que aun escribiendo mal es posible conseguirlo.

      Otro problema, que hace que el lector, a pesar de su bagaje cultural, se pueda perder entre tanta publicación, es que la separación entre alta y baja cultura ya casi no existe. Esto lo aprovechan las editoriales para vender obras de mierda como grandes obras, y muchos caen. Esto se pronuncia con los críticos que aceptan apoyar esas obras que no aportan nada. Y ya llegamos a un punto en el que se dan casos de autores realmente malos que gracias a todo este tinglado se han hecho un nombre.

      Sobre lo de Amazon… Yo sólo compro libros en Amazon, en inglés, ni siquiera traducidos al español. Para todo lo demás: biblioteca. Y se podría decir que la biblioteca hace más daño que la piratería ¿no? Conclusión: hay que prohibir las bibliotecas.

      • julian bluff dijo:

        Mi amigo condonumbilical (perdón) es de todos quien, a mi juicio, aporta el elemento más interesante al debate. Hace alusión, tratando de deslegitimar mi parecer, a la alternativa de llegar prohibir las bibliotecas públicas en cuanto estas tienen por objeto facilitar libros gratis. Como he dicho, me parece la argumentación -contrargumentación en lo que a mí respecta- más consistente de todas. Pero no, no es cartesiamente veraz, porque tiene fisuras, unas fisuras definitivas. ¡Clarísmas!. En la biblioteca el lector está obligado a devolver el libro, mientrs que con las descargas ilegales va a permanecer en su poder para siempre. Y el hombre, occidental, contemporáneo, por muy culto que pudiere sentirse, anhela la propiedad. Y el hombre… digamos… con propensión hacia lo «intelectual» también persigue la propiedad intelectual, atesorar de facto las fuentes de sus conocimientos; raramente se conforma con los «recuerdos».

        Al hilo de todo lo anterior, les recomiendo a todos ustedes, que no sean perezosos e impriman mis comentarios ¡Un abrazo!.

      • Julián: el libro no es la obra, es sólo un mecanismo físico que te permite leer la obra. Si alguien se aprende una novela de memoria y te la recita, no hay «libro», y no hay nada que «devolver» una vez que la has oído. Un archivo informático no es un objeto como el libro, sino una mera configuración de información. Es más parecido a las ondas de sonido que salen de la boca del recitador.
        El libro impreso tiene la ventaja, para el editor y el autor, de que es fácil restringir quién tiene acceso a él, y cobrar por ese acceso. Pero es un mero medio tecnológico para acceder a lo que de veras i oorta, que es su contenido. Cuando ese contenido se puede hacer accesible por otras vías, y con un coste de producción y distribución microscópicamente menor, pues es lógico que la mayoría de la gente acabe prefirido esos otros medios, y que el sistema de producción de obras literarias se adapte a esa nueva realidad.
        Estoy casi seguro de que eso no será malo para la literatura, sino lo contrario. En cambio, hay muchas otras variedades de información (p.ej., el periodismo) en las que la gratuidad sí que puede causar problemas muy serios a la sociedad. O tal vez tampoco, quién sabe.

      • Ángel dijo:

        Gracias por tu respuesta, con…ilical.
        Sin duda en mi entrada me expresé muy mal. No pretendía identificarme con ninguno de los dos bandos. De hecho en mi entrada decía que las editoriales actuaron como filtros, pero también como cárteles. Es decir: manejando el producto a su antojo (en tiempo, monopolio y demanda).

        Mi entrada era ambigua porque, bueno, no tengo ni idea de qué es mejor. Sólo tengo una cosa clara: poner puertas al campo es tiempo perdido. Conozco a mucha gente encantada con su ebook y de no tener que gastarse un duro. ¿De qué les vas a convencer? ¿De volver a pagar?

        Yo estoy a favor de Amazon (hace un mes recibí un cheque de ellos: dos cifras). Y por supuesto estoy a favor de las bibliotecas.

        Creo, simplemente, que un modelo de mercado ha terminado o está a punto de terminar.

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  15. Jaime Joyce dijo:

    Yo creo que Lilí Marlén no es tan pedorra como la pintan.

    • I Me Mine dijo:

      Claro que no es un pedorra. Yo la amo. Como amo a Muñoz Molina, y a Anonimus y a mí mismo. Y lo de escribir es un oficio muy serio. Yo no sé escribir, os lo confieso. Me dais todos mucha envidia.

  16. Todas somos Lilí Marlén dijo:

    Un blog que modera comentarios pero deja pasar algunos como el anterior no es serio.

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