Cuando el señor me llame a su seno -comienzo a ser respetuosa porque a esta edad una ya no sabe ni el día ni la hora- quiero que en mi obituario (toma nota, Daphne) se explique la causa de mi fallecimiento de igual manera que en la esquela del bisabuelo del escritor húngaro Sandor Marai:
“Cólicos intestinales, agravados por las desgraciadas circunstancias que afligen a la patria.”
Esta anécdota se puede encontrar en la página 113 de Confesiones de un burgués, libro de memorias de Sandor Marai (Salamandra, 2004) Trad. de Judit Xantus Szarvas.
Leyendo en la página 54 de este libro me he acordado de la desmemoria y la ingratitud con que se está tratando hoy a los libreros:
Todos los lunes aparecía en casa un hombre encorvado con un saco de cuero al hombro en el que llevaba los últimos números de revistas como Tolnai Viláplapja [“Revista universal de Tolnai”], Új Idök, Velhagen und Klasings Monatshefte y otras publicaciones literarias, húngaras y extranjeras, de las que nos ofrecía un nutrido surtido. “¡Ya viene!, ¡Ya está aquí!”, cantaba yo a gritos desde que el vendedor empezaba a subir las escaleras, en un tono entre entusiasmado y dolido, como si la llegada de la revista Blatt der Hausfrau fuese un acontecimiento de gran importancia. Pero la verdad es que esperábamos con el corazón en un puño la llegada de aquel hombre. Llevaba a nuestra vida provinciana la Literatura y la Cultura. Habrían de pasar veinte años para que yo volviera a ver a aquel mensajero. Cuando regresé a mi ciudad natal al cabo de dos décadas, entre las imágenes, los recuerdos y los fantasmas de mi infancia, surgió de repente aquel hombrecito encorvado, me detuvo en la calle, me miró de arriba abajo y me contó, en tono confidencial, susurrándome al oído: “He estado repartiendo cultura en esta ciudad durante treinta años. ¿Sabe como acabé? ¡En el fondo de una fosa séptica!” Hizo un ademán con la mano y me dejó plantado allí, en la esquina de la calle principal. Pregunté y me contaron que la triste noticia era literalmente cierta: aquel hombre que llevaba la cultura colgada del hombro cayó en una fosa séptica y casi se ahoga en ella. Es un símbolo demasiado extremo, cierto, pero yo estoy convencido de que ese entusiasta propagador de la cultura entre la pequeña burguesía no podría haber cumplido su destino de otra fırma.
Estas memorias me las recomendó el librero Miguel Hernández de la Antonio Machado de Madrid.
Gracias, señor librero.
Especialmente recomendable para escritores. Una joya. Otro libro imprescindible es «Memorias de un librero» de Héctor Yánover. Si aun no lo habéis leído, no sabéis lo que os estáis perdiendo.
Hombre, Bermejo, sí que tienes tiempo desde que no te publica ni la editorial de tus padres.
Oye, Sol, ¿no serás tú la Luna esa, no?
Soy la voz de tu miserable conciencia, Bermejo.
Yo también estoy convencida de que eres Luna Miguel, te pega por el estilo literario y los tatuajes carceleros en los senos.
La Machado es una librería como dios manda.
Sí que es cierto.
Un saludo
La sargento
Yo soy más de Pasajes, pero casi es como elegir entre papá y el señor que mamá dice que es tu nuevo papá.
Tomo nota, Sargento.
Firmes!
Librerías: esa forma de encarecer los libros…
Tonterías: esa forma de abaratar el lenguaje…
Hombre, ya estaba tardando el lector nauseabundo.
Cada vez se le pregunta menos a los libreros para que recomienden libros. Y así va la cosa, que El Corte Ingles consigue vender libros con unos dependientes muy majos, pero poco leidos.
En este momento, como todo personaje de frontera, el librero tiene cierto aire de heroe. En el relato del post, el librero lucha solo y con pocos medios contra la incultura. Ahora el librero lucha contra la bestia digital, David contra Goliat, libritos impresos contra matrix….y aun así me he encontrado muchos libreros, quizá cultisimos y muy leidos, que eran mas tontontos que un zapato, snobs y directamente gilipollas.
Joer! Menos mal, Maggie, que no te ha atendido Carlos Pardo, si no hubieses salido con Vida de Pablo o la novedad de Periférica bajo el brazo.
Carlos me ha atendido en 4 ó 5 ocasiones en la librería Antonio Machado del Círculo de Bellas Artes. Cuando busco un libro dificil de encontrar por ser poco conocido o por no ser novedad, recurro a él. Y tengo que decir que es un chico encantador. Además de saber mucho de libros. El problema de Carlos es que no sabe escribir novelas. Solo eso. Pero no pasa nada, eso le pasa a muchos.
Un saludo, Anónimo.
La sargento
¿Qué pasó con un comentario que estaba aquí? Ya censuramos por aquí?
Hola a todos!
Marai se recomienda solo. Coge, uno, uno de los libros de Sandor Marai. Lo abre por cualquier página, lee un párrafo cualquiera, al azar, y se lleva el libro a su casa. Salvo que sea gilipollas. Lo que también puede suceder, claro ¡Un abrazo para todos y a disfrutar del domingo!
Me habían dicho que ustedes borraban los comentarios que les molestaban y acabo de comprobar que es cierto. El que puse ayer noche hoy no está. ¿Tan amigas son de Carlos Pardo? Voy a malpensar que sí.
¡Vaya por Dios!
Le agradezco señor o señora que me diga esto que me dice. Porque ya estoy cansada de borrar comentarios insidiosos que nada tienen que ver con el libro o la literatura. Este blog intenta salvar el libro y la buena literatura. Nada más y nada menos. Por eso, si fulanito se beneficia a menganita, lo que el último escritor revelación hace en el baño, o si Pepito se saca los mocos en el atasco, no nos importa lo más mínimo. No intenten aprovechar que este blog tiene cierta audiencia para venganzas personales o para difundir bulos. Borraremos todo lo que sea de ese estilo.
Si ustedes tienen que denunciar, por ejemplo, es solo un suponer, que un editor ha pasado un sobre por debajo de una mesa y que al otro lado de esa mesa había un crítico literario y tienen pruebas, estaremos encantadas de dar difusión a dicha trapacería. Pero si dicho crítico se ha divorciado y se le ha visto ultimamente de la mano con la presentadora del telediario de TELE MOON, no vengan aquí a contarlo.
Un saludo
La Margaret
Y por si hay duda sobre la objetividad con la que tratamos a Carlos Pardo le recomiendo nuestra reseña de su novela:
https://patrulladesalvacion.com/2012/01/23/vida-de-pablo-pan-aceitunas-y-silencio/
Ah, ya entiendo, que las únicas chismosas en vuestro cotarro sois vosotras. ¡Haberlo dicho antes, mujer! Pero no me vengáis ahora con la trola de que queréis «salvar» el libro cuando este blog es la revista «Hola» de la red literaria. ¡Enga ya!
Si acaso, el PRONTO. Que aún hay clases.