Entre ustedes y yo, queridos lectores, no debe haber secretos. Es por eso que les voy a confesar algo muy íntimo: siempre quise ser un hombre. Sí, lo reconozco. Mirando hacia atrás desde la atalaya de mis sesenta y diez años recién cumplidos, estoy convencida de que hubiera sido más divertido ser un hombre. Pero no un hombre cualquiera. A mí me hubiera gustado -ya puesta- ser un hombre con poder: uno de esos tíos que hacen y deshacen; que dicen lo que les sale de los coj… y que no tienen que rendir cuentas ante nadie. Por poner un ejemplo: yo hubiera querido ser Juan Luis Cebrián. Y no lo digo por la pasta, ¡qué tontería! Millón arriba millón abajo, qué más da. Lo digo porque es alucinante la libertad con la que habla. Esa forma de expresarse la utiliza sólo una persona que no tiene miedo, que sabe que la fuerza lo acompaña, que está seguro que nadie le va a reclamar nada. Porque nadie los tiene mejor puestos que él. ÉL ES JUAN LUIS CEBRIÁN. ¡¡Tachan!!
Hace unos días Peio H. Riaño me puso al tanto (aquí) de algo inédito en nuestro ámbito cultural. Contaba Peio en El Confidencial que Juan Luis Cebrián (Presidente Ejecutivo del Grupo PRISA) en la junta de accionistas que se celebró el pasado 28 de abril, hace tres días, había afirmado que «la cooperación entre dicha empresa y la nuestra a la hora de reclutar los mejores creadores y difundir sus productos quedará garantizada mediante un acuerdo de colaboración que garantice a los autores la mejor cobertura mediática posible.» Es la primera vez, es cierto, que se reconoce públicamente.
Con «dicha empresa» se refiere a Penguin Random House, grupo editorial al que PRISA ha vendido Alfaguara y otras editoriales por 72 millones de €.
Si usted copia la frase entrecomillada de hace dos párrafo y la mete en Google, le aparecerá como segundo resultado un PDF (este) en el que se recoge el discurso de Cebrián en dicha junta de accionistas. En ese discurso podrá usted comprobar que la frase citada por Riaño es literal, que exactamente fue eso lo que dijo el Presidente de PRISA (grupo al que pertenece EL PAÍS, La Ser, etc…). Cebrián dice esto a sus accionistas, lo dice en público, lo publica en ese documento PDF -que se puede encontrar en la página web del grupo- y se queda tan tranquilo. ¿Ven porqué yo quiero ser un tío como Cebrián?
¿Qué significa exáctamente » la mejor cobertura mediática posible»? Habría que conocer la letra de ese acuerdo privado pactado entre las dos empresas para responder a esta pregunta, pero conociendo cómo se han venido comportando en las últimas décadas los medios de comunicación del grupo PRISA con los libros y autores editados por Alfaguara y el resto de sus editoriales podemos hacernos una idea.
Un ejemplo: imaginemos que editorial Lumen, perteneciente al grupo Penguin Random House, publica un libro muy malo pero -en teoría- muy comercial. La editorial está muy interesada en rentabilizar a través de las ventas el cuantioso anticipo pagado al autor o los costosos derechos de traducción y edición en castellano. ¿Podría el director de Babelia -suplemento cultural de EL PAÍS- negarse a publicar una reseña de dicha obra? ¿Podría esa reseña dejar de ser elogiosa? ¿Podría Penguin Random House utilizar el acuerdo del que habla el señor Cebrian para reclamar daños y perjuicios por incumplimiento de contrato ante esa hipotética reseña negativa en Babelia?
Otro ejemplo para que los perroflautas letraheridos que nos leen lo entiendan: ¿se imaginan que el presidente de un grupo de comunicación afirmara que ha firmado un acuerdo con el Partido Popular que garantiza a sus líderes la mejor cobertura mediática posible?
¿Cómo queda la credibilidad de los periodistas culturales del grupo PRISA -estoy pensando en mis amigos Manuel Rodríguez Rivero, Juan Cruz o Javier Rodríguez Marcos– después de que conocemos que su presidente ejecutivo va a firmar (o ya lo ha hecho) un acuerdo de colaboración que garantice a los autores de Penguin Random House la mejor cobertura mediática posible?
¿Se volverá a atrever Manuel Rodríguez Rivero, como hizo en su artículo en Babelia de 10 de julio de 2012, a afirmar que Cincuenta sombras de Grey -bombazo comercial de Penguin Random House- es una «novela mediocre»?
¿Qué debe pensar un lector a partir de ahora -conocido gracias al discurso de Cebrian que se dará la mejor cobertura mediática posible a los autores de Penguin Random House- cuando lea un elogioso artículo sobre uno de esos escritores firmado por Juan Cruz? ¿Deberá el lector fiarse de lo que escriba Juan Cruz o deberá sospechar que se está dando cumplimiento al citado acuerdo? ¿Entienden, señoras y señores lectores, porqué afirmamos en este blog que el periodismo cultural español es una mierda?
Pingback: EL PAÍS DARÁ “LA MEJOR COBERTURA MEDIÁTICA POSIBLE” A LOS AUTORES DE PENGUIN RANDOM HOUSE. LO AFIRMÓ JUAN LUIS CEBRIÁN EN LA JUNTA GENERAL DE ACCIONISTAS | Patrulla de salvación « Valor de Cambio
Está claro que el estilo «Bilderberg» de este señor acaba siendo incompatible con la discreción (léase con la vergüenza)
Al menos ya hemos visto las cartas boca arriba y sobre la mesa. Ahora nos toca a todos afilar el dedo para señalar al emperador cada vez que salga en pelotas a pasear. (Admito que no deja de ser un consuelo, un suspiro, que todo esto da, en realidad, tanta vergüenza como rabia. Orwell medio acertó: no será el Gran Hermano quien nos gobierne, será el Gran Cuñado, más gorrón y sinvergüenza si cabe. Snif.).
Pues a mi me da que lo que en realidad, lo que le hace JLC a esa editorial con su discursito es una putada en toda regla, y con conocimiento de causa. Es el abrazo del oso; del oso herido.
Ha sacado libro nuevo Alberto Olmos «Alabanza». A ver qué tal. A mí, «Ejército Enemigo» me pareció que estaba bien. Un paso adelante en la obra de este novelista.
Gracias por la promo, Juliancito. Léete lo que dicen Suau y Solano sobre la novela.
¿Y? Como si no supieramos todos hace años que las recomendaciones literarias de EL PAIS y compañía no eran más que puro pasteleo. Quién ha sido tan tonto como para hacerles caso alguna vez?
Sí, pero esta vez los culpables han confesado.
¡¡ESTAMOS GANANDO LA GUERRA!!
EL ENEMIGO CONFIESA SUS CRÍMENES
¡¡NO PASARÁN!!
EL LIBRO Y LA BUENA LITERATURA VENCERÁN
más allá de lo que El País haya hecho o dejado de hacer en sus críticas hasta ahora, esa clausula (a todas luces leonina) que se nos desliza desde el contrato de marras, supone una verdadera espada de Damocles para el otrora todopoderoso editor de medios, sujeto al albur de una interpretación subjetiva de la difusa condición a cargo de la parte contratante, si por algún motivo (que se dará) deciden prescindir definitivamente de su capitidisminuido socio. Ay Cebrián, lo que a veces nos vemos obligados a firmar!
Pues esa es nueva, porque Tartt publica con Lumen y en el artículo del País tuvieron a bien mentarle las dos críticas negativas que habían tenido. Vamos, nada que ver con el pasteleo del año pasado con Joel Dicker.
De todos modos Joel Dicker ejemplificó el estado de la crítica en españa. El 99% de las críticas consistieron en la repetición de la reseña de Alfaguara, y en vendernos a este chaval tan mono como el nuevo Phillip Roth.
Estoy deseando que Dicker publique en Estados Unidos para ver que opina algún crítico serio de su magna obra, porque si los críticos españoles pasaron de leerla (porque no me creo que si la hubieran leido hubieran tenido la poca verguenza de publicar lo que publicaron) me da que los franceses habían hecho lo mismo con anterioridad.
De todos modos, no todo el pasado fueron tiempos mejores. Al menos ahora es mucho más fácil encontrar opiniones fuera de los medios.
Y tampoco fueron tan buenos en términos de edición. Aquí se le ha dado leña a Anagrama por cambios recientes, pero esta misma editorial al publicar el Pulitzer de Norman Mailer, la canción del verdugo, se comió la mitad de la novela y ni siquiera advirtió de que habían entrado a saco con la tijera. Y eso fue en época del señor Herralde
Pingback: Anónimo
Pero, ¿ es que alguien duda que también los medios de comunicación apoyan a uno u otro partido? Por favor…, no seamos ingenuos
Y además está el acuerdo de los Pingüinos Azarosos con Vodafone, que en el metro privatizado te descargas gratis durante un mes ciertos libros de PRH(S?) Y así, tal que como la tradición de la leche nestlé en África, se va inundando el mercado. Y Planeta dormida y los editores independientes o semidependientes en coma… qué bonito todo…
Me ahoga la duda existencial de las siglas PRHS, así como un gas que se suelta como quien no quiere la cosa o SPRH, como un mueble de Ikea.