Todos los amantes de las buenas novelas pensamos que los grandes personajes merecerían tener vida más allá de la ficción creada por sus autores. Yo, sin ir más lejos, disfruto últimamente y con frecuencia de placenteros sueños húmedos en los que el joven Fabrizio del Dongo me hace muchas de las cosas que no le hizo a su tía, la duquesa Sanseverina, en la magistral novela de Stendhal, La Cartuja de Parma, que he vuelto a leer este verano. Léanla. Lo mismo tienen suerte y Morfeo les induce sueños como los míos.
Son muchos los personajes de los que nos gustaría saber más. Dios -si lo hubiera- sería un buen aficionado a la lectura. A veces imagino a ese Dios todo poderoso dando vida a los mejores personajes de la historia de la literatura. La que se iba a liar.
Estos deseos se refieren siempre a los personajes creados por los buenos autores. Pero, ¿quién quiere que algún personaje de Patricio Pron tenga vida más allá de sus “novelas”? ¿Hay alguno que lo merezca? Pues eso es lo que pretende Pron hacernos pensar con “Diez mil hombres”, su último cuento (aquí), publicado en la revista Letras Libres de septiembre de 2012.
Continúo leyendo todo lo que publica Patricio Pron (Rosario, Argentina; 1975) solo por curiosidad. Quiero saber hasta dónde puede llegar un mal escritor utilizando las herramientas de autopromoción que internet le ofrece y las estrategias de RRPP que la editorial pone a su disposición. Si Patricio Pron triunfa, quedará demostrado que el mundo editorial en castellano está definitivamente podrido y no tiene salvación. Si este “escritor” argentino consigue alcanzar las ambiciosas metas que se ha marcado, tanto él como Mónica Carmona, su descubridora y editora en Mondadori (a la que viene dedicado el cuento), merecerían ser contratados como directores comerciales de Amazon USA, sentarse a la diestra y a la siniestra de Mr. Bezzos y recibir un salario mensual en dólares con más de cinco ceros.
Pues que sepan que Patricio Pron, ahora, rizando el rizo, utiliza también sus relatos para hacerse publicidad. Diez mil hombres es la historia -contada en primera persona- de un escritor que ha publicado una novela llamada El comienzo de la primavera [Así se titula el libro con el que Pron ganó el XXIV premio Jaen de novela en 2008] y que acude a Alemania, a la ciudad de Heidelberg, -donde transcurre su novela antes citada-, invitado a debatir con una docena de jóvenes traductores especializados en su obra. [Eso ocurrió de verdad el jueves 4 de agosto de 2011. Aquí tienen la prueba]. Allí conoce a una señora que le entrega un paquete de cartas enviadas a uno de los personajes –ficticio- de la novela. No cuento más por si lo piensan leer. Es tan malo el relato, que solo el deseo de saber cómo lo termina puede servir de motor para no abandonar la lectura en el tercer párrafo.
Heidelberg, Alemania
¿Quieren saber qué es el autobombo? Pasen y vean. Comienza, en “prime time”, el SHOW DE PATRICIO PRON: (en negrita, mis comentarios)
“Me vi frente a una docena de jóvenes traductores que sabían más acerca de mi trabajo de lo que yo llegaría a saber algún día.”
Patricio ya ha pasado a la historia de la literatura y tiene el detalle de contárnoslo.
«Alguien me había contado una vez que una de las consultas más frecuentes a la sección de información bibliográfica de la Biblioteca Nacional de Madrid era acerca de los papeles de cierto Íñigo Balboa y Aguirre, amanuense imaginario de un capitán también ficticio creado por un escritor español.»
Iñigo Balboa y Aguirre es un personaje creado por Arturo Pérez-Reverte para su serie “Capitan Alatriste”. Pron ya se considera en el mismo nivel que Pérez-Reverte, pero para el autor cartagenero no vale la autoficción. Pron, que ha venido a hablar de su libro, no da más pistas sobre el autor y el libro donde aparece Íñigo Balboa no vaya a ser que los lectores, en lugar de comprar El comienzo de la Primavera, se agencien uno de Alatriste.
«Era una carta de Ute Kindisch, (…) afirmaba que le había gustado mucho El comienzo de la primavera.»
Si es que El comienzo de la primavera (título que se repite cuatro veces en un texto de 2,280 palabras) es güenísima. Ya lo dice Ute Kindisch.
«Yo también creía que había personajes que merecían vivir más allá de la autoridad y de la misma existencia de sus autores, y que le agradecía mucho que pensase que uno mío podía ser uno de ellos.»
Lo dicho: un personaje de Pron, como le ocurrió al Quijote de Cervantes, ha trascendido a su propio autor. Como nadie lo ha dicho, Pron, siempre pendiente de que la investigación sobre la literatura en castellano evolucione y se enriquezca, nos lo advierte. En breve, igual que la RAE aceptó “quijotesco” debido a su amplio uso, se populizará la expresión “hollenbachiano”. Ah, perdonen. Lo había olvidado. El personaje de Pron que el propio Pron elogia y sube a los altares literarios es el del profesor Hans-Jürgen Hollenbach.
En el relato no hay nada más. Bueno, sí. También se puede encontrar algunas obviedades en forma de reflexión que cualquiera que haya leído un poco ya tenía claras. Por ejemplo:
«… le agradecía que me hubiese enseñado la valiosa lección de que también un autor puede ser a veces un lector crédulo y que esa credulidad es un mérito de la ficción y no un defecto de lectores escasamente formados.»
Aquí, en este relato de Pron, tienen un buen ejemplo de como lo que ellos, los zambrapronolmos, llaman “autoficción” se utiliza para -enmascarándola de modernidad, de «nueva forma de narrar»- camuflar la ineptitud.
¿Mi pronóstico? Estoy convencida de que, a pesar de todo, Pron vencerá. Así está el patio, reina.
Cuando esto ocurra, que nadie se olvide de Mónica Carmona.
He picado, maldita sea, y me he leído el ¿cuento? Pero vamos… ¡nunca más! Me recuerda a cierto ¿cuento? que leí también hace años de la sin par Lucía Etxebarria en la que contaba cómo una joven y pizpireta escritora acudía a un congreso de escritores y allí conocía a otro joven…¿qué será? ¡sí, escritor, qué originalidad, verdad! y tenía un rollete con él, etc, etc… Por suerte, me sirvió para no volver a leer ni una página más de esta señora o señorita.
Y lo de poner como guiño o referencia literaria a Iñigo Balboa me ha parecido patético. Pero es que encima es lo mejor del relato… ¿relato? En fin, así está el patio, ciertamente.
Diezvil hombres
por Prono
“Algunos años atrás, tantos que no recuerdo por efecto de las drogas que me tomé en otro cuento, publiqué una novela llamada El comienzo de la primavera que ganó un premio, no me lo merecía, sinceramente, pero no seré yo quien juzgue la incongruencia ajena y fue candidata a otros dos que no ganó, era joven, tenía tiempo, ambición, y encontró sus lectores, que es posiblemente lo mejor que pueda decirse sobre un libro, pues los lectores convierten en buena la impostura, y así fue como atravesé al fin el abismo infranqueable que me separaba de mis compañeros de generación.”
Al parecer Prono en postura de Cúbito Prono ha decidido mejorar el texto.
Ja ja ja ja ja
“Gómez y Hansen– mi traductor al alemán y hermano de Gretel–, he de decir que me basto y sobro yo solito para traducirme, me avisaron con cierta alegría, tan cierta como pueda serlo la alegría, que el encuentro tendría lugar en Heidelberg, y yo pensé por un momento, soy rápido pensando, que quizá aquella era una amenaza y quizá también la invitación a cerrar un círculo, pues hay círculos abiertos, lo crean o no, así que no dije que no, o lo dije con muy poca firmeza, es decir, lo dije con un quizá, y un día volé a Fráncfort del Meno, no del Memo, y después tomé un tren a Heidelberg y finalmente me vi frente a una docena de jóvenes traductores, los doce que me leían, que sabían más acerca de mi trabajo de lo que yo llegaría a saber algún día, pues todos sabemos que hasta Marías suena mejor en alemán y ya no pude añadir más cópulas, recordando mi matrimonio y su inmenso quizás.
Sir Prono.
Sargento Margaret: Por favor, dígame qué significa «zambrapronolmos». Gracias. Muriel
Hola, Javier.
Estimado/a Muriel:
Dentro de zambrapronolmos están todos aquellos escritores que, unas veces por falta de aptitud, otras por pereza y en la mayoría de los casos por los dos motivos, son incapaces de escribir una novela. Pero ser malo escribiendo no basta para ser un zambrapronolmos. Porque lo peor no es la mala calidad, siempre ha habido malos escritores. Lo peor y lo que denunciamos es la desfachatez de inventarse una nueva forma de escribir narrativa para, de ese modo, ocultar sus carencias como escritores y de paso, maquillando de modernidad lo que hacen, vender su producto. Eso es lo que de verdad caracteriza a un zambrapronolmos. Debe quedar claro, por supuesto, que el grupo es muy amplio y no solo engloba a los tres “escritores” que le dan nombre.
Para resumir en una formula sencilla:
«zambrapronolmos» = «Generación Nocilla» + «Generación Granta en castellano»
Un saludo
La sargento Margaret
Gracias, sargento Margaret.
No he pasado de la primera frase. No porque me lo haya propuesto, pero es que parecía el principio de un email a un amigo que acaba de conocer. Como demasiado íntimo.
En fin, lástima no caerle en gracia a Mónica Carmona.
Margaret, chúpame el culo, y lee a SUCUNZA, la nueva LUNA MIGUEL
Coño, Esme, eres más pesada que un dolor de muelas, te cuelas por todos los blogs en los que yo me cuelo, seguro que tú eres la Sucunza esa. Para empezar y si quieres triunfar cámbiale el nombre a otro más pronunciable.
Lo dices como si Luna fuera alguien.
Pero ¿de qué me suena esto?
Inmaculada eres retrasada y mongólica. Lee a SUCUNZA.
Suicídate y líbranos de ti, haz el favor. No me leo a la tía esa ni muerta.
Margarita, esun cuento repelente, da tirria y repelús…pero ¿ha sido publicado o es un experimento?
De momento ha salido en «Letras Libres». Acabará en libro. En una antología generacional o en una recopilación de cosas del nuevo Bolaño, es decir: Pronporromponpon
Querida Sargento, la admiro, la respeto, pero por favor, no cuelgue en su blog más cuentos de este escritor de la Generación Mantequilla que me derrito toa.
He picado como un gilipollas y me lo he leído completo. No es un cuento sino una redacción de instituto (¿4ª de ESO, 1ª de bachillerato?) de un aficionado con ínfulas literarias pero sin demasiado talento. Anda flojo de sintaxis. Debería repasársela.
Esmeralda, voy a leer a Sucunza. Ya te cuento.
Yo estaba pensando lo mismo, no es un cuento, es como una redacción de esas que nos hacían escribir en el colegio (no creo que tenga ni siquiera el nivel para bachillerato) a la vuelta de vacaciones.
Mi sargento, ¿me puede dar los datos del número y páginas de Quimera donde le hicieron una entrevista que se está haciendo famosa? Vivo en el extranjero (Gracias a Dios, que sí existe, por lo menos aquí) y me gustaría conseguirla. Después le diré si me ha hecho reír o llorar, o ambas cosas, como me suele pasar con su blog. Saludos.
Se trata de la edición de agosto-septiembre y la entrevista comienza -creo recordar- en la página 77.
Un saludo
La Margaret
Yo quiero saber de quien es sobrina Mónica Carmona.
Lili Marlen, esta pregunta es de respuesta obvia: Mónica Carmona es sobrina de sus tíos y tías, como el común de los mortales.
Es tremendo. Le había leído cuentos malos que querían hacer pasar como buenos, pero éste es terrible. Aunque igual consiguen seguir vendiéndolo como bueno. A ver.
Ire, tenía mejor concepto de ti. ¿Cómo has podido leerlo entero? Es abrumadoramente aburridísisisisisimo. No he podido seguir porque se me iba la mente a otras mil cosas más interesantes, qué desfachatez, llamar a eso literatura.
Es para que no se diga, mujer, que luego ya sabes que nos llaman envidiosos, frustrados y todas esas cosas tan originales.
Hombre, a ver, se leen peores mierdas por ahí -lo digo por las patadas al diccionario de muchas chapuzas de Amazon-. Tal vez le falten un par de revisiones. Pero no se trata de eso.
El problema del relato, que me perdone el señor Pron, es que carece de literariedad. Me explico. Al interpretarlo y tratar de entender cuál es el sentido del mensaje, uno acaba por entender que no hay mensaje, es decir, que el texto es meramente denotativo y no connota ningún significado metafórico, poético, literario.
Conclusión: como crónica no está mal, pero poco o nada tiene que ver esto con el arte de los significados, esto es, con la literatura.
Lo cierto es que podría estar incluido perfectamente en la Antología de Carrión. Una recopilación de crónicas en castellano muy interesante. Lo dejo caer por si a alguno le interesa hacerse una idea de por dónde van los tiros.
Vincent, creo que está mucho más claro. Ya no se trata de la redacción, deficiente, sino del juego entre ficción y realidad que nos propone, fallido.
Tal vez debiera quemar, borrar todo, sin dejar huella alguna de que una vez escribió algo, y empezar de nuevo, o dedicarse a dar clase de alemán, hoy tan necesarias.
Sí, pienso lo mismo, la falta de literariedad como para ser llamado «cuento». Esto es, aburridísimo. Y creo que el estilo carece de elementos atractivos: tengo un amigo que también escribe así de aburrido, y él insiste en seguir autoeditándose… Pero sus relatos son tan soporíferos… en fin.
Henry, me gusta mucho más la modificación que haces del cuento: «Pues hay círculos abiertos, no se crean». Ja ja ja ja.
Sir Prono ataca de nuevo:
“Después de la conversación
hubo una pequeña recepción
en el patio de la Escuela de Traducción
de la universidad en la que todos intentamos sortear a las abejas, pero no se dejaron meter en el bombo, –que ese año eran particularmente abundantes, debían estar avisadas de mi llegada- y comimos salchichas asadas y bebimos cerveza, cosa que me extrañó mucho estando como estábamos en Heildeberg.”
Para Inmaculada Concepción.
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Son ustedes unos malvados. Yo soy partidario de Facundio Pron, o como se llame. Y aquí les dejo la oda que un gran poeta escribió en su honor años ha.
Porrón Pron Pero
El trigo entre todas las flores
ha elegido a la amapola,
y yo elijo a mi Dolores,
Dolores, Lolita, Lola.
Y yo, y yo elijo a mi Dolores
que es la… que es la flor más perfumada,
Doló, Dolores, Lolita, Lola.
Porompom Pron, poropo, porompom pero, peró,
poropo, porom pompero, peró,
poropo, porompom Pron. (bis)
A los chicos de mi cara
les voy a poner un candao
por no ver las cosas raras
de ese niñato chalao, por no,
por no ver las cosas raras de esé,
de ese niñato chalao que te,
que te apunta y no dispara.
Porompom Pron, poropo, porompom pero, peró,
poropo, porom pompero, peró,
poropo, porompom Pron. (bis)
El cateto de tu hermano
que no me venga con leyes,
que’s payo y yo soy gitano
que llevo sangre de reyes, que es pa,
que es payo y yo soy gitano, que lle,
que llevo sangre de reyes en la,
en la palma de la mano.
Verde era la hoja,
verde era la parra,
debajo del puente,
retumbaba el agua ,retumba, retumba,retuuuuum…
Porompom Pron, poropo, porompom pero, peró,
poropo, porom pompero, peró,
poropo, porompom Pron. (bis)
Más que a porón pompero
a lo que me suena Pron
es a pedo.
¿No es ese sonido acaso,
Pron
el que reproduce el ano,
Pron,
cuando se te escapa el aire,
Pron,
porque tienes flato?
Pron
Ja ja ja, gracias Henry, me encanta.
Después de leer los comentarios, hasta me está dando pena y todo. Joer, y mira que no soy nada de Pron y el carácter a veces me pierde, pero coño, esto es pasarse. El caso es que hay Grantas infinitamente peores. De hecho, hay relatos en El mundo sin las personas… que se dejan leer y hasta tienen su punto. Que El espíritu de mis padres, como intrahistoria, no es comparable a los Salones de Trapiello, de acuerdo; pero peores mierdas de escritores consagradísimos se leen por ahí. Todo hay que decirlo.
Con la pena no se come, Tú no le das ninguna pena a Prono, sólo siente lástima de los que afean y arruinan su mundo, pudiendo vender más que él. Decía Séneca, “como si la virtud ajena fuera el reproche de vuestros delitos”.
Y «vicentversa» digo yo…El delito de los demás no exculpa a Prono.
No lo sé, Henry. Pero ya me he topado con más de uno que rajaba de lo lindo de Pron y sucedáneos y cuando descubres lo que escriben, la risa que te da. Ya sabes, los padres siempre creemos que nuestras hijas son las más guapas y las más listas de la clase. La indiscreción que caracteriza a Pron es idéntica a la de sus detractores.
VD, eres un encanto (y no es coña) Pido perdón a todos los que se apellidan Pron.
Pues entonces Vincent tiene mucho que reprocharle a Pron puesto que en virtudes le supera con creces, y es que escribe mushísimo mejor que Pron (le remito amablemente a su blog, Henry).
Por ello, precisamente, lo comento. Prefiero desde luego su ánimo al dictar detrás de Auster, que el furor en el estilo de su lectura de Varela…heredad del colegio de monjas.
Perdóneseme por la aspereza, y mis reservas, por cierto, envidio esos secretos que compartís con Ire, hago mías las palabras de Mt 8,5-13: …una palabra tuya bastará…
Salud.
Reprocharle nada. Pron a lo suyo y yo a lo mío. Es más, le felicito por su excelente gestión comercial, como a muchos otros.
En nada afecta a la calidad de la obra pronista que quien critica sea por su parte un ejemplo del mismo estilo de redacción de atelier Mademoiselle Freire. La cosa hasta donde se conoce, con echevarría lacrando el sétimo sello o con el beneplácito de carísima sentina, será mala de igual forma.
Hay quien considera a Pron un producto de la mala conciencia que tan bien sabe explotar el argento para sus fines sin más mérito que epatar con ese nombre tan largo de su tesis doctoral, el alemán es lo que tiene, todo parece más denso y enrevesado.
Sólo destaca por la extensa mugre que le rodea, él se ve en la orilla, distante y a salvo, tírale dentro y se comprobará como hace lo mismo que todos, fingiendo no salpicar, chapoteará con modales académicamente aceptados, hundiendo así el esfuerzo ajeno, pero véanse sus manos, sucias de la vulgar rivalidad, solo se siente a salvo en su blog babelicón, olvida que la grandeza no necesita de almenas ni murallas.
Es más, él sabe, o de lo contario tiene un grave problema de identidad, de sus limitaciones; tiene que saberlo, o estaríamos entonces ante un caso más de maldad e ineptitud.
Mientras, se ríe de nos. Buen provecho.
Te entiendo, Henry, es más comparto lo que dices, pero también es cierto que los mismos que critican a Pron critican por igual a una generación entera (caso de Olmos y posiblemente de Antonio Montes si lo leyesen o se dejase ver) sin razón de ser. Eso es lo único que defiendo: no podemos pretender que uno de treinta y pico escriba como uno de setenta. Que a Pron le interesa más la farándula y el famoseo que la literatura, es evidente; ahora bien, ni es tan malo como se ha venido pintando aquí, ni es tan bueno como se cree él a juzgar por este escrito, que como entrada de blog funciona pero como relato es una porquería. Y repito, no soy de Pron, nada de nada. Creo que es un buen cronista -se nota que viene de Comunicación Social y no de Filología-, pero de literario tiene poco por no decir nada. Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
De su tesis ya hablé por aquí en una ocasión. Prefiero no repetirlo no vaya a ser que su homónimo me sature el blog con sandeces del tipo «eres un fracasado», «no te va a publicar ni Dios», «este cotarro lo movemos cuatro», y la sarta de gilipolleces que tengo que aguantar semana sí y semana también, y que lo único que consigue es afianzar mi posición: palabras, palabras, palabras, mucho cachondeito a lo Juvenal, pero a la hora de la verdad, de literatura, cero patatero.
Un placer.
Buenos días, amiguitos: gracias por visitar mi blog «Canciones de ayer y hoy».
En esta ocasión vamos a cantar todos juntos una bonita melodía de Jorge Sepúlveda, todo un alarde de sinécdoques y retruécanos.
«Mirando al mar».
Bajo el palio de la luz crepuscular,
cuando el cielo va perdiendo su color,
quedo a solas con las olas espumosas
que me mandan su rumor.
Ni un lejano barquichuelo que mirar,
ni una blanca gaviota sobre el mar…
Yo tan sólo recordando la aventura que se fue,
la aventura que en tus brazos amorosos disfruté,
bajo el palio sonrosado
de la luz crepuscular.
Mirando al mar soñé
que estabas junto a mí.
Mirando al mar yo no sé qué sentí,
que acordándome de ti, lloré.
La dicha que perdí
yo sé que ha de tornar,
y sé que ha de volver a mí
cuando yo esté mirando al mar…
Mirando al mar soñé
que estabas junto a mí.
Mirando al mar yo no sé qué sentí,
que acordándome de ti, lloré.
La dicha que perdí
yo sé que ha de tornar,
y sé que ha de volver a mí
cuando yo esté mirando al mar…