Vuelvo a repetirlo y no me canso:
“Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que se publique. Lo demás son relaciones públicas” George Orwell
La Associació de Periodistes Culturals de Catalunya monta un premio, el “Ressenya”, y se lo entrega, en su 1ª edición, a don Jorge Herralde, director editorial de Anagrama. No tenemos nada que objetar si se trata de reconocer los méritos de Herralde como editor, que son muchos y destacados. Lo que nos ha hecho mucha gracia es lo que don Jorge, aparentemente emocionado y con la lengua suelta, manifestó sobre su buena relación con los periodistas y críticos ¿Serían los editores tan amables de al menos disimular un poco? ¿Se premia al editor o al relaciones públicas? ¿Canapés de salmón o de ibérico? Que prefereixes?
Jorge Herralde luciendo el trofeo (las gafas, no es broma)
Nota: la sargento Margaret, en negrita, cursiva y entre corchetes, se ha permitido comentar las declaraciones de don Jorge Herralde.
(Aquí) “Ya no lanzo aullidos de rabia ante las malas críticas”. [Porque sus libros, don Jorge, ya no reciben malas críticas. ¿Cuándo fue la última mala crítica? ¿Se acuerda, don Jorge?]
(Aquí) “Los periodistas culturales eran nuestros mayores aliados [¿Eran?] (…) Era muy cómodo, [No, si ya] al autor le bastaba con pasar 24 horas en Barcelona para salir en un montón de medios durante la semana en la que había estado aquí. [Y todos los medios hablaban bien del autor y del libro, qué casualidad] Sigue ocurriendo, las ruedas de prensa de Anagrama son una rara avis en el ambiente literario: aunque se convocan muy a menudo (a veces incluso hay dos por semana) suelen estar concurridas [Salmón ahumado o ibérico]. (…) Es algo que no ocurre en ningún otro país. Los editores franceses, por ejemplo, me tienen mucha envidia por eso, porque si ellos convocan una rueda de prensa, si viene un periodista de Le Monde no viene ninguno de Le Figaro, y al revés. [Qué mala gente son los periodistas culturales franceses, con lo bien que se lo pasa uno cotilleando con los colegas, bebiendo copitas y comiendo canapés en las ruedas de prensa y presentaciones de libros.] Que los periodistas culturales se lleven tan bien como se llevan en España no es habitual. Somos como una familia, como la segunda familia, o una familia paralela, a muchos de ellos los veo dos veces por semana”. [Qué emoción, se me saltan las lágrimas. Si es que la familia es lo mejor que tenemos los humanos.]
Hace un año las chicas de Patrulla de Salvación escribimos (aqui) sobre el periodismo cultural en España. Utilizamos dos ejemplos bastante ilustrativos.
-Lo mismo es que la expresión catalana “periodistes” no se traduce como “periodistas” en castellano, Margaret.
-No digas estupideces, Daphne.
Una vez más Sargento, estamos en «la madre del cordero»… el periodismo. Again, yes again. En mis primeros «pinitos» en el periodismo-relaciones públicas sobre tecnología, lo que más me sorprendió, fue el colegueo de los colegas. El intercambio de opiniones en vivo y en directo en las ruedas de prensa, en los viajes. Sencillamente, no había para mí la suficiente competitividad por la información diferencial. La propia. Por los datos, digo. La opinión siempre era diferencial en cuanto que el periodismo consistía, en gran medida, en decirle a la compañía lo que tenía que hacer y su CEO en USA, Taiwán o Corea no pillaban bien. Tengo entendido, que las preguntas en las ruedas de prensa en Moncloa tras el Consejo de Ministros -alguien me corrija si me equivoco-, se ¡pactan!entre los medios en cuanto al quién y al qué. Pero hay algo más abracadabrante -Orwell patinaba -con respeto mi Sargento, porque la esencia del periodismo es la veracidad y la relevancia y la «incomodidad» es sólo una consecuencia que puede o no puede estar. Más aún, empeñarse en que esté -«periodismo» monclovista español- puede convertirse en anti periodismo. Pongo un ejemplo, por ejemplo: Rueda de prensa del Primer Ministro francés Valls -ansío llegar al final del libro de Mr. Morán y descubrir si considera en sus «sesudeces» el dato de que un español sea primer ministro francés, al tiempo que otra, ocupe la alcaldía francesa… ¿Mandarinato o coincidencia?- y de Mariano Rajoy sobre la puesta en marcha de la línea de alta tensión que´, en la practica, significará que España y Portugal dejen de ser «islas» energéticas en Europa -España produce en exceso, sobre todo energía limpia, que nos sale carísima y nos comíamos porque no había donde consumirla-, y, además, puede dar el impulso definitivo a el proyecto de abastecimiento de gas de Europa a través de España, alternativo al exclusivo en la actualidad procedente de Rusia. Este era uno de los compromisos estrella de Juncker -unificación eléctrica, junto con la unificación digital-, en un programa que los periodistas españoles jamás se molestaron en contrastar con el de sus rivales en informar sobre todos ellos a los españoles. Bien, en la citada rueda de prensa, los únicos temas de las preguntas (ya hechas con anterioridad) fueron sobre la corrupción y las relaciones Rajoy-Más. Ahhhhh, el periodismo siempre haciendo preguntas incómodas… Mientras tanto, se les privaba a los españoles de datos cruciales para su futuro. ¿Que qué tiene que ver la red eléctrica europea con el futuro del libro? El periodismo mi admirada Sargento, el periodismo. En concreto el malo. La frasecita de Orwell, suena de maravilla, y es difícil no caer en la tentación de suscribirla. Pero yo no caigo -cuidado con la contrainteligencia que es lo más peligroso-. El periodismo puede ser lo que alguien no quiere que se publique -véanse los extractos bancarios de la Puyol Familly o el oscuro Monedero-, o no -véase la necesidad de conocer en que ocupa su tiempo el novio de Belen Esteban mientras esta llora fluvialmente en ese programa del que no voy a dar el nombre-. Más aún, alguien puede estar MUY interesado en que se publique el inicio de la fabricación de una vacuna contra el HIVS -véase la farmacéutica que lo fabrique-, incluso estarán interesadísimas todas aquellas personas seropositivas. ¿Convierte esto la noticia en relaciones públicas alejándola del periodismo hasta el punto de cuestionar así la vultuosidad de su publicación? Me temo que no. La noticia cumple todos los requisitos del periodismo de calidad y, además, se puede dar con calidad -datos, pormenores, plazos…- o no. Peo eso es otro cantar. Usted misma sargento, a menudo, nos informa de noticias como la de la muerte de Lara, y yo defenderé en la trinchera más avanzada, que mi Sargento no está haciendo relaciones públicas, sino periodismo puro y duro. Más aún cuando toda la información publicada en este templo periodístico de la guerra contra la desaparición del libro es objetiva, veraz y relevante. La guerra es casi imposible de ganar, pero soy de los que pienso que la Sargento y la Patrulla estarán en la última batalla dándola con la intención -febril dirán algunos- de ganarla. Aún así… conservo un rayo de esperanza de que la guerra se puede ganar, y es que la Patrulla cuenta en su poder con el único arma que puede poner contra las cuerdas al enemigo: el periodismo. ¡El periodismo! Los datos. Las opiniones basadas en los datos. Y de ahí a la victoria. ¡No pasarán! Y sí, los periodistas -los malos o los comprados- son el cuartel general del enemigo hoy, caída esta plaza, el camino a esa victoria estará expedito.
¿El periodismo ‘cultural’ es periodismo?¿hacer una reseña es cosa de periodistas? ¿decir qué te ha parecido una obra de teatro es cosa de periodistas?.
Y claro que hay ‘buen ambiente’ entre los periodistas culturales de los diferentes medios en España. Los que podrían dar mal rollo ya no van a las presentaciones. Por muy buenos que sean los canapés a algunos no les compensa. El problema es que esos tampoco escriben.
A tal punto la familia es lo mejor que tenemos los humanos, sargento Margaret, que si no desde el principio de los tiempos, probablemente desde los romanos, la sociedad española se organiza en famiglias, lo que, tengo entendido, es muy del sur, y su razón de ser podría hallarse en el desamparo del individuo, adoro los eufemismos. Dichas famiglias tienen su propio dialecto, jerga y hasta argot, que obviamente ignora cualquiera que pertenezca a otras, qué decir si va por libre, y buena prueba de ello es que se me escapa absolutamente el significado del término vultuosidad que utiliza monsieur Cardenosa en «cuestionar así la vultuosidad de su publicación» (si vultus, rostro, quizá vaya por ahí la cosa, pero el significado concreto me resulta un arcano, y tal debe ser). También se me escapa la parte referente a la energía, sea esta sucia o limpia, porque yo tenía entendido que las cosas son como las cuenta esta periodista, hoy en la calle, por cierto, justo por haber creído con Orwel que periodismo es publicar lo que alguien no quiere que se publique y haber ejercido de ello, de periodista. Y hay que ver también, por Dios, qué perra ha cogido el mencionado señor Cardenosa con el periodista Gregorio Morán, ¿verdad?
http://periodistaparada.blogspot.com.es/2014/06/que-ocultas-razones-tiene-el-pp-para.html
Jjiijiij… pues sí Doña Hanna: menuda perra (no usted, sería terrible el malentendido, sino mi desmedido interés crítico); y va para largo. Hoy he estado leyendo el capítulo de Cataluña y me ha parecido otro mundo. Mucho más moderado y lleno de sorpresas jugosas. Por otro lado y, con perdón, ¡Virgen del Amor Hermoso!… «VIRtuosidad», sorry, no «vultuosidad» y mira que he repasado; aunque ahora que lo veo, el palabro me resulta bellísimo y, efectivamente, resonante como un Arcano.
Yo nunca he seguido la crítica (francamente lo que opine un señor por muy leido que esté me trae al fresco) pero la tendencia actual es clavar la sinopsis que envía la editorial, añadir un par de comparativas superlativas (a poder ser un escritor muerto que no vaya a sentirse ofendido por ser comparada con la aberración que se está reseñando) y ahí se acaba la historia.
También abunda el crítico que suelta spoilers de la novela sin venir a cuento (a este me lo imagino descojonándose en casa sabiendo que le ha jodido la lectura a los pocos que hayan leido su reseña).
Hace bastante que no leo una crítica ortográfica, me da que hace una década eran más comunes. A mí siempre me han parecido absurdas. Una cosa es remarcar errores de corrección (especialmente si son abundantes) y otra pasarte toda la crítica señalando que en la página tal hay un laismo y en la otra un error de puntuación. Si toda la crítica va de eso, es más un trabajo para un profesor de lenguaje de instituto que una crítica literaria.
Lo cierto es que la gente (y hablo de la gente que lee) se va a fiar muchísimo más de la opinión de un colega con gustos comunes o de lo que lee en un foro (por el mismo motivo, al cabo de un tiempo uno ya sabe que otros usuarios son de fiar y cuales no).
Por supuesto uno puede picar y también hay que decir que no sólo es culpa de nuestros críticos. La verdad sobre el caso Harry Quebert venía precedida de críticas estupendas en varios países (supongo que a los críticos le pagarían lo suyo o que no se habían molestado en leer la novela) así que lo que pasó aquí tampoco es tan raro (curioso que la novela fuera un exitazo en europa, pero en cuando salió a la venta en el mercado anglosajón se pegara un buen batacazo).
En mi opinión una crítica literaria tiene que estar bien argumentada sin destripar nada de la novela. Si es una crítica positiva deben dar ganas de leer esa novela
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