VENTAJAS DE VIAJAR EN TREN. Antonio Orejudo

Good afternoon, President Sucker, the Board of Trustees, professors, students, ladies and gentlemen.

Imploro su perdón por cambiar al castellano, mi lengua materna. Lo que quiero comunicar en mi ponencia es complicado y mi dominio del idioma inglés, me temo, insuficiente. Confío en el buen hacer, demostrado en días pasados, de la traducción simultánea. Thank you Mrs. Marple. De todos modos, estoy a su disposición, después de mi intervención, para resolver cualquier duda.

Mi nombre es Justiniano Cabrales. Soy doctor en medicina, catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid y director del manicomio de Ciempozuelos. Es para mí un honor participar en este XIX Congreso Internacional de Psiquiatría Clínica y agradezco a la Universidad de Harvard -esa fuente de saber- y a su facultada de medicina, la oportunidad que me brindan de actuar en su aula magna ante ustedes, tan distinguidos y eruditos oyentes.

De todos es conocida la estrecha relación entre literatura y desequilibrio mental. El eminente psiquiatra español Enrique Gonzalez Duro lo expresó con claridad:

Hay demasiados ejemplos de autores tratados, diagnosticados, recluidos, para que la relación entre locura y literatura sea casual. Es curioso cómo en muchas culturas el loco es un individuo inspirado, privilegiado, capaz de percibir y de decir lo que otros no captan, y siempre se ha buscado una conexión entre la locura y el arte. El artista, con su trabajo, tiende a crearse un mundo interior que le aleja de la realidad, y si ese proceso no se devuelve al mundo real en forma de producto artístico, se corre el riesgo de quedar encerrado en ese mundo imaginario. En cierta manera, podría decirse que la creación artística libera de la propia locura.

La lista de grandes escritores y poetas con alteraciones psíquicas es, por suerte o por desgracia, interminable: Virginia Woolf, Sylvia Plath, Byron, Poe, Melville, etc…

Les recomiendo dos libros sobre el asunto: Marcados por el fuego de Kay J. Jamison (F.C.E. 1998) y  Esa visible oscuridad del escritor norteamericano William Styron.

No me voy a extender más en este tema porque soy consciente del motivo por el que he sido convocado a este congreso. Dejando a un lado la modestia que nunca he padecido, creo saber que todos ustedes están deseando conocer más datos sobre el exitoso caso Orejudo.

A día de hoy podemos decir que Antonio Orejudo (Madrid, 1963), más que un enfermo, es un escritor, un gran escritor. Antonio fue diagnosticado hace 25 años de un trastorno severo de esquizofrenia grado IV complicada con paranoia y graves alteraciones de la realidad. Cuando ingresó en nuestra institución (perdón por el eufemismo) yo dirigía el departamento que aplicaba el discurso escrito al diagnostico de los trastornos de personalidad. Pedíamos al paciente que contara por escrito un episodio de su vida, analizábamos su narrativa, y a continuación diagnosticábamos. Lo que Orejudo redactó en aquellos primeros años destacaba por su originalidad e inventiva.

Como todos ustedes conocen, el arte es una vía de escape para la neurosis y atenúa los síntomas de las enfermedades mentales más graves. El desequilibrado que es capaz de pintar, modelar o escribir, está dejando salir a pasear sus demonios. En la mayoría de casos el producto “artístico” de esta terapia es totalmente despreciable. En otros, como en el caso de Orejudo, es de muy alta calidad.

En España nuestro paciente ha convencido a su editorial, Tusquets, al resto de escritores y a sus lectores de que es Doctor en filología hispánica, de que ha pasado 7 años enseñando literatura en diferentes universidades de este país, EEUU y de que ahora es profesor de la Universidad de Almería (España). Ya conocen ustedes  la capacidad de fabulación que acompaña a estos enfermos. La calidad de sus novelas -este dato es importante- apuntala la veracidad de las mentiras que pueblan su currículo. La verdad es que Antonio, nuestro Toni, sigue durmiendo todas las noches en la institución. No ha salido de España salvo para una breve visita al monasterio de Fátima (Portugal) hace 23 años. Y en lo académico no pasó de COU (Curso de Orientación Universitaria), nivel correspondiente a un estudiante de 17 años. En su descargo hay que decir que a esa edad comenzaron los primeros brotes psicóticos. Lo que también es verdad es que nuestro paciente no ha parado de escribir en estos 25 años de enfermedad: más de catorce horas diarias con el bolígrafo BIC cristal, en los primeros años, y luego con el ordenador. Así le han salido de bien sus novelas. El régimen abierto del que disfruta en la actualidad le permite un contacto – siempre controlado- con el mundo exterior que le ha ayudado a construir una solida carrera literaria y redunda, a su vez, en la atenuación de su padecimiento. Los ataques maniacodepresivos se han espaciado en el tiempo y ya solo se producen cuando algún crítico literario pone a parir alguno de sus libros. Algo que no suele ocurrir.

Antonio Orejudo ya no es el loco peligroso de antes de la terapia. Pero no debemos engañarnos: nuestro enfermo no tiene curación. En sus novelas, todas ellas muy divertidas y bien escritas, todo hay que decirlo, se aprecian aún los mismos rasgos de enajenación que mostraba hace 25 años, al comienzo de su crónico padecimiento:

1.- La proliferación de anécdotas desagradables y de expresiones mal sonantes que aunque hace más entretenida la lectura tienen poco que ver con la trama o son directamente innecesarias. Ejemplos:

Se masturba continuamente, como un mono, entre diez y quince veces diarias, creo. (…) llegó a abrírsele la muñeca de tanto manipularse.

 Pág. 192 de Fabulosas narraciones por historias.

– Y una polla como una olla.

Pág. 51 de Ventajas de viajar en tren.

¡Cruza ya de una puta vez, gorda de los cojones!

Pág. 78 de Ventajas de viajar en tren.

Me cago en la hostia.

Pág. 114 de Ventajas de viajar en tren.

Imaginemos a una mujer que al volver a casa sorprende a su marido inspeccionando con un palito su propia mierda.

Comienzo de Ventajas de viajar en tren.

En referencia a este último ejemplo reconozco que como comienzo de novela es difícilmente superable, pero esto es un congreso de psiquiatría. Por ello, y conociendo los antecedentes clínicos del paciente que pueden ustedes leer en la diapositiva, me reconocerán ustedes que aunque su carrera como escritor vaya viento en popa, médicamente hablando, mal vamos ¿o no?

2.- Suplantación de personalidad. En el primer capítulo de su novela Ventajas de viajar en tren el paciente Antonio Orejudo, a su vez autor del libro, claramente asume el papel del psiquiatra Angel Sanagustín, uno de sus personajes. Yo, debo decir, reconozco los rasgos de mi propia personalidad en el doctor Sanagustín del primer capítulo. Queridos colegas: díganme cuantos de sus pacientes imitan la personalidad del doctor que los trata, de ustedes. Un % alto, ¿verdad? Sin ir más lejos, en Ciempozuelos tenemos siete enfermos que salen al patio con bata blanca y organizan un congreso como este todas las mañanas, a la hora del recreo. Algún día me invitan, por escrito.

3.- Paranoia. Lo de la “secta de los anagramáticos”, según Orejudo: “una antigua logia de poetas y escritores conocedora de sofisticadas técnicas hipnóticas, que utilizaban para sugestionar a los lectores, capaces de anular el juicio y de hacer creer a quienes leyesen sus escritos lo que a ellos pudiera convenirles o lo que les encargara el patrón de turno.” que aparece en el segundo capítulo de Ventajas de viajar el tren, no es una broma. Según consta en el diario de la terapia de grupo de los lunes, el propio escritor confesó que en ello ha plasmado su frustración por las ingentes cantidades de dinero que ganan los autores de “bestsellers”, siendo algunos de ellos perfectos incultos. Ya ven. Descarten cualquier pretensión, ni siquiera inconsciente, de publicar con el señor Herralde: a este paciente me lo tengo muy analizado.

4.- “Gender confusion”. Los personajes homosexuales, bisexuales o aficionados al travestismo son una constante en la prosa de nuestro escritor enfermo. A este respecto,  J. Michael Mahoney en su libro The Bearded Lady Disease ( «La enfermedad de la mujer barbuda») opina que:

«Unconscious bisexual conflict and gender confusion are the primary causes of all mental illness”.

Es decir: la bisexualidad no consciente y la confusión de sexo son las causas primordiales de todas la enfermedades mentales.

[Pueden pinchar en los “links” para comprobar que el autor, el libro y su tesis son reales]

Con esto no estoy definiendo la orientación sexual del paciente, y menos caracterizándola de enfermiza. Ni la conozco ni me importa. Pero cualquier estudioso de la mente sabe que todos los humanos –hasta el más heterosexual-  sentimos un poco, al menos, de atracción por la otra acera. Lo patológico es no asumirlo.

5.- Fetichismo. En sus novelas Antonio Orejudo repite frases que son como fetiches para él. El caso más claro lo encontramos en Fabulosas narraciones por historias. (Además, este ejemplo viene a corroborar el punto anterior):

…ese gesto tan masculino que es empuñar una polla y chuparla con la boca a punto de reventar.

Repasando mis notas sobre este paciente, encontré que en la sesión de terapia de grupo de los lunes, en noviembre de 1997, poco después de la primera edición de esta novela (que sacó a la venta  Lengua de Trapo),  pregunté al autor el por qué de tal repetición. Su respuesta fue reveladora: “Escribir esa frase me tranquiliza”. ¿Qué más puedo añadir?

En Ventajas de viajar en tren la expresión fetiche que se repite es: “como suele decirse”.

 

Después de 25 años de tratamiento nuestro paciente/autor ha desarrollado un conocimiento profundo del mundo de las enfermedades mentales. Todas las historias que aparecen en su libro Ventajas de viajar en tren son reales. Todos los personajes están inspirados en algunos de mis pacientes, en compañeros suyos de Ciempozuelos. Aunque debo reconocer que Orejudo, con sus exageraciones, consigue que las anécdotas sean mucho más entretenidas.  Para comprobar su afición, y de paso pasar unas horas muy divertidas, les recomiendo que lean su novela Ventajas de viajar en tren.

Para terminar les diré que nuestro trabajo con Antonio Orejudo ha sido un éxito gracias a la dedicación de todo el equipo de Ciempozuelos. Entre ellos quiero destacar a Paco Platero y a Manolo Rojas, alias el Gota, los técnicos de camisa de fuerza: su abnegación y sacrificio han sido admirables.

Mi juramento hipocrático me obliga a hacer todo lo posible por la curación total y definitiva de mi paciente. Pero mi pasión por la buena literatura me hace desear que siga siendo un enfermo y que para atenuar su dolencia necesite escribir novelas de las suyas durante toda su existencia. Les confieso que estos dos caballos que tiran de mí en direcciones opuestas me hacen temer, en mis numerosas noches de insomnio, si no estaré yo mismo empezando a padecer una alteración bipolar de la personalidad. Pero este no es el caso que nos ocupa. Perdonen el desahogo, pero habiendo tantos y buenos facultativos en la sala ha sido imposible reprimirme.

(…)

Perdonen este lapsus. Termino.

El caso Orejudo demuestra que la narrativa cura, aunque no del todo. ¡Menos química y más escritura!

Si ustedes, además de leer, aman la literatura, no dejen de disfrutar las novelas de Antonio Orejudo.

“Los yogures naturales te besan la frente”.  

Gracias por su atención.

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8 respuestas a VENTAJAS DE VIAJAR EN TREN. Antonio Orejudo

  1. jsoi dijo:

    Esto me ha convencido para leerlo. No sé si necesito diagnóstico también. El caso es que me lo voy a leer. Sí.

    • Lo disfrutaras, Juan.
      Orejudo es muy bueno y, además, divertido.
      Un saludo
      La sargento.
      Suerte con tu libro.

      • jsoi dijo:

        Lo he disfrutado. Me habían hablado del Orejudo. Oye, en el post de hoy, ¿no lo vas a salvar? Y he empezado la de Pérez Andújar y pinta cojonudamente también.

  2. Estimado Juan:
    Orejudo no necesita que yo lo salve. Se salva solo con sus libros. En referencia al post de ayer («Una generación desecheble») Orejudo, que tiene ya 48 años, no está incluído en esa generación que critico. Tú sí que perteneces a ese grupo.
    Un saludo
    La Margaret

    • jsoi dijo:

      Estimada Sargento:
      Si Orejudo (48 años – 5 novelas) no es la misma generación que Olmos (37 años – 7 novelas) pero Olmos (idem) es la misma generación que yo (26 años – 1 novela), necesito un cursillo de generaciones y otro de física cuántica.
      Entiedo que Orejudo es de la generación Consagrados Intachables para Margaret. Necesitamos un post sobre este tema positivista.

  3. Joder, me ha encantado este libro. Me habían dicho que era como de Barco de Vapor. Y una polla como una olla. Me lo he leído de una sentada… de una sentada en la bañera… Gran tarde de sábado.

  4. V. dijo:

    Una novela magnífica, con una estructura memorable.

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