LA BIOGRAFÍA DE JUAN MARSÉ DESVELA LA TRAMA DE LOS PREMIOS PLANETA

¿Sabían que en el informe de lectura que se entrega a los miembros de jurado del Premio Planeta sobre los libros finalistas se incluyen dos puntuaciones –del 1 al 10- y que una de ellas evalúa literariamente el manuscrito y la otra puntúa su carácter comercial; si se venderá más o menos a ojos del autor del informe?

Tiene razón Juan Bonilla cuando en su magnífica reseña publicada el viernes pasado en EL CULTURAL (aquí) afirma que “Mientras llega la felicidad”, la biografía de Juan Marsé que ha firmado Josep Maria Cuenca y acaba de publicar Anagrama, es un libro “espléndido”. Cómprenlo y léanlo. Se lo van a pasar muy bien, no me equivoco.

El trabajo de Cuenca se nutre de las declaraciones de Marsé y de sus conocidos, de su correspondencia, del contenido de sus diarios y de abundante bibliografía. 638 páginas en las que, como dice en una demostración de sensatez y humildad el autor en el prólogo, no se ha pretendido responder a la pregunta «¿quién es Juan Marsé?», sino a «¿Qué ha hecho Juan Marsé?». Entre las muchas cosas que se cuentan en esta biografía hay un asunto del que ningún medio de comunicación –por miedo a las represalias de PLANETA- se va a hacer eco. Me refiero a los motivos reales –con pelos (no en la lengua) y señales- por los que Marsé dimitió como jurado del Premio Planeta en 2005. Por su interés histórico y porque, como decía, nadie lo va a reseñar, reproduzco algunos párrafos correspondientes a las páginas 600, 601, 602, 610, 611, 612 y 613 de este libro.

En estos extractos podrán ustedes leer las expresiones textuales (sacadas de sus diarios) de Juan Marsé , por ejemplo, tachando a Emili Rosales (actual secretario del Premio Planeta) de ser un incompetente; calificando la postura de Pere Ginferrer de patética y despreciable y relatando cómo el escritor peruano Baily –que quedó finalista en 2005- le reconoció tomando una copa en el Majestic que su novela estaba a medio escribir y que le dijeron que iba a ser finalista y por eso la mandó a concursar. También podrán leer lo que Marsé opina de los periodistas culturales: “El periodismo cultural de este país es lamentable”. Y lo mejor: aprenderán los entresijos y tejemanejes que nadie ha contado hasta ahora sobre el dichoso premio.

En 2005 se conoció el porqué de la dimisión de Marsé (aquí), el escritor publicó un comunicado. Pero contados los motivos cómo se contaron -la prensa cultural, ya saben-, quedó todo como una pataleta del viejo gruñón de Marsé. Ahora –diez años después- lo aportado por Cuenca en la biografía recientemente editada ofrece un retrato más completo gracias a la distancia temporal, a las declaraciones sosegadas del escritor y a la transcripción de las entradas de su diario de aquellos días.

Para los junkies de la bronca que siempre tienen prisas y prefieren esnifar la tinta del escándalo –para twittearlo- en lugar de leer los textos sosegadamente, subrayo en negrita las partes más sabrosas. ¡Cómo disfruto algunos días -todo hay que decirlo- escribiendo este blog!

Pág. 610

Tras la edición del premio Planeta de 2004, Juan Marsé se había reunido con José Manuel Lara Bosch, presidente de Planeta, y le había exigido algunos cambios en el funcionamiento interno del jurado como condición para seguir formando parte de él. Cuenca transcribe literalmente las palabras de Marsé:

Insistí mucho en la necesidad de introducir cambios en el equipo de lectores que hacía la selección previa de manuscritos y dictaminaba cuales eran las obras finalistas. Porque ese equipo, que dirigía un tal Emili Rosales, era de una incompetencia total. Todos los informes que hacía para el jurado -alguno incluso estaba firmado por el propio Rosales- eran malísimos; decían cosas como: «Novela que va a cambiar el curso de la literatura contemporánea«, y constaban de dos partes: una literaria y otra comercial. Normalmente la comercial era la más honesta y la literaria, la más demencial. Por todo esto le pedía Lara que introdujera cambios en el equipo, porque trabajando así no era de extrañar que entre las novelas descartadas hubiese alguna realmente buena. Yo quería, además, un listado de las novelas presentadas con una ficha informativa, por si me llamaba la atención alguna novela descartada. A esto último Lara me respondió, sorprendido, que eso nunca se había hecho. Yo le repliqué que el Premio La Sonrisa Vertical de Tusquets sí se hacía y le sugerí que llamara a Beatriz de Moura y Toni López; lo hizo y se lo confirmaron. Y, por último, yo quería librarme de tener que intervenir en público, porque si tenía que hacerlo y me hacían preguntas contestaría con total sinceridad. Lara me aseguró que en las ruedas de prensa del Planeta los periodistas nunca preguntaban nada, y que sólo hablaba Carlos Pujol en nombre del jurado, pero luego no ocurrió así. En fin, que ante mis peticiones, Lara me dijo que de acuerdo, pero al final no cumplió. Y no sólo no cumplió, sino que ha promocionado todavía más arriba a ese incompetente de Rosales.

Nota de la sargento: hoy Emili Rosales es el secretario («con voto») del jurado del Premio Planeta, puesto en el que sustituyó al recientemente fallecido Carlos Pujol. También es, dentro del grupo Planeta, director literario de Destino, y desde 2014 suma a sus atribuciones la dirección editorial del Grup 62, lo que incluye los sellos Columna, Proa, Pòrtic, Edicions 62 i Empúries. (la edición en catalán).

Sigue Cuenca, autor de la biografía, en la página 611:

Lo que Marsé percibió como problemas en 2004 se repitió casi al milímetro en 2005. Los hechos lo prueban por sí mismos. Emili Rosales, como editor del Área de Ficción de Planeta, entregó a Marsé una carta fechada el 22 de septiembre de 2005 en la que especificaba que adjuntaba los «los cinco originales elegidos por el comité de lectura entre los finalistas al Premio Planeta 2005. Asimismo, incluimos dos informes de lectura distintos para cada una de las diez obras finalistas. Le recordamos que tanto el resto de finalistas como el conjunto de los originales presentados al premio, con sus correspondientes informes de lectura, están a su disposición».

Marsé leyó las cinco obras mejor situadas. De la novela que acabaría siendo la ganadora -titulada de forma provisional Si fuera noche y firmada con el seudónimo Camille Claudel- había recibido de Rosales dos informes realizados por dos lectoras externas por encargo de la editorial. Ambos informes no ahorraban elogios que, sin ser entusiastas, no dejaban de avalar la obra. Uno había sido redactado el 29 de junio y el otro el 8 de septiembre. Era evidente que la opinión de los informes no coincidía con la de Marsé, expuesta -como en él es habitual en estos casos- en un papel reciclado con su no menos habitual caligrafía médica.

   Solamente una pregunta. ¿Alguien de los presentes se ha leído hasta el final este artefacto de tedio y molicie interminables?

   Una vez más me he visto sorprendido por la valoración literaria en el informe de la preselección. Un 7 sobre 10. Y la valoración comercial aún es más alta: un 8,5. Francamente, me parece que eso es poner en serio peligro la estabilidad mental de los lectores habituales de los Premios Planeta, ya de por sí bastante deteriorada.

En cuanto a la obra que resultaría finalista –Ya no sé quién eres, firmada por El intruso sentimental-, Marsé redactó las líneas siguientes:

Una especie de culebrón peruano ternurista y desaforadamente verboso, tan decantado a lo sentimental y sensiblero que da grima. Juraría que el autor escribe telenovelas de éxito en su país. Trufada de diálogos ñoños y afectados, redundantes y vacuos a ratos, o pretendidamente graciosos, y reiterativos. un hablar bonito, con ribetes de folletín -pasando de puntillas por lo escabroso, y eso que el protagonista es escritor-. Y al cabo, inverosímil, todo servido en una prosa simplona que duerme a las ovejas. Lo que más me fastidia es el alarde de buenos sentimientos de que hace gala el autor. (…)

Según los informes de lectura para la preselección, esta es la novela con la puntuación más alta entre las 5 finalistas: un 8 y un 10 sobre 10. El informe concluye con esta valoración: «Esta obra se sitúa en la vanguardia de un cierto costumbrismo postmoderno.» Pues vaya. Leído esto, van permitirme que mantenga toda clase de recelos y suspicacias sobre la evaluación en la criba de las obras presentadas a concurso.

El sábado 15 de octubre tuvo lugar la ceremonia del fallo del Premio Planeta 2005, cuyo jurado era idéntico al de 2004 -las palabras son ahora de Cuenca-. La atmósfera del evento ya estaba enrarecida desde el día anterior, cuando a la pregunta de un periodista sobre el nivel de las obras presentadas a concurso Marsé respondió que era «bajo y en algún caso subterráneo«. Cierta tensión, por tanto, aunque en todo momento contenida, era palpable. la ganadora fue María de la Pau Janer con la novela Pasiones romanas, y el finalista Jaime Bayly por Y de repente, un ángel. Dos nombres mediáticos, comercialmente satisfactorios, lo que no siempre consigue el Planeta en sus últimas ediciones. (…) Marsé, de hecho, dimitió como jurado del Planeta un día antes del fallo. Ese mismo día le dio a leer a Lara un comunicado redactado para la ocasión que fue difundido el día 17.

Nota de la sargento: ese comunicado, en sus líneas básicas, coincide con lo recogido en el artículo de EL PAÍS de fecha 18 de octubre de 2005 que hemos metido en un «link» más arriba (este). Lo más destacable de aquél escrito de Marse fue: «Aunque sólo fuera por respeto a los demás autores que se han presentado al concurso y no han llegado a la final, yo no podía celebrar las novelas ganadoras, que considero fallidas. Los autores, que esta vez no han llegado, también merecen la verdad

Un párrafo más adelante Cuenca, el autor de la biografía, cita unas interesantes palabras de Marsé referentes a ese premio Planeta de 2005: «Después del premio, Jaime Bayly quiso hablar conmigo y quedamos un día para tomar una copa en el Majestic. Me confesó que su novela no estaba terminada, que algunos capítulos sólo estaban apuntalados, y que entonces le comunicaron que iba a ser finalista del Planeta y la acabó deprisa y corriendo. «Acepté», me dijo, «y sé que no tendría que haberlo hecho».

Pero -ahora escribo yo, la sargento- como deja claro el autor de la biografía, el malestar, el mosqueo de Juan Marsé, venía de años atrás. Por eso volvamos a la página 600 del libro para saber lo que ocurrió en 2004:

Pág. 600

El 29 de septiembre de 2004 Marsé anota en su diario:

Llamo a Carlos Pujol para comentarle que la calidad de los originales para el P. Planeta es peor que mala. Que lo sabe, dice. El premio no puede declararse desierto. ¡Es algo horrible!

Pág. 601

El día 12 -sigue Cuenca-, a tres días de la concesión del Planeta, Marsé habla con Lombardero, secretario del jurado, que le hace saber que los miembros del mismo están obligados a votar a alguna obra. El novelista anota: “Le digo a Manolo [Lombardero] que esto para mí es grave: yo no votaré a ninguna de las cinco finalistas (no son diez, como dice la prensa) por respeto a mi profesión, al jurado y al mismo premio, ya que las obras son infumables. A ver cómo arreglamos esto”. El día 13 la entrada del diario [de Marsé] trata íntegramente del Planeta:

   Lo del Planeta pinta mal. Mejor dicho, yo pinto mal en ese premio. Carlos Pujol dice que, uno de los originales, el de ciencia ficción (de TBO) le pareció entretenido. ¡Cielo santo! Le hacía a Pujol un criterio más exigente. Acerca del otro original en liza –según todas las apariencias la señorita Etxebarría- Pere Gimferrer me dice por teléfono que, al menos, no le ha aburrido. Pues sí que estamos bien. Le repito al Pere lo que le dije a Manolo Lombardero. No voy a dar ningún voto a una obra que es una vergüenza, un insulto a mi inteligencia, al jurado y al premio mismo. El Pere me dice que hable con el secretario del premio, que no es otro que Manolo Lombardero. ¿Qué va a pasar? Por encima de todo, yo quiero obrar limpiamente, según me dicta mi conciencia y aunque mi criterio vaya en contra del interés comercial de Planeta y el Premio.

Mientras que el día 14 Marsé anota lo siguiente:

   Rueda de prensa del P. Planeta. El pobre Carlos Pujol, portavoz del jurado, anuncia a los periodistas que el nivel de calidad literaria es altísimo, y señala cuatro vaguedades sobre las tendencias argumentales de las novelas finalistas, que son diez, dice, cuando en realidad son cinco. La rueda de prensa tiene lugar en el Palau de la Música. Mogollón de periodistas, venidos de comarcas a por el regalo de Planeta: un portafolios y un libro sobre arte español. Como borregos. Ninguna pregunta sobre literatura. El radiofonista Joan Armengol me pregunta si estoy cómodo como jurado del premio. Le digo que yo estoy cómodo leyendo buenas novelas. Luego charlo un rato con J. Ramón Iborra, de El periódico. Rosa Mora me dice: “Seguro que tienes más información sobre las obras a concurso”. Le digo que sí, pero ¿por qué no me lo ha preguntado en la rueda de prensa? Has perdido la ocasión de informarte. ¿Por qué no preguntáis cuando hay que hacerlo? Me da la razón. El periodismo cultural de este país es lamentable.

La entrada del día 15, el de la entrega del Planeta, dice:

   A las dos me recoge un taxista (Paco, muy simpático) y me lleva al restaurante Vía Veneto. Comida-trabajo con el resto del jurado y con José Manuel Lara de mirón. Rosa Regás, Carmen Posadas, Pere Gimferrer, Alberto Blecua, Antonio Prieto, Carlos Pujol y Manolo Lombardero de secretario, sin voto. Empieza a hablar Blecua y hace un increíble elogio de la infame novela de L. Etxebarría. Llega a calificar a esa niña estúpida de “transgresora” literaria. La Posadas, aleccionada por mí, dice que ninguna de las cinco novelas le gusta. Antonio Prieto critica algo a la Etxebarría, pero al cabo dice que es la mejor opción. Pujol también. Rosa Regás también. P. Gimferrer me resulta el más patético y despreciable, por ser el más inteligente: dice que la novela de esa chica “no le aburre”. Yo me la cargo furiosamente […] y declaro que no votaré a ninguna de las cinco por considerarlas un insulto a mi inteligencia y un desprecio al jurado. Pero sé que el premio no puede declararse desierto, etc. La cena y la entrega del premio, con la asistencia de la ministra Calvo y del president de la Generalitat Pascual Maragall, y, sobre todo, la rueda de prensa con los ganadores (L. Etxebarría y F. Torrent, el valensianet trepa, los dos pésimos escritores) un horror. Tengo que replantearme dimitir como jurado.

El día 20, Marsé escribe en su diario:

Me siento sucio.”

A partir de aquí soy yo, vuestra querida sargento Margaret, la que escribe.

Juan Marsé, como ya han podido leer en la primera parte de este “post”, dimitió al año siguiente, en 2005. Hoy, pasados diez años y gracias a su biografía, tenemos la suerte de poder leer lo que ocurrió y de conocer cómo funciona –down in the underground– el Premio Planeta.

Mientras copiaba estas líneas una idea rondaba mi cabeza. Me imaginaba las caras de los miembros del jurado al reunirse por primera vez para decidir el ganador y el finalista del año siguiente, 2006. Qué pensarían entonces Rosa Regás, Carmen Posadas y Pere Gimferrer, por citar solo a tres de ellos, conocedores de los motivos por los que Juan Marsé, su compañero de jurado y respetado escritor, había dimitido el año anterior. ¿Se preguntarían por qué ellos no habían renunciado también a ser jurado? ¿Pasaría por su mente, como si fuera una película de arte y ensayo o una de Chiquito de la Calzada, su carrera como escritores y como intelectuales? ¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Se haría alguno de ellos esa pregunta?

Información necesaria: Juan Marsé ganó el Premio Planeta en 1978 por La muchacha de las bragas de oro. Juan Marsé entró en el jurado del galardón en 2004 para sustituir a su amigo Manuel Vázquez Montalbán que había fallecido en 2003. Con lo que sólo formó parte del jurado en dos ediciones (2004 y 2005). Marse actualmente edita sus novelas con Penguin Random House.

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93 respuestas a LA BIOGRAFÍA DE JUAN MARSÉ DESVELA LA TRAMA DE LOS PREMIOS PLANETA

  1. El peculiar funcionamiento del Premio Planeta, que los hechos y dichos relatados demuestran, se conocía perfectamente mucho antes de la dimisión de Marsé. ¿Por qué nadie, del mundo literario o mediático, nunca dijo nada?

  2. Mejormeloguardo dijo:

    Pues los hay que se sienten bien a gusto revolcados por el barro…

  3. Pingback: El informe que se entrega al jurado del Premio Planeta incluye dos puntuaciones: una literaria y otra comercial

  4. FranPaco dijo:

    Es lógico que un empresario tenga en cuenta las previsiones de venta y que lo considere prioritario a la hora de publicar o no. Lo lamentable es que dichas previsiones se sustenten en que el autor sea conocido de antemano -como escritor o como nadador o como coleccionista de cascos de la 2ª guerra- y NO en que la calidad de una obra baste y sobre para, supuesto el empujón inicial, funcionar por sí sola.

  5. Sardiflor dijo:

    Cualquiera de los premios de Planeta funciona de la misma manera. Se lee todo. Pero hay dos listas: la de los manuscritos que llegan escritos por desconocidos y la de los de agentes literarios y ciertos agentes literarios. De la segunda lista nace el ganador a veces previamente pactado por múltiples cuestiones como en el caso de Baily. Nadie que esté trabajando con los premios o con Planeta puede hablar porque hay cláusulas legales que obligan al silencio. Hay premios Nadal, de la Fundación Lara, de novela histórica y Clarín y etc que son completamente infumables. Y especialmente si la autora trabaja en la DRAE, por poner un ejemplo de tantos. Esta política no afecta solamente a los premios, a veces hay autores que venden mucho que se les publica lo que sea. Y es así como se encuentra el pésimo libro de relatos de Mantel en casi todos los medios. Entre esas crónicas firmadas podemos encontrarnos más de una por quien dirige la sección de cultura, como es el caso de eldiario.es
    Todo informe de lectura o de presentación de un texto en cualquier edirtorial lleva tres valoraciones: literaria, comercial y total. Y contiene muchas cuestiones más. En las grandes editoriales mandan más los departamentos de márketing que los editores. Y por razones más que obvias. Penguin Random House en muchas cuestiones no es tan diferente. Esto no es una historia de puros e impuros. Es una historia de ventas. Los premios otorgados por editoriales funcionan así. Si un año toca un autor bueno con obra y que vende mucho, lo gana. Y si toca un autor bueno que no vende tanto como otro menos bueno, pierde Umbral que se queda en segundo puesto. Fijaros cuántos mexicanos están ganando concursos últimamente. En Latinoamérica ahora mismo se venden más libros. Pues, sopa de pollo. A ver si alguien de los puristas da con una nueva receta. Concursos de propuestas habría que hacer, que cuando se trata de hacer ciertas críticas todos tienen mil ideas, pero para dar solciones viables, desaparecen todos. Y a ver si la Patrulla crea un premio literario, que va siendo hora. Y a ver si nacen premios literarios que permitan reconocer a autores noveles o pocos conocidos con una suma de dinero que les dé el tiempo necesario para escribir. O más, muchos más premios literarios de premios de poco dinero que den más oportunidades. De momento los únicos premios literarios regularmente honestos son los que se están dando a la denostada novela romántica porque sus lectoras son muy exigentes, están muy organizadas y son capaces de elevar o hundir un libro en apenas unos segundos. Lo mismo sucede con la novela negra de Gijón. ¿Cómo se os queda el cuerpo? Pues a crear premios de verdad. Pero, depresivos en general, no olvidéis que en las listas de más vendidos tenemos a Luis Landero y eso es un gran motivo para sentirnos orgullosos de lo que se lee en un país donde se nos machaca con la ide a de que nadie lee, vende (sic). Hay espacio para todos. Y lo habrá más si se dan más premios y más variados. ¿Por qué no hay un premio de la edición independiente? Los independientes con esa excusa de que no pueden hacer nada, no hacen nada. ¿Por qué nadie revisa todos los premios que se dan en España? Porque la mayoría de periodistas trabaja casi gratis sin medios o hace parte del cebollón cultural. Que se abstengan muchos ayuntamientos, por el amor de Dios. Y especialmente aquellos en los que en sus jurados participan ciertos autores habitualmente. ¿Para cuándo una lista de premios que sí valen la pena? Tusquets en primer puesto, más que ganado. O eso parece.

    • jose dijo:

      Crear un premio literario sin mamonadas no es tan difícil. De hecho muchos países los tienen. Otra cosa es cuando el premio lo da una editorial, porque si hay algo en común en los premios literarios que gozan de prestigio es que no se hacen sobre manuscritos si no sobre obras publicadas (y en general es recibir el premio lo que hace que la gente se compre el libro y no las expectativas previas de ventas, y lo hace porque sea más acertado o desacertado a la novela se le supone una calidad, que desde luego no se le supone a la mayoría de los premios Planeta).

      El concurso en sí mismo no sería un problema si fuera justo, si realmente se diera oportunidad a los desconocidos que se presentan. Pero todos sabemos que da igual la calidad literaria que tenga una novela que presente un desconocido al Planeta, porque el premio se lo van a dar a un autor de la casa.
      Hubo un tiempo en que el Planeta podría haberse permitido el lujo de premiar a nuevos autores, ya que ganar el Planeta acarreaba ventas. Ahora eso no pasa, y Lorenzo Silva es el mejor ejemplo de ello, ya que es un autor que vende razonablemente bien y que por tanto debería haber arrasado al ganar el Planeta. ¿Por qué no lo hizo? pues muy simple, por que la novela con la que ganó el Planeta es de las peores de la serie sobre esos personajes. Y no lo digo yo, lo dicen los fans de Lorenzo

      Y lo dicho, premios literarios sin mamonadas los hay de sobra (y algunos tan recientes como el Kirkuss o el Folio) pero claro no hay intereses de una editorial detrás.
      También es cierto que según el país en cuestión (algunos son abiertos a novelas traducidas o de otros países que usan la misma lengua) hay bastante más variedad y calidad para elegir.
      El Folio Prize tiene 80 nominados en la longlist, y el Flannery-Dunnan tiene una longlist igual de larga (con el matiz de que es un premio a la primera novela)

      Y en general estos premios también miran las ventas, de hecho el que se publique una longlist, una shortlist y luego el finalista tiene como objeto darle visibilidad a libros de editoriales pequeñas que igual no entran en la lista corta. Lo hacía el Booker y se está exportando (el National Book Award lo hace desde hace un par de ediciones) y se está hablando de que el Pulitzer publique los tres finalistas una semana antes de dar el ganador para que los finalistas también aprovechen la publicidad.

      Los premios, incluso los más reputados, siempre son discutibles por que hay un factor subjetivo, pero lo que no puede ser es que en España ganar premios literarios no aporte el más mínimo prestigio al ganador debido a que todo el mundo sabe que esos premios no son más que publicidad encubierta disfrazada de premio literario

  6. Gracias por el post, Sargento. Inquieto yo hasta lo pusilánime y dada mi ignorancia -no es retórica, estoy aquí para aprender-, en un acto casi vergonzoso me atrevo a preguntarme cartesianamente ¿pero sería, además de honesto y buen escritor Juan Marsé alguien con buen criterio literario? Porque las dos cualidades previas no devienen necesariamente en la tercera. ¿O sí?. Sí, supngo, pero aún así; quizá un peor escritor -un Salieri- pueda apreciar más la calidad que el genio (ya, para partirme la cara). Así que me voy, insanamente pesado, a hacer algunas verificaciones… Sobre Pasiones Romanas; me da por ahí para una «segunda opinión». Y me voy a El País y a El Cultural por ejemplo.

    Fernando Castedo -El País- titula la crítica «Ni pasiones, ni romanas», y entre otras lindezas describe al narrador de la novela como «castrante y tedioso, obsesionado con figurar y con que los personajes no le hagan sombra y que, en lugar de permitir que actúen, se empeña en retransmitirnos la jugada». Bien. Uno imagina la tormenta de emociones desatadas por el texto, ¿mayormente dinerarias? en los miembros del jurado «enfrentados» a Marsé. En esta misma crítica -texto y autor aleatorios ya digo-, me encuentro con el siguiente final «el lector que se atreva con este material de construcción se las verá y deseará para encontrar algo que agradecerle».

    A estas alturas, el neófito -yo- se pregunta, ¿Y no pasó nada? Gracias a su exhaustiva argumentación en este tema si me doy por colmando y contestado y se que, no, que ese año no, y que el año posterior sí, pero lo contrario a lo que la razón indicaría. Muy español. Todo muy español… en la parte mala de lo español, que buenas hay también: ahí está que «publicaran» a Cervantes.

    Mi segunda comprobación se va hacia El Cultural y me topo con otra firma, esta vez la de un tal Santos Sanz Villanueva y, me encuentro, con el siguiente título encabezando la crítica… (un momento…), vaya, no, no tiene título. El titulo de la «pieza» periodística es «Pasiones Romanas». Así, en plan económico. Ya metido en texto leo el inicio «El adjetivo alude simplemente al escenario donde transcurre parte importante de esas penosas historias. Janer refiere dos llamativas peripecias de amor…». Dos cositas, es muy fueeerte, muy fuerte, la banalización de un adjetivo en un título de dos palabras. Pero muy, muy fuerte. Y, otra, una pequeña crítica a la crítica: ODIO que los periodistas no sigan la norma básica del periodismo de que el título no es parte del texto. «El adjetivo alude…» ¿Qué coño de adjetivo mamón, si no hay ninguno en el párrafo? Un momento, en seguida vuelvo…

    Ya, me he tomado la tensión, todo correcto, y he aprovechado para dar unas bocanadas en una bolsa antes de tirarme directamente al Azprazolam. No, Sargento, no hay ni ginebra, ni vodka, ni tequila en casa. Las cefaleas me han reducido al pastillamen y a las drogas sintéticas. Para concluir mi pesadez habitual extraer, casi de forma deportiva que diría él, Ortega, otro párrafo de la crítica; por abundancia mayormente. «El desinterés, o descuido, o incompetencia, afecta, como digo, a todo. Se nota en detalles de la anécdota. El uso de las casualidades es abusivo. Y el envío de todos los personajes desde Mallorca a la capital italiana resulta una rutina mecánica y poco menos que un absurdo. Tampoco atiende con un poco de exigencia ni a la construcción, ni al estilo, y el conjunto de elementos literarios padece graves negligencias. Los personajes quedan reducidos a estereotipos….» y con esto y un bizcocho, mi insano prurito dubitativo, queda satisfecho: A sus pies.

    Uy, dos cositas más «quelibroleo» -encontrado en Google- le da un 6,8 con 44 opiniones. Una nueva investigación se insinua sobre las puntuaciones con tan pocas opiniones -y sí, hay quien le da un 10-. Pero paso. En goodreads obtiene un 3,5 sobre 5, con un total de… 45 opiniones. (Mr. Morán lleva la brutalidad de «8» opiniones, por el momento. Auch.) La versión alemana -yes it has being translated to German- tiene, con la ponderación necesaria sobre la posible difusión de goodreads en Alemania, «una» puntuación -de 4 sobre 5- ¿Una amiga? No creo que sea descabellada ni tendenciosa la pregunta. Y para el final del final de los finales… se me ocurre un dato significativo para añadir… los premios de la autora anteriores -no sea que indicaran la posibilidad de un autor/a apoyado por el System- y posteriores (ninguno, ya adelanto).

    Información obtenida en Wikipedia:

    Premio Andròmina 1989 por L’hora dels eclipsis
    Premio Serra d’Or 1991 por La isla de Omar
    Premio de Investigación Valeri Serra i Boldú 1991 por Les rondalles del cicle de l’espòs transformat
    Premio Bartomeu Rosselló-Pòrcel 1992 de los Premios 31 de diciembre
    Premio Sant Joan 1993 por Màrmara
    Premio Carlemany 1995 por Natura d’anguila
    Premio Prudenci Bertrana 1995 por Natura d’anguila
    Finalista del Premio Sant Jordi 1997 por Orient, Occident. Dues històries d’amor
    Premio Ramón Llull 1999 por Lola
    Finalista del Premio Planeta 2002 por Las mujeres que hay en mí
    Premio Planeta 2005 por Pasiones romanas

    Me reservo la opinión por redundante. Y, una vez más, a sus pies Sargento.

  7. Pingback: LA BIOGRAFÍA DE JUAN MARSÉ DESVELA LA TRAMA DE LOS PREMIOS PLANETA (Patrulla de salvación) | Libréame

  8. Pingback: 2005 – Carta protesta a Pere Gimferrer por el premio Planeta a M.P. Janer / no toda la mierda es suya | DE LA HABANA HA VENIDO UN BARCO CARGADO DE…

  9. danieldilla dijo:

    A estas alturas creo que ya nadie se escandaliza de cualquier concurso literario con dinero en metálico como premio. El post certifica con detalles algo ya bien conocido.

    Me sorprende (porque no lo he leído nunca) que nadie dijera que Fernando Delgado plagió un capítulo de una obra anterior suya a La mirada del otro, obra con la que ganó el Planeta (La mirada del otro).

    También me llama la atención que se magnifique todo el mundo literario, cuando es un microscópico átomo del mundo: la noticia de un Nobel o de un premio o la publicación de una gran obra será siempre superado por el último peinado de Sergio Ramos. El periodismo cultural es malo porque disecciona una realidad que está muerta.

    Lo que lamento es que la gente pierda el tiempo en novelas completamente perecederas cuando, en la misma estantería, y más baratas, esperan grandes obras como Moll Flanders o Jane Eyre.

    • jose dijo:

      A ver, es que un autoplagio no es lo mismo que un plagio, de hecho hay muchas novelas (ahora mismo se me ocurrend dos finalistas del Pulitzer como Tierra de caimanes y Plaga de palomas y una ganadora, El tiempo es un canalla) que incluyen fragmentos de relatos anteriores publicados por el autor.
      En muchas ocasiones el autor desarrolla un personaje que había creado para un relato breve, y no es raro que ese relato aparezca íntegro en una novela posterior (como el relato una puerta en el suelo en Una mujer difícil de John Irving).
      No se si es eso lo que pasa con la novela de Delgado, o si se marca un Lucía Etxebarría. Hay dos escenas en Amor, curiosidad, prozac y dudas y en Beatriz y los cuerpos celestes que son absolutamente calcadas aunque con resolución final distinta.

      No me extraña que Marsé encontrara Un milagro en equilibrio infumable. A mí me cae bien Lucía (aunque a veces sea para darle de comer aparte), y me parece que sus primeras novelas no están mal para una escritora joven (aunque no tengo claro que de leerlas ahora opinara lo mismo que en su día), pero es un clarísimo ejemplo de escritor que no sólo no ha evolucionado si no que ha ido a peor. Un milagro en equilibrio es repetitiva (y no sólo por ser una novela que va en círculos si no porque además usa el recurso de la repetición de forma rematadamente absurda) y aburrida, con personajes mal definidos.
      Curiosamente dudo que si hicieramos un ranking de las peores novelas ganadoras del Planeta en las últimas dos décadas fuera a estar siquiera en el podium.

      Hubo un tiempo en que Planeta aun se molestaba en buscar buenos escritores o cuanto menos solventes para ganar el premio, pero últimamente lo único que busca son nombres con tirón.
      En general he oido hablar bastante bien de la ganadora del año pasado, aunque mucho me temo que los motivos por los que se le dio el premio tengan más que ver con la nacionalidad del autor (y sus posibles repercusiones en márketing y ventas fuera de españa) que en la calidad de la novela.

      Lo cierto es que el Planeta tampoco es que haya tenido mucha suerte cuando ha apostado por jóvenes valores. Juan Manuel de Prada siempre ha tenido mucho apoyo mediático, pero nunca se ha traducido en interés en su obra, y con Espido Freire la cosa funcionó con la novela ganadora (que era considerablemente mejor que lo que había publicado Freire hasta entonces, y también hay que decir que es una de las pocas veces que he leido una reseña positiva de una novela ganadora, por más que el crítico pareciera sorprendido de darla) pero después su carrera se diluyó totalmente

  10. FranPaco dijo:

    Tienes razón, danielidilla, que lo literario es apenas una brizna minúscula de la realidad y, aún diría más puesto que, como su propio nombre indica, la ficción solo pertenece al ámbito – más devaluado entre los empleados de banca- de lo imaginario. También coincido contigo en que no se debería perder el tiempo leyendo obras contingentes y perecederas mientras queden en el tintero lector las inmortales. Yo, por ejemplo, hace tiempo que decidí leer solo a mis pares, quienes crían malvas hace ya tiempo.

  11. Antieditor dijo:

    Marsé cree que Gimferrer es despreciable y patético. Igual que Miguel Dalmau, como leemos en La Mala Puta. Vaya, no era tan lunático Dalmau, ni estaba tan solo. Cada uno llegó a esta conclusión a su tiempo y por experiencia propia.

  12. Hanna dijo:

    Patrulla, un post imprescindible, gracias por dar noticia de la existencia de corroboración a lo que todos sabíamos. Muchos… qué digo muchos, casi nadie lo haría, al menos de aquesta guisa. Y no ya del Planeta -del estado de la narrativa, diguem, por abreviar, y por cierto, a quienes consideran que no hay interés por la ficción, suspenso total; como todo, el interés hay que saber despertarlo o ganárselo, y así, de novelas excelsas publicadas en otra lenguas, se lee, y se lee mucho, y además, al menos yo, soy incapaz de imaginar a una humanidad desinteresada o ajena a las historias que la reflejan, la explican, la hacen más hermosa o más auténtica-, sino, como dejé dicho en este mismo blog, también de los premios a la poesía, que se reparten, alegre y prácticamente, Chus Visor y el candidato por IU en Madrid, es, ¿no? ¡Ah, la ética de la ‘izquierda’ española! ¡Ah, los puros de corazón, los no sospechosos! «¿Se preguntarían por qué ellos no habían renunciado también a ser jurado?», se pregunta a su vez como una paloma la sargento. Obviamente, no, no serían ellos, serían otros, y otros bien distintos.

    Y observo feliz que pequeño saltamontes sigue tan trabajador como encantador. Dice: «Sería, además de honesto y buen escritor Juan Marsé, alguien con buen criterio literario? Porque las dos cualidades previas no devienen necesariamente en la tercera. ¿O sí? Sí, supongo, pero aun así; quizá un peor escritor -un Salieri- pueda apreciar más la calidad que el genio (ya, para partirme la cara)». No, no es para partirte la cara, Nic, en absoluto, al contrario, muy buena observación, solo que Marsé no es Salieri, pero ni mucho menos, hombre. Marsé es, juraría, un buen muchacho que escribió con cierta honradez -le leí unas tres, quizá cuatro novelas-, pero le faltó un montón, como a casi todos ellos, pero ‘ellos’ son unos sinvergüenzas capaces de ocupar puestos que debieran ser ocupados por otros, porque hay escritores en este país, ¿sabéis?, esa es la buena nueva, y con ellos trabajé con frecuencia en clase, escritores sin editar, por supuesto. Y sigue: «La versión alemana -yes it has being translated to German- tiene, con la ponderación necesaria sobre la posible difusión de goodreads en Alemania, “una” puntuación -de 4 sobre 5- ¿Una amiga? No creo que sea descabellada ni tendenciosa la pregunta». No es tendenciosa ni descabellada, pero tampoco debe de ser una amiga, amor meu, es puritito desconocimiento. Así, por ejemplo, mi nietín saca un uno en todas las asignaturas -y mal me sabe, no me gustan los niños redichos, él no lo es, de momento, pero podría llegar a serlo-, pero en la escuela a la que acude es el mejor, es decir, las puntuaciones o calificación, no sé si en toda Alemania, pero al menos en Berlín, funcionan al revés, prefiere un 4 es una nota pésima. ¡Oh, vaya!, aleshores ¿los alemanes sí saben qué se traen entre manos? Quizá, o debieran, ellos sí pueden educar su gusto en su propia literatura.

  13. Hanna, dos puntualizaciones, sobre dos malentendidos que creo se me deben haber deslizado en lo escrito. No comparaba a Marsé con Salieri -ni para bien ni para mal, no vendría al caso-, sino el fenómeno del genio en la «recepción» ´-que creo que existe-, quien tiene facultades especiales para ver lo bueno, lo nuevo, lo que es germen… A eso me refería nombrando a Salieri. Respecto a Alemania… a mi me ponen, tengo que reconocerlo -son cultos, de esa cultura de necesidad, como los franceses, pero en más afín, para mí-, lo «particular» -en ese caso- no era la nota, sino el número de mínimo de lectores que se podían deducir de una única opinión. Me ha dado la sensación, por primera vez -ya, piolín- que las «traducciones» a otros idiomas a veces pueden no ser más que una estrategia editorial. Habrá que ver con que tirada…

    • Hanna dijo:

      Nic, gracias por la puntualidad de las respuestas. Y es que soy medio centroeuropea en la exigencia y en el cumplir; la otra mitad, sureña enamorada de y entregada a la Europa vieja, que no es lo mismo que la vieja Europa, es decir, Italia, Grecia, buena parte de Francia, España, norte de África, Turquía, etc.

      A vuelapluma, decirte que entendí tu imagen de Salieri, cómo no, y en cuanto a ponerme, a mí, me ponen los alemanes, los franceses, los ingleses, los rusos, los polacos incluso -tan católicos como pelmazos- porque, solo para empezar, cuentan con esa poeta absolutamente conmovedora y magistral que es Wisława Szymborskay, los italianos, y si son sicilianos, como Pirandello, Sciascia o Camilleri o Lampedusa, aun con una sola novela, pues miel sobre hojuelas… Es raro que me ponga lo patrio, y me refiero esencialmente a los que aún alientan, y alientan gracias a los que dejan alentar en la superficie, sus ahogados, pero ya sabes, les gens que vous tuez se portent assez bien, que dicen que dijo Corneille, al parecer, inspirándose en Alarcón, y de nuevo vertido al castellano, a saber por quién, como los muertos que vos matáis gozan de buena salud, pero no, no por Zorrilla ni por Tirso, como se cree. Pero no publican, claro, o no seríamos España, donde, de siempre, gustó encumbrar a los mediocres, o sencillamente a los malos con ganas y decretar la muerte civil de los realmente guapos en cualquier sentido.

      • Hanna dijo:

        … y alientan gracias a los que dejan DE alentar, al menos en la superficie. Eso es.

      • Un placer Hanna. Gracias a ti por «engaging» en la conversación. ¿Qué sería en español? Cuando fui a USA odiaba el Spaninglish. Ahora me encanta. Adoraba la RAE, ahora dudo -¿amigovio?-, pero en América debe de ser muy común. Hoy en día, utilizo el inglés tanto de una forma culta -me vas a matar por la anécdota, pero el famoso «cup of café con leche» es un americanismo… allí se dice así. Igual que no se dice «nap», se dice «siesta», como de forma «vital» ¿inculta?, es decir, uso a menudo el idioma que es más práctico, corto y fácil de decir. Se que es destruir el lenguaje, pero todo lenguaje son las ruinas de uno anterior ¿no? Obviamente nos dirigimos o estamos ya, en un mundo con una lengua franca, el Inglés, y varias lenguas que posiblemente permanecerán vitales unos cuantos siglos. O no. El Spaninghlish es de una belleza vital sublime. Y creo que, curiosamente, se usa de una cierta forma culta, proveniente del «americano» y su adoración por esas imágenes suyas -reflejadas en espejos raciales, culturales, sociales, religiosos-, de género -impresionante las travestis- a las que llaman «slang». Quizá lo que más me sorprendió era el uso autoconsciente del error. El uso creativo. Preciosa imagen visual la de «sus ahogados» -vamos, que la vi, así, cinematográficamente, desde abajo, con los cuerpos flotando un poco hinchados, negros formando manchas negras frente a los espacios de luz verde claro allí al final de ese espacio mágico del otro verde más atávico. «Fondo y superficie» que delicia en las primeras páginas de Meditaciones sobre el Quijote de Ortega. Él, pero, abandonado ya por completo en España, en América -algo menos quiero pensar- y, sobre todo en Europa -la continental y la otra- ¿fue realmente refutado por alguien? Mr. Morán así en general lo pone a parir -en manipuladoras palabras de Martín Santos-. Siempre he oído reírse a gente con lo de «esto amigos míos es «una pera»» -¿era esí?- No he leído a Martín Santos… me muero de ganas después de lo escrito por el Sr. Morán que me gusta más cuando escribe de sus pasiones literarias -me fio porque habla desde su verdad y no es cínico- que cuando escribe de sus debilidades políticas. (Digresión, total) Y ahí iba yo… yo no veo que todos los cadáveres políticos de la literatura sean cadáveres del mal escritor y sus «cucañas» (Mr. Morán dixit). Yo los veo como un detritus natural del vivir literario en ese lugar que es donde viven las cosas y que llamamos Historia. (I kow, naif.) Fdo. Nicanor «el breve». Besos y abrazos.

  14. jordi el segundo dijo:

    patrulleras, fyi: dos passos. menudos hijos del planeta…

  15. Reblogueó esto en SOLO NOVELA NEGRAy comentado:
    No le falta una sola coma, ni punto, ni tilde. Completo, equilibrado y necesariamente leible. Anxo do Rego, de Solo Novela Negra

  16. Ari dijo:

    El Premio Planeta es a la literatura lo que los Razzies al cine.

  17. Hanna dijo:

    Una vida enseñando lengua y literatura, Nic, no me permite decirte, por decoro y por respeto a ti, qué opino yo del spanglish, pero lo conozco bien y por eso te entiendo.

    Me voy con Ortega por Morán, porque creo que te equivocas de nuevo, pero porque te empeñas. Cuando Morán publicó El maestro en el erial, fue invitado por un solvente catedrático universitario, riguroso conocedor del maestro y cuyo nombre me reservo por evitar marujeos -pero a quien, sin embargo, no trata Morán como debiera en El cura y los mandarines, y me refiero a la información que proporciona más que al juicio que le merezca-, a escribir en una de las más prestigiosas y respetadas revistas de filosofía. Y lo hizo. Es decir, que insisto, soñador, Morán es de los pocos que conoce muy bien lo que trata, y además, no tiene pelos en la lengua, es digno de respeto, muy otra cosa es que escriba -redacte- con el culo, de otra manera, que escriba como suelen hacerlo los periodistas -suelen, hay excepciones-, pero hasta la elemental concordancia desprecia, o no le llega al oído. Respecto a Martín Santos, creo que leí Tiempo de silencio al final de la adolescencia, y me quedé sin resuello, ¡así que era posible abandonar caminos trillados! -por los que deambulan aún, no obstante, ciertos blufs de la ficción devenidos millonarios, pero muy pobres ellos-, aunque no sé el efecto que producirá leerlo hoy, ya muy currados en Joyce, por ejemplo, y en tantos otros.

    Un último intento con Morán: creo que no debieras respetar a un montón de gente como un tierno adolescente educado por curas o por profesores entre católicos y falangistas 🙂 Ah, bueno, y sí, las lenguas se originan por descomposición y fragmentación de otras, pero su estado de madurez lo alcanzan cuando los hablantes cultos las adoptan, las hablan y las escriben.

    Y termino, compadéceme, la chusma anda en fallas, así que me negarán el silencio hasta en el interior de mi refugio, veremos si me permiten usar el ordenador. Bicos.

  18. Respondo tarde Hanna… ayer no me conecté. Thanks again -digo gracias de nuevo-, no quiero herir sensibilidades-. Martin Santos queda en mi lista de lectura en honor al Sr. Morán que en esto si me ha ganado. Te reconozco, como no, que puede haber algo de boutade en mis comentarios -exegéticos- ya digo, porque todas mis conclusiones sobre el autor salen del libro y nada más que del libro «El Cura y los Mandarines. La pregunta que me hice un día es «¿se puede ser crítico siendo un ignorante?» La respuesta empírica que me ha dado la vida es: sí. Así que me he convertido en un ignorante con espíritu crítico y, además, en crítico. ¿Cómo me atrevo? Porque he escrito críticas-crónica de teatro y danza siendo un ignorante absoluto… y he acertado repetidamente. ¿Cómo se que acertado? Por comparación con los mejores críticos internacionales. Da la casualidad de que en la mayoría de las ocasiones coincidía mi opinión con la de ellos, siendo, en muchas ocasiones, contraria a la crítica nacional. (Sí tengo abuela, se llamaba Palmira y era de la cuenca minera Asturiana -pedigrí-, me enseñó a rezar aunque nunca fuera a Misa.) Eso sí, escribía conociendo y poniendo por delante mis limitaciones. Pero con bravura y honestidad. Las dos suelen estar ausentes en la crítica teatral en España… Hay que mojarse y mojarse es a veces «sacar los pies del tiesto». ¿Soberbia? Puede. ¿Perdida de contacto con la realidad? Con el «establishment» -¿esta me la permites?- desde luego. ¿Falsa modestia? No. En realidad soy modesto… ¿quien en el fondo no lo es? pero tener criterio es en gran medida escribir en negritas. Cubrí tres años El Festival de Otoño en Madrid para Yo Dona: mi propuesta fue ver absolutamente todos y cada uno de los espectáculos, escribir una crónica web de la impresión honesta de un periodista no cultural -sea eso lo que sea- y, al final, escribir un artículo para la revista con la perspectiva de «alguien» que lo ha visto todo. Una de las perspectivas posibles. Luego el lector, la tomas o la deja. Además propuse hacer un «portfolio» -¿reportaje fotográfico? de unas ocho o diez páginas. Para mí eso era periodismo cultural. Conocer a todos y cada uno de los protagonistas, conocer y tener relación con los organizadores del evento, todo ello con total libertad editorial. Nadie, jamás, me condicionó una coma. Ya digo, una vez propuse a Angélica Liddell como portada, me dijeron que no, y no hice la entrevista. Mi ética profesional no me permitía hacer una entrevistas a una de las más grandes de nuestro teatro -en mi opinión y, posteriormente, también en la del público de Avignon que la ovacionó en pie en cada una de sus representaciones y con el Festival mismo que la -¿le?- produjo su próximo espectáculo… y que esa grande, digo, no tuviera una portada en una revista -a la que respeté muchísimo mientras la dirigió Charo Izquierdo- en cuya portada habían aparecido mamarrachas de mucho cuidado. España al fin y al cabo. Una revista es ella y sus circunstancias. Y sus periodistas, eso tambien… No escribí aquella entrevista por desacuerdo -de los pocos, con la dirección- y no pasó nada (entonces). Respeto mutuo. Así era aquello… Hicimos «La lista de las españolas con más poder en el mundo del arte», muchas críticas -incluso entre las nominadas-, a las que llamaba una a una. El primer año se hizo en la revista… a la española. El segundo, y el resto, con un Comité compuesto por el director del Prado, el del Thyssen, Lynn Coock -?- subdirectora del Reina Sofía -ni siquiera hablaba español-, todas las exministras de cultura de la democracia, Antonio Lucas, el, desde que lo fue, actual director de Arco -Urroz-, Blanca Berasátegui… y Charo Izquierdo y alguien más que me dejo en el tintero -¿te aburro?-, lo siento… pero un segundín, esto tiene de hecho mucho que ver con el tema del post- Yo -periodista- elaboraba una lista de 50 en función de parámetros veraces. Esta lista se remitía a todos los miembros que, cada uno por su cuenta, me mandaba «su» lista de «diez». Y lo hacían. Increíble pero lo hacían. Luego, es posible. Se puede conseguir el compromiso si se busca con rigor y honestidad. El periodista -el que suscribe- se encargaba de sacar la media de todas las votaciones -podía haber llamadas entre ellos, pero los resultados lo desmentían de forma generalizada- y, con esa lista que todos desconocían -salvo la directora y yo- se iba a la reunión del Comité. Lo cierto es que las medias ponderadas de las votaciones -una hoja de Excell- arrojaba resultados muy coherentes que no coincidían con la lista de nadie, pero que contenía la opinión de todos. Y como las cosas tienden a ser como son, y quien tiene más «poder» en el mundo del arte… lo tiene y se sabe.. pues arrojaba un resultado fácil de aceptar colegiadamente por todos. Se podían introducir modificaciones en la lista por consenso. Algún nombre que alguien había introducido por alguna información concreta o la razón que fuera y que no estaba en la lista de las 10 o que no estaba en la lista ¡de las 50 primeras! -no recuerdo si sucedió alguna vez-. Y se abría el debate si alguien tenía algo que decir. ¡Y se debatía! Lo juro. Y la lista se aprobaba por consenso. Podía haber alguna reticencia, o desacuerdo, pero como el asunto era radicalmente honesto, se cedía ante los argumentos de la mayoría. Sí, un mundo sin egos es posible en España… sobre todo si una mujer se pone al frente. El Mundo solía darle una página en Cultura de lo de su revista de «chicas»… El Mundo -como casi todos pero quizá más-, es tremendamente machista; es difícil encontrar un-a columnista que no haya sido o sea «opinador» de futbol. Como el tal Jabois tan de moda -vete tu a saber por qué por que yo no tengo ni idea… y prefiero no tenerla, me da grima-… Un día miré en «Goodreads» de que iba una de las novelas que había escrito que era muy popular y lo que el novísimo Umbral.. tócate el clítoris, había escrito era sobre ¡¡¡¡¡¡El Real Madrid!!!!!!. Y eso era todo. Pero era. Y era, creo, como tienen que ser las cosas. Y «era» en España. Ida Charo Izquierdo a otra publicación, recibí una llamada a la 9 de la noche un día -yo era colaborador, no me podían despedir- diciéndome un día que «nunca volvería a firmar en la revista». Mira, no aprovecharon para llamarme para columnear en El Mundo, a pesar de que lo había hecho en su edición de León durante bastantes años -jamás un toque, libertad absoluta-; estaba dirigido por otra mujer. Una de las «particularidades» del mandarinato que hasta el momento no ha mencionado Mr. Morán, es la condición de, bueno, la condición testicular. Mear de pie, es como para Siriza -sorry, de verdad, todos tenemos algo de «naif»)- condición sine quanum para tener poder en la prensa y la cultura española. Curiosamente, a las artes plásticas, el mandarinato no le dio tanta importancia al principio de la Transición, y pudieron entrar a saco las mujeres y lo hicieron no bien… muy bien. Una mujer está detrás del Guggenhein de Bilbao, del Reina Sofía, de Arco, de tantas y tantas galerías. En fin… voy a dar por finalizado el «breve». Supongo que el nuevo vómito no requiere respuesta… tiene mucho de desbarro… pero no creo que sea del todo «nada», por eso me atrevo. «Libre te quiero como monte preñado de primavera, pero no mía, pero no mía ni de Dios ni de nadie, ni tuya, ni tuya siquiera». No me meto a frasearlo de memoria. Pero es bello para referirse a la prensa. ¿no? Of course, estoy en mi casa escupido para siempre por el sistema. No te voy -no me voy a negar- que con una sombra de rencor… apenas una brizna. Nada a lo que le permita que me quite la libertad… o la palabra; que aprendí -recuerda- a Blas de Otero de Paco Ibáñez antes de tener uso de razón. 😉 Fdo. El pobrecito bocazas.

  19. En corto. Se que no es relevante, pero es muy molesto y el Sr. Morán haría un escarnio si esto apareciera escrito por alguien en su punto de mira. Pg. 413, sobre el estado de excepción decretado en el 69, «Quedaba anulada la VIOLACIÓN de domicilio -que nunca habían respetado-, el tiempo de detención, sin causa ni abogado…» Asumimos que quedaba anulada la «INVIOLABILIDAD» del domicilio… y la LIMITACIÓN del tiempo de detención posible sin causa motivada o presencia de abogado. Yo, sin dato alguno, y como esta «cosa» pasa en 2015, quiero imaginar que el «problema Planeta» y la posible limitación de medios y tiempo para la publicación de un documento sin duda interesantísimo e, incluso, quiero creer que importante, ha limitado at infinitum la calidad de la edición. Es error tonto no atribuible a Morán. Pero penoso… y nadie dice nada -que es lo que duele-. Lo cortés no quita lo vigilante. (Y se que el tema el tema es duro, pero. más razón para el rigor.)

  20. Queridísima Hanna. Aquí vuelvo de visitante por estos sitios raros, que se convierten en pequeños muros de mensajes, en crítica, en tertulia, en intercambio, en desahogo, en diálogo necesario… cosas de cuartel. Esperemos que la Sargento no esté de guardia y no nos mande a los de la PM. Ando «moraneando» y viajo de pronto a velocidad de crucero -aún así leo a velocidad inversa a la que escribo-, y en este domingo de casi primavera en el que en España no pasa nada salvo las fallas, que te resultan tan penosas a tí, y las formas y fondos de Podemos, que me resultan tan totalitaristas a mí. Bueno… y, te cuento, recién ingresado en el capitulo de «El cura…» sobre Max Aub -del que lo desconozco todo, incluso su prosa… ay, más deberes-; resulta que todo se ha vuelto, de pronto, extremadamente placentero. El Sr. Morán -mi denostado- ya me había conmovido un par de veces con sus análisis literarios de Martín Santos, y me había convencido, con muchos sobre el Sr. Cela. Pero ahora, todo es primavera -por más que aún no haya llegado- con Max Aub. Como le gusta y como me gusta lo que Mr. Morán me cuenta de él y más aún, cuando me lo entrega directamente en una selección rampante «¿Cual es la definición de intelectual? Un intelectual es aquella persona para la cual los problemas políticos son, ante todo, problemas morales?», dice que dijo. Ahhh. que aire tan fresco el de este rara avis -«anomalía»- lo llama Mr. Morán. Fíjate, que de pronto, de nuevo, su prosa -la tantas veces criticada, se vuelve menos cínica sin por ello dejar el gracejo que sin duda posee y entonces fluye y hasta brilla. ¿Qué otro Morán es este que de pronto reconoce que los jóvenes, en los tiempos que trajeron la República, eran todos de Ortega? Me, sigue contando, con esa forma de contar de fuego y leña, que un amigo le escribe a Aub por su silencio cuando intelectuales como Sartre y Madame de Beauvoir firmaban -ay Dios- el llamamiento de Estocolmo de apoyo a Stalin en la Guerra fría «¿Dónde estás y con quién estás? Con nadie, me dirás, Max, no juegues al juego de no hacer el juego a los comunistas porque eso lleva muy lejos.» ¿Qué mundo era este en el que se escribía entre amigos con esta modernidad de coloquio franco?. Tardará, Aub, dos páginas en recibir otra carta de otro gran amigo y confidente: «un somero balance de tu actividad política indica con harta evidencia que no eres amigo si no enemigo de los comunistas y, en consecuencia, enemigo mío en tanto que comunista». Ah!, la política que hace la amistad injusta. Otra vez, aún; entonces. Ese hombre desconocido para mí -que no extraño para nada- le contesta desde mis propias palabras de pronto encontradas «No me saludas, por desavenencias políticas decides romper nuestra amistad obedeciendo a la orden de tu partido. Porque el hombre vale más, y tu vales más de lo que ahora haces, por eso el día de mañana en que tengamos que volver a luchar el uno al lado del otro, no te guardaré rencor». ¿Qué español es este Hanna? ¿Era así realmente? -«Sólo me interesa la Justicia y el buen castellano», le cita Morán con un manotazo de florín- ¿Y este silencio que ha tenido que sernos otorgado repetidamente para que sea tan silencioso? Madre francesa y padre Alemán, me dice Morán que es el autor de la expresión «Uno es de dónde hizo el bachillerato». No la conocía. Aub, pues, valenciano. De esa Valencia que tu habitas, también, en este segundo. Morán -cuando está conmovido por la literatura y no por la rabia, la envidia el rencor, la política o yo que se, se vuelve, es cierto, cimero «Nuestra literatura, históricamente, tiene una singularidad que no conoce probablemente ninguna otra, por cada autor olvidado, despreciado o abandonado, existe un enjambre de profesionales del birrete y el descaro que vive de ellos en la mayor de las tranquilidades intelectuales; con el mismo gracejo que si fueran una ONG ayudando a africanos sin recursos». (¿He usado yo «gracejo» en anteriormente en estas mismas palabras…? ¡que cosas pasan cuando pasa la literatura! ¿no?) Retorno a mi quehacer, a estas altura de la mañana, ni he mirado los periódicos, esa metralla de repetición enajenante, un periodismo sin periodistas nada es. Se hace una política de «afición» y fichajes. Una política futbolera. Sólo entre ellos, resonó ayer la respuesta de Gabilondo a la nominación de la lideresa: «lo importante es el debate de las ideas». Con dos cojones monacales y metafísicos. Lo demás es insulto a la inteligencia y, peor aún, un ejercicio de des-inteligenca, «dumming people down», se dice en Inglés… «estupidización» traduciría yo. ¿No? Que tengas un glorioso domingo hundida en el almohadón de algún buen libro. Un abrazo dominguero.

  21. Hanna, Aquí estoy de nuevo. Que vergüenza. La del raro. Supongo que tiene un punto acosador, pero no creo que llegue a lo delictivo. Hoy no ha habido respuestas, así que eres el interlocutor silencioso. Pero interlocutor. El único que he encontrado… Tengo la sensación -es una sensación y es errónea, por supuesto- de que aquí no se habla de literatura en realidad. ¿Se puede realmente pasar por un libro como el de Morán en un plis-plas de cotilleo venerable? El periodismo no es, al fin y al cabo, si no un cotilleo ennoblecido por el tema del que trata. Me enrollo. Al grano. Después de apuntarme en Goodreads, sabía que haría una crítica de «El Mandarín…», una critica de lector, como son ese tipo de críticas… pero critica. La última vez que entré sólo había dos, hoy hay tres… pero de pronto no las encuentro. Siempre leo igual -de forma crítica- pero esta es la primera vez que sabía que dejaría constancia de mi opinión, una no importante, como el resto, pero accesible a otros por si en ella hubiera algo de interesante para alguien. Así en realidad escribe el escritor, por necesidad y por una supuesta generosidad que no es sino el pago de una deuda. El Sr. Morán, justo en estos momentos, me tiene en carne viva, como si todo lo anterior hubiera sido sólo un magistral anticlímax previo, y llegado a Max Aub, me hubiera entregado en comunión el aquelarre de una misa por la literatura. Y soy creyente. No de su obra periodística de mandarinatos y política, sino de su obra de critico literario. Me falta, es cierto, viajar al lugar umbroso del que ha bebido él para llegar a decir -refiriéndose a Campo de Almendros- «Pocas novelas hay en la segunda mitad del siglo XX, escritas en castellano, que superen a esta obra maestra que cierra el ciclo de «El Laberinto Mágico»; y, por si fuera poco, aún tiene algo más que añadir sobre «La Gallina ciega», el propio Sr. Morán y sobre Max Aub quien al volver por primera vez del exilio después de 30 años, e ir a las librerías y preguntar «¿Tienen ustedes libros de Max Aub?» obtenía por respuesta «¿Max Aub? Desconocido» o «en esta librería no disponemos de autores extranjeros»; y pasa a citar una de las frases más estremecedoras que he leído sobre el exilio: «Yo creí que cuando colaboraba en Ínsula o en Papeles,… escribía para España. Que la gente, aquí, se enteraba». No hay un sólo ápice de búsqueda de gloria -ya sabemos, de páginas anteriores y, por una vez sin que Morán nos lo diga hiperexplícitamente, que se la quedó toda Cela-. No. Es la tristeza inconsolable del Erial. Así. La que algunos españoles llevamos dentro. Cito al Sr. Morán en una de las frases más, esta vez, más inteligentes del libro y unas de las más bellas: «Eran campanas de cristal, o más exactamente peceras» y concluye como un demiurgo de España: «Y ahora viene Max Aub convertido en un buzo tratando de meterse en una pecera». No se Hanna, dónde me llevará este libro, quizá el primero en mi vida que leo sin que me guste -al final, sí, todo es esfuerzo, como me dijo un día Halfther en una entrevista-, pero estoy aquí y ahora, sin lugar a dudas en una cumbre. Una cumbre literaria, no periodística. Así que era esto. Max Aub. Max Aub… Empecé el libro creyendo que me llevaría al mandarinato que marcó mi vida -no realmente, ya quisieran-, y a entender porqué el sistema me había escupido. Y me encuentro inexperadamente con algo que no buscaba, algo mucho más importante en mi vida, algo esencial que siempre he buscado: un hombre conmovido. Un hombre en carne viva, tocado por esa «forma de realidad» -Marías- que llamamos Literatura. Todo está justificado. Todo está bien. Todo está en orden. Todo tiene sentido. Queda más libro… más de 300 páginas, pero creo que esto era a lo que me llevaba la vida sin yo saberlo. Por supuessssto que estoy intoxicado. Estoy totalmente colocado por la más perfecta de las drogas. «I´m having a moment» dicen los americanos con fingida frivolidad. ¡Que cabrón! Que engañifa. Como he caído. Así que no era la envidia, o el rencor, sino la tristeza. Me alegro de no haber leído «El Erial… » quizá las cosas hubieran sido distinto. De pronto -gritaría exultante a la Sargento-, «era esto, era esto», era Max Aub por lo que estoy en la trinchera, con el barro hasta las cejas, en esta soledad que comparto contigo. No Polanco, no Cebrián, no, para nada, Jesús Aguirre, no era el mandarinato… ¡era el Mandarín lo que buscaba!. Los mandarines que en el mundo han sido. ¿Y si Max Aub no me gustara al leerlo? No importa en absoluto, no se escribe para todos, sino para cada uno. Y, al menos, para Max Aub, hay un «uno» que justifica su vida: Gregorio Morán, «el conmovido». Ser exiliado en el exilio hasta de los amigos y seguir pedaleando… Eso es. Por eso estoy aquí, en Patrulla de Salvación. La guerra está ganada de antemano, porque perderla es sólo no dar la batalla. Gracias por escuchar.

    • isabel dijo:

      Get a life, Nic!

    • Ire dijo:

      Nicanor, si quieres saber cosas de verdad sobre Max Aub lee cualquiera de los estudios que Manuel Aznar Soler ha hecho sobre él y sobre su obra – y no solo sobre él-, por ejemplo su fantástico ‘Escritos sobre el exilio’. Te aseguro que te resultarán mucho más provechosos. Saludos.

      • Ire, ya me he guardado para mi lista de deberes ‘Escritos sobre el exilio’ Aub-Aznar. Pero ¿te gusta Max Aub como escritor o no? Lo que más me apetece es leer al autor… a ver que tal. Morán me ha despertado una curiosidad inmensa por su obra… además de por su persona. La primera es la que más me pone… Si es para mí la mitad de lo que es para Morán como escritor parece que va a ser un viaje inolvidable. Ojalá no me equivoque en la impresión que he sacado. Por otro lado, ya te digo, y se que es un tema importante para ti, sus páginas sobre Max Aub son la que más me han echo entender el exilio. Y sus consecuencias en España. Ya te he comentado que tengo familia republicana -sobre todo una tía que fue presa con su hija y que, ya libres, acabaron con los años viviendo en Paris con aquella otra «familia» que eran los republicanos en el exilio. Pero, a pesar de esto, es la primera vez que entiendo una dimensión brutal que se me había escapado. Suena horrible, pero es así… mi forma principal de entender el mundo -quizá sea un poco autista emocional- es a través de las tragedias de quienes veo o conozco personalmente y a través del arte. En este caso, la comprensión emocional ha llegado a través de unas páginas que pensaba -y son en gran medida- racionales pero han resultado, de pronto, absolutamente mágicas. 🙂 Ganas de saber cual es tu opinión sobre Max Aub como escritor, mi única referencia hasta el momento es Mr. Morán.

      • Ire dijo:

        Max Aub es excelente, no solo como escritor sino sobre todo en su dimensión humana. Yo diría que tienes que leer por fuerza su obra más emblemática ‘La gallina ciega’, pero personalmente te recomiendo ‘Crímenes ejemplares’. Pero cuando lo leas hazlo con la vista puesta en qué significó para él la derrota de la República, no solo desde el punto de vista de un español sino desde el punto de vista de un hombre universal, un poco en la misma línea que George Orwell, que confió en la República como la última oportunidad para seguir creyendo en la libertad, aunque mucho menos romántico que este y bastante más racional. Enjoy.

      • Ire dijo:

        Y para que te hagas una idea de su lucidez mental, Aub tenía muy claro que el precio a pagar a los USA por haber puesto punto final a la Segunda Guerra Mundial iba a ser demasiado alto para todo el mundo.

      • Gracias Ire. Tomo nota.

  22. Pingback: Enlaces de ayer y hoy (edición nº 36) - Iván Lasso

  23. Ire dijo:

    En cuanto a Marsé y el Planeta de ese año, no fue él el único que se lamentó de la baja calidad de las obras presentadas. Rosa Regás también lo hizo. Pero lo que no entiendo es por qué Marsé se prestó a montar un numerito mediático, en mi opinión, delante de las cámaras en el momento de la entrega. Si era eso realmente lo que pensaba, que no lo dudo ni dudo que tuviera razón, habría sido mucho más efectivo dimitir unos días antes de la entrega explicando sus razones, creo.

  24. Ire dijo:

    No sé si en el libro o en el post hay algún baile de fechas. Dices que ‘un día antes de la ceremonia Marsé había dimitido’. No lo puedo saber, pero no parece muy lógico que asistiera a la ceremonia de la entrega y pronunciara su discurso a lo Risto Mejide si ya no formaba parte del jurado. Por otro lado, en aquel momento Bayly se mostró encantado con la polémica: http://elpais.com/diario/2005/10/17/cultura/1129500006_850215.html

  25. Hanna dijo:

    Abrumada por tanta información y confidencia, pequeño saltamontes, mal cumpliré en este tiempo de ruido, pólvora y desenfreno, y no de “cup of café con leche” precisamente, expresión sobre la que ya me había alertado una sobrina traductora que empezó en el Parlamento Europeo y que anda ahora por países dejados de la mano de Rajoy, Botella, Aguirre, Cifuentes, Barberá y desvergonzados otros de condición testicular, que dices, y dices bien …

    Así que ‘yes asturianu’, al menos de ascendencia… Palmira, ese nombre, mira, da un montón de confianza a quien, como yo, hizo el bachiller y los cinco años de facultad entre aquella hermosa gente, ya sabes, gallegos y asturianos, primos hermanos; mi mejor amiga era huérfana, con siete hermanos del tamaño de un conejo cuando el minero, su padre, voló al cielo de mala manera, y seguro que por eso sabían rezar las abuelas. ¡Ah, y antes de que se me olvide y a la salud de la cuenca minera!: si vuelves a escribirme ‘condición sine quanum’ o ‘at infinitum’ se lo digo a Varoufakis, porque él nunca lo haría, Nic, te abandonaré a tu suerte y allá te las veas con Morán… que anda que «quedaba anulada la violación de domicilio -que nunca habían respetado-, el tiempo de detención, sin causa ni abogado…”, todas esas frases surgidas al calor de Iribarne al final de los sesenta, ¡puag! No me digas que no tengo razón, que no te advertí que, a pesar de la ‘sintaxis’, este hombre es un diamante en bruto, porque para escribir así ni siquiera tuvo que estudiar periodismo… Bueno, ni periodismo ni casi nada, tengo entendido, excepto el bachillerato.

    Volveré en cuanto me dejen, pero te ha aconsejado muy bien Ire aunque, además, yo leería directamente a Aub, de quien, en efecto, sabemos cuatro astutos privilegiados, los demás leen a Marías, a Grandes, a Cercas o las sombras de Erica no sé qué. «¿Qué español es este Hanna?» ¿Un español que casi no es español, Nic? «¿Era así realmente?» Así es, pero ya te lo había advertido: Aub es uno de los ahogados por los mandarines y sus escribidores, con éxito total en este caso, el que hubiera publicado no lo salvó de quienes se esforzaron en empujarlo al abismo más abisal y con una piedra al cuello. Ante casos así, piensa bien y acertarás, es decir, era bueno, no, excelso. Valencia le dedicó una calle y poco más, que yo recuerde, y en este Instituto, que hoy se dedica a lo mismo -y donde nació la Primavera Estudiantil Valenciana-, hizo el bachillerato; su entorno actualmente resulta irreconocible. Espérame, pues, leonés, cabeza dura, castellano legal con repiques da terra meiga 😉

    http://www.europapress.es/comunitat-valenciana/noticia-cultura-exposicion-recrea-universo-cientifico-ies-lluis-vives-fondos-propio-centro-20150203112827.html

    Ire, acabo de ojear esa noticia de El País. ¿No escuchas el rechinar de dientes de uno y de otro? Pues se oye desde aquí… Y Regás, otra que tal baila. En apariencia estoicos, pero algún diente les habrá saltado por el aire al ir a aliviar la vejiga al aseo: «Esta mañana quiero mucho más a Juan Marsé. No me voy a ir de Barcelona sin comprar todos los libros de él que todavía no he leído. Y una vez lo haya hecho espero continuar la conversación que iniciamos anoche. En el fondo, me gusta su actitud de viejo cascarrabias, esta rebeldía crítica que hace bien al premio, al mismo jurado y a la literatura». ¡Aaaay, Bayly, miró vos que sos, por Dios!

    • Ire dijo:

      Jaja, no me digas que no es impagable, per això 😉

      • Hanna, no hay nada que cumplir. Es conversación. (De marciano, pero conversación.) 🙂 Sólo una cosa: ¿Cual es el problema con ‘condición sine quanum’ o ‘at infinitum’…? ¿Está mal escrito? ¿Frases hechas? ¿Qué? Se me escapa. Grrr… Varoufakis, varourfakis… varoufakis!! Eh! Eh!

      • isabel dijo:

        Hola Nic
        Pues ánimo y sigue dandole duro.
        Sobre la consulta: condición sine que non (sin la cual no) y ad infinitum (hasta).
        A mí también me gustan y me resultan útiles los latinajos y la mezcla de lenguas.
        Un abrazo

  26. Hanna dijo:

    Venga, Isabel, que Nic estaba harto de saberlo, ocurre que le encanta desafíarme como a todos los yogurines…

  27. Isabel «tanks» – Hanna, lo de yogurín a los 53 es casi, casi como de Max Aub de su revista para «jóvenes mayores de 60». Dame 7 añitos y cualifico.

  28. Peli-Roja dijo:

    Horrible la novela de la Maria Pau Janés (tuve que leerla por motivos que no vienen al caso), de lo PEOR que he leído en mi vida, independientemente de lo poco que me gustaba lo narrado y como se narraba, recuerdo que me producía extraños, inexplicables sentimientos DE NAUSEA Y DEPRESIÓN.

  29. Hanna dijo:

    Es justo la edad que te calculaba, Nic, y yogurín sigue siendo aceptable, no te me enfades, ¿o no sabías que, como consecuencia de la esperanza de vida, cada una de sus etapas se ha alargado? Digamos que justo estás entrando en la madurez, la sargento y yo, en cambio, por ejemplo, somos ejemplo de madurez, diría … Buenos días, cascarrabias (madre, estos chicos que nunca saben lo que quieren me van a matar)

  30. Unodetantos dijo:

    ¿Este año no escriben nada sobre el premio Azorín?…

  31. ¿Enfadado? para nada Hanna!. Es absolutamente OBVIO que me falta un hervor… (o varios); saberlo, y que te lo confirmen, sólo le añade interés a esto del vivir. Pocas cosas más satisfactorias que el roce de las generaciones. Como ves, me chuto Ortega en vena, una curiosa afición mía un poco «vintage».

  32. fdjklfdsjklsdfjlk dijo:

    Nicanor y Hanna, por favor, GET A ROOM.

  33. fdjklfdsjklsdfjlk ¿alguna opinión sobre Mr. Morán?, estamos pensando en una orgía. 🙂

  34. Violeta dijo:

    Nicanorcardenosa me pide mi sobrino adolescente unos datos para un trabajo en su clase de literatura como veo su amplios conocimientos literarios apelo a su respuesta, voy al caso, el trabajo versa sobre poetas desde la década de los 30 hasta los contemporáneos y sus tendencias políticas de derechas o de izquierdas, él pobre ni buscando en internet ha sabido identificarlos ¿puedo abusar de su confianza pidiéndole una lista o al menos una bibliografía de referencia? Gracias

  35. Hola Violeta -tengo una prima del mismo nombre que nació en Valencia cuando la ciudad era la capital de la República-. Acabo de perder todo lo que había escrito… 😦 voy con ello de nuevo. Te decía que yo soy la persona menos indicada de quienes andan por aquí para contestar a la pregunta… Todos saben más que yo. Con todo, el libro que estoy leyendo «El Cura y los Mandarines» de Gregorio Morán tiene la información necesaria para el trabajo de tu hijo si no busca algo completamente exhaustivo. No se la edad que tiene, el libro tiene más de 800 páginas, pero sería un libro estupendo para entender quien es quien y porqué. Eso sí, con la precaución de que la visión no es neutra ni lo pretende, es la visión de alguien que podríamos llamar «de izquierdas» no creo equivocarme aunque sea poner una etiqueta. Fue militante del PCE y hoy sigue, como mínimo, manteniendo posturas que parecen más que simpatizar con lado del espectro político. Un par de cositas, si me permites, yo creo que todo trabajo «científico» o que intente aprender a serlo, ha de partir de la definición de su objetivo o la delimitación de su ámbito. Así los términos izquierda/derecha no llevan a una interpretación obvia a pesar de lo que pudiera parecer. En EEUU el ala izquierda de los Republicanos es el ala liberal, todo ello bajo una concepción que en Europa no se entendería en absoluto. Delano Roosebelt sería -bajo el prisma europeo- uno de los presidentes americanos más de izquierda que haya tenido el país. Otra cosa, yo le recomendaría que por costumbre, verificara siempre los datos que maneje, en Wikipedia o en dios google -fuentes originales si es posible-. Hay quien es escandalizará con Wikipedia -siempre en Inglés, si puede, es millones de veces más fiable, aunque nada lo es por completo. En un estudio -no recuerdo la fuente ahora de memoria- se comparó la fiabildiad de Wikipedia -en inglés- con la Enciclopedia Británica, y arrojó semejantes niveles con la particularidad de que la enciclopedia Británica debe de andar por las 40.000 entradas y Wikipedia ¡por encima del millón! Ahora… el «concepto» izquierda/derecha es muy ambiguo. Creo que se originó -que verifique- en la Asamblea Nacional Francesa durante la Revolución, en la que los Jacobinos -más radicales- se sentaban a la izquierda de los Girondinos -más conservadores-. Yo le veo varias acepciones. Una de ellas -quizá la fundamental hoy en día- la económica. La izquierda defiende la intervención del Estado en la Economía -desde la total del comunismo a la garantista del sistema de bienestar básico del liberalismo- y la derecha, la menor intervención posible del Estado en la economía, desde la no intervención «capitalismo puro» que no existe ni creo que haya existido jamás en el mundo, a los partidos populares, democratacristianos y conservadores que defienden la garantía de un estado del bienestar mínimo dejando a la libertad del individuo la acumulación de riqueza y ahorro. Lo más parecido, posiblemente, sería la economía -y otras muchas cosas- de los colonos del Oeste americanos que se internaban en territorios donde el Estado no tenía presencia alguna. En este sentido, el Franquismo -nacionalsindicalismo-, el Nazismo -nacionalsocialismo- y el comunismo, son todos ellos sistemas ideológicos de iizquierda -no olvidar que con Franco, sectores estratégicos como la energía o las comunicaciones estaban nacionalizadas- Suena raro… pero es así. Lo que demuestra que no es tan fácil la dicotomía derecha-izquierda. Otro aspecto,, sería el de la libertad y el reconocimiento de los derechos humanos. En este sentido volvemos a los mismo, todos los anteriores serían de «derecha» porque la libertad del individuo estaba supeditada al bien común, ya fuera de la nación o del pueblo o del proletariado, y de izquierda serían los partidos que defienden la libertad -los republicanos- en Estados Unidos y los Demócratas poniendo el énfasis en unos u otros derechos. Para acabar, creo que también hay un matiz, progresista-conservador/tradicionalista. En este sentido tiende a identificarse progresista con izquierda y conservador, pero sobre todo tradicionalista- con la derecha. También es un aspecto discutible, en este sentido, por ejemplo, siempre se ha considerado a la Iglesia como de «derechas» resaltando su aspecto conservador en muchos aspectos -como la limitación moral del desarrollo tecnológico-, hoy en general la comunidad científica coincide en esta aproximación porque la Inteligencia Artificial se ha convertido en una de las principales amenazas para la existencia de la Humanidad. Pero, no se destaca su crítica permanente al consumismo, y a la «ética» de una sociedad que valora más a las cosas que a las personas y que confunde «ser más, con tener más» -Entre otros muchos Juan Pablo II en su primera gira Norteamericana en el Jankies Stadium, en presencia de Ronald Reagan. Dicho esto y con permiso de la Sargento -nada es breve si se pretende ser serio- puedo sacar una lista del libro de Morán si consideras que el libro está fuera del alcance de tu hijo. Ningún resumen es comparable a la lectura del libro en sí, y la educación está llena de grandes fracasos por confundir los resúmenes -siempre áridos y tendentes a la memorización más que al pensamiento crítico- Un cerebro en formación es, esencialmente, es un cerebro en el que más importante que introducir datos, es la creación en él de las estructuras para contenerlos. Y ese no es un ejercicio memorístico, es mas parecido a la resolución de una ecuación… sólo se tiene la estructura mental de un determinante o de un de una ecuación, cuando se han hecho muchas y se ha creado el «musculo» intelectual a base de ir al gimnasio y hacer ejercicio. No hay atajos. Los americanos dicen a los atletas «no pain, no gain», sin esfuerzo no se avanza o, para la obsesión al cuerpo de nuestros tiempos, en el gimnasio no hay músculo si no duele. Dime que te parece, ya te digo, no me importa hacerte una listita con la clasificación -válida en mi opinión en términos generales y laxos- sobre el tema y pasártela -con permiso, de nuevo de la Sargento-… pero si se quiere leer el libro mejor. También si quieres, que se «ponga él al blog», aquí solamente va a aprender cosas buenas, sentido del humor inteligente, y espíritu crítico, y charlo con él sobre las dudas que le pueda solucionar que pueden ser corregidas por cualquier otro voluntario. No se si hay un libro específico sobre el tema, pero el de Morán es bastante cercano. Un abrazo. (No corrijo… demasiado largo, así que disculpa por los errores/faltas)

  36. Huy, Violeta… sobrino. Perdona.

  37. David J. Rohr dijo:

    No entiendo nada. ¿Se le ha olvidado a Marsé que él también ganó el premio así? ¿Aceptó ser jurado del Planeta porque aún creía que vivimos en el mejor de los mundos posibles? ¿No puede el Sr. Lara hacer con su dinero lo que le dé la gana? ¿Aceptamos que los premios nacionales de literatura se den como se dan, con el dinero de todos, y nadie dice nada? ¿Es necesario echar tanta mierda sobre algunas personas solo porque se os han indigestado las pastitas del té? Dad la cara y dejadle un hueco a la justa reciprocidad. Y si no, sosegaos.

    • jose dijo:

      El señor Lara por supuesto que podía hacer con su dinero lo que le diera la gana, lo que pasa es que cuando disfrazas de premio literario lo que no es nada más que una operación de márqueting no a todo el mundo le parece bien.
      España debe ser el único país del mundo donde los premios literarios más conocidos no aportan el más mínimo prestigio al autor que los gana

  38. Hanna dijo:

    Violeta, caso de que no esté de broma, que bien podría ser, si me permite un consejo, y muy consciente de que la pregunta iba dirigida a Nic, den de baja a esa pobre criatura, cara al próximo curso, de la institución que sea, y aunque se diga educativa, o que él mismo acuda al director a dar parte sobre un profesor de literatura de conducta, como mínimo, extraña o sospechosa. No será un centro privado de curas o monjas, ¿verdad? Porque, de ser así, solo queda apechugar con lo que suelen vender: una enorme confusión informativa, mental, ética, estética… Reitero mis disculpas.

  39. Ire dijo:

    Me temo que violeta hace referencia a la Antología de poesía española del siglo XX, lectura obligatoria de bachillerato. Si es así el sobrino no debe preocuparse. En el recopilatorio hay una pequeña introducción sobre cada autor y el contexto en que cada poema fue escrito. Supongo que lo de derechas o izquierdas debe de ser cosa de una simplificación del profe o del niño que no ha entendido bien la pregunta. En cualquiera caso, que se limite a copiar lo que pone, que es bastante completo. Suerte en la sele.

  40. Hanna dijo:

    Ire, creo que te refieres a esta antología, pero la verdad, ni los límites cronológicos coinciden, aparte lo exiguo de la oferta. Y sí, tienes razón, ni se me había pasado por la cabeza la posibilidad de un mal entendimiento sobre adscripciones o decantaciones políticas.

    https://sites.google.com/a/xtec.cat/antologia-de-la-poesia-espanola/home/poemas

    • Ire dijo:

      Sí, me refiero exactamente a esa. Ya, Hanna, pero es la lectura obligatoria de bachillerato. Es lo que hay. En cuanto a lo de las derechas y las izquierdas, pues a María Victoria Atienza, por ejemplo, yo no sabría donde meterla, la verdad. Por eso digo yo que debe de ser algún malentendido.

  41. Virgen del Amor Hermoso. Hanna, y Ire… Y Violeta si vuelves a caer por aquí. Hanna, ¿Cuál es el problema en preguntar la orientación política del escritor… Mr. Moran hace una lista exhaustiva? Pero se podría ir mucho más allá del señor Moran. Por ejemplo, J.P. Sartre, Comunista, su señora esposa, Comunista, Orwell, comunista, -con sus evoluciones dentro del comunismo todos ellos-. D’Anuncio, fascio. Aquí en España, G.G. Márquez -Colombia-, pues comunista, Mario Vargas Llosa… en la actualidad Liberal, en el pasado izquierda creo recordar, J. L. Martín Santos, socialista -PSOE- en concreto, padre falangista, C. José Cela, falangista, Max Aub -comunista y comunista crítico-, Machado, Manuel de derechas, Antonio -creo que izquierda, no se el partido-, García Lorca -¿se sabe?, yo no?, si le preguntan al niño, la orientación sexual, gay, definitivamente, como Juan Gil Albert… y así la lista completita… Otra cosa Violeta -ya te digo.. me dices si quieres que te la complete si no riñe la Sargento-. Más aun, en contra de lo que dice nuestra talibana rottweiler preferida Doña Hanna -dile a tu sobrino que nada que ver con la Montana-que, digámoslo de una forma viciosamente izquierdista y pelín sádica anticatólica,-todo ello presuntamente-, importa y mucho, la ideología de los autores del periodo al que se refiere el profesor de tu sobrino, por lo siguiente: En España hubo una República que llegó como la consecuencia del desmoronamiento del sistema de partidos de la Restauración que, a pesar de ser malo, malísimo, dejo autores como los citados Machado, Azorin, Unamuno, Lorca… no una sólo una primavera sino uno de los veranos intelectuales y culturales más apasionantes y fecundos desde posiblemente el Siglo de Oro -esto es aventura mía-. Generaciones del 98, del 27, la del 36… Esa intelectualidad surgida de la Restauración Monárquica, estaba en condición de transmitir lo mejor del país a las próximas generaciones, después de que -le cuenten lo que le cuenten al niño en la escuela- un golpe de estado incruento -efectivamente, a Alcalá Zamora y todos los que asumieron el gobierno no los había elegido nadie- proclamando una República con enorme y -posiblemente- mayoritario apoyo popular que, entre otras muchas cosas, se propuso como uno de sus objetivos principales darle un enorme impulso a la Educación no religiosa en el país. Tras seis años de una República asediada por movimientos reaccionarios, revolucionarios y, general, las tensiones que llevaron a la II Guerra Mundial, se produjo un alzamiento militar que desembocó en una guerra atroz y en una posterior dictadura de carácter nacional católico. Esto, en España no es política, sino que es uno de los periodos que mas afectaron al desarrollo de la cultura -y en ella la literatura- en nuestro país. La muerte de Garcia Lorca -nunca sabremos cual habría sido su influencia mundial -y la de España- en la literatura y en el teatro, es sólo una muestra de algo muchísimo más profundo, pero que, con ese único detalle ya hubiera cambiado el curso de las cosas literarias. La instauración de la dictadura provocó el exilio de España de muchísimos de los nombres imprescindibles en nuestra historia cultural. Otros se quedaron, y se adaptaron, como pudieron. Otros, inicialmente próximos al Régimen Franquista, con el tiempo quisieron retomar el pasado y otros, hijos de prebostes del Régimen, se hicieron de izquierda por oposición al autoritarismo y la censura franquista. ¿Tiene que ver esto algo con la litera Española? Absolutamente todo, como defiende y expone con brillantez y enorme parcialidad Gregorio Moran en el libro citado. Hubo una literatura española en el exterior -en gran medida de izquierda- y hubo literatura en el interior -de derecha e izquierda- extremadamente condicionada por la colaboración, y oposición más o menos abierta al Régimen. En general se podría decir con un cierto rigor, que los mejores no se quedaron. Desde fuera siguieron produciendo literatura española, pero esta no llegaba a los españoles, salvo escasísimas minorías -muchos de ellos curas que utilizaron los medios que los seminarios ponían a su alcance, para medrar y luego, sencillamente se salieron de curas con un más que prospero futuro- que no pudieron evitar sucumbir a la tentación del elitismo y un fuerte morbo de nueva aristocracia -véase, Morán dixit- (perdón por el latinazo), el «cura Aguirre» devenido en Duque de Alba tras una previa e intensa relación con los banqueros madrileños de la familia Fierro -confesor de la mujer, amigo intimo del hijo -según Morán los mandaron a Suiza para «arreglarlos»-. Cuando llegó el momento se integraron esos dos mundos, el del exilio y el del interior.. .parece que no. Parece que ni siquiera se intentó de verdad .En este sentido es conveniente saber que no es neutro que quien fuera uno de los propietarios de la editorial Santillana -libros de texto con los que un servidor estudió en la escuela pública franquista-, es fundador -con Fraga, entre otros- de el diario El País que devendría en la cultura oficial de la Transición y del periodo democrático vivido hasta el presente. En resumen… lo que se interrumpió en el intento fallido de golpe de estado que desembocaría en una guerra de casi 4 años de duración, no se ha reiniciado. Morán lo llama «el erial». yo me voy por Lorca y la llamo «yerma». Ojo, claro que está García Márquez, Vargas Llosa -se hicieron aquí-, Cela y tantos. Pero «eso» no es el resultado de lo que había, sino otra cosa. El gran, gran, gran telón de fondo de todo esto, es la polarización mundial en torno a la Unión Soviética y Estados Unidos/UK. Ignorar eso es ignorar a la literatura misma, pues esta se produce en el Mundo, y no fuera de él y el mundo era, en gran medida de izquierda/influencia soviética pero no sólo y de derecha, influencia norteamericana y anglosajona, pero no sólo. Y ahí se produce la literatura mundial -ojo,fuera de la URSS, de Cuba y de China- y se produce de forma anómala en España. Dicho esto… Violeta, si te interesa, te amplío la lista ya te digo… Ire, no me puedo creer la frase «que se limite a copiar lo que pone». Violeta, no se como es tu sobrino -¿le gusta estudiar?- o sólo quiera aprobar… Si tiene más de 14 años de niño no tiene nada. Es un adolescente. La adolescencia es una «edad» de nuestro tiempo, que se produce al crear -básicamente con el proceso educativo- un «gap» -hueco- entre la niñez y la madurez caracterizada por la formación de una familia y la incorporación al mercado laboral. Con todo mi respeto a ire -a la que reconozco más autoridad objetiva que la mía-, yo jamás diría a un estudiante que se limite a repetir lo que pone un libro. Fui profesor de dibujo y taller en FP -de los 14 a los 16, la mayoría rebotados de la EGB- cuando tenía 19 años. Colegio de salesianos… siempre enseñe lo que me dio la gana, entre otras cosas poesía y filosofía, no creo en los compartimentos estancos. Pero mi única motivación como profesor fue siempre la de enseñar a mis alumnos a pensar por sí mismos hasta el punto de que siempre corregía los exámenes con ellos en clase para que cada uno por sí mismos tuvieran la experiencia de que aprobar o no, no es una cuestión de un número, sino del contenido que el alumno ha puesto en el examen. Mi experiencia -limitadísima eso sí a 4 años- es que al adolescente, si le respeta te suele devolver respeto -con los padres es más difícil por necesidad de identidad-. Es algo que Benedicto XVI -posiblemente una de las cabezas mejor amuebladas del momento actual- expresó claramente en su visita a Valencia -corrupciones y mandangas a parte… Hanna se me va a merendar hasta los huesos-, la necesidad de respeto de los padres por lo que el hijo es… sin intentar proyectar en ellos las propias frustraciones o los propios modelos. Educar -el que escribe es liberal y católico, esto último es anecdótico, la religión no ha de ser parte de la educación, aunque yo sea partidario de que esté presente como asignatura de momento, porque somos hijos del humanismo cristiano, es decir de Grecia, -no de la cultura china, y es difícil entendernos si no sabemos lo que somos aunque sea para rechazarlo. EN RESUMEN… VIOLETA -con permiso de la Sargento-, yo estoy a tu disposición para lo que me pides. Ya te digo, te hago la lista basada en Morán -con unas mínimas explicaciones- o que se ponga tu sobrino si es voluntarioso «al blog» y se lo cuento a él. Yo no tengo hijos, tengo, también, sobrinos, seis. Tres sobrinas de una hermana, y tres sobrinos de la otra. Les he acompañado en su formación en lo que he podido, así que sé en lo que estás… El placer más grande que he recibido en la vida, es ver la diversidad de esas 6 personas que andan por el mundo, cada una de ellas, respetables en sí mismos y en su «desigualdad». Esto es, esencialmente pensamiento de «derechas», y es tan honesto como cualquier otro. 😉 Abrazo. (No corrijo, disculpas).

    • Ire dijo:

      He dicho que se limite a copiar, Nicanor, porque precisamente me parece que queda bastante claro, por el tono de los poemas seleccionados y por la trayectoria vital de cada poeta, de qué palo iban, contrarios o afines al régimen algunos, conformados muchos otros, apolíticos algunos, más que de izquierdas o de derechas. Supongo que este niño también estudiará historia en su escuela. No le costará trabajo relacionarlos con los periodos concretos en los que se circunscriben y las reacciones que provocaron y/o sufrieron.

  42. lahierbaroja dijo:

    Me has dejado con muchas ganas de leer este libro, fíjate por dónde.

    • Lahierba, te animo. (Aunque yo aún no lo haya terminado.) Hay mucha información, y tiene sus momentazos. Páginas estupendas, entiéndeme. Y mucha mala edición, y mucha paja, y poco rigor demasiado a menudo (esto, obviamente es opinión, pero creo que hay frases que lo demostrarían empíricamente). No se puede escribir un libro de más de 800 pgs., mencionar repetidamente a la CIA y que no aparezca ni unas sola vez la palabra KGB y pretender que se entienda algo. Obviamente ahí, de periodismo nada. Trabajo hay muchísimo, y también dejadez. Pero, sobre todo, pienso que hay corazón, no político -ahí sólo sectarismo con alguna excepción-, sino de un amor profundo a la literatura. Esa sensación me transmite. Pasado el ecuador del libro. Supongo que, por el camino, puedo cambiar de opinión varias veces.

  43. Hanna dijo:

    Gracias, Ire, por responderle al muchacho paciente y amablemente. Yo, por señorita Rottweiler -Fräulein Rottenmeier exactamente-, soy mucho más temperamental que tú, y sé que, de haber abierto la boca, me habría perdido. Hola, pródigo e interdisciplinario Nic 😉 Un día, tú y yo tenemos que hablar muy seriamente.

  44. Hanna dijo:

    No puedo evitarlo, mi sargento, mi palabra de honor… Dime, Nic, ¿intuyes si este hermosísimo poema fue parido por un poeta de izquierdas o de derechas? No vale mirar el nombre del autor en la red, te lo advierto…

    EL ORIGEN DEL MUNDO

    No se trata tan sólo de una herida
    que supura deseo y que sosiega
    a aquellos que la lamen reverentes,
    o a los estremecidos que la tocan
    sin estremecimiento religioso,
    como una prospección de su costumbre,
    como una cotidiana tarea conyugal;
    o a los que se derrumban, consumidos,
    en su concavidad incandescente,
    después de haber saciado el hambre de la bestia,
    que exige su ración de carne cruda.

    No consiste tan sólo en ese triángulo
    de pincelada negra entre los muslos,
    contra un fondo de tibia blancura que se ofrece.
    No es tan fácil tratar de reducirlo
    al único argumento que se esconde
    detrás de los trabajos amorosos
    y de las efusiones de la literatura.

    El cuerpo no supone un artefacto
    de simple ingeniería corporal;
    también es la tarea del espíritu
    que se despliega sabio sobre el tiempo.
    El arca que contiene, memoriosa,
    la alquimia milenaria de la especie.

    Así que los esclavos del deseo,
    aunque no lo sospechen, cuando lamen
    la herida más antigua, cuando palpan
    la rosa cicatriz de brillo acuático,
    o cuando se disuelven dentro de su hendidura,
    vuelven a pronunciar un sortilegio,
    un conjuro ancestral.
    Nos dirigimos
    sonámbulos con rumbo hacia la noche,
    viajamos otra vez a la semilla,
    para observar radiantes cómo crece
    la flor de carne abierta.

    La pretérita flor.

    Húmeda flor atávica.

    El origen del mundo.

    • Que bonito Hanna. Que desconocido. Y que ignorante soy. Aún no he mirado quien es el autor, hace tanto que no leo poesía… Me da pena y vergüenza. Si tuviera que decir, diría lo poco, lo nada que he leído, Wisława Szymborska. Supongo que hay un universo de distancia y mucho más. Claro que no puedo adivinar en esta profundidad casi abisal, algo tan reduccionista como la adscripción a eso que llamamos -con pereza facilona- derecha, izquierda o la nada. Pero, si acaso, te diría -ya forzado-: de extrema derecha, Carlista o Nazi. Atávico, mítico, del tiempo aquel en que, casi, éramos uno con la naturaleza, casi, en el umbral de la palabra. Cuando la Razón aún no luchaba contra el Mundo, en este viaje con pecado original. Pero se me ocurre, quizá, que el autor pudiera estar equivocado en sus convicciones políticas, de acertado que está en las vitales. ;.) Gracias.

      • Querido Nicanor:
        Te regalo el blog, lo usas mas que yo.
        Dicho sea sin acritud
        Un beso
        Maggie

      • Sargento!! Me da rabia. Ayer era tarde y no escribí lo que pensaba. «Por cierto ¿no lleva la Sargento un tiempo demasiado largo sin un nuevo post o un comentario?» Y me despierto con la sorpresa. ¿Porqué regalarle una margarita a un cerdo? Cantidad no es calidad y mucho menos esencia. Ni por un sólo segundo he dejado de saber -y espero que se haya notado- en el blog de quién estaba. Ni quien dirige la guerra. A tus ordenes. Y otro beso,

  45. Je, je… Ire, lo que quedará claro para Violeta es que, obviamente, no era yo el más cualificado. Pero como soy un bocazas y me ponen un trapo delante… Hanna, Hanna, Hanna, corramos un tupido velo hasta que pase un poco de tiempo sobre lo de Varoufakis y la lotería con los recibos que incluyen el IVA. Impagable, eso sí, el video que me pasaste ha sido uno de los momentos estelares de mis últimas semanas.

  46. Ameba dijo:

    Es que a mi el planeta no me va ni me viene, ni sé quienes son los ganadores y no me importa, nadie se preocupa de eso y nadie cree que el planeta tenga alguna validez (nadie que no sea estúpido o ignorante, claro). Además todo esto viene a redundar en algo que cualquier lector (o escritor) sabe desde su más tierna infancia literaria…Y es que, en la mayoría de los casos, los premios literarios, no tienen nada que ver con literatura. Otra cosa es que Marsé tenga los huevos de decirlo, que siempre está bien. Pero a mi, como si le dan el planeta a un mono que les salga del culo.

  47. Ameba dijo:

    Coño Nicanor, sí que le pones a la tecla, tronco (dicho también sin acritud).

  48. Ameba, hombre, mi escritor preferido -hasta el momento, tiendo a cortito en lecturas, no en intensidad- es Michael Tournier, que es premio Goncourt. Una de las novelas que más me han gustado en los últimos años «El mapa y el territorio» de houellebecq, la única suya que he leído, es también Goncourt -por cierto ¿alguien ha leído «Sumisión»?-. Otra fue -El Jilguero- de Donna Tartt y acabaron dándole el Pulitzer… Por otro lado, nada le impide a cualquier premio girar, y pasar de lo comercial a la calidad. Así que por denunciar…-Y sí, 😉 ya lo he dicho, veo un trapo rojo y entro. A veces corto… a veces me es imposible. Bueno, casi siempre me es imposible. 😉 Saludo.

  49. Sisi Emperatriz dijo:

    Voy a hacer la pregunta que de verdad todo el mundo se está haciendo: ¿y quién coño es el intensito de Nicanor?

  50. Hanna dijo:

    Que sabe escribir, y que es generoso, abierto y espontáneo. Eso sí, se lo llevan los demonios cuando un simple sargento le alza la voz :-/

    • julian bluff dijo:

      Mariconadas, Hanna. Todo eso que añades tú, Nico ya lo sabe perfectamente. El, lo que quiere es que le digan que escribe de puta madre. Y, como es verdad, voy yo… y se lo digo. Por la cara y sin matices. Pero… ese puto gol ante Brasil…no sé, no sé.

      ¿Lo veeen? Soy español. Ya le estoy queriendo, al tío, restar méritos. Je, je, je 😉

  51. Joer, vaya deriva que ha tomado el asunto. Telita. ¿Buscada por mí? En absoluto. Lo que sí llevaba buscando desde el principio era debate. Por aquí hay un nivel con el que no he tenido la suerte de encontrarme en el mundo analógico. (En USA quizá). Cuando encontré a la Patrulla y a la Sargento -no recuerdo cómo, de casualidad-, me pareció que era algo distinto a todo lo que conocía en España y en español. Sigo creyendo que no me equivocaba. Es verdad, eso sí, que encontraba cosas abracadabrantes en el libro de Morán, y me chocaba el silencio. En sitio tan crítico. Y me he puesto pesadito. Bueno SOY pesadito. El motivo, tampoco lo voy a ocultar, era soledad intelectual y la necesidad de «juego» de nivel. O que yo sintiera como de nivel. Y una cosa más: limpieza. Juego limpio (ese requisito implícito cuando se habla de «juego de nivel».) Eso es. Julian, gracias por la respuesta. Con dos cojones, Mojarse por alguien y no contra alguien, tienes razón, es… como de suecos. ¿Escribo bien? Creo que sí. ¿Cómo de bien? Ni puñetera idea. Nadie con criterio me lo ha dicho nunca y muchos con supuesto criterio me han dicho lo contrario. Una excepción: Haro Tecglen en un crítica en El País sobre una obra de teatro que estrené. No le conocía de nada y por esas cosas del destino, me llamaba «Nicolás» en el texto, me dejaba clarísimo que él a mí tampoco; lo cual explica -Sisi- quien soy: Nadie. ¿Me siento cómodo con este «protagonismo»? No. Al contrario, en lo que sigo pensando y lo que me tiene un poco preocupado es que hace 10 días que la Sargento no pone un post. ¿Rehuyo ese protagonismo? Para nada, me parecería algo absolutamente falso y cobarde -también dos cojones aquí, a rebufo de Mr. Julián-. ¿Lo he disfrutado? Por supuesto. Cómo no lo voy a disfrutar la complicidad de Hanna y de otros patrulleros. Para mí es como estar en una tertulia literaria y yo no estado nunca en ninguna. ¿Y el poema? Tendría que ser un imbécil para no apreciar el respeto que demuestra alguien que no te conoce tomándose la molestia de «dar aprecio». Dice otras cosas muy generosas en su última entrada. ¡Cómo no voy a disfrutarlo! O que tú, Sisi, te preguntes quién soy… Me flipa que alguien tan siquiera (¿?) lea mis desahogos. Esa es la verdad. La oferta de la Sargento a «regalarme el blog»… ¿era una llamada al silencio o, al menos, la moderación? Lo he pensado. Lo pienso. Pero como hay juego… juego. La literatura, y sus amantes son la meta de mis fantasías. Me lo paso -he pasado- bomba. 😉 Ojalá alguien más se haya echado unas risas o unas reflexiones. Sería lo más.

    • Ire dijo:

      Bueno Nic, está claro que tú no cabes en un twit… Por lo demás, nadie está obligado a leer los comentarios de nadie. Keep on rollin’ 🙂

  52. Hanna dijo:

    Para Nicolás, la pólvora no me dio para más, pero para que veas que basta una sola indicación tuya…

    http://elpais.com/diario/2004/07/27/espectaculos/1090879208_850215.html

  53. Hanna, gracias por compartir. El momento más bonito de mi vida. La certeza de la felicidad, aun en su naturaleza de ráfaga. Estuvimos tres semanas en cartel -Madrid, Agosto-. Un crédito de 27.000€ con el aval de mi casa ya hipotecada. Benditos bancos que me dieron la oportunidad de culminar mi vida. Ya no tengo casa, pero mereció la pena. La crítica, Brando se murió aquel verano, salió en El País un lunes. La obra había abandonado la cartelera el sábado anterior según lo programado. A pesar del «consejo» del señor Tecglen, nunca volví a estrenar. Hicimos 3 bolos. Allí nadie cobró nada. Ninguna subvención… a pesar de que al Ministerio y a la Comunidad de Madrid, les pasé a Excell -con la solicitud- sus hojas muertas de fotocopia para gastos; cuentas y cuentos. No entendía rellenar en papel muerto lo que debía ser fiscalizado. ¿Sabía yo escribir? ¿Sabía dirigir? Amigos triunfadores que entonces acumulaban áticos en Madrid -Antonia Sanjuan, cuantas veces fui con ella a quitarse la desafiante barba, entré con ella del brazo en Archi, para que lucieras sus piernas bajo la primera falda-, Miguel Marín, que me contaba su idea de hacer un Festival de Flamenco en Nueva York, cuando todos malsobrevivíamos en la City -en su caso del «extraperlo» vendiendo zapatos a las estudiantes de flamenco aquel Manhattan finisecular, y que hoy es, sin duda, el empresario más importante en la difusión del flamenco en todo Estados Unidos, Japón, Rusia y, por supuesto, UK. Es decir, de el mundo. Fue él quien llevo a aquel desconocido Farruquito que el NY Times consideró lo mejor del año en danza en su resumen anual… Ellos, entonces, mis amigos, despreciaron la obra, con ese desprecio que es más cruel porque llega a poner no una duda, sino una sombra de duda, en la certeza que necesita quien se sube -con su cuerpo o con su visión- a un escenario. Tomaba un café en un bar y me llamó un amigo que está entre los moderadores hoy de las ponencias sobre «periodismo cultural del que habla la sargento»: «Te quejarás de la crítica que te ha hecho Haro». Me dejó conmocionado la noticia por lo inesperado -ya digo- la obra ya no estaba en la cartelera. Hasta ese error de un periódico nacional se desplazó el destino, para que no confundiera la lección que me tocaba aprender del reconocimiento y cuales eran sus límites y el precio a pagar. Llamé a Carmen Navarro, una de las actrices. Estaba en el Mercadona. Dejó la bolsa en el suelo, le leí la crítica y lloramos como niños. Con hipo, con lágrimas de colada de domingo y sábanas tendidas en el jardín. No lo hacíamos, claro, porque significara nada material o de futuro. No éramos tan, tan, inocentes. Lo hacíamos por algo mucho más importante, por lo único importante para quien escribe, actúa o dirige, por lo que traía de confirmación de ese proceso de sufrimiento y fe en la nada que es el proceso creativo. No estábamos locos. No nos habíamos hecho un egotrip que me había dejado arruinado y a ellas exhaustas, pensando tener lo que las estadísticas indicaban que tampoco teníamos. Si no había teatro en España -aún no conocíamos a la Liddell, tampoco lo podíamos estar haciendo nosotros. No sólo no hay cerdos en la luna sino que, no puede haberlos a pesar de lo que piensen los poetas. Y sin embargo sí, la latencia de lo que la creación apenas toca -la que recuerda la herida de la vida del Mundo en tu poema- te puede dejar sentir su aliento en la olvidada nuca. Y estremecerte. Alguien, un crítico, al que ni siquiera conocíamos lo había visto. Y lo había visto todo. Luego allí estaba. La «ilusión» esa palabra que sólo en español no significa engaño, sino algo muy distinto, -Julian Marías- venía ha convertirse en realidad empírica Menos en una cosa: el título anecdótico. Era 2004 y estábamos en plena burbuja inmobiliaria. Gobernaba la izquierda y «mercado inmobiliario» para una obra existencialista que hablaba de las emociones, era un título que resultaba «anecdótico». La brutal confirmación empírica, en esto, tardaría unos años. RIP, a Mr. Tecglen, que el viejo Dios en el que no creía le tenga en su gloria. Hizo, al menos, una cosa buena en esta tierra sobre la yo -mi único juez en las horas ciertas- puedo jurar. Al menos una sola vez, fue justo -ninguna otra cosa le podía haber llevado a escribir lo que escribió-. Al contrario que el Sr. Morán, soy de los que pienso que una sola acción de justicia te redime. Mortal y Rosa que diría Umbral. Besos domingueros.

  54. Ameba dijo:

    A ver, maticemos, yo dije que «en la mayoría de los casos los premios literarios no tienen nada que ver con literatura», y es verdad, aunque claro, Nicanor, hay concursos y premios que sí que tienen un peso y una validez y una respetabilidad, pero el planeta no. Eso seguro. Saludines!!

  55. FranPaco dijo:

    El silencio pertinaz que mantiene Nicanor desde hace unas horas provoca en mí un horror vacui que vence mi habitual desidia y entonces reflexiono que, mientras que una novela tiene comienzo y fin en sí misma –independientemente de su posible e improbable traslación a otro medio como el cine, en cuyo caso pasaría a encarnar otra realidad-, la escritura de una obra de teatro es normalmente un primer paso que tiende hacia su meta que no es si no el escenario…
    Sin embargo, en ocasiones, el mero texto teatral deviene en obra redonda y terminada. Supongo que, en estos casos extremos, el texto impacta con tanta fuerza en las mentes lectoras que ellas solas levantan, espontánea e inevitablemente, pero circunscrito al perímetro craneal de cada cual, desde las arrugas en los rostros de los personajes a los detalles de cada escenario.

  56. Pertinaz el silencio de la Sargento. ¿A nadie le mosquea-preocupa? Es capaz de estar en Siria preparando un acto de sabotaje contra el Estado Islámico (IS, para el resto del mundo), con una copia en árabe de «Retorno a Tipasa» en venganza por el millón de imprentas destruidas en Alepo.

    FranPaco, estoy de acuerdo contigo en que la obra teatral «pasa» en sí misma para el lector. O pasaba. Las vanguardias aquí viene a complicarlo todo. Leer teatro es escalofriante. Mi primer obra leída -para mí un libro más- fue Luces de Bohemia. Todo estaba ya, allí para no abandonarme jamás. «El esperpento es la historia de España reflejada en los espejos cóncavos del Callejón del Gato» en definición y en argumento. El libro del Sr. Morán que no he terminado no es sino un daprès de Luces de Bohemia en ínfimo -con perdón y por comparación-; arquetipos con nombres propios definidos por los años escritos en su biografía. La España nuestra de cada día: El poeta, Max Estrella, robado hasta de su suerte que no le pasa en la vida, por su perro fiel Don Latino. En realidad no se roba al poeta, se roba a sus herederos absolutamente menesterosos que somos todos. Bien que Don Morán les ponga caras a los latinos del presente. A sus pies. Pero el arquetipo, lo leí con 20 años en una escuela de FP de salesianos, mientras mis alumnos hacían un examen. Recuerdo cada página, la luz entrando por las ventanas del edificio racionalista. La mesa de metal del profesor, las cabezas bajas -uno no se examina con la cabeza elevada- de los alumnos, vistas dese la elevada tarima. El silencio. El afán de los alumnos. Esa misa que ha de ser profana del aprender. Del aprehender. La mano de Don Latino deslizándose indubitada para «adquirir» el boleto premiado. El paso de la última página, para enfrentar al silencio de las dos blancas posteriores que son ya, un nuevo libro. Era una profecía, pero yo entonces, eso, no lo entendí. Demasiado joven y escaso de maestros. Sí, la obra de teatro se agota en sí misma y en el lector. Aunque pueda tener otra vida que ya no es literaria sino vida absoluta. He visto varios «Luces de Bohemia»… todos mediocres salvo uno de Pascual -por una vez no intentaba ser brechtiano- en el María Guerrero. El suelo era de espejo. Y la luz… una bruma lechosa que provenía de una reflexión indirecta que cubría la bohemia perfecta de un Joser María Rodero inmenso. Era mi segunda obra de teatro. El martillazo que remachaba una punta clavada poco antes, con un «Jardín de los Cerezos» en el Julia Gutierrez Cava miraba al frente y el provinciano estudiante de periodismo se dio cuenta de pronto que no era tal, sino un árbol florido, fuente de melancolía. Pero esto, ya digo es otra cosa. Con todo… las vanguardias. Y el pago de la deuda. Uno, si quiere sobrevivir, no escribe lo que quiere, sino lo inevitable. Y los autores de teatro están en el mundo y, por lo tanto, no pueden -a riesgo de morir, agarrado a una botella o a una raya-, hacer otra cosa que escribir del mundo. Del que viven. El Dasein, de Heidegger, o la Razón Vital de Ortega. Ese yo que es yo y el mundo. Saca el mundo y eres Sartre. La Nada. O Ernesto Caballero o Mayorga. O Don Latino. No hay arte sin honestidad, y la honestidad es rendición. Es un ser hipermusulmán. Hipersumiso. Al teatro y a los libros habría que ir cubiertos con velo o con turbante, en señal de respeto por la literatura. El autor es sólo un esclavo y el que no lo es, no es autor. Es falsificación. Latinos. Dones. Escibía yo, autor, -es decir, esclavo, calidades aparte-, mi primera obra de teatro para una Antonia San Juan que triunfaba con «Todo sobre mi madre» y aún no había fracasado como actriz y como persona. Una tragedia de proporciones Shakesperianas. «La caja azul». La idea de escribir un monólogo -con más actores que hablan-, me había venido viendo «Biped» de Merce Cuninham en el Met de Nueva York. Me sedujo la idea -que no reconocí- de lo abstracto en lo vital. Unas rayas -que copié después en la obra- se proyectaban verticales mientras los bailarines de-construían. La Caja Azul era iba a ser la historia de una mujer que recuerda su vida que los espectadores pueden ver pasar mientas la declama. El asunto es, que lo que ella dice y lo que el espectador ve -sus recuerdos- no coinciden. Una idea supongo que simple que me había asaltado viendo con un amante pintor del que no vi jamás un cuadro -los guardaba en un almacén para que nadie los viera- mientras regalaba su piel en penitencia, -todo en Nueva York es literatura- Great Expectations con Gwyneth Paltrow, Ethan Hawke y, Francesco Clemente «a los cuadros». Arggggg ¡todo está vinculado! -Vi una retrospectiva suya a los pocos meses en el Guggenheim-. Arggggg tú, tú! todo en ti es manipulación, la gran sádica que hace menstruar al hombre sin habernos dado una herida para sangrar -¿ves como me usa Hanna?- ¡¿Cómo no vamos a regar el mundo de sangre y libros?!, la paz sólo puede estar con quien es capaz no sólo de gestar, sino de parir. Por eso las mujeres son la esperanza del mundo. «They deliver», entregan, que es como se dice parir en inglés. ¡Yerma! me parto. Hay que tener cojones. La literatura es una hermafrodita que siempre que puede te da por culo, -«mira Capote» me dijo un día Carolina Herrera hablando de la amistad, el periodismo y la traición en Cipirani- Eso. Mira Capote. ¡Jodido! la hermafrodita es caprichosa, al fin y al cabo. Y no te jode precisamente para preñarte, más bien al contrario. Le va el rollo sado-maso. Ella sado, tu nada. Menos mal que las mujeres ya publican. Arcano mundi. La literatura femenina es necesaria para sanar el mundo, enfermo de tanta parida testosterónica. …, Ejem, -¿porqué nunca hay puntos suspensivos al principio?- (Un momento que me recompongo). …, ¡ya! Sigo. -sorry-, pues que al principio de la película -Dickens dice, no había leído el libro- «Las cosas pasaron así. O al menos así es como yo las recuerdo!» Con dos cojones. Como Donna Tartt. ¡Que bueno! «… o así es como yo las recuerdo» -Hanna, ya, pero todo viene de algo, así que me importa una ¡bip! la Academia y los arneses. Paso-. La memoria. Otra manipuladora. Si la diosa es la literatura, la memoria es una tritona hija suya. Así que: voy yo y me pongo a contarlo en una obra de teatro. Y aquí esta el lector/espectador asumado a la memoria y su realidad de forma simultánea. Yo me di cuenta que el «invento» era com un descifran del personaje. Freud y tal pero más. Así que la tía va contando y en el espectador se «hace». Es. Más allá de la conciencia. No se si me explico. Claro… leer esto… se puede. Verlo, es vivirlo. Es, que pase. (Ser es el verbo de la esencia y del existir. Uno sólo para dos cosas. Un lío: échale la culpa a… bueno, ya sabes a quien.) Y ahí está el esclavo intentando sobrevivir. Coitus interruptus continuo sin garantía de orgasmo. Y luego estaban las rayas. Y otras cositas que se proyectan y que si no se ven el texto no vive solo. ESE es el problema. La posmodernidad o lo que sea. Que doña literatura, te complica la vida -porque el mundo es muuuuy complicado- y te lleva a un sitio donde no haces pie. Musica, luces, vestuario, mutis, ritmo. La marmita. Pero -mecaguenlaleche- el teatro ya no es sólo literatura porque la literatura se ha escapado de los libros en un mundo digital. Ya, terrible. ¿Y quien dijo que Doña literatura era un nice person? -ves Hanna, te hace hacer cosas que tus amigos odian-. ¿Y el final? ¿Dónde está mi orgasmo? Me pilló de paso, desprevenido, como todos los orgasmos creativos -Rollo May- que siempre pasan cuando te relajas y te pones a otra cosa agotado del trabajo. Y ¡Zas! te viene. Me vino en un café. Se sabe que has tenido un orgasmo básicamente porque se sabe. En el caso de los literarios, porque es un momento de hiperconsciencia, un paso en lo nuevo -al menos para ti-, en lo ignoto, que de pronto posees. Creo que todo escritor o creador sabe reconocer de lo que hablo «I´m having a moment». Se reconoce también porque la vida se hace presente de forma absoluta. En el instante de la «revelación», el momento en que se te es entregado el secreto, como en Delfos, o como en la neurociencia de la memoria genética de la especie y del mundo. Nacemos sabiendo respirar, y todas las demás cosas que han pasado más allá del mito. Luego las recordamos o no. La memoria… la titana hija de la literatura, que es quien dosifica. Muy de protones de Higgs y agujeros negros ella. La gran sádica que dosifica el placer y el dolor. ¡Mira Capote! Tuve que, salir a la calle a respirar. Lo notas todo, el aire, el silencio que hay entre cada uno de los sonidos y los ruidos. Los otros. El lector. El espectador. Real, físico como un trozo de piedra llena de espacios abisales entre partículas distanciadas de cuasi-infinito.Martín Santos nunca debería haberse burlado de Ortega, Sr. Morán. Una manzana es una idea y no tiene realidad de la buena. Todo es perspectiva Sr. Morán. Ponga usted el microscopio o el ojo donde quiera. La manzana, la de verdad, se hace en mí. Es conciencia o no es. Sáqueme a mi de la ecuación y ¿qué le queda? Pregúntele usted a Sartre o como diría Don Latino «Max, no te pongas estupendo». Pues me pongo. No era yo o el mundo. Sr. Morán. No era la razón y todas sus desviaciones. Era yo en el mundo. Es. Sáquese usted del mundo y a ver que le queda… pero peor aún, saque usted al mundo de sí mismo y disfrute usted de la Nada, ese «matiz» que los griegos desconocieron. Y que desconocen los físicos y los científicos que en el mundo han sido. Y son. ¡Burlarse de Ortega! ¡Están verdes! y mira que lo puso fácil. Pero no hay peor ciego que un marxista que es un hegeliano que es un kantiano que es un platónico. Y luego viene la vida y te da una hostia de proporciones stalinianas -o hitleriana, que también era socialista el gran cabroncete de la historia (un looser en muertos con Stalin, que no en infamia)-. Y Mayorga y usted sin enterarse -Hanna es otra cosa porque vive en Valencia que es donde se pone Violeta de nombre a esa forma de futuro que llamamos niñas- Digo yo que de esto no se nada. Total… que, al final, la actriz, la protagonista, sale, de pronto, del escenario y va hacia el público -no, Pascual, no se rompe la cuarta pared para nada, se blasfema sólo para levantar el cáliz de comulgar. Si no hay comunión no hay misterio, ni ofrenda, ni transfiguración, ni transustanciación, ni nada. No hay teatro-. El público agredido, por ese ruptura del personaje de sus límites o se siente conmovido o es todo un fracaso. Una vez en medio del patio de butacas se gira y mira desde la perspectiva del otro hacia su vida en un acto último de conciencia de sí misma. Vamos esta pedorrez me la invento yo. La obra lo únco que hace es acabar. Resolverse. Fin. Hombre, no es lo mismo en el teatro moderno leer que asistir a la sala. Nunca lo fue. Pero ahora, la obra no se agota en el texto. En «Mercado Inmoviliario» -tranquilos, remato con un spoiler, la obra termina con una decisión de las protagonista. «X». Fin. Salen a saludar. Aplausos. De pronto se sientan en la boca del escenario, e inician una coreografía mientras hablan simultáneamente diciendo «Y», donde Y es lo opuesto de X. Al acabar, nada está cerrado, el espectador decide. Supongo que se podía haber votado al PSOE o todo lo contrario. TODO el mundo sabia que aquellos pisos que compraban y vendían no valía lo que el tasador les decía. TODO el mundo sabía. Pero mientras aquello no explotara… La madre de las protagonistas se ha muerto en absoluta soledad en un piso en el que ellas no estaban -échale la culpa al mercado, la tiene, ese creado por otros hombres- ¿Ellas venden o no venden? Lo que tu digas. Lo que TU digas. A lo que iba… claro, NO se puede leer dos textos al mismo tiempo, pero si se pueden escuchar. De hecho suena muy bonito. Así que, por culpa de doña literatura, una obra de teatro ya no es lo que está en el libro. Nadie me eche la culpa. She made me do it! Y, no Hanna, no es traducible al español. Yo no tengo la culpa. La tienen estas cosas vivas como tu y como yo que son los idiomas y que devienen en literatura. Para hacernos esclavos. No releo. FranPaco… Sí, soy la niña del Exorcista poseído por ese demonio llamado literatura. O basura. Eso yo no lo se. Yo sólo me rindo. (No corrijo, me da algo. No me soporto más.)

    • Hanna dijo:

      ¡Huy, menuda vomitona hay aquí, tengo que abonarme a los comentarios! Aunque también soy un pelín grafómana, no sé yo si el ejército no te mandará a… abrir tu propio blog.

      Me quedo con esa afirmación de que «En realidad no se roba al poeta, se roba a los herederos absolutamente menesterosos que somos todos». Así es, y por eso mismo soy aguerrida perseguidora de ladrones de poetas ahogados con sus manos, ya te lo he dicho. En fin, de momento consta que, con 19 o 20 años, es decir, aun no titulado, quizá con la FP superior, los salesianos se llevaban tus plusvalías, y a pesar de que les servías, y muy bien -¡madre mía, Luces de Bohemia en FP, conozco la experiencia!- para un roto como para un descosido: los de la sotana se las pintan solos para follarse a la gente y que encima esa misma gente les quede agradecida, menos, claro, los que sabemos de ellos más que ellos mismos, para empezar, que son más romos y avaros que ágrafos, con serlo también pródigamente. Y no sé los demás, pero agradezco dos cosas, que hayas escrito vocalizando así de bien, me facilitas la lectura y la comprensión, y que hayas explicado rotundo ese instante en que se produce la sintonía perfecta entre tú y lo demás, I´m having a moment, pura mística que no entiende cualquiera -quizá Gustav Meyrink, el de El Golem y El hombre verde-, ni siquiera los orgasmos, creen que todos son como los de Teresa de Cepeda, orgasmos chiquitines. Y no me molesta el inglés, lo que me molesta es el espanglish, que es como si mezclara yo las cuatro lenguas en las que me muevo cómoda, todas románicas, en un espanglish latino.

      Nicanorcillo, iba a esto esencialmente: no has entendido nada de la manzana de Ortega en el texto de Martín Santos. Y es que a los leoneses os falta solo una cosa, estar dentro de territorio galaico, andar por la vida medio vivo, medio muerto como todos nosotros, los gallegos, y saber que la burla, la ironía, el jueguito, resultan esenciales eones de veces. Anda, amor meu, dale a buscar a google algo como ‘Tiempo de Silencio and some contradictory contradictions’, ojea al menos, y después -de fallas, ¡Diosssssh, cómo y cuánto las odio!- hablamos, si nos deja Maggie -sin galones por si acaso- o abres tu casa para recibir a la gente 🙂 Bicos meigos.

      • Hanna… ¡es que no he leído Tiempo de Silencio! Es mi próximo libro cuando finalice -es una forma de hablar no me lo tomes literal- con el Sr. Morán. Le debo ya muchas, entre ellas esa. La de recordarme la necesidad de leer un libro -de tantos- que quedó pendiente en mi -escueta- formación. El siguiente será uno de Max Aub. Que sea crítico no quiere decir que sea tonto o desagradecido. De momento, de todo, me quedo con el amor de Morán por la literatura, que me llega límpido de emocional. ¡23 F en Túnez!, acabo de leerlo, ya abrimos de nuevo el dolor. Mierda. Y besos.

      • Perdón, no 23-F. 😦 Escuchaba la Sexta y oí -mal parece- ataque terrorista el Parlamento de Túnez.

  57. Una pregunta, ¿quien carajos es Marcos Giralt Torrente? pone crítico literario, así que dejé la wiki, que para esto no sirve y me vengo aquí, al Vademécum. ¿Alguien sabe? Yo como soy autista…

  58. Cada vez estoy más convencido de que, que tu pases por los libros, no quiere decir que los libros pasen por ti. Lo mismo para los cuadros, para la danza… etc.

  59. Lo mismito que me pasa a mí con la ortografía.

  60. Polly Magoo dijo:

    Qué curioso que publique esta biografía la editorial Anagrama que- se sabe- entre otras muchos vicios ajenos que no calla Marsé, sigue exactamente el mismo procedimiento de informes y calificación en sus -supuestamente- honestos Premios de Herralde de Novela, y Anagrama de Ensayo… ¿O será que el sistema Planeta es realmente planetario? Al menos en España…

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